Capítulo uno
MACKENZIE
Le había vendido mi alma al diablo y estaba notando mi error en ese preciso momento. No, no hablaba del ángel caído que había sido el favorito de Dios ni el que tenía cuernos y patas de cabra sino de un diablo más terrenal y que también portaba el título de mi padre.
Charles Dankworth era conocido por ser un despiadado hombre de negocios y también por no poder mantener su pene fuera de vaginas problemáticas. Y el único parecido que tenía con él era el color de nuestros ojos. Bien, quizás también compartíamos el gen de meternos en problemas.
No había sido inteligente de mi parte intentar escapar durante la noche de la casa de mi madre, lo sabía y me estaba regañando a mí misma en ese momento; sin embargo, no merecía el castigo que mis padres me habían impuesto. ¡Tenía veintitrés años, por las galletas de avena! Podía decidir por mí misma.
ꟷ¿Dejarás de aplicarme la ley del hielo, Mac?
No contesté porque eso supondría dar mi brazo a torcer y yo era terca como una mula.
ꟷEstás actuando como una inmadura.
No. Contestes.
ꟷY no harás más que alargar tu castigo.
¡Que no, Mackenzie!
ꟷSoy tu padre y creo que sé lo que es mejor para ti.
ꟷ¡¿Mi padre?! ꟷchilléꟷ. Eres el donante de esperma, nada más.
Al demonio la ley del hielo.
ꟷNo me hables así, Mackenzie.
ꟷNo pretendas que te importo.
ꟷNo tengo que pretender, me importas.
Suspiré y volví a cruzar mis brazos sobre mi pecho. Ya no servía mantenerme en silencio; no obstante, eso no significaba que iba a ser una señorita con él, no lo merecía, no después de haberme obligado a empacar y mudarme a Inglaterra que era sin dudas el lugar que más odiaba en el mundo justo después de París.
ꟷMira, Charles, entiendo que te ha llegado la pitopausia y necesitas sentir que tu vida tiene sentido, pero tienes otros dos hijos con quien hacerlo. Me las he arreglado muy bien sin ti durante toda mi vida, no necesito que intervengas ahora ꟷgruñíꟷ. No necesito que me tomes como rehén y me dejes al cuidado de mi medio hermano que, dicho sea de paso, ¡tiene mi exacta misma edad! Nacimos con dos minutos de diferencia.
ꟷIgnoraré todo lo que acabas de decir.
ꟷComo lo has hecho durante toda mi vida.
Estaba siendo una perra dramática y lo sabía. Charles no era tan malo como lo estaba pintando, simplemente estaba muy enfadada con él y con mi madre como para ser objetiva. Él no era el padre perfecto, demasiado ausente para celebrar los cumpleaños junto a mí aunque no lo suficiente como para fingir que no existía. Yo era una niña no deseada, lo sabía y lo aceptaba. Podía decir que al menos él había tenido la decencia de hacerse cargo económicamente de mí y no había dejado a mi madre sola con el fruto de un amorío fallido. Era su deber, sí, pero la gente como él solía pagar montones de dinero para mantener a los bastarditos en silencio y a mí me había brindado su apellido y reconocido frente a la sociedad. Un punto para el papá del año.
ꟷ¿Seguirás con esto por mucho tiempo?
ꟷSí.
ꟷVamos, Mackenzie. Pruébame que estoy equivocado y que eres una adulta ꟷsoltó dejando de lado su móvil y posando su mirada sobre mí por primera vez desde que habíamos bajado del aviónꟷ. Un año, eso es todo lo que te pido y luego podrás seguir destruyendo tu vida de la manera que más te guste.
ꟷAbandonar una carrera que no me gusta no es sinónimo de destruir mi vida.
ꟷPero sí lo es mentirme y hacerme pagar por tu matrícula cuando no estabas yendo a clases.
Mordí mis labios para no reír. Otro punto para el papá del año, había dado en el blanco.
ꟷEntonces, ¿cuáles son mis planes para los próximos doce meses?
ꟷTrabajarás en la compañía y vivirás con James.
ꟷ¿Qué puesto tendré en la empresa?
ꟷSerás asistente de tu hermano.
