23
Hoseok tuvo que sostenerse de la pared para no caer cuando sintió sus piernas temblar y su cabeza dar vueltas. Luchó con todas sus fuerzas no mirar el desastre que había hecho Yoongi y mantuvo su vista fija en la puerta hasta que el peliplata llegó a su lado.
Yoongi no se preocupó por deshacerse del cuerpo de Jeonghan y al terminar solo posó una de sus manos en el hombro del pelinegro para guiarlo fuera del lugar. Hoseok se dejó guiar por Yoongi hasta el auto, subiéndose en el asiento de piloto aún aturdido.
El pelinegro suspiró antes de mirar a Yoongi, totalmente sudado y chispeado de sangre ajena. Hoseok no pudo evitar hacer una mueca de asco al ver a su amigo y este carraspeó desviando su vista hacia la ventanilla.
— ¿Has sabido algo de Jimin? —Yoongi habló para romper la tensión.
—L-La operación fue exitosa. Si quieres podemos ir a que te cambies y luego a verlo. —Hoseok encendió el auto recibiendo una respuesta afirmativa por parte de Yoongi.
El peliplata miró por la ventanilla, sintiendo ese familiar vacío en su pecho, ese sentimiento que se formaba ahí ante la ausencia de su pequeño. Suspiró un poco aliviado, sabiendo que había vengado al menos una parte lo que Jeonghan le había hecho y que ya no volvería a ser una amenaza nunca más; pero aún no estaba del todo satisfecho, no lo estaría hasta tener a Jimin en sus brazos, no hasta sentir su cálido tacto y sus esponjosos labios, no estaría bien hasta que estuviera seguro de que Jimin estaba a su lado, y de que ahora si nadie podría separarlos.
Observó el cielo, tan azul y cálido, como siempre, pocas veces se dejaba opacar por la tormenta, sonrió ante eso, el cielo le recordaba a Jimin, tan hermoso y cálido a pesar de la tormenta que muchas veces lo amenazaba.
¿Qué había hecho para merecer a una persona como Jimin?
¿Acaso fue demasiado bueno en otra vida? ¿O Jimin era parte de su castigo?
¿Acaso esto es un sueño, mocoso? ¿En cualquier momento te irás y quedaré solo?
Yoongi vaciló un poco antes de abrir la puerta, sintiendo un escalofrío recorrerlo al tomar el pomo de esta, la empujó con suavidad, adentrándose en la blanquecina habitación procurando no hacer demasiado ruido.
Jimin se encontraba levemente sentado en la camilla, con la mirada fija en algún punto vacío de la habitación. Giró su vista hacia Yoongi cuando esté cerró la puerta de la habitación, y sus ojos desaparecieron ante la gran sonrisa que le mostró al mayor. El peliplata suspiró caminando hacia la camilla demasiado ansioso, sentándose a su lado para tomar una de sus manos entre las suyas enseguida, examinándolo con atención.
Jimin lucía totalmente roto físicamente, pero al ver dentro de sus ojos, esos ojos donde se reflejaba Yoongi, todo cambiaba completamente. Porque Jimin podía estar totalmente destrozado, pero si Yoongi estaba ahí, todo se sentía bien, todo estaba bien, porque Jimin estaba viviendo por Yoongi, y no necesitaba otro motivo. Él se encargaba de borrar todas sus heridas.
— ¿Cómo te sientes? —Yoongi habló suave, acariciando la mejilla del menor.
—Bien ahora que lo veo, hyung. —Yoongi sonrió y se inclinó para besar los labios de Jimin por un segundo.
Aquel beso se sintió irreal, era como beber agua luego de haber atravesado largos días de sed y sus corazones no podían dejar de latir desesperados al sentirse tan completos. Una vez más, luego de tanto, estaban juntos y eso nunca se había sentido así de bien.
Jimin frunció el ceño cuando algunas lágrimas escaparon de los ojos de Yoongi, y enseguida llevo sus manos al rostro del peliplata, limpiando estas con sus pulgares antes de besar su frente.
