22
ADVERTENCIA:
Violencia explícita y sin censura.
No apto para sensibles.
Capítulo corto.
Leer la nota del final.
. . .
Una semana después.
Yoongi se paseó alrededor de Jeonghan, observando como el pequeño chico atado a la silla se encogía en su lugar cada vez que el peliplata se acercaba, sonriendo ante las reacciones del menor y sintiendo como su piel se erizaba, levemente excitado por la situación, pero más, por los pensamientos en su mente por todo lo que pensaba hacerle a Jeonghan.
Hoseok se encontraba parado a un lado de la puerta de la habitación, mirando a Yoongi intensamente, casi con miedo, a pesar del tiempo conociéndose aún no se acostumbraba a esa faceta de su amigo.
Yoongi suspiró pesadamente, inhalando el olor metálico que inundaba el lugar, la habitación totalmente vacía a excepción de cadenas de hierro viejas tiradas en el suelo, una mesilla con armas de tortura y la silla donde se encontraba Jeonghan.
—Te lo advertí tantas veces, Jeonghan... Si me hubieses escuchado, probablemente no estarías en esta situación —Yoongi comenzó a hablar despacio, en un tono escalofriante que logró que, al par de chicos en la habitación, se le erizase la piel—. Fui muy paciente contigo.
Yoongi pasó su mano por el pecho de Jeonghan haciendo que este temblará asustado, él sonrió con burla, metiendo su mano bajo la camisa de Jeonghan.
— ¿No te gusta qué te toque, Jeonghan? —Yoongi no borraba la sonrisa de sus labios mientras acariciaba al menor con brusquedad— ¿Ya no quieres ser mi puta?
La mano de Yoongi subió hasta el cuello de Jeonghan y lo apretó con fuerza cortándole la respiración.
— ¿Sabes lo que le pasa a los que se meten con mi mocoso? —habló entre dientes, acercando su rostro al de Jeonghan—. No. No puedes saberlo, nadie ha vivido para contarlo.
El aliento de Yoongi acariciaba la mejilla de Jeonghan y este cerró los ojos con fuerza, tratando de alguna manera hacer llegar el aire a sus pulmones. Yoongi podía oler el miedo en Jeonghan, y eso solo podía enojarlo más, pues imaginaba a su pequeño cuando había estado en esa situación, asustado, indefenso, sabiendo que sería lastimado y no podría hacer nada para evitarlo.
Yoongi arrancó la mordaza de la boca de Jeonghan con brusquedad al mismo tiempo que apartaba su mano de la garganta del chico, el pelimorado tosió, tratando de regular su respiración.
— ¿Te arrepientes, Jeonghan? ¿Te arrepientes de todo lo que le hiciste a mi niño? ¿Al ser más preciado de mi vida, la luz de mis ojos? ¿Te arrepientes de haber arrancado una parte de mí? ¡¿TE ARREPIENTES DE QUE POR TU CULPA ESTE EN UN PUTO HOSPITAL DE MIERDA LUCHANDO POR SU VIDA?! —Yoongi gritó con rabia y pateo un montón de basura a su lado, Jeonghan rio.
—No, no me arrepiento de nada. Tenía que ser así, porque tú tenías que estar conmigo... No con él... ¡No con ese maldito mocoso que llegó a cargarnos la vida! —Está vez fue el turno de Yoongi para reír.
—Habla por ti, Jeonghan. Jimin no le hizo nada a nadie. Jimin no hizo ningún cambio en nuestras vidas que no fuera bueno. —Hoseok interrumpió en la conversación, acusando severamente a Jeonghan mientras lo miraba con rabia.
— ¡Me arrebató a mi amor! ¡Es un maldito intruso! —Jeonghan parecía estar al borde de una crisis nerviosa, y sus palabras solo molestaban más a Yoongi—. Ojalá muriera en esa operación, dejaría de ser un estorbo para todos.
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
Yoongi golpeó el rostro de Jeonghan con tanta fuerza que el menor se tambaleó en la silla. El peliplata lo desató poniéndolo para luego tomarlo de la camisa aventándolo con fuerza al suelo, rápidamente se posicionó sobre él y extendió su mano para qué Hoseok le pasase un encendedor.
Sacó una daga de su bolsillo y la pasó por la llama del encendedor, sintiendo como Jeonghan se removió debajo de él.
—Tranquilo, Jeonghan... Esto no es ni la mitad de lo que le hiciste a Jimin. —Una vez la daga estuvo rojiza debido a la temperatura, rozó la punta por el cuello de Jeonghan, deslizándola hacia abajo y haciendo que el chico se retorciese debido al ardor.
Yoongi jaló una caja a su lado la cual estaba llena de bombillas dañadas y saco algunas acomodándolas sobre el pecho de Jeonghan. El peliplata estiró su mano tomando un martillo y sonrió mientras miraba fijamente a Jeonghan.
La daga se clavó en el brazo del pelimorado y la deslizó hacia abajo haciendo que el chico gritara.