ꟷ¿Qué? ꟷexclamé con un hilo de voz, completamente indignada con lo que había dichoꟷ. ¿No quieres humillarme un poco más? Tengo una carrera en administración de negocios y fui la mejor de mi clase.
ꟷCorrección: casi tienes una carrera en administración de negocios.
Estaba arrasando con la batalla y él lo sabía. Tonta de mí por creer que le iba a ganar al despiadado Dankworth en una negociación donde él tenía todas las posibilidades de ganar.
ꟷMerezco un mejor puesto.
ꟷHablaremos de eso luego.
Claro, seguramente para Navidad cuando pudiera hacerse otro espacio en su apretada agenda para visitar a su hija menor.
ꟷ¿Al menos tendré una habitación con ventanas o tengo prohibido ver la luz del sol?
Charles suspiró y me dedicó su mejor mirada de cansancio. Correcto, nos parecíamos un poco más de lo que me gustaría admitir.
ꟷSí, tendrás una habitación. Procura no sacar de las casillas a tu hermano ni a su amigo.
ꟷ¿Su amigo?
ꟷTe lo mencioné ayer, vivirás con James y su amigo Theo.
Así que Jamie finalmente había aceptado ser gay y se había conseguido un novio. Por supuesto, nuestro padre no diría "novio" porque eso sería admitir que su semental no le había salido tan semental.
ꟷ¿Algo más que deba saber?
ꟷMañana tienes que retirar tus lentillas.
ꟷCorrecto.
ꟷY créeme que me enteraré si haces algo estúpido en mi ausencia, Mackenzie. No me obligues a llevarte a vivir conmigo a Londres, estoy dándote la posibilidad de ser libre.
ꟷOh, ¿a esto llamas libertad? Vaya, no quiero imaginar lo horrible que debe ser la prisión para ti.
Suspiró por segunda vez y desvió su mirada dando por finalizada nuestra conversación. Había terminado de asesinar a su paciencia y podía decir que era un nuevo record, solía tardarme unos minutos más en lograr que se hartara de mí.
En el largo camino hacia el edificio donde mi hermano tenía un piso y que quedaba a pocas calles de la universidad de la que se había graduado el año anterior, me dediqué a intentar apreciar el paisaje por la ventanilla trasera del vehículo. Un nuevo chofer que no conocía era el encargado de llevarnos y mi padre se había mantenido callado luego de nuestra discusión pasiva agresiva.
Podía afirmar sin vergüenza que mi vida se había ido al demonio desde el momento en que comencé a tomar mis propias decisiones. Mi primer recuerdo se remontaba a mi dulce infancia. Viví en Francia durante toda mi vida y asistí a varios internados religiosos que sacaron mi lado rebelde a la luz y el resultado no fue bueno. Luego de haber sido expulsada de uno de los muchos internados y haber terminado el instituto en un colegio elitista de París, ingresé a la universidad para estudiar la carrera que mis padres habían elegido para mí. A los dieciocho años era rebelde, sí, pero también hacía lo que mi madre quería porque no deseaba causarle más disgustos.
A los veintidós años tomé la primera decisión correcta de mi vida: abandoné la carrera porque estaba harta de fingir ser alguien que no era y me dediqué a trabajar como mesera en un café parisino logrando que a mi madre le salieran muchas canas de un día para el otro. Y mi mejor peor decisión, esa que se lleva todos los premios, mi intento de escape de la casa de mi madre con la fantasía mudarme a Latinoamérica y empezar una nueva vida, por supuesto, olvidé que la casa tenía alarma y al abrir la ventana para fugarme, alerté a todo el barrio y a la policía.
Sí, no había sido una buena idea. Sí, el resultado inmediato había sido lograr que mi madre llorara hasta el cansancio y que mi padrastro llamara a Charles para pedirle ayuda.
No fue mi mejor idea, lo admito.
El vehículo avanzó sin inconvenientes por la autopista y noté que quedaban pocos minutos para llegar a destino. Aunque odiara admitirlo, necesitaba pedirle un favor a mi padre y debía aprovechar el momento o morir en silencio.
ꟷOye...
ꟷ¿Sí, Mac? ꟷpreguntó con aburrimiento.
