8
Reescrito.
Todo lo que se al final del día es que amas a quien amas, no hay otra manera. Si hay algo qué aprendí de millones de errores, es que tú eres a quien quiero al final del día.
End of the day – One Direction.
. . .
Jimin se separó del abrazo del mayor para verlo a la cara, sus ojos estaban aún empapados en lágrimas y miraba a Yoongi con una mueca entre decepción y dolor.
El rostro del mayor era iluminado por la tenue luz de la luna, haciendo qué su piel pálida brillara, su expresión era indescifrable, pero por dentro estaba asustado, esperando a que Jimin dijese algo.
―E-Espero, qué los recuerdos qué tengo hayan sido transformados por mi mente... porqué me niego a creerlo ―habló con voz pastosa debido a las lágrimas qué habían comenzado a caer nuevamente de sus ojos.
Yoongi contuvo el aire y tuvo que esperar algunos segundos antes de responder. ― ¿Qué es lo que recuerdas?
Su voz sonó insegura, sabiendo a la perfección acerca de lo que hablaba el menor, pero sin tener el valor para aceptarlo. Había ignorado el hecho de que cuando Jimin recordara todo, lo rechazaría incluso más que antes.
―U-Usted... Usted me engañó con Jeonghan -―Jimin tragó duro y Yoongi se tensó al instante―... Y fue el quién me empujo por las escaleras.
Miró el rostro de Yoongi con atención, rogando porque lo negara, porque le dijera qué lo recordaba no era cierto, qué era parte del shock de su mente y que estaba equivocado. Pero el momento nunca llegó, Yoongi solo bajó su vista al suelo y suspiró resignado.
―Es cierto, Jimin... Me acosté con Jeonghan cuando estabas en china. ―Su mirada se alzó y pudo ver como el rostro de Jimin se descompuso, apretó su puño y lo miró con rencor.
Su mano se estampó contra la mejilla de Yoongi dándole una fuerte bofetada haciendo qué el pelinegro girara su rostro.
Yoongi cerró sus ojos sin girarse de nuevo, se lo merecía.
―Jimin, puedo explicarlo... ―El mencionado alzó su mano enseguida haciendo callar al mayor.
― ¿Qué vas a explicar? ¿Qué mientras yo estaba muriendo de depresión en un hospital psiquiátrico por tu culpa, tú estabas de lo más normal revolcándote con alguien más? ―Jimin tenía una mueca auténtica de decepción, lo que hacía que Yoongi se encogiese cada vez más.
El mayor mordió su labio inferior pensando en algo que decir.
―Necesitaba una salida...
― ¿No había otra manera?
―Había probado de todo, nada era suficiente.
― ¿Qué clase de respuesta es esa? ¡Cómo puedes ser tan cínico! ¡Joder! ¡CONFIÉ EN TI!
― ¡ME ESTABA MATANDO, MALDITA SEA! ―gritó haciendo que Jimin pegara un brinco y se quedara en silencio―. Tú maldita ausencia me estaba matando. Al igual que estos días, soy débil, Jimin. Soy débil si no te tengo cerca.
Jimin no pudo hablar, su pecho se oprimía dolorosamente al ver a Yoongi, tan destrozado, tan vulnerable, justo como había estado los últimos días ¿Cómo no se había dado cuenta?
―Así que puedes gritarme, golpearme y todo lo que quieras ―murmuró con los ojos cerrados―. Pero por favor, no vuelvas a alejarte.
Jimin lo procesó en silencio durante algunos minutos. Al final lo entendía, se ponía en su lugar y no podría si quiera imaginar todo lo que Yoongi había sufrido. Y él tenía razón, era débiles cuando no estaban cerca del otro.
―Lo siento mucho, Hyung... ―dijo rodeando al mayor con sus brazos mientras apoyaba su cabeza en su hombro.
―Tengo miedo, Jimin ―confesó―. Estoy colgando de tu alma, te has vuelto parte de mí, te has convertido en mi debilidad... Y siento, qué el día que ya no estés aquí, no podré seguir. Este no era mi plan, Jimin. ¿En qué momento me devolvieron los sentimientos?
Por primera vez Yoongi hablaba de sus inseguridades en voz alta, por primera vez se estaba dejando consolar, por primera vez en mucho tiempo, las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos.
―Estaré aquí hasta que me lo permita, porque yo soy suyo y usted es mío, nos pertenecemos mutuamente, y aún si el mundo estalla, sobreviviremos. Dependemos el uno del otro, y si tengo qué morir para estar con de usted en la otra vida, entonces lo haré ―dijo Jimin con voz suave. Sus palabras lograban calmarlo de cierto modo y suspiró abrazándolo con fuerza.