—Lo lamento tanto, Jimin... Lamento tanto haberte hecho miserable... —Yoongi habló y los labios de Jimin formaron una línea.
—No soy miserable, hyung... Soy la persona más feliz del mundo, siempre lo seré si usted está a mi lado. —Los ojos de Jimin brillaron debido a las lágrimas que se acumularon detrás de estos.
El menor extendió su mano con cuidado a la mesilla que estaba a su lado y tomó una arrugada hoja de papel que estaba sobre esta para entregársela a Yoongi quien frunció el ceño antes de tomarla.
—Léala —pidió con una sonrisa.
Yoongi bajo su vista hasta la hoja de papel algo manchada de sangre y la desdobló observando el gran mensaje escrito en esta con una caligrafía desordenada.
"Hyung, si estás leyendo esto es por una razón, estoy bien y ahora estás conmigo... Ahora no sé bien lo que pudo pasarme, pero estoy bien... Hoy estuve a punto de rendirme, Jeonghan me golpeó tan fuerte que estuve a punto de dejarme llevar por el cansancio y el dolor... Pero lo recordé a usted, recordé que usted estaría peor que yo si me dejaba vencer... Y fue hoy qué entendí, hyung, que este sentimiento es más fuerte que nada, y que mientras usted esté presente en mis pensamientos, podré superarlo todo y podré soportar todo... El día de hoy recordé todo, desde el principio hasta ahora, recordé el miedo que me causaba su presencia, y las veces que mi instinto me gritaba que me alejara de usted... Recordé todas las cosas que hemos pasado, recordé lo bien que me hace sentir, y lo miserable que soy cuando no estoy a su lado. ¿En qué momento comencé a depender tanto de usted? ¿En qué momento me enamoré? ¿Esto es amor? El día de hoy le sonreí a Jeonghan cuando estaba a punto de llorar, y le dije, qué no importaba cuántas veces me golpeara, nunca borraría todos los sentimientos que tengo hacia usted, ni los que usted tiene hacia mí... Porque no importa que pase, hyung. No importa si me queman vivo, si me arrancan pelo por pelo, estos sentimientos no se irán, porque no hay nada más sincero, no hay nada mejor, no hay otro lugar, ni otros brazos. No hay otra manera de la que me gustaría morir, que no fuese por usted... Porque lo amo, Hyung, y si esto no es el verdadero amor, hemos inventado una nueva forma de amar.
Siempre suyo, Jimin."
Yoongi finalizó de leer la carta, las lágrimas ya rodaban por sus mejillas y se sintió idiota, idiota porque había permitido que una persona lo ablandara tanto, había permitido que alguien se metiera de semejante manera en su asqueroso corazón, y lo peor de todo era, qué no se arrepentía.
Envolvió a Jimin en sus brazos, teniendo cuidado de no lastimarlo, tratándolo como si fuese un pedazo de cristal que podía romperse en cualquier momento, Yoongi disfrutó de la calidez del cuerpo de Jimin, sintiéndolo real después de tanto tiempo, sintiendo que después de aquellos días, volvía a respirar. Sintiendo que nuevamente su alma había regresado a su cuerpo.
— ¿Es esto obra del destino? He robado un ángel, y no he recibido ningún castigo. —Jimin sonrió ante las palabras de Yoongi y besó sus labios, enredado sus lenguas con parsimonia mientras cerraba sus ojos, disfrutando del sabor del contrario, sintiendo que estaba besando los labios de un demonio, que sabía a cielo.
Un mes y medio después.
Jimin se encontraba sentado en la sala de espera, con Jungkook a su lado quien sostenía su mano con fuerza. El menor se encontraba nervioso, y observaba a Jimin cada tanto, tratando de descifrar su expresión.
El pelirosa relamió sus labios y en ese momento Yoongi apareció en el lugar, casualmente, siendo seguido por el médico. Jungkook se tensó sintiéndose ansioso y lo pensó varios segundos antes de ponerse de pie, jalando a Jimin con él.
—Aquí están los resultados. —El médico le entregó un sobre Manila a Jimin y este lo tomó agradeciendo en un susurro antes de que el médico se retirara.
