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Capítulo 42 🗝️: Prueba inesperada

Rose

—¿Por dónde comenzaremos? 

Me acorrala en una de las paredes del cuarto, luego coloca una de sus manos en mi cuello haciendo que lo mire directamente a los ojos, esos azulejos que tienen cierto destello de deseo, inclino mi cabeza hacia adelante para unir sus labios con los míos, aquel beso comienza salvaje, apasionado, ladeo mi cabeza porque quiero más, siento sus manos descendiendo de mi cintura se detiene a deshacer el nudo del corcel, sin separarme de sus labios lo detengo, él deja de besarme y me mira algo extrañado.

Ambos tenemos las respiraciones hechas un caos.

—Poco a poco señor.—digo mientras jugueteo con él.

Camino hacia donde se encuentra la cama, tomo una de las esposas que hay sobre ellas, creí que no era mala idea experimentar algunas cosas con él y se que no se negara conociéndolo. Se las entrego, antes de recibirla se quita por completo su camisa, esta cae al suelo. Me siento en la cama quedando frente a él, sin más riendas al asunto me las coloca después se arrodilla ante mí sin perder el contacto visual y no comprendo cómo hace pero rompe una parte del corcel para poder tocar... 

Arqueo la espalda cuando su lengua hace contacto en mi zona débil, me muerdo el labio inferior para ahogar los gemidos, coloca una de sus manos en mi muslo para apretarlo sutilmente, la piel se me eriza con cada tacto. Él incrementa sus movimientos...

—Preciosa mírame, no cierres los ojos.—ordena.

Y capto sus ordenes, la oscuridad en sus ojos es algo...Las piernas comienzan a flaquear por lo que está haciendo y las esposas necesito quitármelas es como si me estorbaran o me detuvieran de una u otra manera, pero lo que él está haciendo me nubla la razón, se da cuenta por como estoy porque ya tiene ambas manos en mi cintura, la conteo porque quiero más, anhelo que no se detenga. Pero lo hace y se coloca de pie, empieza a desabotonar sus pantalones, con la mirada recorro su cuerpo todavía tiene esos dos tatuajes que son visibles cuando está sin camisa, Ian es de los hombres que con el tiempo su físico mejora.

—Esto solamente es el comienzo.—dice y su voz sale más ronca.

Me sonríe maliciosamente, acerca su pulgar por mis labios rozándolo despacio, me levanto coloco ambas manos abajo porque no puedo estirarlas, lo beso luego su lengua juega con la mía, empiezo a retroceder sin separarnos ambos caemos en la cama, coloca mis manos encima de mi cabeza sosteniéndola, cuando su cuerpo roza el mío puedo sentir la erección que tiene, suelto un gemido en nuestros labios por ello. Con la otra mano libre recorre mi cuerpo, después me quita el antifaz, por falta de aire nos detenemos.

—Date la vuelta.

Lo hago arrodillándome sobre la cama, siento como inicia a deshacer los nudos del corcel mientras lo hace reparte besos húmedos por mi cuello, posteriormente mi espalda inclinó la cabeza hacia atrás, sus labios chupan el lóbulo de mi oreja.

—Ian...

—¿Qué quieres preciosa?—me pregunta pícaramente.—¿Qué deseas? Dilo.

Cuando el corcel ya esta algo suelto debajo de la tela de este mismo, una de sus manos descienden por mi abdomen, un gemido sale de mis labios cuando llega a esa zona mueve sus dedos con agilidad, ya no soy capaz de seguir ahogando mis gemidos, no a este punto.

 —¿Esto querías?

Me fascina lo que hace, el placer y deseo que recorre por todo mi cuerpo es inexplicable, solo asiento ante su pregunta, me indica que me acomode en cuatro, me acomodo en esa posición él rompe lo que queda del corcel, quedo completamente desnuda, cuando su erección roza con mi trasero, lo muevo incitándolo y sonrío por ello, porque coloca su mano en este para que me detenga.

—¿Qué haces Rose?

Él nunca me llama por mi nombre, logré mi objetivo.

—Nada.—digo jugueteando.

—¿Ah sí?

Iba a protestar pero con fuerza muerdo mi labio inferior cuando ingreso todo su falo de una sola, se mueve con brusquedad y como puedo me sostengo de la sabana, las aprieto y por todo el cuarto el sonido de los gemidos y jadeos, resuenan. Muevo mi trasero porque quiero más, él separa mis piernas para tener más espacio, me acomodo sobre mis codos. Él toma mi cabello en un puño evitando que me quede en mi rostro.

—Quiero más...—gimo.

Aumenta sus movimientos al escuchar sus peticiones y torrentes de placer recorren mi cuerpo, cuando jala mi cabello hacia atrás haciendo que levante la cabeza, con su otra mano estimula mi otra zona débil, haciendo que los gemidos no paren de salir de mis labios. Si continúa de esa manera, llegare pronto al orgasmo. Escucho que suelta varios gruñidos, no comprendo cómo hace para despegar su cuerpo del mío luego girarme rápidamente, me quita las esposas dándome vía libre, esta vez su erección ingresa a esa zona donde me estaba tocando hace un momento atrás, para evitar que grite por lo que hace une sus labios con los míos, no para de moverse como me encanta.

Le muerdo el labio inferior también me contoneo de bajo de él.

—Tu humedad me mata, preciosa...—murmura en nuestros labios.

Deja de besarme para descender y llegar a mis senos los chupa, luego los muerde arqueo mi espalda indicando que continúe, coloco mis manos en su espalda hundiendo mis uñas en esta misma. Él levanta su cabeza y pega su frente con la mía, su cuerpo se contrae, aumento mis movimientos debajo de él, la fricción entre ambos es mucha.

