18
"Vamos a bailar juntos bajo la luna, mientras yo respire todo estará bien, yo te seguiré alabando, tú seguirás siendo mi único Dios y continuarás siendo mi única religión."
-Even.
. . .
El aire en aquella zona de la ciudad era espeso y bastante desagradable para quienes tenían que aspirarlo.
Daejeon era una ciudad algo deprimente, dependiendo desde qué punto la miraras, sin duda, los callejones de esta eran los más peligrosos y eran donde se criaban unos de los peores criminales de toda Corea.
En ese momento estaban dentro de la camioneta, estacionados en una de las angostas calles observando como poco a poco caía el atardecer, haciendo que el ambiente se viera un poco nostálgico. Taehyung y Jungkook se mantenían en silencio, escuchando un pequeño susurro que provenía de la radio, mientras esperaban alguna señal.
Yoongi miraba la casa abandonada al otro lado de la calle, sintiendo una ansiedad grandísima al pensar que Jimin podía encontrarse allí, apenas era el segundo lugar al que iban y ya sentía como su paciencia comenzaba a evaporarse. Restregó sus ojos con sus manos sintiéndose cansado, pero totalmente incapaz de conciliar el sueño al menos por unos minutos, no podía estar tranquilo, no mientras Jimin estuviese, probablemente, sufriendo.
Posó su vista en Jungkook en el asiento de piloto, el ahora pelirrojo lucía cansado, las ojeras rodeando el contorno de sus ojos y su expresión afligida, como quien espera en una sala de emergencias a su familiar a punto de morir. Jungkook trataba de mantenerse sereno, pero su expresión advertía lo que estaba sucediendo dentro de él, el miedo que tenía de solo pensar lo que podría estarle pasando a su hermano.
Todos se encontraban iguales, en esos días se habían dado cuenta de lo importante que era Jimin para todos, lo manera en que el pequeño se había metido en sus corazones era increíble y ahora solo les quedaba tratar de evitar pensar demasiado en la situación, después de todo eso solo lograba empeorar las cosas, saber que el pequeño probablemente estaba siendo torturado en estos momentos y ellos no podían hacer nada más que esperar encontrarlo pronto.
― ¿Están listos? ―La voz de Hoseok se oyó por los altavoces y Yoongi se enderezó enseguida tomando sus armas.
―Sí. ―Jungkook respondió y acto seguido escucharon la señal.
Bajaron de la camioneta y Yoongi tuvo que sostenerse a la puerta del vehículo para no caer, sintiendo como su cuerpo dejaba de responder por algunos segundos mientras su cabeza daba vueltas y su vista se volvía borrosa. Los chicos se acercaron al peliplata enseguida, observándolo con preocupación.
― ¿Yoongi? ¿Estás bien? ―Hoseok tomó el brazo del chico, pero este parecía demasiado concentrado en no caer desmayado.
―E-Estoy... bien... ―Yoongi dio un paso al frente, pero eso fue todo antes de que cayera al suelo enseguida totalmente inconsciente.
Hoseok corrió al chico justo antes de que su cabeza impactara con el suelo, todos miraron al peliplata con asombro, preguntándose cómo era posible aquello.
Porque a veces, parecían olvidar que Yoongi también era humano, él también era afectado por la situación, incluso más que los demás. Yoongi era un chico fuerte, pero todo el mundo tiene un límite y él estaba conociendo el suyo.
En otro lugar.
Jimin estaba encogido en el suelo, su respiración era dificultosa y sus ojos estaban empapados de lágrimas que hacía mucho tiempo había dejado de reprimir. El simple hecho de respirar hacía que su cuerpo doliese de manera insoportable, no recordaba cuanto había pasado desde que Jeonghan había entrado a la habitación por última vez, hacía mucho que había perdido la noción del tiempo y ahora parecía totalmente ausente y fuera de sí.
El hombre que tenía entendido se llamaba Yong pasaba varios minutos al día mirándolo desde el otro lado del vidrio, examinándolo inexpresivo, haciendo que Jimin se sintiese aún más como un animal más sin embargo no era como que eso le importase demasiado ahora.
El amargo sentimiento en su pecho era asfixiante, pero sólo él sabía que estaba luchando, estaba luchando con todas sus fuerzas para no caer dormido y nunca despertar, estaba luchando, aferrándose a las palabras de Jungkook cada vez que sentía que hasta hacer latir su corazón era demasiado difícil.
"Si algún día te encuentras sólo, no te rindas, y espera por nosotros, nunca te abandonaremos..."
Se había aferrado a cada palabra dicha por el menor en aquel día, luchando por creer que era cierto, que ahora mismo estaban buscándolo y que nunca lo dejarían solo. Él confiaba en ellos.