―Discúlpame Jimin, porque hayas tenido que enamorarte de mí, de un demonio... Y discúlpame, de antemano por todas las cosas qué tendrás que pasar gracias a mí.
―Usted le devolvió el sentido a mi vida, hyung, y eso no podré pagárselo nunca, lo qué sea que vaya a pasar, es el precio de la felicidad. ―Jimin le sonrió hasta que sus ojitos se cerraron.
Las manos de Yoongi fueron hasta las mejillas de Jimin sujetándolo suavemente y acercándolo hasta sus labios, sus respiraciones se mezclaron y Jimin cerró sus ojos en el momento en que sus labios se juntaron, era increíble como sus bocas encajaban a la perfección, acariciándose sumamente, la manera en que Yoongi tiraba de su labio inferior sacándole suspiros al mismo tiempo que sus lenguas se enredaban.
A través de esos besos Yoongi le transmitía a Jimin todo lo que sentía, todo lo que no podía ser dicho con palabras era dicho en aquel momento en que sus bocas se buscaban por inercia, como si hubiesen sido hechas para estar juntas. Sus corazones palpitaban al mismo ritmo, como si estuviesen sincronizados, su amor estaba sincronizado, los sentimientos de ambos siendo correspondidos de la misma manera, ninguno sentía más que el otro, era completamente mutuo.
Se separaron luego de varios segundos y Yoongi miró a Jimin con sus oscuros ojos brillantes, de nuevo estaba ese cálido sentimiento en su pecho, aquel que lo había abandonado durante esas últimas semanas.
―Supe qué tomaste clases de ballet. ¿Por qué no bailas para mí? ―pidió Yoongi tomando a Jimin por sorpresa quien enseguida desvió la mirada con las mejillas sonrojadas.
―Y-Yo... tengo mucho tiempo sin hacerlo. ―Yoongi sonrió acomodándose mejor frente al piano.
―Estoy seguro de que al menos recuerdas algo. ―Jimin suspiró, sin ánimos de decepcionar al mayor se levantó asintiendo con la cabeza.
El piso en esta habitación era incluso más frío y acomodó las mangas de su camisa parándose frente al piano de modo de que el mayor pudiese verlo perfectamente.
El mayor comenzó a tocar la misma canción que había tocado anteriormente y Jimin suspiró cerrando sus ojos estirando su cuello.
El castaño comenzó moviendo sus brazos suavemente y luego sincronizó sus piernas al movimiento, dio un giro y comenzó a moverse por el espacio con sutileza. Una sonrisa se formó en los labios de Yoongi al ver a Jimin con los ojos cerrados, sintiendo cada nota con el corazón y expresándolo a través de su cuerpo, sus ojos brillaron con sorpresa cuando dio un salto en el aire y luego una vuelta cayendo de pie. El menor se agachaba y luego volvía a levantarse, pasando sus brazos alrededor de su cabeza con elegancia, sus movimientos iban al compás de la melodía, y parecía estar volando debido a la calma con la que realizaba cada movimiento. Él definitivamente era muy bueno en ello.
Los músculos de sus piernas se tensaban cada vez qué hacía algún movimiento con estas, su cabello estaba revuelto y su respiración comenzaba a volverse agitada debido al esfuerzo. Cuando Yoongi terminó la canción de manera lenta y suave Jimin cayó de rodillas al piso, regulando su respiración.
Yoongi aplaudió suavemente y el castaño alzó su vista para verlo claramente satisfecho. Yoongi se levantó y caminó lentamente hasta él tendiéndole una mano y ayudándole a ponerse de pie. Una vez en pie enredó sus brazos alrededor de su cintura y le sonrió.
―Cada vez creo más qué eres un Ángel, Jiminnie... ―Jimin soltó una risita y dejó que Yoongi lo besara.
Lo besó con fervor, acariciando su cintura sobre la tela de la camisa y apretándolo contra su cuerpo. Lo alzó del suelo y lo dejó sobre el piano mirándolo fijamente. Su pequeño lucía perfecto, sus mejillas estaban rojas al igual que sus labios, su cabello caía desordenado sobre su frente y su camisa blanca hacía contraste con su piel. La habitación era oscura, iluminada únicamente por los reflejos de la luna a través de las grandes ventanas. Jimin observó a Yoongi parado frente a él, sus ojos brillaban, parecía solo una sombra, su cabello negro al igual que su ropa hacían contraste, a excepción de su blanca piel, a Jimin siempre le había parecido igual a un muñeco.
