Capítulo cincuenta y seis
MACKENZIE
Mi jornada laboral estaba próxima a terminar y podía sentir la emoción de saberme a pocas horas de dormir. La semana había sido agotadora con los preparativos para la cena de Theo con el francés, le había estado enseñando algunas frases para que él pudiera participar en la conversación sin tener que depender al cien por ciento de mí y nos acostamos cada noche bien entrada la madrugada preparando la propuesta de negocio. Estaba ansiosa porque llegara a su fin y demostrar que éramos un buen equipo cuando trabajábamos juntos, a la par.
Miré la pantalla de mi teléfono y sonreí al notar que tenía un mensaje de Jaden esperando ser abierto. Nuestra relación no era igual que antes, eso era de esperarse; sin embargo, los dos estábamos haciendo un esfuerzo por volver a confiar en el otro. Los mensajes de textos eran nuestros mayores aliados.
¿Qué carajos le compro a Genesis y Taylor?
Reí al leerlo y no tardé en contestar.
Estoy segura como la mierda que no puedes decirle a la novia que tienes sentimientos por ella, creo que obviar eso sería un gran detalle de tu parte.
Por supuesto, su respuesta llegó en pocos segundos y estaba riéndome desde antes de abrir el mensaje.
¡Que lo superes! ¡Pasó hace dos años!
Para mí pasó ayer, me he enterado hace poco.
¿Y de quién es la culpa?
Auch, idiota.
Dañas mis sentimientos.
Espero que te de diarrea.
Y a ti una migraña, zanahoria.
Eso era lo que más me agradaba de nuestra relación, podía decir palabrotas e insultarlo sin cesar y sabía que él no se ofendería. No me sentía con esa libertad con nadie, no porque no confiara en mis otros amigos o en mi novio sino porque sabía que al resto de las personas les molestaban las malas palabras en cada oración.
Volví la mirada de golpe a la pantalla y un ligero mareo se apoderó de mí. No, no, no. Si la maldición de Jaden se cumplía iba a matarlo, no podía darme una migraña en ese momento. ¡No luego de todo el esfuerzo que le había dedicado a la reunión de esa noche!
Busqué con desesperación en mi bolso por mis medicamentos para los intensos dolores de cabeza y comencé a asustarme cuando noté que no estaban por ningún lado. Entonces lo recordé, había cambiado de bolso y estaba usando el que mi madre me había regalado para mi cumpleaños, las píldoras no estaban allí. Miré la hora deseando que el tiempo se congelara y noté que quedaba una hora para que mi turno terminara, no sucedería nada malo si me iba antes.
Agarré el teléfono con manos temblorosas y le escribí un nuevo mensaje a Jaden.
S.O.S
Migraña en camino.
Era una broma, Mac.
No bromeo, lo debería haber predicho.
Cuando duermo poco y bebo mucho café me dan migrañas.
A eso súmale los nervios por la reunión.
Puta mierda.
¿Tomaste tu medicación?
Está en casa.
¿No dijimos que debías llevarla siempre contigo?
No contesté porque mi mirada comenzó a nublarse y los conocidos puntitos brillantes aparecieron en mi campo de visión. Parecía absurdo que una migraña se desarrollara tan rápido, pero así funcionaba mi organismo y había tenido tantas experiencias que conocía los pasos de memoria. El aura era lo primero, en pocos minutos comenzaría a sentir dolor en el lado derecho de mi cabeza e iría bajando lentamente por mi cráneo taladrándolo sin piedad. Allí empezaba la peor parte: sensibilidad a los ruidos y luces, mareos, inestabilidad, manos temblorosas, miembros adormecidos y, en el peor de los casos, vómitos o desmayos.
Mi teléfono comenzó a sonar con insistencia, una llamada telefónica que interrumpió mi pánico momentáneo. Leí el nombre de mi amigo en la pantalla y no dudé en deslizar el dedo sobre la misma para contestar.
ꟷ¿Cómo te sientes? ꟷLa preocupación en su voz era evidente.
ꟷNo tan mal.
ꟷ¿Empezaron tus visiones?
ꟷNo son visiones, son auras, idiota.
ꟷVisiones para mí, ¿empezaron?
Asentí con la cabeza, aunque con rapidez comprendí que él no podía verme y necesitaba una respuesta verbal.
ꟷSí.
ꟷ¿Está Theo contigo?
