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Cuatro días después de llevarse a Jimin.

Jimin estaba en el suelo en posición fetal, se abrazaba a sí mismo y tenía la vista fija en algún punto vacío de aquella sala en la que había permanecido esos últimos días, los cuales se volvían a cada minuto más insoportables.

Su camisa estaba manchada con su propia sangre, una parte seca y otra aún húmeda debido a los maltratos constantes que Jeonghan imponía a su persona.

Le había quemado con objetos de metal, le había azotado, golpeado, arrastrado por el suelo y un montón de cosas más que no quería recordar.

La vitalidad de Jimin iba cada vez más abajo, apenas y comía una vez por día y eso si tenía suerte, recibía tres vasos de agua por día por los cuales tenía que rogar para que Jeonghan se apiadase a dárselos.

Jimin nunca se había sentido más humillado en su vida, tan pequeño e insignificante, él no estaba acostumbrado a sentirse así, él no era una persona vulnerable, no se dejaba intimidar y era totalmente positivo, pero ahora estaba roto.

Pasaba la mayor parte del día (cuando no estaba siendo torturado por Jeonghan) pensando en Yoongi, y su alma se encogía al imaginar cómo estaría el mayor, sentía ganas de llorar cada vez que recordaba sus brazos alrededor suyo y su sonrisa en las mañanas, la manera en que lo miraba seriamente cada vez que hacía algo para que se riese, extrañaba cada parte del mayor, la falta de su presencia lo estaba empeorando todo, y no sabía que le dolía más, si los golpes de Jeonghan, o el tirón en su corazón cada vez que recordaba que su hyung no estaba cerca.

En los días que había estado ahí, no había visto a nadie conocido aparte de Jeonghan, aunque de vez en cuando escuchaba una voz levemente familiar fuera de la habitación y otras veces observó una sombra que le miraba desde el otro lado del vidrio en la pared, pero fuera de eso, nada más.

En otro lugar.

Yoongi caminaba de aquí para allá esperando a Hoseok quien le había llamado para darle noticias, la ansiedad estaba carcomiendo al pelinegro quien tenía unas oscuras ojeras debajo de sus ojos debido a las noches sin dormir, pero es que se le hacía imposible estar en la habitación sin recordar a Jimin, y eso significaba pensar en lo que podría estarle pasando al castaño.

Yoongi tenía fe, fe en que Jeonghan no se atreviese a hacerle algo a Jimin, él sabía que, si le hacía algo, lo mataría de la peor manera posible.

Hoseok entró a la habitación y miró a Yoongi quien paró su andar nervioso al instante esperando que el pelirrojo hablara.

—No he encontrado la ubicación de Jimin, pero he encontrado a alguien que puede ayudarnos a encontrarla. —Yoongi alzó las cejas.

— ¿Quién? —La mirada de Yoongi era hostil y sombría, digna de un demonio, el demonio en el que Yoongi se convertía cada que Jimin no estaba.

—Uno de los hombres de Yong. —Yoongi se mostró levemente sorprendido.

— ¿Yong? ¿Park Yong? ¿Qué tiene que ver ese viejo en todo esto? ―cuestionó sin entender. Hoseok sonrió.

—Él es quien se ha aliado con Jeonghan.

Yoongi bufó y maldijo entre dientes. — ¡Lo que me faltaba!

—Eso no es todo, según mis investigaciones, Yong es un familiar cercano de Park Choi.

—Pero Jimin no es el verdadero hijo de Park... —Yoongi fue interrumpido por Hoseok.

—Su familia no lo sabe, no saben que es adoptado —concluyó. El pelinegro rodó los ojos.

—En fin ¿dónde está el hombre que nos dirá dónde está mi mocoso? ―Hoseok iba a hablar, pero se vio interrumpido por un toque en la puerta del lugar.

—Acaba de llegar.

Ambos chicos bajaron hasta la planta baja del gran edifico y Hoseok corrió a abrir la puerta con su mano sobre la cinturilla del pantalón donde se encontraba su arma, debían estar alertas por cualquier cosa. Hoseok abrió un poco la puerta observando a la persona parada frente a esta para luego mirar detrás del chico y por fin abrir la puerta para dejar que pasaran.