― ¿Dónde están todos? ―preguntó el menor sin apartar la vista de los ojos del mayor.
―En una reunión.
― ¿Qué hora es? ―El mayor rio ante las absurdas preguntas del menor.
―Casi las cuatro de la madrugada.
Yoongi se acercó nuevamente tomándolo por el cuello y besándolo con pasión, las piernas de Jimin se enredaron en su cintura y sus brazos en su cuello. Los labios de Yoongi bajaron por su cuello, besando y mordiendo de vez en cuando, haciendo qué el menor jadeara. El pelinegro lamió desde el cuello hasta las clavículas del menor y este agradeció estar sentado sobre el piano porque de otro modo habría caído al piso debido al temblor de sus piernas. Yoongi saboreó su piel a detalle, y se dedicó a transmitirle todo su amor con paciencia. Apretó sus muslos y lo jaló un poco más hacía su cuerpo haciendo que sus miembros se rozaran, el mayor gruñó cuando Jimin gimió dulcemente en su oído.
― ¿Sabes? Fantasee con este momento muchas veces, tener mis dos cosas favoritas al mismo tiempo. ―El mayor juntó su frente con la del menor mientras hablaba.
― ¿Cómo? ―Jimin se mostró confundido.
―Un piano, y a ti encima de él gimiendo mi nombre. ―El pelinegro esbozó una sonrisa lasciva.
―Entonces, haga realidad su fantasía, hyung. ―Las mejillas de Jimin tomaron color enseguida y Yoongi se lanzó nuevamente contra su boca.
Retiró la camisa del menor en poco tiempo observando como su piel se erizaba debido al frío. Jimin gimió cuando la cálida boca del mayor se apoderó de uno de sus pezones, apoyó sus manos en el piano y echó su cabeza hacía atrás disfrutando de las corrientes eléctricas que sacudían su cuerpo.
Yoongi acarició todo su cuerpo, observando su piel sonrojada brillar bajo la luz de la luna, jugó con el broche de su pantalón haciendo qué este lloriqueara desesperado. El pelinegro bajó la prenda y la tiró al suelo dejando sus blancas piernas a la vista. Mordió su mandíbula volviéndolo loco, y rozó su mano sobre su erección para provocarlo. El menor tembló cuando la fría mano de Yoongi se coló dentro de su ropa interior y comenzó a masturbarlo de una forma tortuosamente lenta.
Yoongi miró los ojos de Jimin, estos estaban rebosantes de deseo, ese deseo incontrolable qué solo era causado por él. Jimin se retorcía entre los brazos del mayor volviéndose dócil, gimiendo solo para él.
El pelinegro se alejó de Jimin y se desvistió rápidamente, el castaño gimió cuando observó la gran erección del contrario marcarse en su ajustada ropa interior. Jimin acarició su miembro con la palma abierta apenas estuvo frente a él nuevamente sacándole un gemido complacido. La mano de Jimin se coló dentro de su ropa interior y rodeó su polla con los dedos moviendo su mano de arriba abajo, Yoongi mordió su labio inferior y cerró sus ojos disfrutando las sensaciones que estaba causando la tibia mano de Jimin. Le miraba fijamente a los ojos mientras lo masturbaba con dedicación, jadeando cada vez que Yoongi maldecía entre dientes, su pulgar frotó el glande húmedo debido al pre semen y lo apretó más fuerte sintiendo como se endurecía cada vez más, haciendo que su entrada palpitara con anticipación.
Un gemido entrecortado salió de los labios del mayor cuando estuvo a punto de correrse y enseguida lo obligó a quitar su mano. Lo tumbó sobre el piano haciendo qué este jadeara apenas su espalda tocó la dura y fría superficie. Yoongi sacó la ropa interior de Jimin con habilidad y chupo dos de sus dedos antes de introducirlos en el interior del menor, Jimin gimió al sentir su entrada ser estimulada por sus dedos, y sintió como su erección comenzaba a doler.
Yoongi bombeó con sus dedos en su interior curvándolos hacia arriba tocando su punto dulce haciendo qué el menor chillara complacido. El castaño se sintió vació cuando Yoongi sacó los dedos de su interior, quizá era muy poca preparación, pero ambos estaban demasiado desesperados por sentirse. Jimin alzó un poco su cabeza observando como se terminaba de sacar la ropa interior y abrió más las piernas para darle espacio.
Jimin contuvo el aliento cuando Yoongi presionó su polla contra su entrada y jadeó cuando comenzó a enterrarse en él.
