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Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁

Sentía como la tierra se hundía bajo mis zarpas, como los árboles se veían borrosos a mi alrededor.

Mis pulmones ardían, como si el aire que tanto me costaba respirar abrasara todo a su paso.

Huía desesperadamente de la presencia de dos estúpidos alfas, como si desterrarme de mi propia manada no fuera suficiente.

Aquel día había sido, sin duda, uno de los peores de mi vida.

Mi propio padre me había desterrado de su manada, alegando que una débil gamma como yo era inservible allí, se había encargado de hacerme saber cuán amplia era mi inutilidad, enumerando cada uno de los campos en los que no servía.

No podía luchar debido a mi ausencia de fuerza, no podía correr durante grandes trayectos debido a la misma razón, y era tan estúpidamente débil que mi cuerpo a duras penas resistiría un embarazo.

A todo esto añadiéndole mi empalagoso y adulzado aroma, demasiado desagradable para los alfas como para que mi padre lograra emparejarme con alguno de esos brutos cavernícolas y perderme de vista.

Maldije una y mil veces mi condición de gamma, ni siquiera podía huir como era debido, no llevaba ni cinco minutos corriendo y sentía que se me había caído un pulmón por el camino.

Decidí frenar en seco y esconderme detrás de un par de matorrales, creo que era la primera vez que me alegraba de ser una diminuta gamma, mi condición lobuna era tan insignificante que aquellos estúpidos alfas no lograrían verme bajo estas plantas.

Esperé y esperé hasta que ellos mismos se cansaron de hacerlo, largándose de aquel lugar acompañados de un par de carcajadas.

Se reían de mí, sabían que si no me mataban ellos no tardaría en morir yo. Razón no les faltaba, necesitaba encontrar una nueva manada, una con demasiada urgencia.

Pero, ¿cómo conseguir que me acepten en una nueva manada con este tufo meloso a melocotones y albaricoques?

Pensé y pensé hasta hallar la solución, camuflaría mi olor, tanto tiempo como mi cuerpo lo resistiera, necesitaba camuflar mi intenso aroma y sustituirlo por uno más rebajado, menos intenso.

Salí de aquel matorral una vez recuperé el aire que me faltaba, decidida a encontrar una nueva manada.

Había escuchado a mi padre hablar más de una vez de nuestra manada enemiga, la manada de los Jeon, cuyos territorios colindaban con los nuestros, tan solo tendría que salir de mi territorio y esperar que algún lobo encargado de proteger la frontera se topara con mi nuevo aroma de "omega" tierna, no rechazaría a una tierna omega, inofensiva y sumisa, mi plan sin duda era perfecto, aún más sabiendo que la manada de los Jeon era famosa por el respeto y protección que brindaban a sus omegas.

Sonreí satisfecha antes de volver a mi forma humana, ajustando mi ropa algo ensanchada por la reciente transformación, otra ventaja de ser una diminuta gamma era que tu ropa no sufría roturas a la hora de la transformación, mientras que los alfas rajaban todos sus ropajes quedando completamente desnudos al volver a su forma humana.

Acomodé mi cabello rubio oscuro e intenté limpiar mi rostro, intentando lucir un poco menos zarrapastrosa y un poco más tierna.

Caminé y caminé esforzándome por acostumbrarme a mantener mi nuevo olor.

A lo lejos pude observar como dos gigantescos lobos corrían hacia mi, uno color chocolate y otro castaño claro. Intenté disimular mi sonrisa satisfecha y comencé a temblar, tenía que parecer sumisa y dócil ante los ojos de todos aquellos dominantes alfas.

— ¿Qué haces aquí? —gruñó el lobo color chocolate de mala gana, parándose en seco a pocos centímetros de mi cuerpo, observando mi pequeña extensión con aquellos ojos profundamente negros.

— No sé dónde estoy —simulé desorientación.

Abracé mi cuerpo, mostrándoles así la necesidad de protección.

Ambos me miraron en su forma lobuna de una manera que no supe descifrar, antes de volver a hablar de nuevo.

