THEO

23 años después

La casa en la que habíamos vivido por las últimas dos décadas estaba finalmente vacía y la sensación era extraña, por no decir inquietante. El eco era una constante a cada segundo, cada paso o cada palabra que se pronunciaba era trasladada al resto de los tres pisos con un volumen que iba perdiendo fuerza. Le estaba diciendo adiós a mi hogar y no me sentía tan triste como había esperado.

Mackenzie me dedicó una sonrisa al aparecer por el pasillo, cargando una caja pequeña en sus manos, y me señaló con la cabeza el jardín.

ꟷNo quiere irse.

ꟷNo lo culpo, ha sido una decisión difícil.

ꟷ¿Crees que puedas hacerlo entrar en razón o tendremos que sacarlo en brazos como cuando era un niño y no quería ir a clases?

ꟷHablaré con él y lo decidiremos juntos, ¿te parece?

Asintió con la cabeza y caminó hacia mí con pasos decididos. Echó su cabeza ligeramente para atrás y volvió a mostrarme su dulce sonrisa, esa curvatura de la que no me cansaba y de la que seguía enamorado a pesar de los años. Kenzie seguía siendo la misma alma libre y divertida que cuando nos conocimos, más madura y con algunas canas y marcas en su cuerpo, pero sin duda igual de hermosa. Sus ojos continuaban teniendo ese brillo travieso, sus pecas seguían iluminando su piel y su cuerpo delgado todavía podía derribar a cualquiera con su fuerza.

ꟷJamie me pidió que le diéramos esto, lo tengo guardado hace semanas.

ꟷ¿Qué se supone que es?

ꟷUn regalo de despedida, espero.

ꟷYo espero que no sea la llave de un departamento.

ꟷTranquilo, hablé seriamente con mi hermano sobre el tema.

Me incliné hacia abajo para presionar un beso corto en sus labios y luego tomé la pequeña caja que tenía en sus manos.

ꟷIré a cumplir mi rol como padre ꟷmurmuré contra sus labios.

ꟷNo demoren, tenemos que estar en el aeropuerto en una hora.

ꟷClaro, amor.

Me dio una nalgada sin fuerza al pasar a mi lado y nos dedicamos mutuamente una sonrisa antes de perdernos de vista. Estaba locamente enamorado de mi esposa y la madre de mi hijo, me había ganado la lotería con ella.

Crucé la amplia y vacía sala de estar hacia el jardín y abrí la puerta de vidrio en silencio, observando la espalda de mi hijo que parecía realmente triste en ese momento. ¿Era un mal padre por obligarlo a mudarse a otro continente justo en su último año escolar?

ꟷHijo, es hora de irnos.

ꟷEstupendo.

No giró hacia mí y tampoco dio ninguna señal de querer moverse. Tomé una amplia bocanada de aire y caminé hacia él para luego tomar asiento a su lado en el escalón que separaba el césped del porche.

ꟷ¿Seguirás aplicándome la ley del hielo por mucho tiempo, Matt?

ꟷNo te estoy aplicando la ley del hielo, papá ꟷcontestó sin elevar la voz y giró su rostro hacia el míoꟷ. Estoy enojado, pero sigues siendo mi mejor amigo.

ꟷ¿Estás enojado por la mudanza?

ꟷPrincipalmente.

Se encogió de hombros y volvió a arrancar trocitos de césped con sus dedos. Matthew me recordaba mucho a mí a su edad y no se debía solo al claro parecido físico. Ambos éramos altos, teníamos el mismo tono de rubio cenizo que hizo llorar de felicidad a Mackenzie cuando él nació y resultó no ser pelirrojo y también teníamos el mismo color de ojos. Pero no era nada de eso lo que me recordaba a mi yo adolescente, sino que él tampoco se había encontrado en la vida. Matthew no sabía qué le gustaba y qué no, era bueno en todo lo que se proponía, pero nada le apasionaba; quería estudiar una carrera universitaria, aunque no sabía cuál y siempre lograba animar a sus amigos a pesar de no sentirse como el adecuado para el trabajo. Y yo no estaba del todo seguro de estar haciéndole bien al llevarlo a Rose Valley.

ꟷ¿Por qué estás enojado conmigo, hijo?

ꟷPorque tú y mamá no consultaron mi opinión antes de tomar esta decisión. Y lo entiendo, ¿sí? Sé que ustedes son los adultos y que ir a tu pueblo natal nos hará bien a todos, pero me habría gustado que me preguntaran qué era lo que yo quería.

ꟷ¿Y qué es lo que quieres?

ꟷSé lo que no quiero. No quiero empezar mi último año en un instituto donde todos se conocen y donde yo no conozco a nadie. No quiero alejarme de mis amigos y de mis primos. Y no quiero dejar a mi caballo a cargo del tío James.