―Maldición Jimin. ¿Acaso cada vez te pones más estrecho? ―Jimin gimió cuando Yoongi estuvo completamente dentro de él.
El mayor se quedó quieto durante algunos segundos esperando a que el menor se acostumbrara, y cuando le indicó que podía moverse comenzó a embestirlo lentamente. Jimin mordió su labio inferior para callar los gemidos y Yoongi mordió uno de sus muslos con fuerza haciéndolo gritar.
―Te dije que quiero oírte gemir ―reclamó.
Yoongi salió de Jimin y luego volvió a embestirlo con fuerza haciendo qué el menor gimiera alto, sus estocadas hacían que Jimin temblara y el mayor estaba volviéndose loco al sentir como su miembro era apretado por las paredes del contrario. El ritmo de las penetraciones se volvió frenético haciendo que Jimin arquera la espalda al mismo tiempo que las uñas de Yoongi se enterraban con fuerza en sus caderas, Jimin chilló cuando sintió la manera en que el mayor golpeaba sin piedad su próstata y no pudo aguantar dirigir su mano a su miembro para masturbarse con frenesí.
Yoongi observó a Jimin y la imagen no podía ser más perfecta, su piel tersa y blanca era como una mancha en el piano negro, su cabello revuelto, sus labios hinchados y entreabiertos mientras jadeaba. Ambos parecían dos almas en medio de la oscuridad, eran solo dos personas en ese simple mundo, dos personas qué se entregaban al otro con pasión, fundiéndose en el amor qué ambos sentían y disfrutando del placer que sus cuerpos se daban mutuamente, porque encajaban a la perfección, como si estuviesen destinados a estar juntos para toda la eternidad.
Y joder, querían creer que era así.
Jimin rasguñó su garganta cuando sintió que el placer lo asfixiaba y las estocadas de Yoongi se volvieron más duras, el miembro del mayor entraba y salía con facilidad debido al pre semen qué humedecía su extensión, y gruñó cuando Jimin se corrió apretándolo aún más en su interior, el semen empapó la mano de Jimin, y poco tiempo después sintió como su interior era llenado por la esencia del mayor.
Yoongi apoyó sus manos en el piano respirando agitadamente aún sin salir del interior del menor, sus cuerpos estaban mojados debido a las gotas de sudor que se deslizaban por sus anatomías y que hacía que sus cabellos se pegaran a su frente.
Se miraron durante largos segundos, sin decir nada, solo disfrutando del calor qué emanaba de sus cuerpos y de sus sentimientos qué estaban a flor de piel. Porque no había nada más perfecto que ellos dos cuando estaban juntos, porque nada era más importante que amarse mutuamente, porque el mundo podría estar acabándose a su alrededor, pero mientras estuviesen juntos nada tendría importancia.
¿Es esto lo que todos llaman amor? Esta pasión cegadora qué los hacía regocijarse sobre si mismos, esa ansiedad de no poder decir lo suficiente, de no poder hacer algo para demostrar esos sentimientos tan fuertes que quemaban en su interior.
Llámenlo como quieran, pero para Jimin y Yoongi esto no podía ser amor, era mucho más, esto iba fuera de los límites. Esto era una necesidad, la necesidad de amarse sin límites ni miedos, la necesidad de morir el uno por el otro si fuera necesario.
La luz qué entraba por la ventana iba directo a sus ojos e hizo qué se removiera un poco sintiendo la dura superficie bajo su espalda giró su cabeza observando a Yoongi dormido a su lado con los labios entreabiertos y completamente desnudo a excepción de su camisa qué cubría su entrepierna. Giró su vista hacía la puerta del salón qué estaba apenas abierta. Sus mejillas se enrojecieron cuando se dio cuenta de que alguien pudo haberlos visto y enseguida se bajó del piano dando la vuelta hasta llegar al lado de Yoongi, lo sacudió un poco para despertarlo ganándose varias quejas por parte del mayor.
―Hyung... Hyung... ―El menor susurró abriendo los ojos de Yoongi con sus dedos.
El mayor se removió un poco y luego abrió los ojos mirando a Jimin con el ceño fruncido. ― ¿Qué pasa, mocoso?
Jimin frunció el ceño. ―No me llame así, y ya es tarde, vamos a vestirnos, los demás deben estar por llegar.
― ¿Vamos a dormir en la habitación? ―La voz del mayor sonó más ronca de lo normal debido al sueño.
―Ya es tarde, hyung, debemos comer. ―El mayor se sentó en el piano con su ceño fruncido.
