Capítulo 19 parte 1
Por la tarde del jueves, al terminar la cena, Marlene comentó a los chicos que ella y César pasarían el fin de semana fuera de casa.
—Nuestro aniversario fue la semana pasada. —dijo ella algo incómoda, explicando el porqué de los planes tan repentinos pero si entrar en detalles. Claramente habían dejado pasar la celebración por estar peleados y a punto de divorciarse.
La noticia no pareció caerle bien Ágatha, quién horas más tarde, en la habitación de Henry, le informaba que César había hecho reservaciones en el hotel del casino y ambos saldrían de la ciudad temprano el sábado para estar el fin de semana solos y volver el domingo.
—De pronto está todo bien entre ellos, no lo entiendo. —decía Ágatha decepcionada.
Henry compartía su frustración en cierta medida, pero al notar lo molesta que ella estaba quiso intentar algo para distraerla.
—¿Y qué haremos nosotros por el fin de semana? No podemos desperdiciar esta oportunidad.
Ágatha lo miró sorprendida, era nuevo para ella que Henry propusiera algo divertido.
—¿Qué quieres hacer? ¿Una fiesta? —preguntó extrañada.
—¿Para que vengan Janine y Javier? Claro que no, pero ahora tienes tu propio auto y yo aún tengo la tarjeta de Marlene, además del dinero que me da papá y no he gastado.
—Esto se pone interesante, ¿qué propones? —ella lo estudiaba con atención.
—Podríamos salir de la ciudad también. —sugirió Henry. No sabía si Ágatha estaría dispuesta pero no perdería esta oportunidad. En estas semanas sentía que se había acercado mucho más a ella que en todos los meses que llevaban viviendo en la misma casa.
—Vamos a la playa —propuso Ágatha Con energía—. Por la noche podríamos ir a una discoteca y luego dormir en un hotel. Siempre he querido hacer eso. ¿Qué te parece? —la idea de Henry parecía haber funcionado, Agatha estaba de pronto muy entusiasmada.
—Suena bien, aunque no sé si podré entrar a la disco. —dudó Henry, él aún era menor de edad.
—Claro que podrás, si no yo lo arreglo. —dijo ella con confianza.
La noche del viernes, antes de dormir, prepararon las cosas para su pequeño viaje. Ágatha dijo que en la mañana le avisaría a su madre, no le agradaba mentirle, pero le pediría que lo mantuviera en secreto.
*
Henry despertó justo cuando su padre estaba sacando el auto. Se vistió rápidamente y fue a la cocina. Adela aún no llegaba.
Ágatha bajó unos minutos después con su mochila llena.
—¿Estás listo? Comeremos algo en el camino. —avisó sacando las llaves de su auto.
Henry fue a buscar su mochila y salieron en el auto.
Él aún no podía creer que estuvieran haciendo esto. Cuando le propuso a Ágatha el salir ambos solos pensó que ella diría que no, pero allí estaban camino a la playa en un día soleado y escuchando música con los vidrios abajo.
Ir a la playa tomaba menos de dos horas, así que pararon en un restaurante en la carretera y desayunaron tranquilamente para luego retomar a la ruta.
Cuando Henry vio la costa lo inundó la felicidad. Hacía años que no iba a la playa. Su padre trabajaba tanto que no tenía tiempo para ir de vacaciones con su hijo, aunque tal vez sí había ido con Marlene y Ágatha, pero era algo que prefería no saber.
Llegaron al hotel y estacionaron afuera. Al salir del auto Ágatha se paró al lado de Henry y se quedó un momento mirando hacia el alto edificio.
—¿Qué crees que debamos hacer? ¿pedimos dos habitaciones o una?
—Una. —respondió Henry luego de pensarlo un momento—. Solo vendremos a dormir.
Al entrar a la recepción Ágatha pidió una habitación con dos camas. En las fantasías de Henry habrían pedido una suite matrimonial, ya habían dormido juntos una vez aunque en circunstancias muy distintas, así que sabía que eso no sucedería. Por lo menos estarían en la misma habitación.
Luego de registrarse llevaron el auto al estacionamiento y subieron en el ascensor a su habitación. Era preciosa, tenía un gran ventanal con vista al mar y un baño impecable con ducha con mamparas. Las dos camas estaban a una buena distancia una de la otra y tenían un rincón para desayunar, predominaban los tonos crema con detalles turquesa. Era una lástima que solo se quedarían por una noche. Henry dejó su mochila en un sofá y Ágatha entró al baño a cambiarse. Unos minutos después salió con un bikini negro atado al cuello.
