Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₇
Admiraba los productos de electrónica de la tienda con la compañía de Tae, siempre había querido tener un teléfono móvil, pero las circunstancias en la que había vivido y la condición en la que había nacido eliminaban todas las posibilidades de tener uno.
Aquella era mi primera vez en un centro comercial, era algo tan increíble, las tiendas eran enormes, con gran variedad de productos, nada comparado con los mercadillos del pueblo a los que mi padre me permitía asistir.
Taehyung parecía sentirse en su salsa, yendo de un lado para otro con suma confianza, como si se supiera el centro comercial como la palma de su mano, nada que ver conmigo, me sentía tan emocionada, a la par que sumamente fuera de lugar, sobretodo cuando Taehyung insistía en echar productos que simplemente llamaban mi atención a la cesta, como si no costaran dinero.
— Échalo —insistió Tae al ver la atención que prestaba a aquel iphone XR color coral, era tan bonito.
Y aquí íbamos otra vez, creo que esta era la quinta vez que discutiría con Taehyung por la misma razón.
— Estas loco ¿acaso no has visto el precio que tiene? —dije observando su precio ¿cómo era posible que algo tan pequeño costara tanto dinero?
— ¿Crees que tu alfa no esta dispuesto a pagar todo ese dinero por ti? Si no echas muchas cosas se sentirá ofendido, es como si le estuvieras llamando pobre en la cara —volvió a repetir aquello.
Puede que Jungkook sea el alfa más diferente y extraño que he conocido, pero esa manía de tener que demostrar cuanto poder y fuerza poseían a todo el mundo, sin duda, la conservaba en su sangre.
— Ya me ha demostrado que tiene dinero, el coche en el que he venido se ha encargado de remarcarmelo, es solo que veo una completa y absoluta tontería que se gaste un dineral en cosas que me gusten pudiendo usarlo para algo mucho más importante.
— ___ en este momento para Jungkook lo más importante es su omega, osea tú.
— No soy su omega —gruñí.
— Bien bien lo que seáis, el caso es que él quiere que cojas lo que te gusta —repitió—. Así que échalo, le va a hacer sumamente feliz comprarte algo que te guste.
Suspiré resignada, lo cierto es que me había enamorado de aquel móvil, pero no lo aceptaría, me haría sentir como que le debo algo, ya era suficiente con que me acogiera en su habitación, no quería más privilegios, no me sentía cómoda con ellos.
— No me gusta —contesté haciendo bufar al omega antes de dejar el teléfono en su sitio—. Vamos a comprar ropa de una vez, eso es lo que realmente necesito —hablé saliendo de la tienda viendo como Jungkook y Hoseok nos esperaban en la puerta.
No habían tenido interés de entrar a ninguna de las tiendas que habíamos visitado, quedándose en la puerta de las mismas como si de nuestros guardaespaldas se trataran.
Jungkook al verme salir de nuevo de otra tienda con las manos vacías se acercó a mi.
— ¿No hay nada que te guste? —preguntó extrañado a mi lado.
— No —contesté simple ganándome una expresión de extrañeza por su parte.
— Ven, seguro que aquí hay algo que te guste —agarró mi mano sin dudarlo, tirando de ella hacia una tienda de ropa a unos pasos de nosotros.
Sentía el calor de su mano sobre la mía, haciendo que mi loba empezara con su danza ancestral, moviendo su trasero de un lado a otro celebrando el atrevimiento de Jungkook, quería reír por lo exagerada que era, pero me hallaba demasiado nerviosa por su cercanía como para hacerlo.
— Aun no sé cual es tu estilo de vestir, pero aquí hay bastante variedad —comenzó a hablar sin soltar mi mano.
Comencé a mirar las prendas algo incómoda por la presencia de Jungkook, pues tener a un alfa agarrando tu mano, sin tener intención de soltarla, añadiendo su intensa mirada sobre mi, expectante por ver qué ropa escogería.
Giré mi cabeza en busca de Tae, casi pidiendo ayuda con mis ojos, si decidí venir con él era precisamente para ahorrarme este tipo de escenas.
— ¿Y Tae? —formulé esperando a que Jungkook me contestara.
— Está con Hoseok.
— ¿Podríamos llamarle? —sugerí como si no tuviera mucha importancia, cuando en realidad quería gritar a los cuatro vientos el nombre de Taehyung.
— No, ahora está a solas con Hoseok, debemos dejarlos un rato, para que... —comenzó a explicar haciendo gestos con sus manos, gestos que no entendí.
— ¿Para qué?
— Para que se conozcan mejor —terminó diciendo Jungkook después de unos segundos de silencio en los que parecía meditar cuales eran las palabras adecuadas que debía emplear.