— La llevaremos ante Jungkook, él sabrá que hacer con ella —sentenció el otro alfa castaño claro con decisión.

Todo aquello pareció surgir efecto.

— Namjoon, Jungkook ahora está ocupado con las presentaciones de los cachorros.

— Es una omega, sabes lo que significan para él —dio el peli castaño por finalizada aquella conversación, antes de cargarme en su suave lomo sin siquiera preguntar.

Cabalgó conmigo a sus espaldas, alcanzando una velocidad que nunca pensé recorrer, aquello si que daba gusto.

Maldije de nuevo mi condición de gamma y mis cortas patas, con las que a penas podía recorrer un par de metros sin jadear de cansancio.

Con semejante velocidad no tardamos en alcanzar una enorme casa, algo así como una fortaleza con grandes muros de piedra que resguardaban aquella construcción de cualquier intruso.

Aquellos dos alfas entraron sin ningún problema en ella, mientras los demás lobos no parecían si quiera reparar en mi presencia.

Unas grandes puertas se abrieron dejándome ver un amplio recibidor con infinidad de puertas en sus paredes.

El alfa que me cargaba decidió escabullirse por uno de los pasillos de aquel recibidor, llegando a una gran sala repleta de cachorros de entre 10 y 12 años, tal y como el alfa chocolate había dicho estaban en su presentación.

Yo siempre había odiado la mía, la presentación era el día en el que presentabas tu género a la sociedad, alfa, beta, omega, gamma y delta eran las únicas opciones, pobres de aquellos que les tocaba pertenecer a los dos últimos grupos.

Recuerdo la decepción en el rostro de mi padre al saber que había engendrado a un género defectuoso, sabía que tenía la esperanza de que al menos fuera un omega, al igual que yo, pero eso no sucedió, fui proclamada gamma y con esa condición moriría.

Embobada, observando a todos aquellos cachorros ansiosos por su presentación rezaba porque a ninguno le tocara vivir mi misma suerte.

Sin esperarlo el alfa que me cargaba me dejó caer al suelo, dejando que mis delicadas manos entraran en contacto con el frío mármol, estremeciéndome por completo, no me quejé, pues no esperaba otro trato que no fuera bruto por parte de un alfa.

Me guardé las miradas de odio que deseaba soltar, sustituyéndolas por temblores, metiéndome todo lo que podía en el papel de omega.

Alcé mi vista topándome con otro alfa sentado en el sillón central, al ver aquella posición deduje que sería el alfa de la manada, ese tal Jungkook que antes había sido mencionado.

— Alfa lamentamos interrumpir, pero hemos encontrado a esta omega sola en el bosque, estaba desorientada y asustada —comenzó a relatar mi chófer personal.

Aquel gran alfa se levantó de su asiento, acercándose a mi cuerpo, el cual aún se encontraba en el suelo.

Los dos alfas que me acompañaban no dudaron en alzarme, sosteniéndome por los brazos, dejándome cara a cara con el jefe de la manada.

Alcé mi vista para poder verle, era un chico mucho más alto que yo, aunque eso no fuera muy difícil, sus ojos eran negro azabache, mandíbula marcada y una cicatriz en la mejilla que lo hacía ver ligeramente más intimidante, aunque para mi no lo fuera en absoluto, ningún alfa conseguía causarme miedo.

Hubo algo que sin duda no pasaba desapercibido, ni para mí ni para el resto de la sala, aquel gran alfa desprendía un aroma a chocolate puro e intenso, que llamaba rápidamente tu atención.

Frunció su ceño al verme, haciéndome tragar saliva y concentrarme aún más en camuflar mi empalagoso aroma.

Miró mis ojos con demasiada intensidad, casi comiéndome con ellos, como si pudiera saber a través de estos todo los sucesos que habían marcado mi vida.

— ¿No recuerda nada? —habló por primera vez ante mi presencia, dejándome escuchar su timbre de voz, grave, profundo, como toda voz que un alfa debía poseer.