ꟷ¿Me das dinero?
ꟷNo ꟷsentenció con durezaꟷ, tendrás un sueldo.
ꟷPero necesito comprar algunas cosas y mamá me confiscó mis ahorros.
No solo había sido privada de mi libertad sino también de mi dinero porque eso suponía darme la oportunidad de marcharme de la noche a la mañana como había planeado. Adiós, miles de euros que había conseguido ahorrar. Hola, pobreza.
ꟷ¿Qué necesitas comprar?
¿No le habían dicho que era mala educación mantener una conversación sin dejar de teclear en el móvil? Entendía que él creía que yo no veía nada sin mis gafas, pero, vamos, podía distinguir siluetas.
ꟷUn móvil y algunas cosas para mi habitación.
ꟷ¿Qué le sucedió a tu teléfono?
ꟷTres noches atrás sufrió una caída desde la ventana y falleció.
ꟷNo deberías haber intentado escapar.
ꟷY ustedes no deberían haberme concebido, no me echen toda la culpa.
El tercer suspiro en pocas horas escapó de sus labios y supe que había vencido, estaba agotado de discutir conmigo.
ꟷLe diré a James que te de la tarjeta corporativa. Créeme que me enteraré si compras un pasaje de avión o algo similar.
ꟷYa entendí la lección, lo juro.
Charles me dedicó una mirada fugaz con la que expresaba que no me creía ni una palabra y no me sentí ofendida porque estaba mintiendo. En tanto tuviera la oportunidad, empacaría mis cosas y me iría de ese infierno llamado Europa.
ꟷIntenta ser una chica buena, Mac.
ꟷNo soy un perro, Charles.
ꟷDeja de llamarme así ꟷrogó.
ꟷEs tu nombre, ¿no?
Arqueé una ceja e intenté enfocarlo para observar su reacción. No veía nada, estaba casi ciega.
ꟷSí, pero...
ꟷEntonces no veo por qué debería ser un problema.
ꟷPorque soy tu padre.
ꟷSí, eso dijo Darth Vader.
No volvió a hablar y yo tampoco tuve intenciones de hacerlo. Habíamos tenido dos rounds agotadores y quería descansar por unos minutos, eran las ocho de la mañana y me quedaba un largo día por delante.
Poco tiempo después, el chofer detuvo el vehículo frente al edificio donde viviría por los próximos doce meses. La fachada era de estilo gótico como el resto de la ciudad y tan solo contaba con cuatro pisos de altura sin contar la planta baja. Había visitado ese lugar en una ocasión en compañía del que había sido mi mejor amigo, Jaden Bradley, y podía afirmar que cada piso parecía un paraíso.
ꟷTe veré en unas semanas ꟷanunció mi padre sin siquiera moverse de su lugar.
ꟷ¿No me acompañarás?
ꟷConfío en que encontrarás sola el camino.
ꟷPero... ¿y mis maletas?
ꟷHay ascensor.
Entendido, se había enfadado conmigo. Y luego decía que yo me comportaba como una inmadura.
ꟷHasta luego, Charles. ¿Podrías traerme chocolates de Austria?
ꟷTe llamaré esta noche.
ꟷNo es necesario.
Me deshice del cinturón de seguridad y concentré todas mis energías en no suspirar ni soltar alguna palabrota. Mi enfado había vuelto a aumentar y nada bueno salía de Mackenzie Dankworth enojada.
Escapé del automóvil y cerré la puerta con más fuerza de la necesaria logrando que mi padre diera un respingo en su asiento. Caminé hacia el maletero donde el chofer de nombre desconocido estaba sacando mis maletas, que eran pocas pero pesadas, y me encargué de recoger mis escasas pertenencias.
ꟷGracias.
ꟷQue tenga un buen día, señorita.
Le dediqué una sonrisa de agradecimiento y batallando con mi escasa capacidad visual, mi poco equilibrio y el cabello que me azotaba el rostro por culpa de la brisa matutina, me encaminé hacia la puerta de la edificación.
No me asombró escuchar el sonido del automóvil alejándose y por un segundo me debatí si era una buena idea girar en dirección contraria para fugarme. No obstante, no tenía dinero y en este mundo no se lograba ir muy lejos sin billetes.