Aquello no coincidía con lo que Tae me había expresado esta mañana.
— ¿Pero a Hoseok...
— Ya he hablado con él, debe abrir un poco más su mente, al fin y al cabo es un omega ¿no? —preguntó echándole el ojo a una camiseta de lo más escotada.
— Eso mismo le he dicho yo a Tae esta mañana —comenté haciéndole reír, haciendo así que me percatara de mi error—. Olvida lo que te acabo de decir —supliqué arrepentida de haber delatado a Tae.
No recordaba que estaba hablando con el bando contrario.
— Tranquila, otra cosa no sé, pero secretos es lo que mejor se me da guardar, bueno, secretos y omegas —contestó aun con esa sonrisa y la mirada en la escotada camiseta—. ¿También habéis hablado de mi?
— Más quisieras —contesté con rapidez pensando ¿soltaría alguna vez mi mano?
Me estaba comenzando a dar suma vergüenza tener mis dedos entrelazados con los suyos.
— ¿Qué te parece esta? —señaló la escotada camiseta que llevaba mirando desde hacía ya un rato.
— Te sentaría muy bien, hace juego con tus ojos —contesté de lo más natural haciendo referencia a sus oscuros ojos, dándome la vuelta para cambiar de estante, intentando así separar nuestras manos, pero Jungkook fue más rápido, moviéndose junto a mi impidiendo nuestra separación.
Estúpido alfa acosador y pervertido.
Estaba muy equivocado si pensaba que yo iba a ponerme eso, mi vestimenta se caracterizaba por su exceso de tela y escasez de sensualidad.
Río ante mi comentario.
— Captado no te gustan los escotes —comentó risueño.
¿Había algo que sacara de quicio a este alfa? Por dios por mucho que te esforzaras seguía siendo agradable.
— ¿Qué tipo de ropa utilizas entonces?—preguntó realmente interesado en ello, como si le importara.
Se sentía tan raro tener la total atención de alguien.
— Toda la ropa antierección que veas es mi estilo —respondí con sinceridad, no le mentiría a Jungkook y fingiría que era de lo más atrevida y exótica en lo que ha vestimenta respecta para impresionarlo, él ya parecía estar impresionado por mi sin tener la necesidad de fingir ser alguien que no era.
Este pensamiento se me hacía de lo mas irónico, estaba precisamente siendo acogida por fingir ser alguien que no era, pero sin embargo había llamado la atención de Jungkook por pequeños detalles de mi personalidad que me eran imposible de ocultar, mi valentía y hobby por desafiar a los que me rodeaban solo para fastidiarlos, para molestarlos, hacerlos sacar de quicio.
Algunos se preguntaban por qué era de aquella manera, por qué me molestaba en sacar de quicio a los de mi alrededor, el motivo era porque los odiaba a todos, todo perfectos con sus condiciones bien dotadas, todos fuertes, ágiles, yo quería ser como ellos, pero no lo era.
A todo ese deseo por ser alguien más se le sumaba el odio que recibía por ser quien era, como si el mio propio no fuera bastante, era como si cada ser viviente se encargara de recordarme lo inútil que era, si no era diciéndomelo con palabras lo hacían con sus actos, dejándome de lado, encerrada y sola en una habitación, porque no era lo suficiente como para que me recompensaran con su compañía.
— Eso no existe —respondió sin titubeos.
— Claro que existe, llevo vistiendo así toda mi vida.
— Puede que exista esa ropa que dices, pero en el momento que la llevas puesta tu deja de ser antierección —dijo mirándome como si nada.
Paré en seco ante sus palabras ¿acababa de confesar indirectamente que le causaba erecciones?
Lo miré incrédula, no sabía si enfadarme, sentirme alagada, avergonzada por la nueva información o mezclar todos esos sentimientos en uno.
— ¿Qué se supone que debo contestar a eso?—decidí preguntar.
— Nada —me dejó ver una media sonrisa—. Te lo había dicho con el fin de que te quedaras sin palabras —dijo sacando un vestido de su percha, dicho vestido poseía mangas largas, no estaba mal, pero lo veía demasiado corto como para sentirme cómoda a la hora de llevarlo—.¿Qué tal esto? No es muy revelador ¿verdad?—dio la vuelta al vestido para que pudiera observar su parte trasera.
— No me gustan los vestidos tan cortos.
¿Enseñar mis huesudas piernas a la humanidad? No gracias.
Jungkook miró extrañado el largo del vestido comenzando a hablar, pero yo no podía escucharlo, mis oídos se habían taponado en el momento que había visto a mi padre en la misma tienda en la que yo me encontraba.
Mi loba gruño furiosa al verlo, recordando lo mucho que me había gritado el día que decidió desterrarme de su manada.
