Hoseok corrió hasta Edán justo en el momento en que su cuerpo cayó entre espasmos al suelo, Namjoon también se acercó de inmediato y Yoongi se encargó de buscar entre los invitados algo que fuese sospechoso..

Edán blanqueaba los ojos de manera involuntaria mientras su cuerpo convulsionaba, Hoseok acercó dos de sus dedos a la boca del chico y los metió hasta su garganta induciéndole el vómito. Hoseok repitió el proceso incorporando un poco al rizado hasta que este vació su estómago de manera violenta, cuando su estómago estuvo vacío los espasmos cesaron y cayó inconsciente sobre las piernas de su novio.

El médico llegó junto a ellos y enseguida Hoseok levantó a Edán en sus brazos.

—Tráelo conmigo rápido, Hoseok —habló el médico comenzado a caminar hasta el interior de la mansión con el pelinegro detrás de él.

— ¿Quién pudo haber sido? —preguntó Yoongi parándose junto a Namjoon.

El moreno observó a Seokjin quien se encontraba disculpándose por el incidente mientras despedía a los invitados de la boda.

—A menos de que tengamos un infiltrado, no tengo ni la menor idea. —Namjoon respondió y le indicó a Yoongi que lo siguiera.

Siguió a Namjoon hasta la mesa donde se encontraban las copas servidas junto a la fuente de vino y tomó una para olfatearla un poco antes de dejar caer un poco de la sustancia en la mesa, observando cómo está se tornaba de un color violeta después de un par de segundos.

—Tuvo que haber sido alguien con acceso al laboratorio, este es uno de los venenos qué estamos fabricando. —Yoongi habló observando a Namjoon y este frunció el ceño.

— ¿Es muy fuerte? —preguntó el pelimorado bastante preocupado por el chico de cabellos rizados.

—No lo sabemos, aún no está terminado y no podemos exactamente saber cuáles son los efectos. —Namjoon asintió y se giró viendo a Seokjin quien se acercaba hacia a él. Yoongi aprovechó el momento para caminar dentro de la mansión, observando a todas las personas que se paseaban por el lugar como posibles sospechosos.

Corrió a su habitación para buscar una pistola y luego volvió a ponerse en marcha bajando hasta el piso subterráneo donde se encontraba el laboratorio, atravesó el pasillo manteniéndose alerta y preparado para cualquier situación. Al llegar frente a la entrada introdujo la contraseña haciendo que la gran puerta se abriera, dejando ver el gran laboratorio totalmente en orden.

No había nada fuera de lo común aparte de un pequeño trozo de papel en una de las mesas que llamó su atención y enseguida caminó hasta el lugar tomando el fragmento de papel con algunas cosas escritas.

"Uno a uno van a caer, no hace falta que sepan quien es... Cuidado Yoongi, Jimin está muy cerca del fuego, y puede ser el siguiente en quemarse."

El peliplata maldijo entre dientes y arrugó el papel en su mano sintiéndose frustrado, su mirada se oscureció, y la idea que cruzó su mente lo hizo temblar.

¿Acaso esto es lo que debo hacer para protegerte, cariño?

Un mes después.

Seokjin se paró frente a Jimin acomodando su traje por quinta vez en el día, el rubio pasaba sus dedos por el cabello del menor tratando de controlar los mechones rebeldes que escapaban en todas las direcciones.

—No puedo creer que vayas a casarte... —Seokjin le sonrió con ternura a Jimin y este le devolvió el gesto.

Aquel mes había sido una montaña rusa de emociones, las cosas en la mansión se mantenían bajo control luego del incidente del vino, los chicos estaban alertas en todo momento, tratando de averiguar qué era lo que había pasado aquel día, sin embargo, nada fue impedimento para que Yoongi y Jimin decidiesen llevar la boda a cabo cuanto antes, y allí estaban, listos para el gran día.

— Yo tampoco me lo creo, hyung... Me parece como si hubiese sido ayer qué estaba alistándome para salir con Jackson a cualquier club de mala muerte. Ay, Jackson... ¿Qué será de él? —Jimin se vio una última vez al espejo antes de seguir a Seokjin fuera de la habitación.

— ¡Ay! ¡No puedo creer que mi bebé se vaya a casar! —Edán chilló corriendo hasta Jimin para abrazarlo con fuerza. El rizado había estado todo ese tiempo incluso más entusiasmado que él.

— ¿Cuándo entenderás que soy mayor que tú? —comentó Jimin divertido haciendo que el menor rodara los ojos.

—No lo pareces. —Edán entrecerró los ojos.

—Soy más alto qué tú. —El rizado se mostró molesto ante su comentario.

— ¿Y? ¿Qué hago? ¿Te aplaudo? Ya no te daré tú regalo de bodas. —Jimin rio ante el comentario del más bajo observando como este se alejaba fingiendo enojo.

— ¡La maldad no te deja crecer! —Edán se giró y le sacó la lengua al mismo tiempo que él caminaba junto a Seokjin quien reía por las bromas de los menores.

Jimin estaba por bajar las escaleras cuando alguien tomó su brazo haciéndolo girar bruscamente.

Los brazos de Jungkook lo envolvieron enseguida en un efusivo abrazo el cual no pudo evitar corresponder. —Jungkookie, estás asfixiándome...

