Cap 52 dulces sueños
Las grandes sorpresas que nos da la vida.
En este mundo y cualquiera el grupo de los pequeños alien siempre a sido su sello característico la eficiencia, son de las pocas razas existentes que se jactan en ser tan eficientes que un pequeño fallo se le considera una desgracia para muchos de ellos, es por eso que siempre se ven relajados, son tan buenos en lo que hacen que saben que nunca van a fallar.
Era hora del cambio de guardia en el hospital, apenas estaba anocheciendo este guardia veterano sabía que podría tomarse las cosas con calma el turno de noche siempre ha sido muy tranquilo.
El guardia tomó su ruta de siempre por la puerta de servicio, se vistió con su uniforme y se preparó para empezar su primer rondín, ya conocía algunos de los pacientes y le gustaba saludarlos.
El lugar estaba un poco silencioso y era un poco raro pues aunque la comunidad fuera pequeña su servicio de salud era muy especializado tantos tipos de seres mágicos siempre tienen necesidades muy particulares.
Cuando llegó al ala de observación donde descansaban la mayoría de los pacientes el lugar estaba solo, nadie en las camas, las luces no habían sido encendidas.
— Tal vez fueron dados de alta — Pensó algo nervioso el guardia.
No lo pensó dos veces y tomó el teléfono de emergencias del hospital más cercano pero nadie contestaba, en cada una de las líneas solo se escuchaba ese pitido una clara señal que no colgaron los teléfonos bien.
Entonces se percató, los pasillos posteriores estaban igual de silenciosos, la mayoría de las habitaciones con la puerta abierta y en algunos casos se notaba que nadie se había molestado en encender las lámparas, la oscuridad era anormal en ese lugar.
El guardia tenía experiencia y sabía bien que solo existían unos cuantos sujetos en la comunidad capaz de manejar esta situacion, regreso rápidamente por donde vino, a paso veloz tratando de hacer el menor ruido posible no dudo demaciado cuando noto que solo se escuchaba el ruido de sus tacones en ese lugar se los quito para avanzar sin hacer ruido alguno.
El exterior tenía un clima extraño, lluvias y unos cuantos truenos predominaban la noche, cosa que no estaba cuando él llegó.
En la sala de empleados cerró la puerta para evitar cualquier contratiempo inesperado, busco las llaves de su auto y se dispuso a salir por ayuda.
Antes de salir del hospital la salida que había usado hace poco ya no estaba, en su lugar solo un muro, pareciera que nunca existió una puerta en ese lugar.
El guardia sabía que estaba en peligro y solo las brujas o los alien eran capaces de lograr tal hazaña, necesitaba encontrar un teléfono de emergencias, avisar a alguien.
Aun dudando el guardia decidió no usar los zapatos, estar alerta no sabia que podria pasar, para su sorpresa el armario del conserje que estaba a unos escasos metros de él se empezó a abrir, de este se asomo un pequeño alien quien sin hacer ruido le hizo señas para que lo siguiera, el guardia confio y entro a ese lugar, estaba oscuro no había luces, esto había espantado a cualquiera pero el guardia confiaba en los alien.
Este sin vacilar demacrado le hizo señas para que se acercara y el susurrarle.
— No hables ni grites — Susurro el alien — La bruja Erizo se volvió loca y está deshaciéndose de todos en este lugar —
El guardia solo hizo señas tratando de preguntar que pasaba.
— No sé— Respondió el Alien — las salidas están selladas, no hay comunicación, las armas ni las naves funcionan—
El guardia estaba por contestar cuando el pequeño alien le tapó la boca, se escuchaban pasos. el sonido de los tacones resonaban por todo el lugar, el ruido de la lluvia y el trueno ocasional no ayudaban con el ambiente.
Después de unos minutos no se escuchó nada más — Espera aquí y escóndete tratare de llegar al drenaje y traer refuerzos — El alien señaló. — Pronto volveremos a casa —
El pequeño salió muy cuidadosamente en una en la oscuridad y en el silencio total de el guardia esperó paciente hasta que unos tacones se escucharon junto con un reclamo — Detente Erizo tus acciones violan toda alianza entre.... — Un fuerte destello que se noto por las rendijas de la puerta fueron pruebas más que suficientes para que el viejo guardia sabía lo que estaba pasando —
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No muy lejos del lugar tenemos a un cansado Oscar quien después de mucho pensar la posibilidad de abandonar el lugar e irse a la posada se vio obligado a adaptarse pero ahora tenía un nuevo problema.
Las opciones para dormir eran relativamente pocas, bueno no eran pocas eran violentas.