Pero por suerte o por desgracia no era mi loba la que llevaba el control de mi cuerpo en aquel instante, era yo, quien ahora sentía cómo el miedo se apoderaba de mi cuerpo, miedo de que me viera, de ser descubierta, miedo a que le contara la verdad a Jungkook, miedo a tener que volver a la que un día fue mi manada o tener que ser desterrada de nuevo, abandonada a mi propia suerte en el bosque.
Con mi respiración acelerada y mi pulsaciones descontroladas empujé a Jungkook dentro del probador más cercano a nosotros, metiéndonos a ambos en aquel reducido espacio, no quería que mi padre me viera, y menos en compañía de un alfa.
Jungkook me miraba con seriedad, recordándome que él era capaz de escuchar cuan acelerada y asustada me encontraba.
— ¿Quién es? —preguntó con dureza.
Me quedé callada ante su pregunta ¿Qué le diría? ¿Qué la persona que me había asustado tanto era mi padre el cual me había desterrado de su manada hace escasos días?
No, no diría nada de eso, pues el silencio en aquel momento sonaba mucho más bello que la verdad.
Jungkook, al ver que no tenía pensado contestar, intentó salir del probador para comprobar por él mismo de quien se trataba.
El pánico inundó mi cuerpo, tirando de nuevo de su brazo, no le dejaría salir, pero tampoco sabía como retenerlo.
Mi loba sugirió un par de acciones que según ella le harían quedarse en el probador a mi lado, elegí la menos comprometedora y vergonzosa.
En un acto de lo más rápido besé su mejilla sintiéndome terriblemente estúpida por ello, lo que había que hacer por sobrevivir en esta vida.
Jungkook parecía haber entrado en una especie de trance, me miraba con sus ojos de lo más abiertos, estaba casi tan sorprendido por mis actos como yo.
El ambiente se sentía de lo más pesado, haciéndome soltar el brazo de Jungkook para alejarme de él, aquello, al parecer, le hizo reaccionar, llevando sus manos a mi cintura, a la vez que me atraía hacia su cuerpo.
Llevé mis manos a su pecho intentando apartarlo, demasiada cercanía para mi.
— Jungkook —lo llamé intentando llamar su atención, topándome con una piedra, de la misma forma que ayer en su despacho.
Aprisionaba mi cuerpo en el suyo contra la pared del probador, llevando su rostro a mi cuello.
— Si quieres tenerme un rato entretenido deberías hacer algo más que darme un simple beso en la mejilla ¿no crees? —comenzó a hablar mostrando un tono de voz más suave que el anteriormente empleado.
Sin esperarlo, mi loba se encargó de desprender un aroma a melocotón de lo más intenso, sabiendo que Jungkook estaría de lo más entretenido con él.
Cuán equivocada estuve al pensar que Jungkook estaba demasiado cerca de mi cuerpo, cuando su olfato captó mi adulzado aroma no dudó en pegar su rostro a mi cuello, eliminando cada molécula de aire que nos separaba, dejándome sentir toda su dura y tonificada extensión.
Con sus manos pegadas a mi cintura me acercaba aun más a su cuerpo, como si esto aun fuera posible.
Demasiada cercanía para mi y mi loba con hormonas alborotadas, sentir la respiración de aquel alfa con olor a chocolate sobre mi cuerpo era de lo más extraño, mi cerebro me gritaba que me alejara, que después me arrepentiría si las cosas llegan a más, pero mi cuerpo no respondía, mientras mi loba se hallaba de lo más entretenida disfrutando de la cercanía del alfa.
Jungkook acarició suavemente mi cuello con su nariz, a la vez que respiraba pesadamente, estaba segura que en este momento tendría los ojos más que dorados.
— Esto es peligroso —gruñó sobre mi cuello, haciéndome temblar ligeramente por el tono empleado, tan duro, tan robusto y grave—. Tu olor es muy peligroso.
Que me iba a contar que yo ya no supiera, este olor y condición me había causado más problemas que dispatch a las grandes empresas de entretenimiento coreano.
Dicho aquello separó su cuerpo levemente del mio, dejándome observar su rostro y sus dorados ojos.
Aquella imagen era demasiado imponente, con tan solo mostrar sus dorados ojos tu cuerpo quería doblegarse ante su presencia, su aura era tan poderosa, que desobedecer a sus mandatos parecía ser una autentica osadía, cada día comprendía un poco más cómo era posible que alguien como Jungkook llegara a ser alfa, cómo era posible que no le hiciera falta mostrar su forma lobuna para ganarse el respeto del resto.
