17
"Te has vuelto mi religión, me he vuelto devoto de tu corazón, he sido bautizado con tus lágrimas, y después de tantas plegarias has concedido todos mis deseos."
-Even.
. . .
Las camionetas avanzaban con rapidez, atravesando carreteras de tierra, lagos, arroyos, barrizales, etc. La mayor parte del camino solo podían ver arboles y montañas con algunas carreteras viejas a lo lejos.
Pasaban por los caminos más alejados del mapa, tratando de mantenerse alejados del radar de la policía o cualquier persona que estuviese buscándolos en ese momento.
El clima era frío, hacía que el ambiente se sintiera aún más tenso, el sol iba ocultándose poco a poco, las horas de viaje ya surtían efecto en sus cuerpos haciendo que se sintieran entumecidos, pero no habían parado ni por un segundo.
― ¿Alguna novedad? ―preguntó Jungkook hablando al micrófono en su camisa mientras mantenía sus manos en el volante.
―En aproximadamente veinte minutos estaremos en Ulsan. ―La voz de Hoseok se escuchó a través del radio.
Yoongi giró su vista a la ventanilla, observando como pasaban algunas montañas, hacía más o menos tres horas que habían entrado a ese bosque y al fin parecía que estaban saliendo.
Durante todo el viaje Yoongi había estado pensando las diferentes torturas qué ejercería a Jeonghan una vez lo encontrara. En varias ocasiones también había tratado de dormir, pero al igual que en los últimos días cada vez que cerraba los ojos no podía evitar escuchar los gritos de Jimin pidiendo ayuda en su cabeza, despertándolo enseguida y alejando todo rastro de sueño de su cuerpo.
La ansiedad estaba plasmada en su pecho y le hacía sentir demasiado ansioso, el no poder hacer nada ya mismo para encontrar a Jimin lo frustraba, y tenía que poner todo de si para evitar no calcinar el mundo entero.
Taehyung dormía plácidamente en el asiento de copiloto junto a Jungkook y Yoongi sintió envidia de la pareja y de que el ahora pelibeige, Taehyung, pudiera dormir tan tranquilo, después de todo, a él no le faltaba nada, Jungkook estaba a su lado y no tenía mucho de qué preocuparse.
La ciudad se hizo visible para ellos y enseguida la voz de Hoseok se hizo presente a través del radio. ―Estamos en la ciudad, ahora aceleren, recuerden qué no debemos dejar muchas pistas.
Enseguida Jungkook pisó el acelerador a fondo y entraron a la autopista, siguiendo el resto de las camionetas qué pasaban junto a los demás autos como balas.
Yoongi se acomodó en su asiento mirando por las ventanillas alerta a cualquier cosa que se viese sospechosa. Ulsan era una ciudad bastante grande y el lugar a donde iban se encontraba prácticamente al otro lado de la misma.
Ya estaba atardeciendo, por lo tanto, debían estar listos para atacar en cuanto cayera la noche. Eso era lo qué había hecho que la mafia se ganara el apodo de "Asesinos de las sombras" porque atacaban de noche, justo cuando las sombras empiezan a abandonarnos.
―Nos estamos acercando al terreno enemigo ―habló Hoseok una vez más y enseguida los vidrios polarizados de las ventanillas se subieron, privando a cualquiera que quisiese ver dentro de las camionetas.
Las calles eran bastantes transitadas debido a la hora, ellos se camuflaban entre el resto de los vehículos con facilidad, ondulando entre ellos y acelerando de más cuando era necesario. Poco a poco el flujo de los vehículos disminuyó a medida que iban alejándose de la zona central de la ciudad y esta vez aumentaron la velocidad haciendo que el sonido de los motores se hiciera más fuerte.
Entraron a la parte más peligrosa de Ulsan, las camionetas avanzaron con rapidez bajo las miradas curiosas de las personas qué se encontraban en las calles, lo más seguro era que la persona a la que iban a buscar ya sabía que estaban allí.
