014
Mis ojos ardían, mi camisa blanca se
encontraba teñida de rojo debido a la
sangre que anteriormente Soobin botaba sin parar, mis labios estaban resecos, mi garganta dolía, podía asegurar que dentro de unas horas iba a estar ronco. Más nada de eso importaba, volví a sorber mi nariz, mi cabeza daba vueltas y también muchas punzadas.
Esa opresión en el pecho, pero al mismo tiempo no sentir nada, un sentimiento muy difícil de describir, que sólo los que han pasado por un corazón roto, entenderían, y aseguraba que sólo entenderían la mitad de mi dolor.
Mi mirada se mantenía fija en esas
cerámicas blancas, mismas cerámicas por las que Soobin y yo corrimos juntos
antes de aquél escape, mi reloj marcando claramente las dos de la madrugada. Y mis ojos sin querer, de nuevo aquellas lágrimas querían salir con todo nuestros recuerdos juntos viniendo, y sí, quería llorar, y lo iba ser, porque está bien, ¿Verdad? Está bien llorar al saber que la única persona que te hace feliz, sencillamente no se puede
quedar contigo, que la única persona que te trata bien y con amor, sin importar tu dinero, ni cuán famoso seas, ni tu mal humor, sencillamente te ame, y te vea cómo lo más bonito del mundo.
Estaba bien llorar cuando te sentías mal, porque somos humanos, y al fin y al cabo, y somos sensibles.
Habían pasado muchas horas desde que estaba en ese pasillo, sin escuchar ningún ruido, o tal vez me hacía el sordo pues lo único que quería escuchar era a Soobin diciéndome que el diagnóstico estaban mal, y que él no sufría de aquella dolorosa y torturosa enfermedad. Sentía que me iba a volver loco si no hablaba con Soobin, y muchos pensamientos malos pasaban por mí cabeza, y mis ganas de llorar seguían aumentando, me sentía sólo, pues no tenía a nadie, Soobin no tenía a nadie.
¿Soobin estaba muriendo por mi culpa?
Esa pregunta me atormentaba a tal punto de querer gritar y hecharme a morir.
-Joven Huening Kai. - Llamó el doctor, subí mi mirada suavemente, mis ojos llorosos, irritados y reflejando mucho dolor -.
-¿Cómo se encuentra? - Y el doctor
cruzó miradas con la enfermera, sus ojos demostraban tristeza y eso me hizo quebrarme en mil pedazos - ¡No! ¡No!.
Y esa desequilibrio emocional comenzó, mi llanto incontrolobale, mi pecho oprimiendose, mis rodillas tocaron el suelo de manera tosca. Las personas alrededor observando esa escena con pena y lástima, haciendo que mis gritos ahogados salieran a flote, el doctor intentando abrazarme pero fallando en el intento pues lo empujé lejos de mí.
No, Soobin no me había abandonado, no, él no lo había hecho.
-Qué hermosos ojos tienes NingNing.
-¡Ahh! - Grite lo más fuerte que pude
sin importar el dolor que sentía en mi
garganta, pues nada se comparaba al dolor de perder a Soobin, del abandonó de Soobin -.
Personas queriendo acercarse a aquel
de manera desgarradora y dolorosa. Mas fallaban en el intento, no hasta que aquella enfermera gritó.
-Soobin respira, calma Kai.
Alzó su mirada rápido para mirar aquellos ojos sinceros de la enfermera, él no quería que estuvieran jugando de esa manera con sus sentimientos, más ella extendió un poco su mano tratando de quitar sus lágrimas, y lo hizo, el chico se dejó tocar su rostro.
-Quiero verlo. - La enfermera asintió, y tomó las manos de Kai para guiarlo al cuarto -.
La enfermera dejó a Kai en la puerta,
ella no iba a entrar a ese cuarto, todos en ese hospital conocían ese caso del chico con fibrosis quística, tal vez porque eran muy raros y sólo habían 7 al año, o hasta menos.
Kai dejó descansar su cabeza en la puerta de aquella habitación, la enfermera se alejó y quiso dar su tiempo, todos sabían también lo mucho que estaban de enamorados esa linda pero triste pareja.
Al Kai agarrar esa fuerza que creyó que sería suficiente para aquello que tenía que enfrentar, se adentró a ese cuarto, pero lo que él no sabía, es que nunca en su vida iba a estar preparado para lo que a continuación iba a suceder.
Kai se acercó a paso lento a aquella cama, y miró a Soobin con aquella mascarilla para oxígeno, su cara demacrada, su piel más pálida de lo que ya era, sus ojos sólo un poco abierto pero también hinchados de tanto llorar.
-Soobinnie. - Llamó el menor con su voz rota y hecha un hilo -.
Más Soobin no prestaba atención, estaba sumergido en su propio mundo, sumergido en que le quedaba poco tiempo y ya no sabía que hacer.
