Capítulo 31 🗝️: Traicionada...
La mejor arma que puede tener una mujer, es saber el valor que tiene en la sociedad sin necesidad alguna de compararse con otra de su género, porque nunca dudara de su capacidad.
Rose Williams.
Londres, Inglaterra.
Rose.
Le había dicho a Ian que no se me acercara, no me hablara. Y lo cumplió perfectamente, solo entablamos una conversación si se trataba de las niñas o sobre trabajo, porque de una u otra manera nos encontraríamos, siento un alivio al saber que me está dando mi espacio y que respeta ello. Cómo mencionó Lea "Regreso el jefe gruñón", y si que había vuelto.
Ha pasado una semana desde esa pequeña discusión en dónde nuestro día a día, estábamos en la rutina que teníamos. Una parte de mí grita que hablé con él, porque cree que estoy dramatizando algo que se sabía que en cualquier momento pudiese haber pasado o incluso pude haber quedado embarazada de Jackson. Esa última cuestión me hace preguntar ¿Ian cómo hubiese reaccionado? ¿Estaría molesto? O ¿Me apoyaría? He tratado de no pensar constantemente en las preguntas.
Ayer me reuní con Brian, sí es mi abogado, después de algunos días para revisar el contrato de repartición de patrimonio que había formado con Ian, será dividido en la mitad. Porque lo que ambos habíamos adquirido antes de casarnos, está bajo una protección especial en dónde pertenece a Hazel y Grace. Cosa que significa que no se puede tocar en lo absoluto.
Y antes de realizar el viaje a Miami me desvíe a Londres, sí necesito hablar con Jackson no lo había notado pero muy poco conversábamos, dejó de llamarme así de repente y yo soy de las mujeres que quiere algo estable, no una cosa de una sola noche. Necesito explicaciones, no quiero tener más problemas de los que tengo ahora, además debo recoger una documentación que me falta para por fin, establecer una sede del buffet en Nueva York.
¡Sí! Estoy emocionada por ello, porque fue algo que construir desde cero, esa firma importante de Nueva York hizo que creciera profesionalmente. Que me demostrará que sola, puede levantar un imperio si quiero y la más grande motivación era sacar las niñas adelante, porque no podía tocar ni un solo centavo del dinero que tenía. En esos tres años me compré mi apartamento, un auto y formé aquella firma.
Estoy conduciendo en el Mercedes Benz de color blanco que tengo en Londres, hacia el apartamento. Las niñas se quedaron con Ian y el resto de su familia, no están en malas manos. Giro el volante para cambiar de dirección y así ingresar al parqueadero subterráneo de mi edificio. No tengo ninguna escolta, preferí que estuvieran con las niñas que conmigo y es lo mejor, cualquier cosa sabré defenderme por mis propios medios.
Estacionó el auto en su lugar correspondiente, después lo apagó y sacó las llaves del vehículo de su lugar. Tomo mi bolso, cierro la puerta a mis espaldas, mientras camino hacia el elevador le activo el seguro al Mercedes. Después de hacer lo que tengo que realizar en el departamento iré a la Mansión Evans, la enorme mansión. Sí la de Nueva York es inmensa, la de aquí es el triple, porque dejaré mi auto allá.
Jacob dijo que lo dejara allá por mi seguridad porque aquí Londres sí en algún momento, deseó volver a utilizar mi identificación falsa como Isabella Jones. Lo puedo hacer, porque esa es otra cara de la moneda, observó impaciente el tablero del ascensor.
Mi móvil vibra dentro del móvil, lo saco y contestó la llamada de Agnes.
—Hola Twin. —dice de inmediato alegremente.
—Hace tiempo no me llamabas de esa manera. —Soy honesta y sonrió con extrañeza por su cambio repentino de actitud.
—Necesita tener una conversación muy seria contigo. —cambia su tono de voz. —y espero que tu vuelo haya sido de maravilla.
—¿Sucedió algo?
Las compuertas se abren y ahora camino por los pasillos de mi piso, en busca de mi apartamento.
—¿En Los Ángeles tienes un apartamento o casa?—me pregunta.
Y me coloco a pensar, creo que si. Agnes está estudiando en Los Ángeles al igual que el hermano menor de Ian .
—Si. —aseguro.—¿Por qué? Agnes Williams Jones...
Escucho como suelta una risita nerviosa.
—Quería saber si me lo puedes alquilar mientras terminó mi carrera.
Saco las llaves del apartamento de mi bolso, luego las incrustó en la perilla de la puerta y arrugó las cejas, al darme cuenta que no tiene el seguro.
—Agnes hablaré con Ian sobre la casa. —le respondo seria y algo extraña por encontrar la puerta en ese estado. —Te llamo cuando esté en Miami, aquí hay algo que no está nada bien.
—Entiendo, si dentro de una hora no me escribes. —me habla preocupada. —llamaré a Ian.