Pero era en el momento en que Jeonghan azotaba su cuerpo con fuerza cuando se sentía totalmente solo, pues nadie más que él estaba ahí para protegerlo, debía protegerse a sí mismo a pesar de estar completamente roto, a pesar de que su cuerpo doliese como los mil demonios, seguía esforzándose por no caer en aquella luz que lo llamaba cada vez que su cuerpo dolía tanto que no sentía nada en concreto.
Ni siquiera se molestó en reaccionar cuando la puerta se abrió, dejando en claro que Jeonghan había entrado.
El castaño no supo en qué momento fue levantado del suelo, ni tampoco sintió el momento en que las cadenas rodearon sus muñecas, aprisionándolo a la pared, se mantuvo de rodillas, sin siquiera mirar al chico que murmuraba cosas que lucían demasiado lejanas para Jimin.
Su cuerpo ni siquiera se estremeció cuando el metal ardiente tocó la piel desnuda de su pecho, ni siquiera se removió o hizo alguna mueca, sintiendo el dolor ajeno y superficial.
No supo en qué momento fue que Jeonghan se aburrió y lo soltó, dejándolo en el suelo para mirarlo con diversión.
―Esto no es divertido si no estás chillando de dolor, Jiminnie. ―La voz de Jeonghan ahora se escuchó demasiado irritante para Jimin quien gruñó sintiendo una chispa de rabia recorrer su débil y magullado cuerpo.
Jimin ignoró a Jeonghan cuando se posó de cuclillas frente a él, las manos de Jimin fueron liberadas de las cadenas, sintiendo como un impulso crecía dentro de él.
Fue en el momento en que Jeonghan tiro de su cabello para que lo viese qué el dolor pareció esfumarse y no lo pensó antes de abalanzarse sobre él estampando su puño contra su cara. Ambos quedaron sorprendidos, el menor no comprendió de dónde había sacado la fuerza para hacer aquello y Jeonghan estaba aún más sorprendido de que el castaño se encontrase ahora sobre el golpeándolo con fuerza, una fuerza que creyó que ya no le quedaba hace mucho.
Jimin golpeó a Jeonghan todo lo que pudo, antes de que un par de hombres entraran a la sala y lo tomarán de los brazos levantándolo para alejarlo del chico de cabellos largos quien tenía el rostro cubierto de sangre.
― ¡LLEVENLO AFUERA! ¡MALDITO MOCOSO! ―Jeonghan escupió con rabia y Jimin se carcajeó con fuerza, ganándose una mirada de confusión por parte de todos los presentes.
―Voy a matarte, Jeonghan. Yoongi va a matarte. ¡Vamos a matarte! ―Jimin no paraba de reír como si acabase de perder la cabeza, Jeonghan no supo que decir, observando al castaño totalmente extrañado.
La risa de Jimin era estruendoso y cargada de energía, removiéndose entre los brazos de los hombres que lo tomaban como si les estuviesen haciendo cosquillas. Jeonghan se acercó a Jimin con la intención de golpearlo, pero este le atinó una patada en el estómago enseguida.
Jimin río observando a Jeonghan tratar de recuperar el aire y justo unos segundos después sintió como las arcadas lo atacaban al mismo tiempo que el dolor volvía a hacerse presente y no pasó mucho antes de que vaciara lo poco que había comido de su estómago, vomitando con brusquedad al suelo.
Jimin palideció y blanqueó los ojos para luego caer totalmente inconsciente, sin dejar borrar aquella sonrisa burlona de su rostro.
Se estaba volviendo loco, toda aquella situación lo estaba haciendo perder la cabeza, así que más vale que lo saquen de allí cuanto antes si no querían que terminara matándose a sí mismo.
En otro lugar.
Jungkook paseaba de un lado a otro, manteniendo su ceño fruncido y luchando por que su pánico no se desatara ahora, observó a Yoongi tendido en los asientos traseros de la camioneta, aún inconsciente pero ya no tan pálido como cuando había caído al suelo.
Taehyung se posó a su lado, tomando su brazo y acariciando su rostro con suavidad tratando de enviar algo de calma al pelirrojo, quien hacía mucho no conocía esos sentimientos, pues su mente era un lío, las imágenes de Jimin siendo torturado de diferentes maneras los azotaban con fuerza de vez en cuando, dejándolo atónito y cortándole la respiración.
―Vamos a encontrarlo ―susurró el pelibeige manteniendo sus ojos fijos en Jungkook.
―Espero que no sea demasiado tarde cuando lo hagamos... ―Jungkook posó su mano sobre la de Taehyung mientras cerraba los ojos disfrutando de las caricias del mayor sobre su mejilla.
