Capítulo 21 parte 1
Con el final de noviembre llegó la graduación de Ágatha.
Ella se veía feliz. Había conseguido terminar la escuela con excelentes calificaciones, tendría una hermosa ceremonia en la escuela y para la noche a los graduados los esperaba una gran fiesta.
Henry había faltado a clases con permiso de su padre para asistir a la ceremonia, y al terminar el evento irían a comer a un restaurante los cuatro. Semanas atrás Marlene había acompañado a su hija a comprar los vestidos para ambos eventos y ahora permanecía ansiosa al pie de la escalera para acompañarla al auto. Henry esperaba afuera con su padre, quien no se cansaba de mirar el reloj de su muñeca.
Cuando Ágatha por fin salió por la puerta acompañada de su madre, se veía hermosa. Llevaba un vestido floreado con escote abierto que destacaba sus hermosos hombros y cuello, y el cabello recogido en lo alto de su cabeza. Era una pena que tuviera que cubrirse con su túnica y birrete durante la ceremonia.
Luego de tomarse algunas fotos en la entrada, los cuatro subieron al auto y partieron.
Carla, Sofía y Janine estaban reunidas en el estacionamiento de la escuela y al ver a Ágatha bajar del auto comenzaron a gritar de emoción. Henry no había visto a Janine desde el cumpleaños de Ágatha, ya que luego de esa noche ellas comenzaron a reunirse en el centro comercial o en otras casas, y él sospechaba que la razón podría ser que Janine no quería verlo.
Ágatha corrió a encontrarse con sus amigas y Henry se quedó atrás con su padre y Marlene, y aunque Sofía y Carla lo saludaron desde la distancia, cuando él respondió el saludo con la mano en alto, Janine se dio la vuelta ignorándolo. Si aún estaba molesta por lo que sucedió entre ellos hace unos meses, no quería ni imaginarse cómo reaccionaría al saber que él y Ágatha estaban juntos.
La ceremonia de graduación fue hermosa. Uno de los alumnos distinguidos leyó un discurso acerca de despedidas y nuevos comienzos y todos lo aplaudieron emocionados. Luego el director comenzó a llamar a los estudiantes destacados para después continuar con el resto de los graduados. Henry solo tenía ojos para Ágatha y la aplaudió con energía cuando fue su turno de recibir el diploma, en cambio cuando Javier fue llamado por el micrófono, mantuvo los brazos cruzados.
Al finalizar la ceremonia todos se pusieron de pie para reunirse con sus familiares. Había padres interactuando por primera vez con los padres de los amigos de sus hijos, todos conversaban emocionados por el fin de este ciclo, aliviados porque sus pequeños lo habían logrado.
Henry vio que Ágatha venía hacia ellos junto a Sofía y Carla. Al llegar a su lado las jóvenes saludaron a Marlene y César educadamente y luego comenzaron a hablar con él.
—¿Cómo has estado? —preguntó Carla dándole un abrazo amistoso.
—Bien. Felicidades —dijo Henry a ambas mientras las saludaba—. ¿Qué se siente terminar la escuela?
—Estoy muy emocionada —Sofía tenía los ojos llorosos—. Pensé que no me afectaría, pero voy a extrañarlas tanto. —y abrazó a sus amigas ya sin poder contener el llanto.
Era extraño ver a Sofía actuando tan sentimental cuando, de las veces que la había visto, era la más alegre de las cuatro.
—Henry, el próximo año serás tú quien se gradué, no falta nada. —anticipó Carla entusiasmada acariciando el hombro de Sofía para consolarla.
Era verdad y Henry solo pensaba en eso mientras veía la ceremonia. Faltaba tan poco...
Conversaron los cuatro por varios minutos, hasta que Marlene le señaló a su hija que era hora de irse. Sofía seguía muy emocionada y Ágatha tuvo que recordarle que volverían a verse en unas horas para la fiesta, mientras Carla sonreía incomoda ante la exagerada reacción de su amiga. Ágatha fue la última en subir al vehículo y César los condujo al lugar donde cenarían.
Durante la comida hicieron una pausa para brindar y después César le preguntó a Ágatha que planes tenía para el próximo año, él y Marlene parecían muy entusiasmados por oír su respuesta.
—Ya tomé mi decisión, pero se los quiero contar en otro momento. —anunció educadamente Ágatha.
—Uuuh, que misteriosa. —dijo Marlene mirándola con los ojos entrecerrados. Parecía decepcionada por tener que seguir esperando. César hizo un gesto de aceptación.
Continuaron con la comida, estaban todos de muy buen ánimo, Henry ni si quiera estaba incómodo con la presencia de su padre. Ágatha se merecía este momento, era su día.
Unas horas más tarde decidieron volver a casa, Ágatha debía prepararse para su fiesta. Había quedado de pasar por cada una de sus amigas con su auto, y al terminar la fiesta las llevaría de vuelta a sus hogares, por lo que no podría beber nada de alcohol, Marlene la había obligado a prometérselo.
Ella le había comentado días antes a Henry que le encantaría que fuera su acompañante esa noche. Todos irían con sus parejas y se tomarían fotos para el recuerdo, pero ambos habían concordado en que no sería una buena idea. César y Marlene podrían sospechar algo, y sus amigas tendrían que saberlo, tendrían que dar demasiadas explicaciones. Además ella no podría divertirse si Janine decidía dejar de ser su amiga justo esa noche. Lo mejor sería que fingiera estar soltera, y como ninguna de sus amigas tenía novio, podrían estar las cuatro juntas.