La sala dejó de ser una opción, había cenizas, hollín y algo de extintor por todas partes, la cocina solo se podía ver como el refrigerador derramaba lo que parecía ser un poco de catsup y un poco de leche que sobró de hace unos días.
El baño, no era una opción y en la casa por ser pequeña no quedaba más lugar que la habitación de Oscar, afortunadamente las almohadas y las sábanas no faltaban.
Cuando Oscar consiguió esta casa el se compro de inmediato un colchón individual, poco después cuando Mildred comenzó a acompañarlo se vio en la necesidad de conseguir un colchón un poco mas grande, solo era cuestión organizarse asi todos podrian dormir cómodos.
Oscar en momentos como este envidiaba la poca altura de Mildred, tener espacio de sobra en la cama.
El colchón seria acomodado en horizontal, dejando el siguiente orden, Jim en la orilla Mildred en medio y Oscar en la otra orilla,esta organización funcionó solo cinco minutos en poco tiempo Oscar comenzó a escuchar como ambas chicas empezaban a empujarse mutuamente.
— Ustedes dos basta — Oscar las regaño.
Ambas chicas sabían que pasaría si no hacían caso pues que Oscar huyera a la posada y quedarse estas dos solas no era nada bueno.
Si bien ambas chicas se controlaron fueron pocos minutos de paz.
— Oscar — Mildred susurro a con un tono algo sugerente — La niña ya se durmió —
Mildred era malvada en diferentes niveles y a pesar que Oscar trataba de contenerse y evitar detenerla, sabía que estaba mal, pero esta chica tenía una facilidad de acelerar de cero a cien en menos de un segundo.
Cuando Mildred decidió robar un pequeño beso de Oscar de manera muy simulada.
— No puede ser, enserio — Jim gritó a todo volumen — Hasta acá los alcanzo a escuchar—
Oscar se sentía apenado.
Mildred aún tenía esa sonrisa.
Bien sabían que esto no funcionaria así que decidieron cambiar de lugar Oscar en medio Mildred a la derecha y Jim a la Izquierda jurando Oscar no inclinarse a ninguno de los lados.
Pero las rencillas no tardaron en regresar, sin previo aviso una almohada salió volando a dirección de Jim quien ante la sorpresa no se quejo decidió vengarse así que un par de almohadas volaron de regreso y asi continuo y Oscar solo veía como volaban sobre él las sabanas y las almohadas como misiles de guerra, claro hasta que uno de los bandos decidió usar armas biológicas, más concretamente un boxer viejo que desencadenó en Jim gritando de horror pues había aterrizado en su cara.
Tras una amable rendición Oscar mejor tomó su almohada y decidió dormir en el suelo, ya era noche y se había cansado de lidiar con este par — que se destruyan entre ellas — pensó Oscar.
— Ves lo que hiciste, hiciste enojar a Oscar — Mildred le reclamó a la niña.
— Déjame en paz — Jim solo le dio la espalda ignorando a su molesta compañera.
Mildred asintió de mala gana acostándose y dándole la espalda a la chica.
Una hora después Mildred no podía dormir, había agarrado cierto gusto culpable, así que sin más tomó su sábana y fue junto a Oscar usarlo de almohada era ya un pequeño vicio.
La noche pasaba y una tormenta se gestaba, solo se escuchaban truenos y pequeños destellos de los rayos.
Uno de estos relativamente fuerte despertó a Jim, éste la había espantado, normalmente habría buscado a su madre o usado su magia pero ahora no tenía nada.
Otro trueno la volvió a espantar así que tras pensar un poco tomo la decicion mas coherente, ella primero observó un bulto en la cama y Mildred se veía dormida así que toma su sabana y cabecera y hacerse bolita al lado de su padre, el no se daría cuenta y no estaba haciendo nada malo.
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La mañana había llegado y entre toda la habitación solo un sujeto no logró descansar en toda la noche.
Oscar, para empezar no estaba acostumbrado a un suelo tan duro, después Mildred decidió usarlo de almohada, después sin saber a qué horas de la noche Jim se había instalado al lado, tal vez por la tormenta.
Ambas chicas tenían una cosa en común, ambas roncaban y tenían el sueño pesado, no es que fueran difíciles de despertar simplemente cuando Oscar se percató, tal vez en algún momento de la noche Jim y Mildred estaba usando a Oscar de colchón siendo golpeado con la palma de su mano o pateado por alguna de estas dos.
Definitivamente necesitaba comprar una cama más grande o su columna no sobrevivirá mucho tiempo.
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