Observó a Jungkook vacilante, Yoongi se posó detrás del pelirosa y agarró su cintura, haciendo que Jimin temblara ante las corrientes eléctricas que el mayor mandaba a su cuerpo de forma inconsciente, eso era algo que solo ellos podrían entender.
—Ábrelo —insistió Jungkook con los ojos brillantes.
Los dedos de Jimin rozaron la abertura del sobre sacando una hoja de papel de este. Suspiro antes de comenzar a leer en voz baja un poco rápido ya que no entendía demasiado, solo estaba buscando la parte que les interesaba.
Jungkook observaba a Jimin con atención, relamiendo sus labios en señal de anticipación y a Yoongi detrás del pelirosa quien leía la hoja cuidadosamente.
Jimin se tensó un segundo, apretando la hoja entre sus dedos cuando leyó lo que había estado esperando encontrar.
—Positivo. —Jimin susurró bajito, pero lo suficientemente fuerte para que todos escuchasen.
Jungkook abrió los ojos con sorpresa y luego miró a Jimin con una sonrisa, lanzándose sobre él para envolverlo entre sus brazos. El mayor de los dos respondió el gesto abrazando a Jungkook con fuerza sintiendo plenamente feliz.
—Entonces está confirmado, son hermanos. —Yoongi sonrió un poco observando aún a los menores abrazarse con emoción.
Edán llegó al lugar junto con Hoseok y Taehyung chillando de emoción al ver la hoja en la mano de Jimin y a los chicos abrazados.
— ¡Lo sabía! —Edán chilló de emoción y corrió lanzándose sobre los dos menores para formar parte del abrazo.
— ¿Edán no será su hermano también? Se parecen demasiado. —Hoseok comentó entre risas en el momento en que llegaba junto a ellos.
— Claro. ¿Y el cabello rizado de dónde salió? —respondió Yoongi mientras rodaba los ojos con diversión.
Yoongi casi pierde el equilibrio cuando Jimin se abrazó con fuerza a su pecho, y enseguida paso su brazo por la espalda del pequeño pelirosa correspondiendo el gesto.
— ¿A qué hora debemos estar en la mansión? —preguntó Hoseok mientras todos salían del edifico caminando hacia el estacionamiento.
—La fiesta empieza a las ocho —respondió Yoongi tomando la mano de Jimin al igual que Taehyung hacia con Jungkook.
— ¿Fiesta? ¿Qué fiesta? —indagó Jimin con el ceño fruncido.
—Hoy es la boda de Seokjin hyung y Namjoon. —Edán respondió emocionado corriendo hasta subirse a la espalda de Hoseok y abrazarse a él igual que un koala.
—Edán es el único que puede recuperarse así de rápido de una herida —comentó Taehyung.
— ¿Boda? —Jimin se mostró sorprendido ante la inesperada noticia.
—Sí, ya sabes, dónde dos personas que se aman se ponen de acuerdo para estar juntos toda su vida, así como Yoongi hyung planea hacer cont...
— ¡Shh! —Todos callaron interrumpiendo a Edán y este se mordió la lengua al darse cuenta de lo que casi había dicho.
— ¡Sé lo que es una boda! Lo que digo es... Nada, olvídenlo. ¿Qué voy a ponerme? —Jimin chilló y subió a la camioneta junto a los chicos.
—Ni lo recuerdes, estoy igual, estoy pensando seriamente en no ir... —Se quejó Edán mientras se sentaba en las piernas de Hoseok, claramente él no sabía lo que era espacio personal.
— ¿Cómo no vas a ir? ¿Si será en la mansión? —Se burló Jungkook y Edán lo miró con los ojos entrecerrados.
—Cállate, Juan Cuco. —Todos en la camioneta rieron y siguieron bromeando de la misma forma todo el camino hasta la mansión.
Al llegar a la mansión esta se encontraba repleta de gente que iba de aquí para allá decorando el jardín del lugar y todos los alrededores del lugar.