Henry estaba en su habitación leyendo cuando Ágatha abrió su puerta y permaneció en la entrada posando para un fotógrafo invisible, luciendo su look para la fiesta de graduación. No le había mostrado a nadie su vestido y esperaba que él le diera su opinión, pero al verla Henry quedó sin palabras.
Ágatha llevaba un vestido de gasa de color oro viejo sin mangas y con escote cerrado, la tela casi transparente dejaba toda la piel de su torso visible, excepto sus senos cubiertos solo por bordados florales que se iban espesando hacia la cintura. La falda del vestido era de varias capas de tela de gran volumen terminando unos centímetros por debajo de sus rodillas. Llevaba unos tacones dorados y la melena ondulada.
Ágatha era naturalmente hermosa con sus pómulos perfectos y su piel dorada. Pero hoy su imagen era soberbia. Parecía una diosa, solo faltaban los flashes de cámaras y una alfombra roja. Ella dio una vuelta modelando su vestido y al ver que Henry no reaccionaba comenzó a reírse.
—¿Qué pasa? ¿No te gusta? —ella sabía lo bien que se veía.
Él caminó hacia ella y la abrazó por la cintura.
—Te ves maravillosa, los dejarás a todos con la boca abierta. —Ágatha lo miraba a los ojos.
—Contigo me basta. —lo tomó por el cuello y lo besó apasionadamente, luego de unos segundos Henry se detuvo.
—Espera, tu maquillaje se va a arruinar.
—No seas tonto, de eso me tengo que preocupar yo. — dijo riendo y volvió a besarlo.
Cuando Ágatha bajó por la escalera, Marlene y César la cubrieron de cumplidos, le tomaron una infinidad de fotos, algunas con ellos acompañándola y luego salieron con ella a su auto. Henry se quedó junto a la puerta de entrada observándola partir a su fiesta y oyó a Marlene insistirle por última vez en que no bebiera, ya que era la conductora designada.
Cuando Ágatha por fin se pudo ir, Henry volvió a su habitación. Eran más de las nueve y ya estaba oscuro. Decidió que lo mejor sería dormir, si no estaría horas pensando en cómo lo estaba pasando Ágatha.
*
Sintió que había dormido menos de una hora cuando su teléfono sonó despertándolo. Al mirar la pantalla vio que era una llamada de Ágatha así que contestó inmediatamente.
—Henry, necesito tu ayuda —se notaba en su forma de hablar que estaba ebria, así que él preocupado se sentó rápidamente en la cama para saber en qué podía ayudarla—. No te asustes, solo necesito que nos hagas un favor. —se escuchaba la risa de las chicas de fondo.
—Ágatha, ¿estás bien? ¿dónde estás? —comenzaba a preocuparse.
—Estamos en la fiesta aun, pero ya es tarde y tenemos que volver a casa, y sé que no debí haber bebido, pero era una ocasión especial —Henry entendió todo lo que Ágatha le dijo, a pesar de que el alcohol le trababa la lengua—. Lo siento mucho, no quisiera molestarte pero ¿puedes venir a buscarnos? Puedes venir en taxi y luego nos llevas en mi auto.
—Sí, voy ahora, espérenme allí. Ágatha —dijo Henry seriamente—. No quiero que te subas al auto, ¿está bien? Llegaré en un momento.
—Está bien, te espero. —y cortó.
Henry miró la hora en su teléfono, eran casi las tres. Por como sonaba, Ágatha había bebido bastante y a Henry le preocupaba que cambiara de opinión y quisiera volver por sus medios, así que se puso rápidamente un pantalón, zapatillas, una chaqueta y salió intentando no hacer ruido. Si lo llamó a él y no a su madre era porque no quería que Marlene se enterara de que no había cumplido con su palabra. Mientras bajaba la escalera buscó en su teléfono el servicio de autos, por suerte un conductor estaba cerca. Salió y el auto llegó un momento después.
La escuela de Ágatha estaba a menos de dos kilómetros y aunque le había parecido una eternidad, pocos minutos más tarde se estaba bajando del auto. Corrió al estacionamiento y vio para su alivio que el auto de Ágatha aún estaba allí. La llamó por teléfono y ella le dijo que saldrían en un minuto.
Cuando vio a las chicas Henry no pudo evitar reírse del estado en que estaban. Venían las cuatro abrazadas con vestidos preciosos y tacones, tambaleándose y hablando escandalosamente.
—Henry ¡viniste a rescatarnos! —gritó Sofía al verlo.
Cuando llegaron a él, Ágatha lo abrazó y le dio las gracias.
Comenzó a buscar en su pequeña cartera las llaves del auto.
—¡Oh! ¡Aquí están! —exclamó pasándoselas a él y todas rieron como si hubiera pasado algo muy gracioso.
—Lo siento Henry, pero era nuestra despedida y no pude negarme. —comenzó a excusarse de pronto.
—Está bien, no me molesta, pero me tendrán que indicar el camino para pasar a dejar a cada una. —dijo él, desactivando la alarma del vehículo.
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