Taehyung despertó y comenzó a revisar el bolso con las armas que se hallaba bajo su asiento, verificando no faltase nada, Yoongi también comenzó a prepararse, revisando la pistola en su cinturilla y la navaja en su bota. Pasaron unos cuantos callejones hasta qué llegaron a una especie de edificio, qué lucía algo descuidado, pero ellos más que nadie sabían perfectamente qué eso solo era una fachada.
Las camionetas aparcaron frente al edificio, una detrás de otra y enseguida bajaron. Se estiraron un poco un poco mientras miraban alrededor y luego caminaron un poco hasta el frente del lugar encontrándose con los demás.
―No tenemos ningún plan ―recordó Hoseok poniéndose su chaqueta.
―Entramos, preguntamos por Jimin, y si dicen qué no lo tienen entramos a la fuerza y los matamos a todos ―habló Edán metiendo navajas en la cinturilla de su pantalón, en sus bolsillos, zapatos, etc.
―Me gusta ese plan, pero no sabemos cuántas personas hay aquí, necesitamos las armas químicas ―concordó Yoongi y enseguida Taehyung alzó el bolso en su mano.
―Aquí están ―dijo el pelibeige.
―Ese es mi TaeTae. ―Jungkook felicitó al mayor y esperó las indicaciones de Yoongi.
―Bien, yo hablaré, y cuando les de la señal, entraremos y acabaremos con este maldito lugar. ―Dicho esto comenzaron a caminar hasta la puerta del lugar siguiendo al peliplata.
Una gran puerta de hierro la cual lucía bastante pesada era el acceso de entrada al lugar, Yoongi tocó con los nudillos un par de veces con fuerza y luego de unos largos segundos y unos cuantos minutos de silencio la puerta se abrió. Un hombre salió del lugar, asomando la cabeza y abriendo los ojos con sorpresa al ver a Yoongi, el hombre examinó el alrededor, viendo el resto de los miembros de la mafia esperando cualquier orden para atacar mientras rodeaban el lugar.
―Buenas noches ―saludó Yoongi con esa sonrisita cínica suya y el hombre rio con burla.
―Mafia BS&T ¿Acaso se perdieron? ¿O no saben qué están en territorio enemigo? ―El hombre tenía sus oscuros fijos en Yoongi, tratando de intimidarlo, el peliplata contuvo la risa.
―Estamos buscando algo qué nos pertenece. Me pertenece, mejor dicho. ―Yoongi desafió al hombre con la mirada y este retrocedió unos pasos por inercia al ver la oscura mirada del contrario.
―No tenemos nada qué sea tuyo, Min Yoongi. ―El hombre trató de mantenerse firme.
― ¿Dónde está Park Yong? ―cuestionó Hoseok detrás de Yoongi.
―Sí es a él a quien buscan, están perdiendo su tiempo, él no está aquí. ―Yoongi miró a Hoseok apenas el hombre respondió.
―Buscamos a Park Jimin, el sobrino de Yong e hijo del difunto Park Choi. ―El hombre se tambaleó ante las palabras de Yoongi y este pudo notar la inseguridad en el contrario al instante.
―A-Aquí no hay nadie que estén buscando, ahora váyanse antes de que les volemos la cabeza.
― ¡Ring! Respuesta incorrecta, adentro chicos. ―Yoongi habló y enseguida Hoseok asintió en dirección a Edán, el hombre los miró extrañado.
― ¡SAQUEN LAS ARMAS MAGICAS, NIÑOS! ¡VAMOS A DESAPARECER UNOS CUANTOS MALDITOS! ―Edán gritó en dirección a los chicos de afuera y enseguida y sin pensarlo mucho Yoongi sacó la navaja de su bota, en un movimiento ágil de su mano abrió la garganta del hombre quien enseguida cayó al suelo sobre su propia sangre, luego pateó la puerta para abrirla y así poder adentrarse en el lugar.