—Quiero más, amor...—gimo.

Una torrente de placer recorre todo mi cuerpo haciéndome estremecer, llegando al éxtasis al notar como se relajan sus músculos, una sonrisa de victoria se dibuja en su rostro. Niega con la cabeza, deposita un beso en mi frente y coloco una de mis manos, en su mejilla, el cabello castaño se le pega en la frente por el sudor, vuelve a besarme pero esta vez con delicadeza, se acomoda a mi lado y entrelazo mis piernas con las suyas, ubico mi cabeza en su pecho, escuchó cómo su corazón late rápidamente como si se le fuese salir del pecho.

—¿Habrá otro round?—lo molesto.

Y se ríe por mi pregunta, levanto mi cabeza para mirarlo directamente a los ojos apoyo mi barbilla en su pecho, acaricia mi cabello y esos ojos azules no paran de recorrer mi cuerpo con la mirada. 

—¿Nunca será suficiente para ambos no?—me responde con otra pregunta sin perder el tono de diversión.

Niego con la cabeza.

—Preferimos quedarnos despiertos en vez...

—De descansar.—completa.

Nos quedamos en silencio un momento mientras nos miramos.

—Solíamos serlo.—recuerda.

Y es muy cierto cuando apenas comenzamos a vivir juntos las pocas horas que teníamos juntos las aprovechamos como si no hubiera un mañana, al día siguiente aunque no dormíamos nada estábamos como si nada.

—Solo que ahora tenemos más responsabilidades.—afirma.— Y una de ellas son nuestras dos pequeñas saltamontes, aunque no es mala idea sacar tiempo para nosotros dos de vez en cuando como tener una cita, hacer un viaje, ir a un concierto para compartir tiempo en pareja, para salir de la rutina y que nuestro matrimonio no quede estancado porque al fin y acabo en un futuro las niñas formarán su propio hogar cada una, luego nos tendremos del uno al otro.

—Y también buscaremos la manera de compartir tiempo con ellas, sacar tiempo para ellas, porque crecen muy rápido.—En sus últimas palabras siento como una pequeña tristeza. 

—Hey! apenas están a punto de cumplir cuatro años.—lo animo.—podremos disfrutarlas el tiempo que tenemos todavía por delante, además son nuestras, tanto tuyas como mías, siempre lo serán y cuando dependan por sí solas más adelante, ellas tendrán en cuenta que siempre contarán con sus padres.

—Si que estamos haciendo un grandioso trabajo Williams.—dice mientras me toma por la cintura para rodearme con sus brazos, me río por ello.

—Un muy buen trabajo Evans.

—¿En que estábamos?—me pregunta coqueteando.

—¿Habrá más rounds?—le sigo el juego.

—Claro que sí.

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Si hubieron varios rounds, como habíamos planeado pero algo hace que me despierte estiro mi mano buscándolo para abrazarlo pero no lo encuentro, abro los ojos de una sola. Lo encuentro sentado en el borde de la cama dándome la espalda, está contestando una llamada pasa una de sus manos por su cabello, como si estuviera preocupado por algo, me siento en la cama me cubro con las sábanas blancas.

—Iré enseguida.—dice finalizando la llamada.

Deja a un lado su móvil, se levanta de la cama y al parecer no se ha dado cuenta que me desperté.

—¿Todo está en orden?—pregunto y para de caminar por el cuarto en busca de su ropa, cuando escucha mi voz.

—Hola preciosa.—comenta y se acerca para dejar un beso en mi frente.—No quería despertarte, no todo está en orden me llamo Alex tuvo que llevar a Adele al hospital, porque comenzó a sentir contracciones y eso no es bueno.

Claro que no lo es, no quiero ser pesimista pero esto me suena a deja vu de algo que viví.

—Entonces iré es bueno que esté con ella.—termina de hablar y asiento él tiene razón.

Se sienta a mi lado.

—Se que querías que tuviéramos una noche donde los dos compartiéramos juntos.—aclara.—y lo siento si me tengo que ir...

—Tranquilo entiendo lo que está pasando.—lo corto para que no continúe hablando.—Te acompañaré si quieres, en un maletín que está sobre un mueble en la esquina de la pared hay ropa para ti, la traje por si algo y también para mí.

Busca el maletín que le mencione y lo coloca encima de la cama, me levanto de esta misma para buscar en el, la ropa que había traído para mí. Saco los vaqueros y una blusa blanca de satín, también dejó a un lado del bolso deportivo mi ropa interior para colocármela, mientras Ian se arregla en el otro lado del cuarto, yo lo hago, en un momento le escribo a Kavya para preguntar por las niñas, me responde en cuestión de minutos contestándome que están dormidas, me parece extraño que esté despierta. 

Le pregunto porque lo está, menciona que no tiene sueño entonces se coloco a ver una serie en Netflix para distraerse, luego hablaré con ella porque creo que esa no es la verdadera razón. Ingreso un momento al baño de la habitación para desmaquillarme y quedar natural, acomodo los aretes largos que tenía puestos, recojo mi cabello en una coleta alta, me coloco un brazalete en mi mano derecha, me siento un momento para ponerme unas sandalias.

Salgo del cuarto e Ian ya está listo me espera sentado en la cama.

—Espero que todo esté bien entre ustedes.—comenta mientras se levanta y guarda su móvil en los vaqueros.

—Supuestamente lo estamos.

—Si no quieres ir, no me molestaré.

—Ian.

—Rose.

—Mejor vamos.

Nota: Mañana actualizaré nuevamente. <3

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