14
Y estar aquí sin ti, es como despertar con solo la mitad del cielo azul, un poco allí, pero no del todo, camino en círculos con un solo zapato, soy medio corazón sin ti. Soy mitad hombre, a lo mejor, con media flecha clavada en mi pecho, extraño todo lo que hacíamos, soy medio corazón sin ti.
Half a Heart – One Direction.
. . .
Una semana después.
La lluvia que caía era torrencial, y eso era lo único que acompañaba a Jimin en aquel gran edificio, se encontraba sentado en salón, con las piernas cruzadas y la vista fija en el televisor.
¿Dónde estaban los demás? No lo sabía, había despertado hacía unos veinte minutos y se había percatado de que no había nadie en el lugar a excepción de él.
Ni siquiera Seokjin se encontraba allí, por lo cual no tenía idea de a dónde podrían haber ido. La lluvia azotaba con fuerza las ventanas causándole escalofríos al pequeño que se abrazaba a sí mismo para escapar del frío. Aquella semana había sido tranquila, la policía aún no había dado con ellos y suponía que eso era una buena señal.
Tomó su teléfono y marcó el número de Yoongi esperando a que contestase, pero luego varios segundos lo único que pudo oír del otro lado de la línea fue la contestadora.
Sinceramente había despertado con un mal presentimiento, su subconsciente no le dejaba estar tranquilo, manteniéndolo alerta para quien sabe qué, trataba de decirse que sólo era su ansiedad, pero en el interior sabía que no era así. Lo que le daba más miedo era que su instinto no fallaba, y el encontrarse solo en ese enorme edificio, no mejoraba las cosas.
Intentó una y otra vez llamar a los chicos, pero incluso Edán parecía tener su celular apagado. La angustia comenzaba a formarse a su pecho, y tuvo que cerrar los ojos y suspirar fuertemente para relajarse un poco.
De todos modos, nada estaba pasando. ¿O sí?
La puerta se abrió con brusquedad y por esta apareció Yoongi, entrando rápidamente y cerrando detrás de él. Su chaqueta de cuero se hallaba mojada al igual que el resto de su cuerpo, se quedó parado viendo directamente a la puerta, tratando de que su expresión no reflejara lo alarmado que se encontraba.
Luego de unos segundos el pelinegro se dio la vuelta y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a Jimin en el sofá, observándolo con una expresión confundida.
—Buenos días, pequeño. —Yoongi dio zancadas hasta quedar frente al menor y lo levanto atrayéndolo en un abrazo, sin importarle que se encontrase totalmente mojado.
Si antes Jimin estaba preocupado, ahora la actitud del mayor estaba logrando alarmarlo más, se quedó quieto, sin poder moverse debido a la fuerza que el mayor imponía en el abrazo.
— ¿Sucede algo, Hyung? —Jimin no pudo evitar preguntar, frunciendo el ceño enseguida.
— ¿Por qué lo preguntas? ¿Has notado algo extraño? —El mayor miró a todos lados en seguida.
—No... pero usted se ve un poco... alterado. —Jimin se separó un poco de él volviendo a sentarse en el sofá.
— ¿Hm? ¿Yo? Debe ser el clima. —Yoongi se quitó la chaqueta mostrando la camiseta negra que llevaba debajo y sentó junto a Jimin.
— ¿Dónde están los demás? ¿Dónde estaba usted? —Los labios de Yoongi formaron una línea pensando qué responder.
—Salimos a desayunar, pero los demás se quedaron y yo volví pronto para que no te asustaras al despertar. —Jimin examinó el rostro de Yoongi, no mantenía ninguna expresión en especial, y eso era justo lo que hacía cuando estaba mintiendo, pero Jimin lo dejó pasar.
—Ven aquí, dame un abrazo, tengo frío —habló Yoongi extendiendo sus brazos y Jimin enseguida se acercó, acurrucándose contra el pecho del mayor y sintiendo su cuerpo frío, pero no a causa de la temperatura, el mayor estaba nervioso.
La puerta se abrió nuevamente y entraron los demás, Namjoon, Seokjin, Jungkook, Taehyung, Hoseok y Edán.
Se quitaron las chaquetas y los abrigos dejándolos tirados por ahí, y luego miraron a Jimin enseguida, sin decir ni una palabra.
El ceño de Jimin se frunció nuevamente, y la molestia comenzaba a picarle.
— ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué todos están tan extraños? — Jimin habló luego de unos segundos, sintiéndose su paciencia esfumarse poco a poco.
—Hm, nada, Jiminnie. ¿Por qué pasaría algo? —Seokjin habló, caminando rápidamente hasta perderse en la cocina, los demás sólo comenzaron a caminar alejándose del mayor a excepción de Jungkook que se quedó parado en su lugar.
—Jiminnie, hay algo de lo que quiero que hablemos desde hace tiempo. ¿Puede ser ahora? — habló Jungkook apretando la chaqueta mojada en sus manos.
—Claro, Kookie. —Jimin se separó de Yoongi, no sin antes dejar un beso plantado en sus labios y luego caminó con Jungkook hasta su habitación.
El menor lucía igual o más nervioso qué los demás, entraron a la habitación que este compartía con Taehyung cerrando la puerta detrás de ellos.
— ¿De qué quieres hablar? —cuestionó Jimin sentándose en la cama.
Jungkook dejo la chaqueta sobre una silla y caminó hasta Jimin sentándose junto a él.
—Yo quería que habláramos de nosotros... Ya sabes... Somos hermanos. —Jimin frunció los labios y asintió lentamente.
—Yo sé lo mismo que tú sabes, Kookie. Tú padre, o, mejor dicho, nuestro padre, me vendió a Park Choi.
— ¿Crees que sea enserio? ¿Qué tal si no fue mi padre si no otra persona? —Jungkook miró a Jimin y este ladeó la cabeza.
—Quien sabe... ¿Pero a dónde quieres llegar con esto?
—Me gustaría que nos hiciéramos una prueba de ADN.
— ¿Por qué luces tan decepcionado respecto a esto? ¿A caso no es algo bueno qué seamos hermanos? —Jimin sujetó una de las manos de Jungkook entre las suyas.
—Ese es el problema, sería demasiado bueno. Pero quiero estar seguro antes de hacerme ilusiones, ya sabes, no quiero creer que eres mi hermano y luego darme cuenta de que en realidad no es así. —Jungkook sonrió de medio lado apretando la mano que Jimin sostenía.
—No importa si somos hermanos de sangre o no Kookie, para mí ya eres parte de mi familia.
—No es sólo eso Jimin... Yo, quiero una familia real, no me malentiendas, los chicos son mi familia, pero yo, quiero algo fraternal. ¿Me entiendes? Algo mío, que no pueda romperse por nada, quiero un vínculo, quiero poder llamarte mi hermano y saber que en realidad es así.
—Entiendo. Entonces está bien, yo también quiero saber si en realidad soy tú hermano, así que apenas podamos iremos a hacernos esa prueba. —Jimin le sonrió a Jungkook, haciendo que el menor se entibiara con su sonrisa.
— ¿Jimin? —Jungkook llamó al menor.
— ¿Hm? —El mencionado giró su vista hacia Jungkook quien mantenía su mirada fija en el suelo.
—Si algún día te encuentras sólo, no te rindas, y espera por nosotros, nunca te abandonaremos...
— ¿Porque me dices eso de repente, Kookie? —Jimin frunció el ceño.
—Solo quería que lo supieras, no te rindas nunca, Jimin.
Jimin se quedó en silencio, observando fijamente al menor, quien parecía estar teniendo un debate interno, la ansiedad estaba carcomiendo a Jimin, y es que no entendía en absoluto el comportamiento de los chicos.
La puerta se abrió y Yoongi se asomó detrás de está.
—Jimin, ven conmigo, saldremos un rato. —El mencionado se levantó enseguida sonriéndole a Jungkook.
—Nos vemos luego, Kookie. —El menor se levantó enseguida envolviendo a Jimin en sus brazos y abrazándolo con fuerza.
Jimin creyó que Yoongi lo separaría del menor como siempre lo hacía, pero esta vez no lo hizo, y solo observó cómo Jungkook apretaba el cuerpo de Jimin con fuerza.
Una vez que Jungkook lo soltó caminó hasta Yoongi tomando su mano para que el mayor los arrastrará fuera del lugar. Una vez en el salón principal todos los miraron sonrientes, unas sonrisas claramente forzadas.
Salieron del edificio, la lluvia había cesado, pero había dejado como resultado un frío calador.