Yoongi sacó la pistola de su pantalón y caminó al interior del lugar mirando a todos lados, los chicos entraron detrás de él junto con el resto de los miembros y apenas estuvieron adentro se vieron rodeados de los enemigos. Corrieron en todas las direcciones, saltando, rodando y esquivando las balas que iban dirigidas a ellos. Yoongi giró su vista hacía Taehyung y este enseguida le lanzó un rifle cargado de balas explosivas. Sonrió al instante y comenzó a disparar a los enemigos, mientras abría y cerraba puertas revisando el lugar de arriba abajo al igual que el resto de los chicos, en pocos segundos el lugar estaba destrozado y había cuerpos por todos lados, Hoseok recorrió el sótano y todos los lugares de la planta baja junto a Edán, mientras que Jungkook, Taehyung y Yoongi revisaban los pisos superiores.
El peliplata mantenía el rifle en una mano y la navaja en la otra, disparando y apuñalando a cualquiera qué apareciera frente a él. Un tipo se hizo presente y enseguida pateó una de sus piernas haciendo que cayera al suelo golpeando su cabeza con fuerza con el mango del rifle.
―El sótano está vacío, no hay rastros de nada. ―La voz de Hoseok se escuchó a través de los auriculares qué cada uno llevaba.
―El piso de arriba también está vacío, creo que no están aquí. ―Esta vez habló Jungkook y Yoongi maldijo.
―De acuerdo, vayan saliendo ―habló Yoongi abriendo el bolso qué Taehyung había dejado cerca de él, sacó varios frascos y los aventó contra las paredes haciendo qué estos se rompieran derramando el líquido.
―Elimina la evidencia, abuelo, te esperamos afuera. ―Edán habló.
Yoongi sacó todos los frascos y una vez que todos estuvieron hechos pedazos junto al liquido pegajoso empapando el suelo, salió del edificio lanzando un encendedor detrás de él. Corrió lo más rápido que sus piernas le permitían y en segundos las llamas se alzaron, haciendo qué el líquido provocara que todo comenzara a estallar enseguida.
―Nunca dejaré de agradecerte por hacer ese pequeño líquido mágico para mí. ―Yoongi agradeció a Hoseok una vez estuvo junto a ellos y rápidamente subieron a las camionetas.
Jungkook arrancó tan pronto como todos se subieron y los vehículos salieron disparados nuevamente a la carretera.
―Los hombres de Yong ya están buscándonos, este era el primer nivel, los siguientes serán mucho más difíciles. Yoongi, espero tengas un plan. ―Hoseok habló y Yoongi sonrió.
―Volarle la cabeza a todo el que no sepa qué decirme respecto a Jimin, ese es mi plan ―respondió con una sonrisa.
―Quémalo todo, abuelo. ―Habló Edán esta vez.
"Eso es justo lo que pienso hacer, ricitos, justo eso..." Pensó Yoongi.
En otro lugar.
Jimin se pegaba a la pared detrás de él, su cuerpo temblaba empapado de sudor y manchado de sangre, miraba a Jeonghan parado del otro lado de la habitación y lo único que podía sentir era una rabia y un miedo increíble.
― ¿Qué es lo qué esperas, Jiminnie? ―habló el chico de cabellos morados mirando a Jimin con burla.
En este día había descubierto, qué este lugar tenía al menos unas diez salas de tortura y eso solo lograba asustarle aún más. El día de hoy había sido el peor para Jimin, y le sorprendía que aun pudiese mantenerse de pie, Jeonghan lo había golpeado, azotado, lo había tirado al suelo lleno de vidrios rotos, lo había hecho comer insectos vivos, enterrarse agujas en las manos y más. Era definitivamente inhumano, todo el rencor y odio que guardaba Jeonghan dentro de él.
Jimin luchaba por no llorar y comenzar a gritar en cualquier momento, su pecho se oprimía y el simple hecho de respirar ya se le hacía una tortura, lo único que lo hacía levantarse de nuevo era la risa burlesca de Jeonghan y su voz diciéndole que era un cobarde, porque Jimin podía ser de todo, menos cobarde.