ꟷ¿Theo? ꟷrepetí con confusión.
ꟷSí, leí un estudio que decía que se puede calmar una migraña con un orgasmo, quizás sea tu caso.
ꟷ¡No tendré un orgasmo en mi lugar de trabajo! ꟷle chillé en voz baja.
ꟷEra una sugerencia, no está de más intentar. Utiliza a tu novio para algo útil.
ꟷPésima sugerencia.
ꟷ¿Entonces sí estás con él?
ꟷNo, se ha marchado temprano.
Lo escuché suspirar y tomé mi cabeza con mi mano libre. Hola, conocida punzada de dolor. No te había extrañado.
ꟷPide un vehículo y ve a tu casa, Mac. Te veré allí en un rato.
ꟷNo es necesario que vengas.
ꟷYa estoy en camino, estaba cerca de Oxford y me he inventado una excusa para salir del laboratorio. Estaré en tu departamento en veinte minutos.
ꟷVuelve al trabajo.
ꟷ¡Que te vayas a tu casa!
ꟷNo me grites, me duele la cabeza.
ꟷLo lamento, nos vemos en veinte.
Sin más para añadir, cortó la llamada dejando claro que no iba a aceptar un no. Antes de que Jaden lo dijera ya tenía intenciones de irme a casa, solo que había pensado ir a pie ya que el aire fresco podría ayudarme. No obstante, el dolor aumentaba con tanta rapidez que estaba sospechando que quizás era más que una migraña.
Mi madre me había llevado corriendo al hospital muchas veces a causa de mis dolores de cabeza y siempre había sido lo mismo: estudios interminables, calmantes y una derivación al neurólogo de turno que confirmaba lo que ya sabíamos. No iría de nuevo a emergencias, no perdería el tiempo en eso.
Busqué el número de la empresa de transporte que mi padre había contratado para nosotros y pedí con urgencia que me enviaran un vehículo. Recogí mis pertenencias velozmente y apagué la computadora antes de salir. No me sorprendió sentir otro mareo al ponerme de pie y maldije en voz baja el dolor punzante que no hacía más que aumentar con cada paso que daba.
Cuando llegué a la planta baja luego de lo que para mí fue el trayecto más largo del mundo, un chófer que ya conocía esperaba por mí. Lo saludé con un asentimiento de cabeza y me subí al auto, por fortuna le había dado la dirección a la empresa y no tenía que repetirla.
Rastreé entre mis contactos el número de Theo y con el inicio de un adormecimiento en una de mis manos le hice saber lo que estaba sucediendo en un mensaje de texto. Era tarde para que contratara a un traductor, pero quizás podía encontrar a alguien que lo ayudara en los puntos en los que él no podía explicar con su francés básico.
ꟷGracias ꟷmurmuré al chófer cuando detuvo el vehículo y abrió la puerta para mí.
Jaden no mentía al decir que iría al departamento y aun así me sorprendió verlo esperándome en la puerta. Se acercó rápidamente a mí y sostuvo mi rostro entre sus manos.
ꟷSonríe ꟷme pidió.
Conocía el procedimiento así que eso fue lo que hice. No tenía sentido discutir.
ꟷDime tu nombre completo.
Volví a hacer lo que me pidió.
ꟷ¿Qué día es hoy?
Otra respuesta lenta.
ꟷBueno, es solo una migraña. Vamos, el aire está helado.
Lo dejé guiarme con cuidado al interior del edificio y recargué mi cabeza contra su brazo mientras subíamos en el ascensor. Demonios, ¿por qué tenía que pasarme en el peor momento?
ꟷ¿Te sientes bien?
ꟷNo.
ꟷ¿Qué? ꟷSu ceño se arrugó con confusión.
ꟷQue no, tonto.
ꟷMac, no te entiendo.
Quizás él no me entendía, pero yo sí comprendía lo que sucedía. Eso también me pasaba bastante cuando tenía mis episodios, yo creía estar hablando con normalidad y lo que sucedía en verdad era que la lengua se me enredaba y las palabras resultaban incomprensibles.
Decidí que negar con la cabeza tenía que ser suficiente. La puerta del ascensor se abrió y chillé de sorpresa cuando mi amigo me tomó en brazos sin esfuerzos y atravesó el pasillo. Me dejó en el suelo de nuevo al llegar a la puerta y me pidió amablemente con la mirada que le diera la llave. Se la habría dado aunque me gritara porque ya no sentía mi mano y era suficientemente torpe con mi mano no dominante en un día normal. Volvió a cargarme como a una niña al entrar y me llevó rápidamente hacia mi habitación.