— ¿Hyung? —Yoongi arrastraba a Jimin hasta al auto sin mirarle— ¿Hyung, a dónde vamos?
—A un hotel, no es seguro que estés aquí esta noche. —Yoongi abrió la puerta de copiloto e hizo que Jimin entrara subiera al auto mientras veía en todas las direcciones.
— ¿Qué quiere decir con que no es seguro? —Jimin habló una vez que el mayor se subió al auto.
—Es lo único que puedo decirte, Jiminnie. No te preocupes, todo está bajo control. —Yoongi encendió el auto y comenzó a conducir fuera del edificio.
Jimin lo observó fijamente, la incertidumbre lo estaba volviendo loco, pero sabía que Yoongi estaba muy cerca de perder la cordura por lo que era mejor quedarse callado en ese momento.
El mayor apretaba el volante con fuerza, haciendo que sus nudillos se tornaran más pálidos de lo normal, su rostro tenía una mueca de incomodidad demasiado notoria, y a pesar del frío que estaba haciendo él se encontraba sudando a chorros. El resto del camino fue silencioso, Yoongi no parecía querer hablar en lo absoluto y Jimin no quería insistir.
Llegaron a un hotel bastante alejado de la civilización, era pequeño y sencillo, no llamaba la atención para nada. Yoongi bajó del auto y dió la vuelta casi corriendo para abrir la puerta para Jimin, el menor se percató de la actitud alerta del mayor, la manera en que miraba a todos lados y cómo lo atraía a su cuerpo casi tapándolo con su propia figura.
Entraron al lugar y pasaron de largo a la recepción, subieron en un viejo ascensor Yoongi se mantenía en silencio golpeando el suelo con su pie y mordiendo la uña de su dedo pulgar.
La actitud no ayudaba para nada al menor, quien tenía una maraña de pensamientos en su cabeza y unas ganas de gritar increíbles. Yoongi parecía no tener idea de que Jimin estaba totalmente consciente de su actitud, él creía que lo estaba disimulando bien.
Llagaron a un estrecho pasillo y Yoongi sacó una llave introduciéndola en la cerradura de una de las tantas puertas. El mayor abrió la puerta y la sostuvo para que Jimin pasará, el menor entró al lugar, percatándose de las maletas que se encontraban en el suelo.
— ¿En qué momento trajeron eso? —Jimin señaló las maletas.
—Está mañana. —Su cerebro hizo clic.
—No estaban desayunando... —Yoongi se mantuvo en silencio.
Jimin se sentó sobre la cama observando al suelo. Yoongi se quedó parado mirando al chico fijamente, grabándose cada parte del pequeño en su memoria, llevaba una camisa blanca y pantalones negros, su cabello castaño cayendo sobre su frente y su hermoso rostro tan perfecto cómo siempre. Yoongi sintió un tirón en su pecho, recordando lo que lo había llevado a esta situación.
Flashback.
Una semana antes.
El pelinegro había despertado en medio de la noche, observando al castaño dormido a su lado, un suspiro cansino brotó de sus labios y se levantó con cuidado de no despertarlo y caminó hasta salir de la habitación para ir a la cocina.
Bajó las escaleras con cuidado, el lugar era iluminado por las luces de algunas lámparas que dejaban encendidas por las noches, el piso estaba frío bajo sus pies y entró a la cocina abriendo la nevera para servirse un vaso con agua. Al darse la vuelta observó aquel sobre de papel encima de la barra, Yoongi frunció el ceño y lo tomó entre sus dedos para examinarlo.
No ponía de quien venía, pero si estaba claramente especificado que era para él.
Se sentó sobre una de las sillas de la barra y rasgó el papel sacando la carta que había dentro del sobre.
"Qué bonito te veías ayer, agarrando la mano de ese asqueroso mocoso. Se me ha rasgado el alma al verlos tan juntos, al ver cómo lo besabas apenas estuvieron dentro del auto.
Creo que fui bastante claro cuando dije que debías alejarte de él si querías mantenerlo a salvo... Mi paciencia se está agotando, amor. ¿Qué estás esperando para venir a mí?
Una semana, Min. Te doy exactamente una semana. Si no desapareces a ese mocoso de tu vida en una semana, lo haré yo. Y más te vale esconderlo debajo de la tierra si no quieres qué lo encuentre.