—De acuerdo.
Finalizó la llamada y con mi pie cierro la puerta despacio, caminó por el corto pasillo que conlleva al comedor. Paso cerca de la cocina y las luces de esta, están encendidas al igual que hay unos trastes sucios en el lavaplatos. Saco la Glock del bolso colocándole el silenciador. Los muebles de la sala, los asientos del comedor están cubiertos por sábanas blancas, todo está limpio y organizado tal cuál como lo había dejado.
Dejo mi bolso en el mesón frente de la cocina, me dirijo hacia el otro pasillo que conlleva las habitaciones. Camino despacio para que mis pasos no sean escuchados, el corazón se me quiere salir del pecho. Pero al escuchar unos sonidos bastantes extraños, hace que aquella sensación se detenga transformándose por irá.
Porque son gemidos y jadeos, provenientes desde ¡Mi habitación! Los sonidos se hacen aún más fuertes cuando me acerco a este, la puerta está medio abierta, aprieto mi arma con fuerza y de una sola corro la puerta haciendo que se abra aún más. Es Jackson con no sé quién, pero quiero sacarla arrastrándola de su cabello.
No se han dado cuenta que estoy observando todo, aclaro mi garganta y cierro mis ojos un instante alejando la idea de acabar con el hombre que supuestamente decía quererme tanto.
—¡Qué demonios está sucediendo aquí!— grito enojada y ambos se detienen sorprendidos al verme.
—Rose... Corazón...—se defiende Jackson.—Te lo puedo explicar.
Con la sábanas cubren ambos su desnudez, se asustan más al ver lo que tengo en una de mis manos y cuánto anhelo utilizar en este preciso momento. De la rabia le quitó el seguro a la Glock, aprieto esta misma.
—¡Los quiero fuera de mi apartamento ahora!—los amenazó. —¡Y no me vuelvas a hablar Jackson!
Los dos se visten tan rápidamente, la chica sale corriendo del cuarto y Jackson se me acerca colocando una de sus manos en mi mejillas. Con un solo movimiento evitó aquel acto.
Hago una acción brusca con mi mano libre tomó su mentón para que me mire directamente a los ojos, se trata de zafar de mi agarre pero no es capaz.
—Mira imbécil. —le digo tajante y observó su rostro. —No vuelvas a acercarte a mi buffet, no me vuelvas a escribir ni siquiera a suplicar que regresemos, no quiero que visites a mis hijas. Desaparece de mi vida por completo.
Me río sarcásticamente y aprieto su mandíbula.
—Porque te arrepentirás después la mujer que perdiste. —suelto su mandíbula. —¡Ahora desaparece!
Sale corriendo de la habitación con su saco fino en la mano, lo sigo para cerciorarme que salga en definitiva del apartamento. ¡¿A este hombre que me estaba pasando por su cabeza para que cometiera aquel actor?! ¡En mi apartamento!. Solicitaré que cambie la cerradura de mi casa.
Respiro hondo y me acerco a la cocina para servirme un vaso de agua, bebo aquel líquido siendo un pequeño alivio para mi cuerpo a lo que acaba de suceder. No lo puedo creer, recuerdo que Agnes está preocupada por mí y le envío un mensaje diciendo que todo está bien.
Me llega una notificación de un mensaje de Ian, ingreso a nuestro chat y me envió una fotografía de Hazel y Grace dónde ambas están sonriendo junto a una tarea que tenían que entregar y les quedó muy bien. Sonrió por lo que mis ojos ven. Le envío un mensaje para que Ian se los enseñe.
Yo: ¡¡Felicitaciones!! ¡A ambas! 😍❤ ️ Les llevaré un regalo de Londres. 💗
Hottie: Mensaje de voz.
Lo reproduzco mientras comienzo a organizar la cocina.
—Mami gracias te amamos y te extrañamos.—mencionan al mismo tiempo por medio del audio de voz.
Reaccionó al mensaje y por algo suceden las cosas, no puedo negar que me sentí un poquito traicionada como si hubiese vivido un Dejá vu, nuevamente. Por acciones como esas, es que mi género empieza a establecer que todos son iguales y si que lo son, pero prefiero quedarme con ese uno por ciento que resalta entre toda la multitud.
Esos pocos hombres que quedan quiénes algunos continúan amando a la antigua y te valoran como si fueras una de las siete maravillas en el mundo.
«Tienes a tu hombre de las siete maravillas.» Me recrimina mi subconsciente. Niego con un movimiento en la cabeza, porque de inmediato llega a mi mente ese hombre de ojos azules. Con lo que acaba de suceder quiero saber si realmente abro a mi desconocido.
A ese chico que conocí en la biblioteca de mi universidad y que ahora es todo un hombre, él es un hombre escrito por una mujer. Porque en algo que él tenía razón es que quería darme tiempo, para que lo pensará con muy bien y creo que es lo mejor, con el tiempo podré tomar una definición definitiva. No quiero estar con esa indecisión a cada momento sacaré mis conclusiones y por último tomaré una decisión.