ꟷPor todas las benditas galletas de avena del mundo, ¿por qué no podía tener un padre vagabundo? Seguro era mejor que Charles Dankworth.
Deposité las tres maletas pequeñas en el piso y me acerqué a la puerta hasta que mi nariz quedó pegada contra el cristal con la intención de observar el interior. No recordaba en qué piso vivía mi hermano, sospechaba que era el último; sin embargo, se suponía que iba a estar esperándome y no lo veía por ningún lado. Esa vez no podía culpar a mi miopía y astigmatismo sino solo a James.
Suspiré con hastío y me concentré en intentar ver los números y nombres junto al timbre con la esperanza de identificar uno que me resultara conocido. Me llevó cinco segundos darme cuenta que el Espíritu Santo no me haría llegar la respuesta y decidí que era mejor presionar todos los botones.
Escuché el característico click de la cerradura y giré rápidamente para encontrar a mi hermano. Como si mi día no pudiera ser peor, lo que encontré no fue al muchacho con el que compartía un poco de sangre sino un cuerpo robusto en el cual impacté mi nariz.
ꟷDemonios ꟷsusurré acariciando la punta de mi nariz.
ꟷ¡No! ꟷchilló el corpulentoꟷ. No, otra vez.
Di un paso atrás con confusión y entendí por qué se estaba quejando. No solo había impactado contra su pecho sino también contra su bebida provocando que el líquido manchara su ropa y zapatos.
ꟷLo lamento.
No escuchó mis palabras y giró sobre su propio eje para volver al interior. Quizás yo no era la única torpe si esa no era la primera vez que él derramaba la bebida sobre sí.
Aproveché la puerta abierta para colarme dentro del edificio y meter mis maletas. Mi hermano no había contestado el timbre y comenzaba a irritarme. Sabía que la solución era solo una y eso me hizo odiarme un poco más. Rebusqué en mi bolso de mano por la cajita negra donde mis gafas descansaban y sin muchos ánimos las coloqué en mi rostro. El mundo se iluminó de manera instantánea y las formas borrosas pasaron a tener sentido frente a mis ojos.
Sí, estaba bastante ciega y sí, me negaba a utilizar anteojos. Suficiente tenía con mi cabello anaranjado y ondulado y los largos tres años en los que tuve que utilizar frenillos. La genética me había odiado desde el momento en que me concibieron como si ser una bastarda no fuera suficiente.
Con mi nueva capacidad visual busqué mi apellido en la lista junto a los timbres y presioné con fuerza el botón correspondiente al departamento 4B. No iba a detenerme hasta escuchar la voz de James y él se iba a cabrear conmigo por ser un grano en el trasero.
ꟷ¡¿Qué?! ꟷexclamó con fuerza por el intercomunicador después de lo que pareció una eternidad.
Dejé de presionar el botón y sonreí con suficiencia.
ꟷNecesito ayuda, ¿puedes bajar de tu torre?
ꟷOh, Mac. Creí que llegabas dentro de unas horas.
Y yo creía que podía fugarme, la vida no era color de rosas.
ꟷ¿Puedes?
ꟷNo, lo siento. Utiliza el elevador, te dejaré la puerta abierta.
ꟷ¿Qué demonios estás haciendo que te impide ayudar a tu hermana?
ꟷEstaba duchándome, tengo champú en la cabeza.
Solté de golpe todo el aire que estaba en mis pulmones y esbocé una mueca.
ꟷBien, ahora subo.
ꟷLe diré a Theo que te ayude.
ꟷNo, estaré bien.
Mi respuesta pareció ser suficiente para él ya que el silencio invadió el intercomunicador. Cerré la puerta tras de mí y me armé de valor para enfrentar lo que fuera que me esperara en ese departamento y en esa ciudad.
Habría podido imaginar casi todo, menos a Theo Johnson.
¡Ha sucedido! ¡Oficialmente Theo tiene su historia y han tenido el placer de conocer a Mackenzie!
¿Tienen alguna opinión inicial de nuestra chica de pelo de fuego?
¿Están emocionadas como yo o son más estables mentalmente?
A continuación verán el próximo capítulo, espero que lo disfruten.
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