— Deberíamos pasar más tiempo juntos para que me acostumbre a tu olor —sugirió aun sin soltar mi cintura, la cual en este momento parecía estar en llamas, el calor que desprendía Jungkook era realmente increíble—. Podríamos cenar todas las noches en mi habitación, a solas.
— Preferiría otro lugar —contesté suave.
Cenar los dos solos en su habitación y encima con mi olor real era casi como una invitación en bandeja de plata para que me anudara.
— ¿Te da miedo que me quede a dormir después? —preguntó con seriedad, sorprendiéndome, pensaba que esa pregunta aparecería con una sonrisa ladina.
— Es precaución más que temor —aclaré aunque en realidad fuera una mezcla de ambas.
— Mientras tomes los supresores no pasará nada —aseguró—. Sé controlarme, aunque parezca que no —señaló sus dorados ojos con una sonrisa.
¿Supresores? ¿Cuáles? Ah si, los que no surgían efecto en mi.
— Si, los estoy tomando —mentí.
— No me mientas, no te has tomado nada desde que estas aquí, no has hablado con Rudy sobre tus celos ni le has pedido los supresores —habló de lo más tranquilo, pensé que se enfadaría conmigo por desobedecer.
— Estoy en ello —volví a mentir.
Esto de mentir ya se me hacía costumbre, aunque no sirviera de nada, pues este alfa era como un polígrafo andante que cazaba las mentiras al vuelo.
— No, no lo estas, apuesto lo que quieras que eres tan cabezota que ni se te ha pasado por la cabeza tomarlos —habló dando en el clavo.
— Puede ser —admití, ya para qué mentir.
— Te dije que los supresores no eran negociables, debes tomarlos —insistió.
— Ya, ya lo sé.
— No, no lo sabes cuando aun no los has tomado ¿sabes lo que pasará cuando mi alfa huela tu celo? —negué con mi cabeza—. Que no habrá control, te van a faltar piernas para salir corriendo y por mucho que quieras esconderte no habrá puerta de acero en el ala de los omegas que sea capaz de impedirme que llegue a ti —informó con suma oscuridad en sus dorados ojos, no sabía cómo era capaz de mantener sus ojos dorados y estar de lo más tranquilo, eso me hizo darme cuenta de que Jungkook realmente sabía controlar a su alfa.
"Estamos jodidas" le susurré a mi loba la cual parecía de lo más contenta por la reciente información.
— ¿Por qué no quieres tomarlos? —preguntó de lo más interesado, él no comprendía mi negativa—. ¿En tu antigua manada no los tomabas? —formuló intentando entender el motivo.
— No.
Mi respuesta lo dejó de lo más descolocado.
— ¿Entonces qué hacías durante tus celos? ¿Te dejabas anudar por otros alfas para calmar tu dolor? —dejó que su rostro se bañara de seriedad, parecía que pensar en ello no le hacía demasiada gracia.
¿Cómo contestar a esta pregunta? ¿Cómo decirle que solo había tenido un par de celos en mi vida y que estos no habían sido demasiado fuertes como para hacerme sentir dolor por no ser tocada o anudada? ¿Cómo decirle que no eran necesario supresores, que mi olor era tan terriblemente empalagosos que espantaba a todo ser viviente, incluido a los betas?
— No.
— Entonces no lo entiendo, explícamelo —apretó ligeramente el agarre de mi cintura.
— Jungkook no quiero hablar de esto contigo, ni aquí, ni ahora —dije de lo más seria, quería que dejara de preguntar.
— ¿Por qué?
— No tienes porqué saberlo todo —repetí las mismas palabras que ya me había dicho él con anterioridad—. Eres un alfa de lo más preguntón —intenté salir de aquel probador, aquello estaba siendo demasiado intenso para mi.
Pero Jungkook no me lo permitió, tiró de mi cuerpo de nuevo dentro del probador, volvió a colocar sus manos en mi cintura para comenzar a hablar.
— Esta bien, una pregunta, sólo una pregunta, te contestaré con sinceridad y tu harás lo mismo —propuso casi con súplica.
Su propuesta era demasiado arriesgada para mi, pero eso no me impediría tomarla.
— ¿Cuántas veces te has saltado las normas de los alfas? —pregunté con suma curiosidad.
— Solo una.
— ¿Qué norma era?
— Ya has hecho tu pregunta —aclaró haciéndome saber que no respondería—. ¿Cuántas veces te has dejado anudar?
— Solo una.
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Me imagino así la reacción de Jk cuando ___ le da un beso en la mejilla 😏😂
Primer capítulo del año, no pensaba que se me alargaría tanto así que aún queda una tercera parte.
Feliz 2019 Sinners💛💛💛
Gracias por leer💜💜💜
Love u Sinners ❤❤❤
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