—Lamento el teatro, pero en este momento somos fugitivos ―explicó Hoseok. El chico entró sacudiendo su ropa y sonriéndole en respuesta, los ojos de Yoongi se abrieron con sorpresa al reconocer al chico.

—No hay problema, mucho gusto, soy Kim Minseok. —El pelirrojo estrecho su mano con la del chico rubio.

—Yo soy Jung Hoseok, y él es mi amigo. —Hoseok señaló a Yoongi y Minseok se quedó casi tan sorprendido como el pelinegro.

—Min Yoongi. —El pelinegro extendió su mano y el rubio correspondió su gesto.

—Bien ¿Qué es lo que necesitan saber? —El rubio habló y Hoseok le indicó que tomara asiento, así lo hicieron todos acomodándose en los sofás.

—Primero ¿Eres uno de los hombres de Park Yong? —preguntó el pelirrojo. Minseok asintió.

—Sí, pero cuando dijiste que buscaban a Park Jimin no pude evitar querer ayudar, él es un buen amigo mío y le debo unos cuantos favores ―explicó y la mirada de Yoongi se ensombreció en el proceso.

—Jimin fue, digamos, "secuestrado" por Yoon Jeonghan, y tenemos entendido que está aliado con Park Yong, por lo tanto, creímos que tú podrías saber dónde lo tienen. —Hoseok explicó, atento a las reacciones del rubio.

—Hm, no podría decirles con exactitud donde está, pero si podría decirles los lugares en los que suelen ocultar a los rehenes, solo hay un problema.

— ¿Qué cosa? —cuestionó Yoongi.

—Hay un escondite en cada estado, por lo tanto, tendrían que recorrer la nación entera para encontrarlo. —Hoseok suspiró y cerró los ojos.

—Pero, debe haber unos más frecuentes que otros. —El tono de Yoongi era serio, sus ojos estaban fijos en el chico de cabellos rubios llegando a intimidarle.

—No lo sé, todo depende de lo que quieran hacer con la víctima, cada lugar tiene algo especial. —El rubio hacia su mayor esfuerzo por donar la información que los contrarios necesitaban.

—T... Torturarlo. —La voz de Yoongi tembló por un segundo y los ojos de Minseok se abrieron con sorpresa al instante.

—Daejeon, Ulsan, Incheon y Busan. Tiene que ser en alguno de esos cuatro ―dijo Minseok con seguridad y Hoseok asintió tomando un cuaderno y un lápiz para anotar los lugares que el chico había dicho.

— ¿Estás seguro? —volvió a preguntar Yoongi.

—Si de verdad quieren torturarlo, deben estar en uno de esos lugares.

—De acuerdo. Te debemos mucho, te depositaré una pequeña comisión a tu cuenta por la ayuda. —Hoseok guiñó un ojo y Minseok asintió.

—No es nada, espero que lo encuentren. —El chico se despidió de Yoongi y Hoseok estrechando sus manos para luego salir del lugar.

Hoseok habló una vez el chico salió del lugar. — ¿Cuándo empezamos?

—Mañana mismo, iré a avisarle a los demás. —El pelinegro se levantó y enseguida caminó a la sala donde estaban reunidos los demás.

En otro lugar.

Jimin estaba colgando del techo con unas gruesas cadenas que rodeaban sus muñecas, estaba al menos a un metro y medio del suelo, observando a quien le provocaba descargas eléctricas cada cierto tiempo.

—Hm, al parecer se han olvidó de ti, ya han pasado cinco días y aún nadie ha venido en tu rescate. —Jeonghan habló haciendo un puchero y empujando a Jimin con su mano para mecerlo.

Jimin se retorció cuando las cadenas le dieron una nueva descarga y apretó los dientes con fuerza para apaciguar el dolor.

—De seguro Yoongi ya consiguió a alguien más para jugar y te olvidó... Justo como hizo conmigo, eres reemplazable, Jimin. No eres especial.

Jimin jadeaba, sintiendo el sudor resbalar por su cuerpo y sintiendo como se volvía más débil con cada descarga. Jeonghan alzó su pierna y pateó su abdomen haciéndole gemir de dolor, el castaño se contrajo, cerrando los ojos tratando de recuperar el aliento.