Ahora estoy con quien menos debería estar... Esa persona lleva años buscando tú debilidad. ¿Y qué crees? La ha encontrado, o, mejor dicho, yo sé lo he contado.
Esto no es una broma, Min. Y lo sabrás cuando despiertes justo después de una semana... Y lo único que veas sea un mechón de cabello al lado de su almohada... Exactamente igual al de ahora.
Ojalá que no lo encuentre. Porque sin duda, la muerte sería lo mejor que podría pasarle cuando esté en mis manos."
Yoongi no tuvo qué adivinar de quien venía la carta, eso estaba más que claro. Su cuerpo tembló cuando analizó por completo el mensaje.
"Mechón de cabello..."
Yoongi corrió escaleras arriba tan rápido como pudo y entró a la habitación observando a Jimin aun dormido plácidamente. Se acercó a la cama, observando tal y como decía la carta, un mechón de cabello morado al lado de la almohada de Jimin.
De repente se sintió asustado y luego de eso no pudo pegar un ojo en todo lo que sobraba de noche, y así fue durante toda la semana.
Al día siguiente de recibir la carta no espero nada para contarles a los demás, quienes, junto a él, idearon un plan.
Fin del flashback.
Yoongi se quitó la chaqueta y la lanzó a algún lugar de la habitación al igual que su camiseta y enseguida caminó hasta Jimin, empujándolo para que se acostara en la cama para luego subirse a horcajadas sobre él.
Sus bocas se buscaron desesperadas y se encontraron en un beso hambriento lleno de sentimientos, Jimin pasó sus manos por el pecho desnudo de Yoongi y enredó sus dedos en los cabellos de su nunca atrayéndolo más cerca.
Yoongi acariciaba cada parte del cuerpo de Jimin con desespero, buscando grabar cada parte del menor en sus manos, meció sus caderas creando fricción con el menor quien soltó un gemido entrecortado.
Los ojos de Yoongi se encontraron con los de Jimin, ambos mirándose intensamente, tragó duro tratando de aligerar el nudo en su garganta debido a las palabras que no estaba dejando salir.
Jimin le sonrió, un pequeña pero sincera sonrisa, porque aún sin saber cómo resultarían las cosas Jimin quería darle calma a Yoongi, el pequeño quería que Yoongi se sintiera bien al menos por unos minutos, quería de alguna manera quitar todos esos sentimientos negativos que lo estaban comiendo ahora.
Pero Yoongi solo estaba desesperado, sintiendo como si Jimin se le escapara, tratando de sostenerlo, perdiéndolo y sin poder hacer nada. Él observaba a Jimin y estaba seguro de lo que sentía, estaba seguro de lo que quería decir, pero algo le impedía decir aquellas palabras en ese momento, porque para cualquiera podían ser palabras comunes, pero para Yoongi era entregar parte de su alma, o de lo poco que quedaba de ella.
Veía los brillantes ojos de Jimin, tan transparentes solo para él y Yoongi estaba seguro. Siempre estaría seguro si tenía a Jimin mirándolo de esa manera, como si no hubiera nada malo con él o como si fuera lo mejor del mundo, Jimin lo miraba como si fuese su mundo y Yoongi sentía que estaba sosteniendo el mundo para su pequeño.
—Te amo, Jimin... Te amo como no tienes una jodida idea y qué me quemen en el infierno si esto que siento no es real.
Yoongi dijo cada palabra sin despegar sus ojos de los de Jimin, y él pudo sentir todos los sentimientos que venían con esas palabras, creyendo que nunca lo escharcharía en voz alta.
—Yo también te amo, Yoongi, pero no lo hagas sonar como una despedida y bésame. —El mayor besó los labios de Jimin, creyendo en sus palabras.
Esto no era una despedida, esto era su ansiedad y sus sentidos alterándose de más, nada malo iba a pasar, todo estaba bien, Jimin estaba con él, y él no dejaría que se lo llevaran de su lado.
Yoongi besó el cuello de Jimin, lamiendo y mordiendo haciendo que el menor se estremeciera con cada contacto de los labios del mayor contra su piel. El pelinegro levantó un poco la camisa de Jimin y se inclinó para besar su abdomen, aspirando su aroma y restregando su mejilla con la suave piel de su estómago.
Sus erecciones se rozaban cada vez que Yoongi se movía encima de Jimin y este último dejaba salir pequeños gemidos sintiendo como la temperatura comenzaba a elevarse.