—B-Basta, Yoongi... —Yoongi rió.
— ¿Tú parabas cuando Jimin te lo pedía? —El mayor alzó el martillo y lo dejo caer sobre una de las bombillas en el pecho de Jeonghan, haciendo que esta se quebrara sobre él y los finos vidrios se enterraran en su carne haciéndolo gritar.
Y así lo hizo una, y otra, y otra vez, hasta que rompió todas las bombillas sobre el pecho del pelimorado y la sangre escurría por toda la longitud. Yoongi se levantó, pateando el chico hasta dejarlo boca abajo.
Hoseok desvió la mirada, evitando ver lo que vendría después, siendo demasiado desagradable para él. El pelinegro cerró los ojos, escuchando los gritos de Jeonghan mientras Yoongi golpeaba sus costillas con una barra de metal, rompiéndolas. Los gritos de Jeonghan se volvieron desgarradores, sin embargo, para Yoongi eran música.
—Nadie. Toca. A. Mi. Mocoso. —Y con cada palabra, venía un golpe nuevo, cada uno más fuerte que el anterior.
Jeonghan gritó, sintiendo el último golpe doler de forma apabullante. Yoongi jaló el cabello del chico, arrastrándolo por el piso y luego levantándolo para sentarlo sobre la silla.
— ¿No vas a pedirme que pare? —cuestionó el pelinegro acomodándose sobre el chico mientras abofeteaba su rostro obligándolo a permanecer despierto. Jeonghan solo jadeaba.
—Hoseok —volvió a hablar en dirección a su amigo quién le paso repleto de insectos—. Tú ultima comida, cariño.
Yoongi se burló, viendo el terror en los ojos del pelimorado quién se encontraba pasmado por el dolor. El mayor metió un puñado de insectos en su boca a la fuerza, trató de resistirse, pero no tenía fuerza, Yoongi lo volvió a golpear, obligándolo a que tragara, Hoseok sintió ganas de vomitar.
—Apuesto a que te gusta, eh.
Arrojó el frasco casi vacío a un lado, un cuchillo brilló en su mano y rápidamente lo enterró en el rostro de Jeonghan, exactamente en su ojo izquierdo. El peliplata sonrió, escuchando el grito ahogado del menor y la sangre resbalar de su cavidad ocular.
—Estoy cansado de ti —dijo con rabia mientras enterraba más el objeto deleitándose con su expresión agonizante. Era aburrido, Jeonghan no tenía el aguante suficiente.
Hoseok contuvo la respiración, luchando por no salir corriendo de aquella habitación.
Yoongi tomó una bombilla del suelo y la arrojó contra la cabeza de Jeonghan, haciendo que está se rompiese, sacó el cuchillo del ojo del menor y lo enterró en su abdomen, bajándolo hasta hacer una abertura.
El peliplata metió su mano en el hueco en su abdomen, del cual salía sangre en abundancia y hurgó dentro de las entrañas del menor, mientras sacó el encendedor e hizo que la llama apareciera, posándola frente al otro ojo de Jeonghan, quemando su párpado.
El chico ya no gritaba, apenas y jadeaba de dolor, ya adormecido por tanto.
Yoongi abrió el pecho del chico del lado izquierdo con el cuchillo. — Veamos si tienes corazón...
La mano del peliplata rebuscó dentro de su pecho hasta encontrar el órgano vital y jalarlo con brusquedad, y fue en ese momento en el que Jeonghan los dejó. Quizá demasiado pronto para su gusto, pero tenía mejores cosas que hacer ahora.
—Lamento quitártelo... De todos modos, no te servía de mucho. — Yoongi observó el cuerpo inerte del pelimorado, aún con su corazón en la mano latiendo lentamente.
Su risa fue amarga, sintiéndose totalmente pleno por haber cobrado venganza, quizá no de la manera que debía, pero lo había hecho.
Te protegeré siempre amor mío, mientras seas fuerte, y te atrevas a luchar conmigo...
Lo último que sucedió fue la cabeza de Jeonghan siendo desprendida de su cuerpo, cayendo en una de las esquinas de aquella habitación. Yoongi se observó a sí mismo, completamente manchado de sangre, sangre sucia y asquerosa de un bastardo que no valía la pena.
—Querías todo de mí, amor —Yoongi habló con sarcasmo—. Puedes estar en paz ahora qué sabes que me diste lo que más me gusta, una vida ajena que no vale la pena, y tú último suspiro, el cual tampoco me importa.
Ahora todo estará bien, cariño, no importa qué tan enfermo sea esto, haré lo que sea por ti...
¿Qué me has hecho, cariño? ¿Desde cuándo mato a una persona para que otra se quede conmigo?
. . .
¡Por fin lo que tanto esperaban! Debo admitir que me costó mucho escribir este capítulo, porque amo a Jeonghan, pero por otro lado, no quería traumarlas con mis vainas de asesina interna.
Fue corto porque ajá, no sé.
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