Las cadenas soltaron sus manos y cayó al suelo en seco, golpeando su cuerpo fuertemente con este, sintió su cabeza golpear la dura superficie y pensó que no podría aguantar un golpe más.

Pero Jeonghan volvió a patearlo una vez más, la mano del pelimorado fue al cabello del menor y lo jaló con fuerza, arrastrándolo por la sala hasta la esquina donde permanecía encadenado, al igual que un animal.

—No saldrás de aquí. Yoongi no vendrá a buscarte, nadie lo hará, te quedarás aquí hasta que me aburra de ti y te mate. ¿Entiendes eso, Jiminnie?

Jeonghan soltó el cabello de Jimin con brusquedad, arrojándolo al suelo una vez más haciendo que su cara golpeara con la esquina de la pared. El pelimorado aseguró las cadenas alrededor de las muñecas de Jimin y dejó un vaso de agua junto a él para luego salir del lugar.

Los labios de Jimin sangraban debido a la fuerza con la que había estado mordiéndolos, las lágrimas estaban acumuladas en sus ojos, pero no las había dejado salir hasta que la puerta se cerró y las luces se apagaron indicándole que estaba solo.

Y como cada noche desde que había llegado ahí, lloró en silencio y ahogando los quejidos que salían de su boca, cerrando los ojos e imaginando que estaba con Yoongi, que todo estaba bien y que no estaba pasando por todo eso. Su cuerpo daba espasmos debido a los sollozos y se sorprendió de que aún tuviese la fuerza para llorar, se sintió frustrado y con las esperanzas por el piso.

¿Y si en realidad nunca salía de allí?

Trató de incorporarse para tomar el vaso de agua, pero enseguida se quedó quieto cuando sus músculos se quejaron por el movimiento y aquel dolor inhumano lo recorrió, haciendo que sintiera más frío de lo normal.

Sintió su cabeza dar vueltas mientras puntos negros oscilaban en su campo de visión. Una vez más, cayó desmayado debido al dolor y la deshidratación, ese era el único momento en el que Jimin descansaba, cuando estaba más cerca de la muerte que otra cosa, cuando tenía un pie adentro y otro afuera.

¿Dónde estás, Hyung? Pensó antes de ser consumido por completo por la oscuridad.

Al día siguiente.

Edán limpiaba las armas junto a Hoseok mientras que Taehyung, Jungkook y Yoongi empacaban el equipo de monitoreo y todos esos aparatos pertenecientes a Hoseok.

Edán alzó su mano mostrando una brillante y filosa navaja.

—Con esta le abriré la garganta a Jeonghan. —El chico habló y luego guardó el filoso objeto en el bolsillo de su pantalón.

El rizado terminó de guardar todo en los bolsos para luego comenzar a guardar todo dentro de las camionetas y autos.

— ¿Porque a todos les tiñeron el cabello menos a mí? — habló Edán haciendo un puchero mientras miraba a los miembros.

Todos habían cambiado su color de cabello, a excepción de Namjoon Jin y Edán.

Yoongi ahora tenía el cabello plateado, una vez más. Taehyung tenía un tono crema, casi beige, el de Jungkook era rojo y el de Hoseok negro.

—No empieces Edán, si no, te voy a poner una cinta en la boca —advirtió Yoongi cerrando la puerta de su auto.

—Vamos, abuelo, solo estoy tratando de aligerar la situación. —Namjoon se hizo presente en el lugar.

—Ya saben, tengan cuidado, los demás vienen en camino así que vayan saliendo —ordenó Namjoon y todos asintieron subiendo a los autos enseguida.

— ¡La búsqueda comienza! No respeten el límite de velocidad niños, recuerden que el tiempo es oro. —Edán habló subiéndose al asiento de copiloto de la camioneta de Hoseok.

Yoongi se subió al auto de Taehyung y Jungkook y luego se sentó detrás del menor quien estaba en el asiento de piloto.

El peliplata se puso sus gafas de sol y Taehyung lo miró extrañado.

—Si voy a matar malditos lo haré con estilo. Nadie toca a mi mocoso, nadie.

Más les vale correr y esconderse, traemos un arsenal con nosotros y la sed de sangre la estamos cultivando desde hace días.

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