Negué con mi cabeza con cansancio, antes de bajar mi mirada y derramar un par de lágrimas falsas, después de esto me replantearía seriamente mi vida, esto de la actuación se me estaba dando demasiado bien para ser una gamma.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó moviendo ligeramente su cabeza hacia mi dirección, indicando que se refería exclusivamente a mi.

— Sang ___

— ¿Perteneces a la manada de los Sang? —formuló sorprendido.

— No —negué atropelladamente dándome cuenta enseguida del gran fallo que había cometido, estúpido apellido.

— Jungkook —llamó el alfa castaño claro—. Como los Sang se enteren de que tenemos a una de sus omegas...

— No tienen por qué enterarse —interrumpió Jungkook sin dejarle terminar—. Pasará unos días aquí, veremos si es compatible con nuestra manada y la acogeremos en caso de ser así —concluyó lanzando un par de miradas, la clase de miradas que no daban pie a rechistar, solo a terminar con aquella conversación en la que Jungkook de seguro tendría la última palabra.

— ¿Y dónde la llevo? —preguntó el alfa señalando mi cuerpo.

En aquel momento sólo deseaba que me dejaran en una habitación aparte, sin tener que lidiar con la molesta compañía de otros lobos.

— Llévala a mi habitación —indicó Jungkook esta vez haciéndome temblar de verdad.

En aquel momento me arrepentí de todos mis actos, de toda mi actuación y de aquel plan que supuse que sería genial y que desgraciadamente no había salido tan bien como pensaba, sin duda acababa de firmar mi sentencia de muerte.

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Breve guía omegaverse de Joonie

Repito que en cada novela el omegaverse es distinto aunque todos parten de la misma raíz.

Ayer me faltó por comentar el nudo, el pelaje de los lobos y la marca.

El nudo es una protuberancia que poseen los alfas masculinos en la base de su miembro, a la hora de realizar el acto este se expande con el propósito de embarazar a su acompañante. El nudo una vez se expande no se puede sacar, habrá que esperar de 20-30 minutos (lo que dura el nudo) para poder sacarlo.

La marca es algo especial entre los lobos, los alfas marcan a sus omegas en el cuello reclamándolos así como suyos, declarándolos así compañeros de vida, la marca no se puede deshacer a no ser que uno de los dos emparejados muera. Con la marca se establece un fuerte vínculo entre el alfa y el omega, pudiendo estos incluso sentir lo mismo que el otro.

Los alfas pueden marcar a los omegas y los betas pueden marcar a los gamma.

Un alfa difícilmente puede marcar a un gamma debido a su debilidad.

Un alfa si puede marcar a un beta, aunque esto es muy inusual.

Los omegas y gammas no pueden marcar, estos solo son marcados.

Por último el pelaje, el cual es diferente según el género, al igual que el color de ojos.

Alfas: colores oscuros como marrones, colores chocolates, negros.

Sus ojos en forma lobuna suelen ser colores cálidos u oscuros, negros, amarillos, rojos o anaranjados.

Betas: estos suelen poseer un pelaje más claro que los alfas, pero no tan claros como los omegas.

Sus ojos son marrones o pardos.

Omegas: su pelajes son colores claros, blancos, grises extremadamente claro.

Sus ojos son exclusivamente de color azul.

Gammas: su pelaje es gris, pudiéndose confundir con el pelaje de los omegas.

Sus ojos son exclusivamente grises.

Deltas: su pelaje es similar al de los alfas y betas.

Sus ojos son únicamente de color verde.

(...)

Esto es una breve explicación del omegaverse de esta novela, conforme transcurre esta podrán ver todo con más detalle.

Si veo que falta algo se explicará en el mismo capítulo en el que aparezca esa "novedad".

Sin más dilación muchas gracias por leer💜💜💜💜

Love u Sinners ❤❤❤


Pd: Sinners no se me alarmen que no he borrado nada ni voy a cambiar la novela simplemente estoy editando errores, los guiones, ortografía, etc. Si ven alguna falta de ortografía coméntenlas para que pueda corregirlo porque es posible que se me haya escapado algo.

Tengo un poquito más de tiempo ahora que he acabado los exámenes, iré subiendo la novela y les daré mi regalito de navidad como dije hace unos meses.

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