Jimin caminó hasta el interior con Yoongi a su lado quien tomaba su mano con suavidad preguntándose en qué momento su hyung había decidido que se casaría.
Se sintió en paz, sintiéndose reconfortado por volver a casa después de todos esos días, subió las escaleras con Yoongi detrás de él y caminaron hasta la habitación que compartían, Yoongi abrió la puerta dejando que pasara y así lo hizo, dio un par de pasos dentro antes de quedarse estático en el medio analizando su entorno.
Probablemente era lo más cliché del mundo, pero aun así Jimin no pudo evitar emocionarse el ver la cama cubierta de pétalos de rosa y con estos escrita la palabra "Bienvenido". Sonrió en grande, observando el gran ramo de flores y la carta que venía junto a este reposando sobre la cama, el menor se giró, encontrándose con Yoongi quien se mantenía serio, totalmente atento a la reacción del contrario.
Jimin se acercó a los labios de Yoongi, pasando sus brazos alrededor de su cuello y besándolo con pasión. Yoongi alzó a Jimin del suelo, sintiéndolo bastante más liviano, pero ya no tan frágil como un mes atrás. El peliplata arrojó al menor a la cama con sumo cuidado mientras besaba su cuello y acariciaba todo su cuerpo no queriendo dejar pasar ningún detalle.
—Te extrañe tanto... —susurró Yoongi sin dejar de lamer las clavículas de Jimin.
El menor jadeó, sintiéndose ansioso y necesitado debido a la falta de atención en las últimas semanas, para Yoongi se sentía exactamente igual.
Se deshizo de los pantalones de Jimin deslizándolos fuera de sus piernas y luego los lanzó al suelo para acariciar sus muslos con suavidad, queriendo disfrutar de cada milímetro de su cuerpo, aspirando su olor y tratando de hacerle sentir lo mucho que lo había extrañado. Jimin cerró los ojos sintiendo como las manos de Yoongi se deslizaban por todo su cuerpo, haciéndolo temblar debido a la excitación.
Jimin se dejó llevar, dejando que Yoongi lo complaciera y sin preocuparse por contener los gemidos o jadeos que escapaban de su boca. Quitó el suéter de Jimin y lo examinó, el pelirosa lucía frágil debido a lo delgado que se encontraba, su cuerpo estaba cubierto por varias cicatrices, al instante Jimin se cubrió instintivamente, sintiéndose repentinamente incómodo ante la mirada del mayor, creyendo que quizá a Yoongi ya no me gustaría su cuerpo.
Yoongi ladeó la cabeza, percatándose del porqué de las acciones de Jimin y enseguida se inclinó nuevamente, apartando los brazos del menor suavemente para poder verlo.
—Sigues siendo hermoso, Jimin... Siempre serás perfecto para mis ojos. —Jimin suspiró, tratando de relajarse nuevamente y dejándose convencer por las palabras del mayor.
Y Yoongi no mentía, nada podría hacer que dejara de ver a Jimin de la forma en lo que hacía, sus cicatrices no eran más que un recuerdo de todo lo que habían tenido que pasar por estar juntos, y si Jimin estaba dispuesto a pasar mil dificultades por él, él estaba dispuesto a amar cada centímetro de su piel.
Yoongi se acercó a uno de los rojizos pezones del menor y lo lamió, haciendo que Jimin jadeara y arqueara la espalda enredando sus dedos en el cabello de Yoongi para tirar suavemente de las hebras.
El mayor estimuló los botones de Jimin hasta que este sintió que se volvería loco por la manera en que los dientes de Yoongi se rozaban con la piel sensible.
La mano de Yoongi rozó su entrepierna haciendo que mordiera sus labios con fuerza, sintiendo como la temperatura en la habitación empezaba a hacerle sudar. Yoongi jadeó al sentir el miembro duro de Jimin entre sus dedos y enseguida retiró la ropa interior del menor antes de parar para quitarse su propia camiseta sintiendo como la temperatura de su cuerpo comenzaba a elevarse demasiado.