—Ve a cambiarte, te espero. —dijo mientras se ponía encima un vestido holgado de líneas.
Henry, sin ser consciente de ello, se había quedado mirándola fijamente y sin respirar. Cuando logró reaccionar varios segundos después tragó saliva y entró al baño a cambiarse.
Caminaron lentamente hasta la orilla del mar y se sentaron sobre la arena. El día estaba soleado y la brisa cálida, ideal para nadar. Había mucha gente en la playa y algunos ya estaban entrando al agua. Ágatha se puso de pie, se sacó el vestido y lo lanzó sobre la arena junto con sus sandalias, y sonriendo corrió al mar. Las olas eran muy suaves en esa área. Henry la vio entrar al agua con gracia y sumergirse para luego volver a la superficie con el cabello mojado, llamándolo.
—¡Henry, ven! está muy agradable. —gritó agitando los brazos.
Henry arrojó su polera y sus zapatillas con la ropa de Ágatha y caminó hacia el agua. Al principio la sintió un poco fría, pero Ágatha lo estaba llamando, podría haber sido un rio congelado y de todos modos se habría metido en el. Comenzó a nadar y llegó a donde ella lo esperaba.
—Esto es maravilloso, deberíamos hacer esto más seguido. —Ágatha cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.
—Podríamos venir todos los fines de semana. —bromeó él.
Ágatha le lanzó agua con las manos y él en respuesta la abrazó para sumergirla. Jugaron y nadaron hasta que se les arrugó la piel y el estómago les recordó que era hora de almorzar.
Volvieron a la arena y se recostaron para secar al sol sus trajes de baño. Henry se apoyó sobre sus codos dejando que el sol calentara su pecho y Ágatha se tendió a su lado. Se quedaron en silencio disfrutando el sonido de las olas y la cálida brisa marina. Un momento después ella se sentó observándolo fijamente, él lo notó pero cerró los ojos como si no se diera cuenta. De pronto sintió sus dedos sobre su abdomen, abrió los ojos y vio a Ágatha muy cerca. Ella tocaba suavemente los moretones que ya casi desaparecían, los observaba absorta en sus pensamientos.
Henry la miraba preguntándose en qué estaría pensando. Tenía ganas de besarla, estaban tan cerca que podría haberlo hecho, se preguntó cómo reaccionaría Ágatha y estuvo tentado de averiguarlo, pero de pronto ella salió de su ensimismamiento, lo miró a los ojos y retrocedió.
—Deberíamos ir a comer. —se levantó rápidamente, tomó su vestido y se lo puso sobre el bikini mojado.
—Claro. —aceptó él avergonzado, no sabía con qué cara la estaba mirando para que ella reaccionara así, pero parecía haberla espantado.
¿Acaso solo él sentía esa electricidad entre los dos? sentía que se estaba volviendo loco.
Se puso la polera y las zapatillas y caminaron en busca de un restaurante. Encontraron uno al aire libre en la misma playa, con mesas y sillas de madera y el piso cubierto de arena, donde toda la gente estaba tan empapada como ellos, y decidieron comer allí.
Mientras esperaban la comida Henry notó como varios hombres miraban a Ágatha, pero ella no se daba cuenta y conversaba con él como si estuviesen solos en el lugar. A él no le sorprendía el arrastre que ella tenía, era innegablemente bella.
Al terminar de comer unos tipos con aspecto de surfista se acercaron a su mesa y uno de ellos comenzó a hablar.
—Hola chicos, no queremos interrumpirlos, pero hoy en la noche habrá una fiesta aquí en la playa. Tocarán varios dj's y los pubs venderán alcohol, queríamos invitarlos. —él hablaba en plural pero se dirigía exclusivamente a Ágatha.
—Muchas gracias, lo pensaremos. —dijo Ágatha con amabilidad.
—¿Ustedes son pareja? —quiso saber el otro.
—Sí, lo somos. —respondió Ágatha tomando la mano de Henry, quien no se lo esperaba y sintió cómo el corazón le subía por la garganta.
—Oh, qué bien. Espero que vengan a la fiesta.
El grupo se retiró decepcionado dejando a Henry y Ágatha solos otra vez.