Pero se sintió enormemente decepcionado cuando el mayor se apartó de su cuerpo y se acostó de espaldas en la cama, tapando sus ojos con su brazo.
Jimin frunció el ceño sentándose en la cama y gateando hasta el mayor. Acarició su erección, pero este detuvo su mano casi al instante.
—No... No hoy Jimin, por favor. —El mencionado se sorprendió demás al escuchar la voz pastosa del mayor.
—H-Hyung... ¿Q-Que pasa? —Jimin se acostó al instante sobre el pecho del mayor.
Yoongi suspiró, su erección dolía, pero no podía, no podía hacerlo hoy, porque a pesar de que estaba totalmente excitado, esa preocupación seguía ahí, asfixiándolo. Porque a pesar de tener a Jimin en sus brazos, no lo sentía cerca y odiaba esa sensación.
Pasó su otro brazo por la cintura del menor y lo apretó contra su cuerpo.
—Tengo miedo, Jimin —admitió. El castaño alzó la vista enseguida, viendo como algunas lágrimas resbalaban por los ojos de Yoongi a pesar de que mantenía su brazo sobre estos—. Por primera vez en mucho tiempo, tengo miedo...
—Estoy aquí, Hyung.
— ¿Quién dice que eso siempre será así? ¿Porque me he vuelto tan débil, Jimin? ¿Porque soy tan débil cuanto se trata de ti? —El alma de Jimin se rompía de solo ver a Yoongi en ese estado, una faceta que jamás esperó conocer.
—No iré a ningún lado...
Yoongi se incorporó sentándose un poco sobre la cama y Jimin pudo observar los ojos rojizos del mayor junto a su expresión abatida. —Por esta noche déjame velar tus sueños, déjame ver la calma qué inspiras cuando estás dormido, duérmete en mis brazos, pequeño, solo de esa manera podré estar seguro de que no desaparecerás en cualquier momento.
El mayor se recostó contra la cabecera de la cama, poniendo algunas almohadas para no lastimarse y jaló a Jimin hasta recostarlo sobre su pecho.
Jimin se mantuvo en silencio, escuchando los latidos acelerados del corazón del mayor, dibujando figuras imaginarias sobre su pecho con los dedos.
Yoongi apagó la luz, dejando solo la lámpara de la mesilla iluminar la habitación. El frío era apaciguado por la calidez de sus cuerpos juntos, la respiración de Jimin se volvía tranquila y Yoongi se relajaba al ver al menor tranquilo.
Luchó por mantener los sentimientos y los pensamientos negativos alejados, sólo disfrutando de la presencia del menor, de su cabello haciéndole cosquillas en el pecho y su respiración acariciando el mismo lugar. Acarició el cabello del menor quién ya había caído dormido y besó allí mismo.
Su vista fue a las maletas mientras analizaba todo, mañana a primera hora estarían en un avión que los llevaría al otro lado del mundo si era posible.
La calidez y el peso del cuerpo de Jimin sobre el suyo se sentía real, y se aferró a eso, se aferró a esa sensación momentánea.
Los ojos comenzaban a pesarle, pero no podía dormirse, ya llevaba una semana entera sin dormir, podía aguantar un día más.
Yoongi no podía dormirse, él sabía que si se dormía perdería, si se dormía estaría dejando solo a Jimin, y eso no podía suceder. Estuvo a punto de cerrar los ojos varias veces, pero se regañaba mentalmente y los volvía a abrir obligándose a mantenerse despierto.
En su batalla interna, no se dio cuenta cuando el sueño lo venció, se desvaneció, arrastrándose hasta ese oscuro mundo de paz y calma interior.
Y vaya que luego se arrepentiría de haberse dormido.
Horas más tarde Jimin no sintió el momento en que el paño húmedo fue puesto en su cara, al igual que en la de Yoongi, quien tampoco pudo sentir el momento en que Jimin fue alejado de su cuerpo, separando sus almas.
Jimin fue sacado de la habitación, totalmente inconsciente y sin que Yoongi pudiese si quiera notarlo, notar que se estaban llevando a su otra mitad.
Un chico de cabellos morados se acercó al pelinegro dormitando plácidamente y acarició su mejilla. —Una semana, Min... No digas qué no te lo advertí.
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