Jungkook observó aquel callejón, oscuro y solitario, más, sin embargo, no sé sentían en peligro. Todo lo contrario, después de todo estaban juntos y nada podría pasarles mientras fuera así.
Debieron posponer el ataque debido al colapso de Yoongi, pues él era la cabeza en esto y sin él no podrían hacer nada, decidieron dejarlo descansar, pues claramente eso era lo que necesitaba el peliplata, lo que menos necesitaban ahora era que Yoongi se enfermase, suficiente tenían con Jimin como para agregar otro más a la lista de caídos.
Hoseok llegó hasta ellos con el teléfono pegado en su oreja y una mueca de sorpresa en su rostro.
― ¿Qué sucede? ―pregunto Taehyung enseguida observando al pelinegro.
―Es Baekhyun ―respondió Hoseok señalando el celular y prestando suma atención a la persona que se encontraba del otro lado de la línea.
Luego de intercambiar unas cuantas palabras con Baekhyun Hoseok finalizó la llamada, y enseguida los miró intensamente.
―Baekhyun cree saber dónde puede estar Jimin. ―Hoseok habló guardando el celular dentro de su bolsillo y girando su vista por unos segundos para ver a Yoongi.
― ¿E-En serio? ¿Y dónde está? ―La voz de Jungkook sonó demasiado ansiosa.
El pelinegro se relamió los labios, tratando de controlar la ola de emociones que recorría su cuerpo en ese momento.
―En Busan.
Tanto Taehyung como Jungkook se quedaron en silencio, meditando aquello y pensando qué hacer o responder, sintiendo como por fin tenían una pista, sintiendo que ya no estaban del todo al azar, ahora tenían un lugar concreto y justo coincidía con una de las ciudades que había mencionado Minseok.
― ¿Y qué haremos? ―preguntó Taehyung observando a Yoongi quien se removía un poco.
―Pues, esperar a que Yoongi despierte e ir allí. ―Hoseok se encogió de hombros caminando hasta la camioneta y tomando nuevamente su teléfono para llamar a Namjoon.
― ¿Qué sucedió? ―cuestionó Edán apenas estuvo a su lado.
―Baekhyun nos verá en Busan mañana para poder indicarnos mejor a donde ir ―respondió Hoseok pegando el teléfono a su oreja.
― ¿Lo hemos encontrado, Hobi? ―El rizado preguntó con los ojos esperanzados refiriéndose a Jimin.
―No lo sabremos hasta verlo, pero estamos cerca, lo presiento.
En otro lugar.
El pelimorado estaba sentado en una silla, su respiración era agitada debido a la rabia que estaba conteniendo.
―Ese chico es genial, no puedo creer que aún después de tanto haya tenido el coraje para hacer eso ―habló Yong haciendo que Jeonghan rodara los ojos irritado.
―Deja de halagarlo, Yong.
―Bueno, qué esperar, de todos modos, es el hijo de mi querido y difunto hermano. ―El hombre hizo caso omiso de las palabras de Jeonghan.
El chico de cabellos largos tomó otro pañuelo de papel limpiando la sangre que había comenzado a caer nuevamente de su nariz.
―Voy a matarlo. ―Yong alzó la cabeza al oír las palabras de Jeonghan y se giró para verlo con sorpresa.
― ¿No que eso no era parte del plan? ―Jeonghan sonrió.
―Planeo hacerlo de una manera fantástica, digna de la belleza y delicadeza del pequeño Jimin.
―Bah, qué lástima, ganaríamos mucho dinero si lo vendiéramos a algunos amigos míos, el niño es bastante bonito, a decir verdad. ―Jeonghan rodó los ojos una vez más.
―Lo primero que haré será desfigurarle el rostro a ese maldito mocoso, si aún después de eso lo quieren, puedes llevártelo.
― ¿Y qué hay de Edán y Jungkook? Dijiste que me los darías si te ayudaba en esto. ―Yong frunció el ceño con molestia, mirando severamente al pelimorado.
Jeonghan rio. ―Eso está más cerca de lo que crees, mi querido amigo.
―Edán y Jungkook me harán ganar mucho dinero, serán unas bonitas putas.
Jeonghan se levantó de su asiento. ―Haz lo que quieras con ellos, es más, prostituye a toda la mafia si quieres, yo solo quiero a Yoongi.
―No entiendo tu afán con ese imbécil. ―El hombre se mostró asqueado.
―El amor no tiene un "porqué" querido, Yong ―Una de las comisuras del pelimorado de alzó hacia arriba―. Ahora iré a preparar a Jimin para su último show.
Jeonghan salió de la habitación, sonriendo a su reflejo en la ventana.
―Espejito, espejito, así tenga que matar a Jimin yo seré el más bonito.
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