Henry se había puesto muy nervioso, aun sabiendo que Ágatha había dicho eso para que los dejaran tranquilos.
—Una fiesta en la playa parece un buen panorama, ¿qué dices? —Ágatha aun sostenía su mano mientras le hablaba.
—Parece divertido ¿tú quieres venir? —Henry sabía que estaría lleno de surfistas bronceados, pero no podía hacer nada contra eso, si Ágatha quería ir él estaría de acuerdo.
—Claro que sí. —confirmó ella con una gran sonrisa.
Ya estaba atardeciendo cuando pidieron la cuenta y volvieron al hotel a bañarse y cambiarse ropa.
Ágatha entró al baño primero, mientras tanto Henry se recostó en una de las camas. Estaba agotado después de la playa y la comida, cerró los ojos un momento para descansar. Al rato Ágatha le estaba hablando.
—Te quedaste dormido, el baño está libre. —ella venía envuelta solo con la toalla y el cabello mojado goteando sobre sus hombros.
Henry se estiró, bostezó y se metió al baño. Debía dejar a Ágatha sola para que pudiera vestirse. Se desnudó dejando su ropa en el piso y se metió en la ducha, luego de haber estado en el agua fría y dejar que la ropa se le secara en el cuerpo era demasiado agradable darse una ducha con agua caliente.
Se estaba lavando el cabello cuando vio el bikini de Ágatha colgado en una barra dentro de la ducha, de forma casi inconsciente lo tomó y recordó cómo se veía en ella, la deseaba tanto que inevitablemente su cuerpo reaccionó como era de esperar. Apoyó en la pared la mano en la que sostenía la pequeña prenda y con la mano libre comenzó a masajearse rindiéndose a sus deseos. El agua caliente aumentaba las sensaciones tanto como pensar en Ágatha, y su mente seguía bombardeándolo con imágenes de ella, de su cuerpo, incluso de su aroma.
Justo cuando terminaba Ágatha llamó a la puerta del baño obligándolo a volver a la vergonzosa realidad.
—¿Por qué tardas tanto? ¿Puedo pasar? —preguntó desde afuera. Odiaba que ella jugara así con él. Sabía que no podía pasar, las mamparas eran transparentes.
Tuvo que recomponerse rápido, se aclaró la garganta para responder.
—Ya salgo, espera. —dejó el bikini donde estaba, terminó de lavarse y envolviéndose en una toalla salió. Ágatha entró al baño dejando la puerta entreabierta. Se estaba cepillando los dientes. Afuera ya estaba oscuro. Henry tomó su ropa y se fue a un rincón que no se viera desde el baño para vestirse. Cuando Ágatha salió él ya se estaba poniendo las zapatillas.
—Sí que tardaste en el baño. —dijo Ágatha sentándose frente a él.
—Tenía mucha arena. —se excusó sin quitar la mirada de sus zapatillas mientras anudaba los cordones.
Ella lo miraba sonriente, como si sospechara algo, probablemente la culpa que él sentía lo hacía pensar eso.
—A esta hora ya comenzó el festival, ¿te parece que vayamos ahora o más tarde?
—Vamos. —dijo él tomando una chaqueta de mezclilla.
Ágatha se puso una chaqueta corta de tela metalizada azul, llevaba un short negro y una polera de encaje purpura.
Cuando salieron del hotel pudieron oír la música viniendo desde la playa. Al caminar hacia la fiesta vieron que había mucha gente y los restaurantes estaban abiertos aun vendiendo bebidas.
Henry nunca había ido a un evento así y estaba muy entusiasmado. Comenzaron a avanzar entre la multitud, el escenario tenía luces de colores y sobre el un dj ponía música electrónica. Había chicas bailando con lentes de sol y bikini, aunque ya no hacía calor.
—Vamos a comprar algo para beber. —Ágatha lo llevó del brazo hacia los bares.
Se acercaron a la barra y compraron mojitos, Henry pasó la tarjeta de Marlene y el barman les pasó unos vasos plásticos.
—Pensé que me pediría identificación. —dijo Henry sorprendido mientras caminaban con sus vasos.
—A los niños ricos no les piden identificación. —lo molestó Ágatha.
—¿Y cómo sabría que soy rico?
—Se te nota. Vamos a bailar. —Ágatha lo tomó de la mano y caminaron entre la gente. Se ubicaron cerca del escenario y con el vaso en la mano comenzaron a bailar muy cerca.
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