-Soobinnie. - Volvió a llamar aquel chiquillo con su corazón roto -.
Kai quería sacar eso de su corazón, Kai necesitaba decir eso antes de arrepentirse, pues es mejor decir las cosas y arrepentirse por haberlas dicho, que por nunca haberlas dicho. Y eso quería, decírselo antes de que sea tarde, así que juntó toda la poca valentía que tenía, y habló.
-Soobinnie, yo también te amo. - Tomó su mano con mucho cuidado y entrelazo sus dedos con los de él -.
Y aquello había hecho sacar de aquella
nube a Soobin, sus ojos lagrimosos, su
respiración acelerandose, él no quería hacer llorar a Kai más de lo que ya había hecho.
-Vete. - Pidió Soobin y Kai sintió su
corazón haber sido roto de una manera
muy cruel, ¿Acaso había dicho algo mal? -.
-¿Qué? - Un nudo atascado en su garganta mientras ese hipo salía de nuevo, ¿Vete? ¿Esa era la palabra con la que le respondía? - No, te amo, Soobin.
Intentó de nuevo.
-NingNing, ¡Vete! - Soobin por primera vez le gritó -.
-Bin, ¿Hice algo mal? ¿Te lastimé? Si lo hice, perdóname, no fue nunca mi intención, soy tonto, lo sé, pero nunca te hubiera hecho daño porque quise, así que perdoname, por favor. - Su voz tan ahogada que hacía que Soobin se sintiera cada vez peor -.
NingNing no debía llorar por alguien como él. Él había sido malo, ¿Por qué era entonces que Kai se disculpaba? Debería ser al revés. Él le estaba haciendo daño a un lindo angelito, alguien que no merecía seguir sufriendo por un mentiroso. Y Soobin pensaba que la mejor manera de alejarlo era pedirle que se alejara, pero no, Kai estaba dispuesto a quedarse ahí, sin importar que tantas cosas malas Soobin le llegara a decir.
-Te amo, Choi Soobin, y no me voy a
cansar de decirtelo, lo voy a repetir tantas veces sea necesario para que me creas.
-Yo también te amo NingNing, pero el
destino no nos quiere juntos.
-No Soobin, eso es mentira. - Intentó
parar de llorar, pero no podía - Vamos
a estar juntos, lo prometo, daré todo mi
dinero si es necesario, trabajaré doble para buscar la cura.
-Nin-
-Contactaré a quien sea necesario para no dejarte morir y podamos vivir jun-
-¡Kai! - Entonces el castaño se calló,
mientras más y más lágrimas salían - No podemos estar juntos, al menos no en ésta vida, mi enfermedad no tiene cura, y por el bien de los dos, es mejor separarnos antes de que todo esto sea más doloroso y trágico, cuándo algo te hace daño, lo mejor es dejarlo ir.
Un hipo ahogado salió de la boca de
Kai, esas palabras se las dijo a su hermana, y era en ese momento que entendió como se sentía su hermana.
-Pero yo te amo. - Susurró -.
-Mas no podemos estar juntos, lo siento bebé. Pero quiero que sepas, que te amo, y te amare hasta morir, hasta mi último respiro, serás tú quien estará en mi mente.
-Soo-Soobin. -- Ese llanto incontrolable que salía del menor le partía corazón en míl pedacitos. Y lo sabía, no era justo, nada era justo, una pareja que se ama a más no poder, pero no pueden estar juntos por tristes razones del destino -.
-Ve a casa Kai, y mañana hablamos,
y necesito dormir. - Pidió Soobin, sabiendo que él iba a dormir, pero para siempre, pero decidió darle una sonrisa al menor para calmarlo.
Soobin dejó un beso en la mano de su
amado, y por último uno corto en sus
labios, queriendo mostrar a través de eso todo sus sentimientos, queriendo dar su despedida hacia esos lindos labios que nunca más volvería a besar.
Cuando reencarnamos en otros cuerpos, asegúrate de buscarme, porqué también te buscaré.
-Adiós, NingNing.
Mostró esa linda sonrisa, que Kai nunca olvidaría, pues la recordaría, como la sonrisa del amor de su vida, de la persona que lo armó hasta la muerte.
Kai esa noche al volver a casa, no quiso cambiar su ropa con sangre, tampoco quiso discutir con sus padres, sólo se tiró en su cama con su corazón en un puño. Sin querer prestar atención a las preguntas de su hermana, pues nada tenía sentido.
Y nada dolía más que aquella llamada
que llegó a las cuatro de la madrugada
avisando, que Choi Soobin, había
fallecido.
-Le pedí a Santa la navidad pasada que en ésta navidad me sorprendiera con un regalo, con el que el creyera que fuera el más indicado para mi vida.
-Apuesto a que no te lo ha dado.
-Sí, pienso que ya me lo dió, un lindo y último regalo. - Sus ojos brillaban - Eres tú Kai.
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