Suspiro y bueno ahora a hacer todo lo que debo realizar aquí en Londres, porque el jet estará aquí en tres horas, imposible que no haga todo en ese lapso de tiempo.
🗝️
Blande Daniells
Muevo de un lado al otro la carta del poker, jugando con ella impaciente porque no tengo ni la más mínima idea de cuánto tiempo estaré encerrado en este lugar, espero que pronto pueda salir o la terminología correcta fugarme de esta maldita carcel de maxima seguridad, al ver la figura de la reina en la carta inmediatamente llegan a mí mente los ojos verdosos de una mujer en específicamente, esa mujer que se convirtió mi tormento y mi calma al mismo tiempo. Mi pesadilla porque constantemente me arrepiento de haber cometido todo lo que hice, de haberme involucrado en esa vida sucia.
En esa vida que será tu recuerdo viviente de un juego que jamás podrás abandonar, ella es mi calma porque tuve la fortuna de haberla conocido. Pero en el tiempo inadecuado, cuánto me hubiese gustado haber ingresado a su vida de la manera correcta, haberle conquistado porque sí Ian Evans no la hubiera aparecido en su vida. Probablemente ella tendría otra vida, una vida donde sería una de las mejores abogadas conciliadoras de Nueva York, su rostro me parecía familiar porque llegue a haberla cuando estudiaba su carrera universitaria en las capacitaciones que realizaban la universidad.
Invitaban a personas importantes para que participarán, ella desde su adolescencia se vestía muy bien al recordar las pocas veces que llegué a verla desde la distancia. El movimiento de la puerta de acero de mi celda, ingresan don guardas de seguridad al colocarme las esposas, no sabía que tenía visita. No tengo permitido estar en el comedor del patio de la cárcel, solo cuatro paredes me rodean todos los días.
—Blande, Blande tienes una visita. —me explica uno de los guardas.
No esperaba ninguna visita.
—¿Y es la agente Evans?—les pregunto a ambos mientras caminan a mi lado por el pasillo que conlleva a la sala de interrogatorios.
—No, ella no volverá. —me contesta uno tajante. —El vicepresidente Evans dió la orden de no tener permitido volver a ingresar.
Maldito Evans, puede que lo haga para protegerla porque se sabe muy bien que cierto porcentaje de reclusos que se encuentran aquí, es gracias a ella. Solo que algunos son de más relevancia en su carrera de la CIE, entre esos estoy yo. Las cadenas rechina cada vez que camino, uno de los guardias abre la puerta de la sala de visitas donde en realidad es un cuarto completamente oscuro con una lámpara en el centro con poca iluminación.
Me acomodo en una de los asientos que hay a un costado de la mesa, quedó solo unos cuantos minutos cuando después ingresa un hombre con un traje muy elegante. Hace que gire para comprobar mis sospechas, sabía que al advertirle a Rose sobre lo que le van a hacer a sus hijas iba a traer consecuencias conmigo.
Él se acerca con lentitud a dónde me encuentro y me tomó del cuello de mi uniforme, estrujando mi cabeza contra la mesa de metal. El impacto hace que me martille la cabeza, una parte de mi quiere responderle aquella acción y la otra no quiere rebajarse a esa persona que le ocasionará daño a su propia familia. Cosa que ¡Jamás! Estaré de acuerdo. Escupo la sangre que comenzó a salir por mi boca.
—Blande, Blande gracias por haberle advertido. —dice en medio de risas. — agilizar mi tarea.
Vuelve y repite la misma acción, pero al tercer movimiento me las ingenio para defenderme las cadenas no son impedimento para ocasionarle daño, al contrario me favorece. Con las que tengo en mis muñecas las rodeo en su cuello, comienza a toser del dolor que le estoy ocasionado.
—Solo te advierto que me llegué a enterar.—lo amenazó apretando aún más las cadenas. —Que Rose llegue a tener algún rasguño, te las verás conmigo al igual que si algo le pasa a esas dos niñas te arrepentirás.
Lo suelto porque ya se estaba quedando sin aire, se toca el cuello para saber si tiene algún rastro de sangre pero le quedaron las marcas de mis cadenas. Me acerco a él y repito la misma acción que él había hecho conmigo.
—Me repugna saber que no eres digno de llevar ese maldito apellido. —le encaró. — Cuando tu familia es conocida por protegerse unos a otros.
El traje que tenía puesto quedó con varias manchas de sangre tocó la puerta, en señal que me saquen de aquí antes que quiere matarlo, por todo lo que hará y buscaré la manera en generar alguna protección para esas niñas y para su madre.
Nota de autora: Solo digo que en un mundo subalterno Rose hubiese hecho una increíble pareja con Blande. 👀
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