Ahora se encontraba a tan solo un centímetro de un suelo qué parecía una plancha gigante, de color naranja demasiado fuerte, suponía que el color era debido a lo caliente qué este se encontraba, al otro lado de aquel camino se encontraba una jarra de agua y un vaso. Quizá ya hayan adivinado qué es lo que Jeonghan quería que hiciese.
Sí, tenía que quemarse los pies al pasar por allí para conseguir que el pelimorado le diera al menos un mísero vaso de agua.
Sus piernas temblaban, pero no podía dejarse caer, de otro modo, caería sobre el ardiente suelo y se quemaría las rodillas. Jeonghan rio y Jimin alzó la mirada para verlo.
― ¿Prefieres morir de sed? ―Jeonghan alzó una ceja con diversión y Jimin no pudo responder.
El dolor punzante en su cuerpo le hacía sentir que caería desmayado en cualquier momento, ese sentimiento amargo y tirante de ya no poder más, lo abrumaba.
―Vamos, Jimin, no tengo todo el día. ¿O prefieres pasar la noche con las ratas? ―Jimin abrió los ojos asustados al instante.
Solo había visto esa habitación desde afuera y le había causado escalofríos. Estaba llena de insectos, ratas y vaya saber qué otras cosas más, eso sin duda, era lo peor para Jimin.
Un nudo se formó en su garganta y reprimió las ganas de llorar, sintiéndose entre la espada y la pared, de repente se sintió como un bebé, totalmente indefenso.
El pequeño y ahora demasiado delgado cuerpo de Jimin tembló, sintiéndose débil, de un momento a otra la poca fuerza que le quedaba se esfumó, sus ojos se llenaron de lágrimas y por primera vez en todo el tiempo que llevaba allí creyó que lloraría frente al pelimorado. Mordió sus labios antes de dar un paso, percatándose de que la superficie no estaba tan caliente como esperaba.
Dio dos pasos y puso todo de si para no caer ante la poca fuerza qué tenían sus piernas o más bien todo su cuerpo. A medida de que avanzaba el suelo se volvía más caliente y Jeonghan sonreía cada que veía las muecas de dolor del pequeño.
― ¡AGH! ¡Jeonghan, basta! ―El suelo ardió volviéndose insoportable para Jimin y haciendo qué cayera de rodillas al suelo pegando las palmas de sus manos a la superficie.
Se retorció y no supo qué hacer, la superficie quemaba en cada parte qué tocaba su cuerpo, Jeonghan se reía como si estuviese viendo algún drama de comedia, haciendo qué Jimin se sintiese aún peor. Los gritos de Jimin eran desgarradores y justo cuando sintió que no podría más, alguien entró a la habitación.
―Basta, Jeonghan. ―El pelimorado bufó y presionó un botón junto a él, enseguida la temperatura del suelo comenzó a bajar.
Jimin jadeaba, sintiendo su cuerpo arder debido a las quemaduras, se mantuvo de rodillas, tratando de recuperar el aliento y sin ser capaz de alzar la vista. Jeonghan se acercó a él y lo tomó del collar qué el mismo le había puesto y comenzó a arrastrarlo para luego lanzarlo a los pies del hombre.
El hombre se inclinó hasta Jimin, tomando su barbilla en su mano y haciendo qué lo viera, Jimin se sorprendió en demasía al reconocer a aquel hombre qué había entrado en el supermercado, el mismo día que se encontró por segunda vez a Taehyung y Hoseok.
―Hola, Jimin ―saludó el hombre, y enseguida los recuerdos junto a las palabras del mayor lo golpearon.
"Lindo mocoso, al final serás un muñeco de trapo roto..."
Y una vez qué el recuerdo dejó su mente, cayó desmayado, su cuerpo cada vez más débil debido a los maltratos de Jeonghan.
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