Capítulo veinte
THEO
No gané, por supuesto, y ni siquiera me molestaba. Kenzie lucía increíblemente feliz al saberse vencedora de nuestro juego y no dejaba de soltar posibles castigos que tendría que cumplir por haber dudado de ella. Su sonrisa iluminaba todo su rostro y movía sus manos al hablar lo cual me parecía bastante entretenido de ver.
ꟷQuizás te haga mostrarme tus abdominales.
ꟷYa los viste, sería desperdiciar tu premio ꟷseñalé con un poco de incomodidad.
ꟷBuen punto, ya te he visto desnudo.
Oh, cielos. Claro que tenía que sacar eso a relucir, no me dejaría olvidarlo jamás. La vergüenza todavía me invadía al recordar el momento y la manera en la que ella me había dicho que no tenía de qué avergonzarme luego de mirarme el miembro por largos segundos, pero claro, ella creía que yo era gay en ese momento.
ꟷOye, sería un buen premio verte desnudo de nuevo ꟷcontinuó ajena a la mirada curiosa del chóferꟷ. Podría obligarte a limpiar toda la casa sin nada, nada de ropa.
ꟷCreí que habíamos llegado a la conclusión de que los desnudos no estaban permitidos.
ꟷOh, cierto. Que aburrido eres a veces, Theo.
ꟷTú eres una pervertida.
ꟷ¿Y sabes qué? ꟷSonrió con diversiónꟷ. No lo oculto, la vida es más sencilla cuando aceptas como eres.
ꟷPervertida y acosadora.
ꟷLa combinación perfecta para una asesina serial. Perfil de las víctimas: rubios muy altos que se quejan.
ꟷPobres los hombres nórdicos.
Ella rió con ganas y giró su mirada hacia la ventanilla para observar el exterior. Estábamos en un barrio de Londres que no conocía, en camino hacia la casa de su abuela materna. James se había marchado de la gala con su novia por lo que solo quedaría yo y el cómodo asiento de cuero cuando mi compañera de piso llegara a destino. Estaba listo para una pequeña siesta.
ꟷ¿Qué harás esta noche? ꟷpreguntó con curiosidad sin volver su rostro hacia mí.
ꟷ¿Te refieres ahora o la noche del día que acaba de comenzar?
ꟷAhora.
ꟷPues... dormir ꟷcontesté con sinceridadꟷ. ¿Tú planeas hacer algo más además de eso?
Entonces se volvió hacia mí y me pareció notar algo de nerviosismo en su expresión.
ꟷ¿Quieres quedarte? ꟷsusurró.
ꟷ¿Cómo?
Señaló hacia el exterior en el momento exacto en que el vehículo se detuvo.
ꟷ¿Quieres quedarte a dormir? Mi abuela suele prepararme un desayuno cuando llego tarde luego de una fiesta y son estupendos. Sé lo que dirás, son apenas las dos de la mañana, pero es genial comer a esta hora.
ꟷ¿Y a ella no le molestará?
No fui capaz de ocultar el asombro.
ꟷNo, me regañará por no avisarle que traería a alguien para darle tiempo de arreglarse, pero no estará molesta por tu presencia.
Me mantuve en silencio y sopesé la idea. Podía decirle que no y volver solo a nuestro departamento en Oxford lo que significaba casi una hora de silencio en un vehículo en movimiento para luego llegar y dormir, o podía decirle que sí, conocer a su abuela de la que siempre hablaba y comer un desayuno nocturno.
ꟷ¿Segura que estará bien con la idea?
ꟷAbsolutamente.
ꟷClaro. ꟷSonreíꟷ. Me convenciste con lo del desayuno.
No sabía si estaba alucinando o realmente se había visto muy contenta con mi aceptación.
Saludamos al chófer y salimos del automóvil hacia la calle oscura y vacía. La casa frente a nosotros era angosta y de dos plantas, estaba pintada de un lindo color celeste con las ventanas y puerta en blanco. El vecindario era una zona residencial tranquila y desde donde estábamos podía ver el cartel de algunos comercios locales.