ꟷSí conocerás a alguien en Rose Valley, tu familia estará allí e irás a clases con tus primos.

ꟷEllos no son mis primos, papá ꟷdijo con durezaꟷ. Los conozco muy poco y seré el chico que viene de otro lado del mundo al que sus padres los forzarán a meter en su grupo de amigos para que no se sienta excluido.

ꟷTienes razón, los hijos de mis mejores amigos no son en verdad tus primos, pero estoy seguro que te agradarán y tú a ellos. Creí que Maven y tú seguían hablando.

ꟷHablamos muy poco, casi no coincidimos en nuestros tiempos.

ꟷBueno, allá podrán hacerlo. Y Mae y Meredith te adorarán de inmediato, no se han visto en años, pero cuando se reencuentren será como si todo siguiera igual.

ꟷLo dudo mucho.

Coloqué mi mano en su cabeza y despeiné con cariño su abundante cabellera rubia. Lo escuché chasquear la lengua y se alejó de mí, conteniendo una sonrisa.

ꟷEncontrarás una novia allí, tu acento inglés te pondrá en la mira de todas las chicas.

ꟷOh, no había pensado en eso. ꟷFinalmente mostró su sonrisaꟷ. A las estadounidenses les gusta el acento inglés.

ꟷYa lo ves, hijo. ꟷSonreí tambiénꟷ. No todo será malo, aunque debes prometerme que serás un caballero con las chicas.

ꟷSiempre lo he sido.

Podía confirmar eso, mi hijo era muy querido por las mujeres porque se comportaba de la manera adecuada y Mackenzie y yo nos habíamos asegurado de eso. No íbamos a permitir tener por hijo a un muchacho creído, maleducado y grosero.

ꟷAhora que lo recuerdo, Lauren y Liam no viven muy lejos de Rose Valley, podrás verlos al menos los fines de semana.

ꟷRealmente pensaste en esto, ¿no?

ꟷ¿En mi discurso para convencerte? Por supuesto que no.

Matt no me creyó y no lo culpaba porque estaba claro que había pensado y repensado qué decirle para que la mudanza no fuera tan dura para él. Incluso había contactado con Jaden para asegurarme que sus hijos y el mío pudieran verse al menos una vez al mes.

ꟷ¿Te gustaría quedarte en Londres? ꟷpregunté.

ꟷ¿Con quién? Tú y mamá se irían a Rose Valley de todas formas.

ꟷCon Jamie o tu abuelo.

Arrugó sus labios de inmediato y negó con la cabeza sin tener que pensárselo mucho.

ꟷPaso.

ꟷ¿Entonces podemos decir que nos vamos los tres sin enojos y rencores de por medio?

ꟷSí, papá. Te prometo que seré agradable y haré mi máximo esfuerzo para adaptarme.

ꟷY yo te prometo que si no te sientes cómodo, buscaremos una solución.

Asintió con la cabeza, conforme con mi respuesta, y procedió a ponerse de pie. Estiró su mano en mi dirección y no dudé en tomarla para seguir su ejemplo.

ꟷPor cierto, tu tío James le pidió a tu madre que te diera esto.

ꟷ¿Qué es? ꟷindagó al recibir la cajaꟷ. No es muy pesada.

ꟷTendrás que averiguarlo.

Miré sobre su hombro para descubrir el contenido de la caja misteriosa y no me sorprendió encontrar un papel doblado al medio en su interior. Mi hijo no tardó en abrirlo y leer su contenido para luego girar hacia mí y sonreír.

ꟷ¿Qué es?

ꟷUn boleto para las vacaciones de invierno, para volver a Londres.

ꟷ¿Un boleto de ida y vuelta?

ꟷClaro.

ꟷ¿Y lo usarás?

ꟷNo lo sé, ¿puedo usarlo?

Sin sentirme muy convencido, respondí de manera afirmativa con la cabeza y su sonrisa se profundizó.

ꟷYa quiero que sea víspera de Año Nuevo.

Y con ese comentario volvió al interior de nuestra antigua casa y buscó a su madre para darle las noticias. Yo quería que mi pueblo natal consiguiera hechizarlo como a todos para que decidiera quedarse y no hacer uso de ese boleto. En Rose Valley las personas parecían encontrarse a sí mismas y si bien yo fui la excepción, esperaba que Matthew no lo fuera.

¡Así es, habitantes de Rose Valley! Me complace informarles, sin muchos más detallado, que el último libro será sobre los hijos del sexteto de oro. ¿Listas para descubrir qué sucederá?

Pero paciencia, porque antes tenemos la tan esperada historia de Taynesis que ya se encuentra disponible en mi perfil. ¡No se la pierdan!

Y muchas gracias por llegar hasta acá. ¡Las amo!

MUAK!