Panadería Hale
Día 10 - Todo lo que paso en tu día + Fantasía
La panadería Hale, era conocida por todos los habitantes del pueblo de Beacon Hill. Siempre llena de clientes, a toda hora y tenía su porqué. Sus postres y dulces era simplemente un delicia, si le pedias alguna persona que lo describa, siempre te diría que son los mejores que han probado y no solo simplemente los recomendaría, si no que te ordenaría que vayas y compres tu mismo para probarlo. Es por eso su debida fama. Nunca hubo algún cliente insatisfecho o que le haya disgustado alguno de sus dulces. Sería una locura. Quizás no le gustaba uno específico, pero siempre los Hale tenía uno que harían volar tus papilas gustativas.
En resumen, todos aman la panadería de los Hale.
O casi todos... ya que es muy diferente amar sus postres que el amar su negocio. Suena un tanto redundante pero la diferencia está en que esas personas con sentimientos encontrados no se les puede "clasificar", por decir de algún modo, como un cliente agradable. Siempre hay algún grosero que se van de boca con palabras negativas pero se debe aclarar que aquellas personas son las que tienen envidia a los Hales. Odio y codicia, llenan sus almas por algo que ellos no pueden tener y por eso que hay rumores sobre el negocio familiar, mentiras y críticas agresivas que tratan de derrumbarlos pero que no logran nada por declaraciones falsas. Aun así, estas mismas personas no se pueden resistir a sus dulces.
Excepto...
-Aun no puedo creer que no hayas ido- Dijo el hispano caminando juntos hacia el coche de su amigo.
-No Scott, estoy bastante ocupado con los exámenes que son esta semana- Respondió Stiles entrando al Jeep-. Razón por la que tú también deberías estar estudiando.
-Hace más de medio año que te has mudado a Beacon - Scott ignoró la acusación, sentándose en el asiento de copiloto.
-Disculpa si quiero asegurarme un futuro en una buena universidad y eso implica llevar: una activa vida académica.
-Jugar Halo hasta las cuatro de la mañana ayer, no me parece que sea una "activa vida académica" - Stiles miró enfadado a Scott pero fue inútil el no contagiarse de la sonrisa de su amigo-. Además, si llegas a volver a Polonia, no puedes ir sin probarte al menos uno de los postres de la panadería Hale, serías la vergüenza en tu país.
-Ja ja, muy gracioso, cada vez estoy más seguro que exageras demasiado con esa "increíble panadería" - Dijo Stiles intentando imitar la voz del moreno. Fue un intento malo, pero ambos se rieron -. Eres el único que me ha estado molestado, nadie más me habló de ellos.
-No te hablan porque eres un bicho raro- Giró rápidamente la mirada hacia el latino pero al ver su sonrisa burlona, entendió a donde estaba yendo -.Y porque nunca fuiste a nuestra dichosa y popular panadería única solo en Beacon, no quieren ser amigo de alguien como tú.
-Si serás...
(...)
Su padre tenía prohibido comer donas pero que trabajara en la estación policial de Beacon no le jugaba a favor. Ya hasta el sheriff Argent trataba al castaño como uno más de ahí, se gano la confianza de los policías, por lo que no les molestaba que un adolescente curioso e inquieto se pasee por el lugar, menos si iba a saludar su padre. Pero a veces se aprovechaban de aquello.
Por eso, en ese momento se encontraba frente a la famosa panadería Hale. Todos los agentes a poco no se burlan cuando se enteraron que nunca había ido, hasta su padre dijo que estaba avergonzado de él. Exagerados. Así que casi a patadas, le obligaron a ir comprar donas para toda la estación. Cuando le dijeron que Beacon Hills era un lugar... "peculiar", debió creerles.
También debía creerle a Scott. Apenas entró al negocio, toda una multitud de gente se encontraba esperando frente a la caja, solo se encontraban tres empleados atendiendo aquella masa de gente. Aun así, no sabe como paso el tiempo tan rápido, que tenía al moreno con la chapa de nombre: Derek, llamándole la atención ya que era el siguiente. Según le dijeron, eran los Hales los que atendían el negocio, nunca espero que parecieran salidos de una revista de modelos. Quizás eso fue lo que le distrajo en la espera.