Kenzie buscó en su bolso pequeño las llaves y cuando finalmente dio con ellas, abrió la puerta para nosotros. La dejé pasar primera para que su abuela no se asustara si me veía entrar a mí en lugar de su nieta y la ayudé a acomodar su vestido en el interior de la casa antes de dar un paso.
ꟷ¿Abuela? ꟷAlzó la voz y recorrió con la mirada el lugar.
Una luz solitaria al final de un pasillo estaba encendida y una mujer en camisón no tardó en aparecer por allí. Se detuvo de inmediato cuando notó que su nieta no estaba sola y se observó a sí misma.
ꟷ¡Mackenzie! ꟷchillóꟷ. ¿Qué te he dicho sobre las visitas?
ꟷLo lamento ꟷdijo la colorada y encendió la lámpara de la sala antes de caminar hacia su abuelaꟷ. Fue algo de último momento.
Con la nueva luz pude ver mejor a la mujer. Era de estatura reducida y delgada, su cabello rojo estaba sobre la cima de su cabeza sujeto con ruleros y tenía, al igual que su nieta, muchas pecas.
ꟷAbue, él es Theo, vivimos juntos. Theo, ella es mi abuela Christina.
ꟷChristie ꟷla corrigió la señora.
Me apresuré a acercarme y extendí mi mano en su dirección a modo de saludo; no obstante, ella ignoró mi mano y se acercó a mí con los ojos abiertos como platos. Acomodó mi saco con sus manos pequeñas y me observó con atención haciéndome sentir un poco intimidado.
Pude encontrar algunos rasgos en su rostro que me recordaban a Kenzie y no me fue difícil saber que era una mujer con mucha energía y bastante atractiva a su edad.
ꟷEres un muchacho muy alto ꟷcomentó sin dejar de estudiarme.
ꟷAbue, creo que se puede dar cuenta de eso cada vez que pasa por una puerta.
ꟷ¿Estoy hablando contigo, muchachita? No, hablo con tu amigo.
Reí por lo bajo y sus ojos verdes volvieron a mí.
ꟷEres apuesto también. ¿Tú y mi nieta están saliendo?
ꟷ¡Abuela! Deja de ser tan chismosa.
Christie, como ella había indicado, miró a su nieta y la apuntó con un dedo acusador.
ꟷY tú deja de ser tan promiscua. El día que me traigas un novio podré morir en paz.
ꟷSabes que tienes prohibido morirte ꟷla regañó Kenz mientras caminaba hacia la segunda luz encendida.
ꟷDíselo a Dios.
Su abuela no tardó en seguirla y yo me quedé de pie donde estaba. No sabía qué hacer, quizás ambas iban a sus dormitorios a cambiarse de ropa.
ꟷ¡Theo! ꟷKenzie volteó casi llegando a destino y me hizo una seña con la mano para que me acercaraꟷ. Ven, vamos a desayunar.
Antes de que decidiera venir por mí, me apresuré por el pasillo hacia donde las dos mujeres pelirrojas habían desaparecido. El asombroso olor a café no tardó en llegar a mí y me permití cerrar los ojos por dos segundos para disfrutarlo.
ꟷ¿Tienen hambre? ꟷpreguntó Christieꟷ. Aprendí una nueva receta y trabajé toda la tarde en ella. Sé que te gustará mucho, mi princesa.
Sonreí al escuchar el apodo que su abuela le había dado a Kenzie y ella pareció orgullosa de esa palabra. Conocía muchas personas que se avergonzaban de mostrarse cariñosos con sus familiares, algo que no entendía, pero Mackenzie estaba disfrutando al cien por ciento la atención que Christina le entregaba. Fue sencillo notar que entre ellas había una gran relación, no solo sanguínea sino de amistad. Ese detalle me hizo extrañar aún más a mi familia, a mi madre y sus regaños amorosos más que a nadie.