Yoongi alzó las piernas de Jimin llevándolas hasta el pecho del mismo y se inclinó hasta la rosada entrada del menor, quien gimió al sentir la tibia respiración del mayor chocar con su agujero.
La lengua húmeda de Yoongi acarició su entrada y su cuerpo tembló ante las sensaciones que esto había provocado, Yoongi continuó lamiendo aquel nudo de nervios con esmero, introduciendo su lengua en el agujero de vez en cuando y deleitándose con los sonoros gemidos de Jimin que lo alentaban a seguir con mayor dedicación.
Metió un par de dedos en la entrada del menor y comenzó a moverlos, aprovechando para llevar su boca al miembro de Jimin y chuparlo con ansiedad, sus piernas temblaban al mismo tiempo que jalaba del cabello de Yoongi, este sentía su propia erección doler y por un momento creyó que podría correrse con solo escuchar los gemidos de Jimin y sentir su dureza contraerse en su boca.
Los dedos de Yoongi embistieron a Jimin al mismo tiempo que lamia su glande y Jimin rodó los ojos sintiéndose al borde.
—Y-Yoongi-ah... P-Por favor... —suplicó entre jadeos, apretando los ojos con fuerza.
— ¿Qué es lo que quieres, Jimin? —Yoongi miró al menor, sin parar de masturbar su miembro con su mano libre, Jimin sintió que enloquecería cuando sus ojos se encontraron con los del peliplata, totalmente oscuros y rebosantes de deseo acompañado de sus labios brillantes con la saliva escurriendo de sus comisuras.
—D-Dios... T-Te quiero dentro de mí. —Yoongi sonrió con lasciva, y no pudo resistirse ante Jimin.
Se incorporó y casi arrancó las prendas que aún cubrían su cuerpo antes de tomar su propia erección dolorosamente dura y escupió sobre este comenzando a masturbarse para extender la humedad.
Jimin se acomodó, acercándose más a Yoongi y abriendo sus piernas en una invitación tácita, el peliplata sonrió y jaló una de sus piernas, haciendo que sus nalgas chocaran contra su pelvis con un chasquido.
El pelirosa jadeó al sentir a como Yoongi rozaba su miembro con su entrada, jugando con la sensibilidad del menor, quien chilló desesperado y jaló las caderas de Yoongi para cortar su juego, se enterró en Jimin de golpe, soltando un grueso gemido cuando su entrada lo rodeó.
Sus caderas comenzaron un vaivén lento, sintiendo como las estrechas paredes del menor lo apretaban, recordando lo mucho que había extrañado esa sensación tan exquisita, Jimin gimió, sintiendo como las estocadas se volvían cada vez más duras.
Yoongi se inclinó hasta sus labios y lo besó de forma desordenada, sintiendo que podría quedarse así para siempre, en ese momento tan íntimo para ambos, dónde se convertían en uno y el mundo parecía desaparecer a su alrededor.
Jimin disfrutó de la sensación tan real que era Yoongi golpeando en su interior con furia, aprovechando el momento y olvidándose por un momento de todo lo que había sucedido.
Yoongi embistió a Jimin con brutalidad, golpeando su próstata, empujándolo a su propio orgasmo y haciendo que temblara debido al placer que lo ahogaba, la mano de Yoongi fue hasta el miembro de Jimin y comenzó a masturbarlo a la par de sus embestidas, cerró sus ojos y se aferró con su mano libre a la cadera de Jimin para darse más soporte.
Jimin chilló cuando su orgasmo estuvo cerca y su espalda se arqueó al mismo tiempo que manchaba la mano de Yoongi con su semen, el peliplata aprovechó la contracción de las paredes de Jimin para penetrarlo con más fuerza y así alcanzar su propio orgasmo, dos embestidas después se derramó en el interior del pelirosa.
Jimin se quedó quieto, disfrutando del familiar sentimiento mientras escuchaba la agitada respiración de Yoongi.
Se sintió en casa, en un ambiente totalmente familiar donde lo tenía todo y no le faltaba nada.
Porque Yoongi era su hogar, y dónde estuviera él, no le faltaría nada.
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