― Lo que yo quiero comer está aquí mismo, así que no debo ir a ningún lado. ― Jimin soltó una risita ante las palabras del mayor mientras recogía su ropa del suelo.
Jimin abrió los ojos en demasía cuando escuchó la puerta principal ser abierta y enseguida jaló a Yoongi que también se encontraba terminando de recoger su ropa para correr a su habitación. El pelinegro cerró la puerta del salón y luego siguió a Jimin hasta su habitación apenas entraron cerraron la puerta detrás de ellos sonriéndose con complicidad.
Ambos bajaron al salón encontrándose con todos en el salón charlando. Jin se levantó apenas observó a Jimin de lo más tranquilo junto a Yoongi y frunció el ceño.
―Jimin ha terminado de recordar todo ―anunció Yoongi tratando de retener la sonrisa qué quería escapar de sus labios y todos miraron a Jimin expectantes.
― ¿Es cierto? ―preguntó Seokjin mirando a Jimin, este asintió animadamente con una sonrisa y todos aplaudieron felicitando al menor.
Jungkook se levantó de su asiento y enseguida corrió a abrazar a su mayor quien correspondió enseguida envolviendo sus brazos alrededor del castaño. Seguidamente se levantaron Hoseok y Taehyung copiando la acción de Jungkook.
―Nos alegramos mucho por ti, Jimin. ―Namjoon habló a un lado de Jimin y también lo abrazó tomando al menor por sorpresa.
―Qué bello, padre e hijo, solo falta mamá ―bromeó Taehyung limpiándose una lagrima imaginaria. Seokjin rio acercándose a Jimin para abrazarlo junto a Namjoon.
Luego de unos segundos se separaron y Namjoon carraspeó dirigiéndose a Hoseok. ―Ahora qué Jimin recordó todo, ya sabes lo que acordamos hacer, Hobi.
Todos fruncieron el ceño en señal de confusión a excepción de Hoseok quien asintió y se levantó enseguida tomando el brazo de Jimin.
―Ven con nosotros, Yoongi. ―El mayor asintió y siguió a los chicos dejando a los demás quienes ignoraron la situación y comenzaron a reír nuevamente.
Jimin caminó junto al pelirrojo y Yoongi en silencio, llegaron al final del pasillo de la planta baja y pararon frente a una puerta qué Jimin siempre había creído que era el sótano, Hoseok sacó una llave y la metió en la cerradura abriendo la puerta dejando ver unas escaleras, luego presionó un botón al lado de la puerta haciendo que se iluminara el interior, Hoseok bajó las escaleras y Yoongi le indicó que caminara, bajó las escaleras con Yoongi detrás suya y una vez estuvieron abajo descubrió que era un piso subterráneo.
Había un largo y ancho pasillo, las paredes eran blancas y al igual que en toda la casa el suelo era de mármol, atravesaron el pasillo completamente iluminado con luces blancas, al final de este había una puerta de hierro blindada del tamaño de la pared, a un lado de la puerta se encontraba un panel de control táctil, Hoseok acercó su mano al dispositivo para que la escaneara y luego tecleó una serie de números, se escuchó un pitido y seguidamente la pesada puerta comenzó a abrirse.
La boca de Jimin se abrió con sorpresa y Yoongi lo empujó dentro de la habitación haciéndolo reaccionar, el lugar era casi tan frío como un congelador y fue cuando Hoseok encendió la luz que pudo ver a la perfección todo lo que se encontraba en el lugar. Las paredes estaban cubiertas por armas de todo tipo en color negro mate, incluyendo cuchillos, dagas, granadas, armas de fuego, hasta hilos de cobre. En el centro del lugar se encontraba una gran mesa con una variedad increíble de cajones con etiquetas, al acercarse a esta Jimin observó la superficie de vidrio y bajo este se podían apreciar diferentes sustancias de colores. Había instrumentos de laboratorio y una gran pantalla que ocupaba casi toda una pared, había estantes, compartimientos de almacenamiento y justo en la pared frente a la puerta de entrada había lo que parecía la puerta de una bóveda.
La boca de Jimin se sintió seca y tuvo qué relamer sus labios varias veces.
―Bienvenido a nuestro laboratorio de armas químicas, Jimin. Esto es por lo que la mafia ha estado trabajando toda la vida. ―La voz de Hoseok interrumpió los pensamientos de Jimin quién no podía dejar de observar el lugar con fascinación.
¿Cuál de todas esas sustancias podría ayudarle a matar a Jeonghan?
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