ꟷ¿Eres alérgico a algo, Theo?
ꟷA las ostras ꟷcontesté.
ꟷAh, descuida. En esta cocina nunca se hará un platillo con eso. ꟷLa mujer sonrió y me indicó con su mano que me acercaraꟷ. Anda, siéntate, un muchacho tan alto como tú debe comer mucho para tener energía.
ꟷNo te imaginas cuánto, abuela.
Reí sin sentirme ofendido y tomé asiento junto a Mackenzie que se había acomodado en una silla, su vestido ocupaba más lugar que ella.
ꟷ¿Necesita ayuda?
ꟷClaro que no, muchacho. Tú solo siéntate y disfruta.
Cuando Christina se dio vuelta, me incliné hacia Kenzie y hablé en voz baja para asegurarme que solo ella me oyera.
ꟷ¿Segura que puede sola?
ꟷTe cortará un dedo antes de dejarte tocar su cocina, es muy posesiva. Siéntete honrado si algún día te deja ayudarla.
Mientras Kenzie revisaba la tela de su vestido, quitando pelusas inexistentes y alisando la falda, yo me encargué de estudiar con disimulo el lugar. Era una habitación mediana, ni muy grande ni muy pequeña, una mesa redonda estaba ubicada en una esquina acompañada de cuatro sillas muy cómodas color arena. Los muebles de cocina ocupaban el resto de las paredes y dejaban un espacio considerable para pasearse, todo era de color claro y las cortinas tenían un lindo bordado de flores pequeñas. Me gustaba, me recordaba a la casa de mi abuela paterna.
ꟷBien, aquí tienen, niños. Coman y a la cama, no es bueno para la salud dormir poco.
Me sorprendió notar una gran fuente llena de croissants mixtos, una parte de chocolate y la otra clásica. El aroma que desprendían era asombroso y se notaban recién hechos; se me aguó la boca al instante.
ꟷEsto se ve delicioso ꟷcomenté con honestidadꟷ. ¿Usted los hizo?
Christie tomó asiento en una de las sillas libres y se encargó de servir café en dos tazas que luego nos pasó.
ꟷPor supuesto, muchacho. Mi princesa merece siempre lo mejor.
Giré entonces hacia Kenzie y me reí al notar que ya estaba comiendo y había llenado su vestido con migas de hojaldre.
ꟷ¿Qué? ꟷsoltó con la boca llenaꟷ. Escuchaste a mi abuela, hay que comer e irse a dormir. Claro que solo se aplica para nosotros porque ella nunca se acuesta temprano.
Por la siguiente media hora disfrutamos el desayuno nocturno y me divertí escuchando historias de la abuela de mi compañera de piso. Si bien era una mujer amistosa y cariñosa, también era muy fiestera. Iba todos los años en crucero a Grecia o Italia para las fiestas de Navidad y Año Nuevo y solía encontrar un novio a bordo con quien salía por meses, principalmente en verano, luego terminaba con ellos y disfrutaba su soltería hasta el nuevo crucero.
No nos permitió ayudarla a levantar la mesa ni lavar lo que ensuciamos y nos despachó hacia las habitaciones con una orden clara. Me agradó inmediatamente.
Seguí a Kenzie escaleras arriba, asegurándome de no pisar su vestido o ambos habríamos caído y no quería a lastimar a nadie. Para esa hora me sentía cansado y sospechaba que el café que nos había dado su abuela era sin cafeína.
ꟷDormirás en mi habitación ꟷme hizo saber al llegar al primer pisoꟷ. No tengo un pijama para ofrecerte, pero siéntete en libertad de dormir desnudo si eso es lo que quieres.
ꟷ¿Es así como le pides a los chicos que se desnuden?
Sonrió con picardía y negó con la cabeza.
ꟷYo no se los pido, los desvisto. Nadie se resiste a esta cara angelical y cuando llega el momento están deseosos de que...