—Lo siento, Jiminnie, estoy muy emocionado por ti —Jungkook aflojó su agarre y se separó un poco para ver al mayor con una gran sonrisa—. Mi hermanito se va a casar.

— ¿Por qué no entienden que soy mayor? —Jimin frunció el ceño y Jungkook rio.

Al instante se vieron interrumpidos por un agitado Taehyung que venía subiendo las escaleras casi corriendo. — ¡Jimin, te están esperando!

Taehyung jalo los brazos de los chicos y los arrastró escaleras abajo hasta el salón donde se llevaría a cabo la boda. Jimin se quedó congelado observando como todos ya se encontraban de pie frente a sus asientos esperando por él y a Yoongi tan perfecto como siempre junto al hombre que llevaría a cabo la boda. Sintió un pinchazo de emoción en su corazón y se tomó algunos segundos para recordar todo lo que había pasado para llegar hasta allí haciendo que sus ojos se cristalizaran.

De todas las cosas en el mundo sin duda está era una que Jimin nunca creyó posible. Si le hubiesen dicho en el primer momento en que vio a Yoongi, sudado y lleno de sangre con un tipo medio muerto frente a él, que ese iba ser su esposo, se hubiese reído en la cara de quién sea que se lo hubiera dicho. Si le hubiesen dicho que aquel chico de mirada desquiciada y personalidad aterradora sería el amor de su vida, no lo hubiese creído. Pero ahí estaba, caminando a paso lento hasta a Yoongi, observando fijamente sus oscuros ojos, esos ojos que lo miraban con amor puro y sincero, ese amor loco y desquiciado que solo ellos podían entender.

Jimin estaba totalmente seguro de algo, y era de que había caído por Yoongi, había caído por un demonio, estaba quemándose en el infierno junto a él, y no podía estar jodidamente mejor con eso.

Jimin había aprendido que había nacido para estar con aquel chico, había nacido para morir junto a Min Yoongi.

Había entendido que estaban mejor juntos que separados, y que se consumirían en una miseria abundante si algún día no estaban juntos. Porque habían roto todas las reglas juntos, y nada estaría bien ahora si no estaban así. Juntos.

Yoongi observaba a Jimin caminando decididamente hasta él, totalmente seguro de que quería unir su vida con la suya para siempre, de que quería morir a su lado, sin importar nada... Yoongi veía a Jimin tan decidido qué dolía, dolía todo lo que estaba a punto de pasar.

El peliplata sonrió cuando Jimin estuvo frente a él y tomó sus manos entre las propias casi al instante, mirándolo intensamente, tratando de guardar para siempre esa imagen del pelirosa, aquella sonrisa nerviosa, pero totalmente sincera. Yoongi trató de sentir la calidez que los ojos de Jimin siempre lograban transmitirle, pero en ese momento no era posible.

El hombre que llevaba a cabo la boda se encontraba hablando, pero Yoongi no estaba prestando atención en absoluto.

—Park Jimin. ¿Aceptas a Min Yoongi como tú legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad hasta qué la muerte los separe? —El hombre preguntó y Yoongi no apartó sus ojos de los de Jimin, observando como estos brillaban.

—Acepto. —Yoongi sintió como su corazón latía fuertemente, sin poder creer que estaba pasando aquello.

—Min Yoongi. ¿Aceptas a Park Jimin como tú legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? —Yoongi tembló, relamiendo sus labios antes de contestar. La palabra estaba en la punta de su lengua, pero no podía ser liberada.

Jimin sonrió tiernamente, sintiendo la ansiedad instalarse en su pecho por querer escuchar rápidamente aquellas palabras salir de aquellos labios... Pero ese momento nunca llegó.

Todo sucedió en cuestión de segundos, en el momento en que Yoongi abrió la boca para contestar, los vidrios de las ventanas estallaron y la casa se vio repleta de hombres encapuchados y vestidos de negro. Jimin se alarmó y enseguida observó a Yoongi, justo en el momento en que los ojos de Jimin observaron los del pelinegro este cayó de rodillas al suelo con una bala perforando el lado izquierdo de su pecho.

Jimin observó cómo los ojos del peliplata se apagaban y enseguida su mundo se derrumbó.

Un grito desgarrador emanó de los labios de Jimin, dejándose caer al suelo con lágrimas empapando sus ojos.

— ¡Ahora, Jungkook! —Jimin escuchó la voz de Namjoon demasiado lejana, y segundos después sintió como alguien lo arrastraba.

Jimin se removió frustrado, luchando para que no lo alejaran de Yoongi, observó cómo Hoseok se acercaba a Yoongi para tomar su pulso y sintió su alma quebrarse cuando leyó en los labios del pelinegro.

"Está muerto."

Jimin sintió como todo dentro de él ardía, aquel sentimiento tan desgarrador que comenzaba a consumirlo, estaba quemándose, deseó poder morir en ese momento, deseó correr a Yoongi una vez más, deseó no haber caído en aquella nube oscura qué lo arrastró hacia abajo, mientras su subconsciente trataba de que no se volviese loco en aquel momento.

El cuerpo de Jimin fue arrastrado por Jungkook hasta un auto en el momento en que cayó inconsciente y por otro lado se encontraban llevando a Yoongi directo al hospital, su cuerpo totalmente inerte y sin vida.

O eso es lo que Jimin creería...