-¿Vas a comprar algo o te vas a quedar ahí parado? - Obviamente sus mejillas se habrán pintado de la vergüenza al quedarse como un pasmarote, viendo a los hermanos trabajar, sobretodo porque su mirada no se había apartado de quien le estaba atendiendo en ese momento.
-Si... yo...- Balbuceo avergonzado, buscando en su bolsillos, tendiéndole el papel donde estaba el pedido, antes que seguir pasando vergüenza, preferible que tenga el moreno la lista.
No tuvo que esperar casi nada, solo unos minutos después y el Hale traía consigo las dos cajas de donas con todos los pedidos -¿Es para el departamento de policías, no?
-¿Como sabes?- Preguntó apilando las cajas, sabe bien que en Beacon se conocen entre todos pero está seguro que nadie haría la relación de él con la policía. Bueno, quizás sí, solo quizás-. Aunque técnicamente no, solo soy hijo de unos de los oficiales y como pase a saludar, decidieron tomarme como chico de los recados y estoy hablando de más... ya me callo.
-Las donas, es el mismo pedido de siempre – respondió a la pregunta con un resoplido que se le hizo risa burlona. "Ah, con era eso", pensó Stiles dándose cuenta que entre el pedido, estaban las favoritas de su padre, es decir: no se está cuidando. Vio como el mayor arqueaba la cejas todavía esperando, por lo que simplemente asintió -¿Es tu primera vez aquí, no?
-¿Es muy obvio?- Se rió nerviosamente, entregándole el dinero, no es que la sonrisa que le haya dedicado al moreno le haya hecho casi soltar las cajas de donas y ganarse una terrible condena de por vida por policías enfadados y hambrientos.
-Puedo asegurar que conozco a cada cliente- Respondió Derek para volver con una pequeña bolsa de papel -. No has pedido nada para ti, así que la casa invita.
Stiles quiso agradecerle pero ya un cliente le empujó para ser atendido, simplemente pudiendo ver como el moreno le saludaba con una mano para luego concentrarse en atender el pedido. Asegurándose de que tendría que volver algún día y haciendo malabares con las cajas apiladas, rogando no tropezarse, llegó al jeep.
Soltó un sonoro suspiro que terminó en un quejido desganado, "Pudo haber sido peor", trato de confortarse aunque la idea de que fue bastante obvio de que se había quedado como tonto mirando al empleado. "Totalmente obvio aunque... ¿quién no lo hubiera hecho?". Nadie podía culparlo. Miró hacia su izquierda, donde había dejado las donas en el asiento de copiloto, ahí estaba la bolsa de papel.
"Pide un deseo". Tenía escrito en frente del logo de la panadería, en una letra de trazo seguro y sencillo, supuso que era de Derek. Sin dejar que su curiosidad lo torturara un poco más, abrió la bolsa, encontrándose con un Cupcake que le recordó mucho al cuento de Alicia en el país de la maravillas. Eat me. Rezaba en la galleta sobre el glaseado. No iba mentir que se le hizo agua la boca con solo verlo.
-No pierdo nada- Pensó en voz alta, encogiéndose en hombros, cerrando los ojos, concentrándose en su deseo y dándole una mordida al dulce.
Y definitivamente se quiso pegar por idiota. "Joder, esta delicioso". Era cierto que Scott no mentía cuando había dicho que eran los mejores del mundo. El sabor era totalmente dulce pero sin llegar a ser empalagante si no que tenía un toque de suavidad que te llevaba poco a poco a degustar la explosión de sabores que se mezclaban en la masa y el decorado. La combinación perfecta.
El sonido de su celular lo despertó de su ensoñación, sabiendo seguramente que era su padre preguntándole porque estaba tardando tanto y si ya había comprado las donas. Se propuso idear mantener a su padre con ensalada toda la semana. Y así con un bufido molesto, volvió a guardar el cupcake en la bolsa, encendiendo el jeep, sin darse cuenta de que bajo el primer mensaje que escribió Derek, aparecía un número de un celular.
~o~
Ese día fue lo mas corriente, así que la fantasía seria que él que me atendiera fuera Hoech pero bueno, no todo se puede en la vida. Por las dudas, el número de Derek no estaba escrito antes de que pidiera el deseo.
Eso, bye ~
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