ꟷBien, bien, bien. Entendí, resérvate los detalles.
Soltó una carcajada al notar mi incomodidad y me guió hacia la habitación. Solo había tres puertas allí arriba, imaginé que las dos restantes correspondían a un baño y a la habitación de su abuela.
ꟷ¿Dónde dormirás tú?
ꟷContigo, haremos cucharita ꟷbromeóꟷ. Dormiré con mi abuela.
ꟷ¿Estás segura? Puedo dormir en el sillón.
ꟷSegurísima, además no creo que el pobre sofá cama pueda soportar tu peso. Sin ofender, pero eres grande.
ꟷNo me ofendo.
Toda mi vida había tenido inconvenientes a la hora de dormir. Las camas solían ser muy pequeñas y yo muy alto y pesado. Mi madre había optado por comprarme una a medida y al llegar a Londres yo había hecho lo mismo.
ꟷBien, te dejo descansar. Procura no mirar mucho mis fotografías, quiero creer que tengo intimidad.
ꟷ¿Hay fotos tuyas con frenillos?
Suspiró con vergüenza y asintió.
ꟷUna época oscura.
ꟷNo puedo prometerte ignorarlas, los frenillos llamarán mi atención.
Blanqueó los ojos con diversión y abrió la puerta para mí.
ꟷEn ese caso promete que no te burlarás.
ꟷLo prometo.
Nunca me burlaría, no era la única persona que conocía que había utilizado brackets. Uno de mis hermanos lo hacía y me parecía adorable cómo se veía al sonreír.
ꟷHasta mañana, Theo.
ꟷDulces sueños, Kenz.
Ingresé a la habitación y encendí la luz antes de cerrar la puerta a mis espaldas. Había esperado un dormitorio de niña, uno que se hubiera quedado atrapado en el tiempo; sin embargo, la realidad era distinta. Había algunos juguetes en unos estantes y también almohadas con forma de flor, pero eso era todo lo que podría indicarme que una niña había dormido allí cada verano de su vida. Las paredes eran verde claro, la cama tamaño matrimonial y las mesitas de noche, el escritorio y la cómoda de color blanco. Lo que sí había, y a montones, eran fotografías de mi nueva amiga.
No pude evitar sonreír mientras las estudiaba y veía el cambio que había entre las distintas etapas de la vida de Mackenzie. Las imágenes mostraban que siempre había sido rebelde y risueña, carismática y animada y me agradaba saber que a pesar de todo se había mantenido fiel a sí misma.
Luego de una rápida ida al baño, me quité el traje negro que había usado esa noche y lo acomodé sobre la silla del escritorio. Me metí a la cama tras apagar la luz y respiré profundo al sentir el dulce perfume de Kenzie aún en las sábanas.
No tendría que haberme sorprendido soñar con ella al estar en su habitación y rodeado de sus pertenencias, pero lo hizo y mucho más cuando al despertar a mitad de la noche recordé que en el sueño no dejaba de besarla.
¿Qué me estaba sucediendo?
¡Buenas, buenas, bellezas! ¿Cómo están hoy? ¿Han tenido una linda semana?
Ay, Theo y Kenzie están en negación... Creo que necesitan un golpecito (de realidad, no sean violentas). ¿Les ha gustado el capítulo? ¿Ya aman a la abuela de Kenzie o soy la única? ¿Les ha agradado esta "pijamada"?
Tengo una buena noticia para ustedes: me quedan escribir pocos capítulos de la historia de Taynesis y ayer escribí el primer capítulo del quinto libro. Espero pronto terminar ambos así empezamos con actualizaciones diarias. ¡Qué emoción!
Muchísimas gracias a todas por su apoyo, cariño y paciencia. ¿Notaron que ya respondí todos los comentarios? Les envío un beso enorme y les deseo un bellísimo fin de semana. LAS AMO.
MUAK!
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