Jueza: park_joonie

Si la vida y la muerte llegarán a enamorarse, podrían provocar el fin de toda la existencia.

Ellos lo sabían, pero aún así no podían evitar perderse en los ojos del otro cada vez que se encontraban.

A la vida le encantaba que la muerte fuera tan justa, llevándose a quienes su tiempo se había acabado, sin importar quienes fueran o lo que poseían. Sin distinciones ni favoritismos. Sin excepciones ni preferencias. La vida amaba como la muerte se llevaba a cada ser, con la delicadeza y empatía que solo ha visto en él, y la preocupación en su mirada porque cada alma encontrara su luz al final del camino.

A la muerte le enamoraba como la vida iba dejando seres a lo largo de toda la tierra, con tanta variedad y amor que le parecía hermoso. Un acto desinteresado por enseñarles a los demás lo bello que puede ser la existencia. La muerte adoraba como la vida ponía empeño en cada cosa, dándole la oportunidad a otros de compartir su felicidad con ella.

Ambos eran opuestos, dos caras de una misma moneda, dos seres que nunca deberían tocarse, pero que, sin embargo, no pudieron evitar caer en la tentación de dejar que sus manos se juntaran. Y cuando se dieron cuenta de lo que hicieron, ya era demasiado tarde. Solo fue un roce de unos pocos segundos, el toque de sus dedos con los del otro que duró mucho menos de lo que hubieran deseado, pero que dejó una destrucción a su paso como jamás habían visto.

Ese día, todas esas majestuosa y grandes creaturas que habitaban en la tierra, se desvanecieron en la nada, dejando solo los huesos y vestigios que algún día, unos nuevos seres encontrarían en el futuro.

Dinosaurios. Así fue como los llamaron los nuevos seres que pudieron desarrollarse aún después de ese desastre. Tuvo que pasar mucho tiempo para que un atisbo de existencia volviera a habitar la tierra y sabiendo lo que su amor podría hacerle al mundo, la vida y la muerte decidieron separarse para siempre.

Ellos juraron que sus manos jamás se volverían a tocar, que iban a desviar la mirada cada vez que se encontraran y que intentarían con todas sus fuerzas dejar de pensar en el otro, en imaginar como se sentirían sus corazones si se unieran en un abrazo, en plantearse la idea de dejar que el mundo ardiera con tal de que puedieran estar juntos.

Y por mucho tiempo, mantuvieron esa promesa. Pasaron los años, los siglos, e incluso los milenios y ellos observaron como los humanos, unos seres tan parecidos a ellos, lograban alcanzar el amor que a ellos tanto les fue negado. Seguían haciendo su trabajo, llevando la vida a la tierra, y la muerte a los vivos, pero el deseo de su amor aún seguía presente en su corazón, como una llama capaz de incendiarlo todo a la más mínima provocación.

Tal vez algún día, ambos rompan su promesa, quizá permanezcan firmes a su juramento, o puede que lleguen a un punto intermedio. Supongo que algún día lo sabremos, ya que la destrucción será la prueba de su amor.

Editorial: BookPromotionO