ꟷ¿Dónde tienes tu medicamento?
Sabiendo que no iba a entenderme, señalé el bolso negro que había utilizado a diario hasta que mi madre me regaló uno nuevo.
ꟷTe traeré agua.
Miré el techo de mi habitación sin poder hacer nada más y no pude contener las lágrimas traicioneras que escaparon de mis ojos. Lloraba de dolor, sí, pero sobre todo por no haber sido capaz de frenar un episodio. Esa noche era importante para Theo y también para mí, y no iba a poder estar presente en la reunión aunque lo intentara. Incluso si el dolor se me pasaba en el plazo de dos horas, los restos de la medicación me durarían en mi sistema por otro día y estaría soñolienta y con poca reacción por largas horas.
Me bebí el agua de un tirón cuando Jaden me trajo mi medicamento y volví a recostarme sintiendo como el mundo me taladraba la cabeza. Sonreí para mis adentros cuando la luz que ingresaba por las ventanas fue tapada por las cortinas y cuando él se recostó a mi lado.
Pasó un largo momento de silencio que se sintió como una eternidad para mí antes de que él volviera a hablar.
ꟷ¿Necesitas algo más?
ꟷNo.
ꟷ¿Quieres algo frío para ponerte en la cabeza?
Negué con la cabeza.
ꟷIntenta dormir.
ꟷMe duele mucho ꟷadmití.
A pesar de la oscuridad, noté la preocupación en su rostro, así como también que me había entendido. no pude evitar cerrar los ojos cuando acarició con delicadeza mi cabello. Una vez le había dicho que eso era lo que hacía mi madre para ayudarme a calmar el dolor y no sabía si lo recordaba o solo había sido un impulso, pero se lo agradecí enormemente en mi mente.
ꟷMe quedaré, ¿sí?
ꟷGracias.
ꟷ¿Dónde puedo pedir comida?
Hubiese deseado reír, pero incluso eso me haría mal.
ꟷCocina.
ꟷ¿En la cocina?
ꟷQue cocines.
ꟷSabes que esa no es una de mis habilidades, Mac.
ꟷMimado.
Una carcajada suave llenó la habitación; sin embargo, no abrí los ojos para ver su expresión. Las caricias que hacía en mi cabello sumadas a la negrura de mi dormitorio comenzaban a hacer efecto, con suerte me dormiría antes de que mi estómago se volviera en mi contra.
ꟷEstoy pensando en regalarles unos cuantos libros de ediciones especiales a Genesis y Taylor, lo sé, dirás que soy un nerd y que mi regalo es pésimo ꟷsusurróꟷ. Pero a ambos les gusta leer y quizás puedan comenzar a armar su biblioteca para cuando se muden a su propia casa.
ꟷEso es muy lindo.
ꟷ¿Estás siendo sincera o es porque te estoy acariciando el cabello?
ꟷLas dos.
ꟷHe visto unos libros hermosos de la colección de Harry Potter...
Lo escuché murmurar sobre sus ideas mientras el sueño ingresaba a mi sistema y, a pesar del malestar, me sentí bien al saber que no estaba sola y que Jaden se iba a quedar a mi lado. Las migrañas eran horribles, pero lo eran aún más en soledad.
Esperaba que Theo pudiera ganar la negociación y que todos nuestros esfuerzos durante esa semana no fueran en vano. A pesar de todo, quería mostrarle a mi padre que era de fiar y que si depositaba su confianza en mí y decidía pagarme la universidad no iba a defraudarlo. Por primera vez en tantos años me importaba lo que Charles Dankworth pudiera pensar de mí y el miedo al rechazo era el mismo que había sentido en mi niñez.
¡Hola, gente bella de Rose Valley! ¿Cómo están? ¿Qué tal su semana?
Primero que nada, en este capítulo me veo muy reflejada en Kenzie porque sus migrañas están basadas en las mías y, Dios, puede ser muy estresante. Por no decir doloroso.
Ahora bien, Jaden es un buen amigo. ¿A que sí? Y Theo... bueno, digamos que vamos a conocer una nueva faceta.
Les deseo un hermoso fin de semana y les mando mundo amor. ¡Gracias por su apoyo!
MUAK!
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