Al día siguiente.

Adele

¡Mierda! ¡Mierda! No puedo creer que esto esté pasando, desde hace algunos días atrás no me he sentido muy bien en cuanto a salud. Lo he pasado por alto ignorando cualquier malestar que he tenido, no quería hacerme este test pero Alex me lo compró por si algo, la famosísima prueba de embarazo, puede que algunas mujeres anhelan con todo su corazón tener hijos, pero en mis planes actuales no estaban todavía.

Estoy embarazada.

Sí, lo estoy. No sé cómo se lo diré a Ian, porque durante el tiempo que estuvimos juntos nunca tocamos precisamente ese tema, si queríamos tenerlos juntos. Camino hacia el lavamanos del baño de mujeres de la base, Alex me está esperando en la entrada, no sé que hacer camino de un lado a otro. No entiendo porque lo estoy si yo planificó además Ian también era muy precavido.

—¿Y?—me pregunta Alex Pearson, sacándome de mis pensamientos.

—Ale estoy embarazada, estoy embarazada y es de Ian. —aclaro.

Él se acerca hacia donde estoy deteniendo para que deje de caminar de un lado a otro, no sé qué hacer. Maldición, esto es un gravísimo error, no sé cómo mencionarselo a Ian.

—Adele, él no se molestará, estoy más que seguro. —me anima. —ambos deben responder por las consecuencias de sus actos.

—Pero no sé cómo actúe al escuchar la noticia. —soy honesta.— Si, se que cometí un error, soy capaz de sacar al bebé adelante, sin necesidad de pedirle su ayuda.

—Adele en eso no estoy de acuerdo, es su hijo, no debes cometer el mismo error. —refuta. — que cometió Rose, Ian tiene todo el derecho de saber sobre su hijo o hija.

Alguien ingresa al baño de mujeres es Lea, sus expresiones de enojada me hace concluir que escuchó nuestra conversación.

—¿Adele estás embarazada de mi mejor amigo? —pregunta algo molesta.—¿Y si lo ibas a ocultar?

—Lea déjame explicarlo...

—Tranquila no se lo diré. —me interrumpe. —Pero no porque no quiera, si no que es algo que no me corresponde, espero que tengas las agallas de decírselo.

Sale del baño de mujeres molesta, guardo la primera de embarazo en uno de los bolsillos de mi uniforme la caja la voto en la basura. Salgo del sitio y camino hacia mi oficina, Alex me sigue el paso, si se lo voy a decir debo cerciorarme que sea cierto, texteo en mi celular solicitando una cita a medida para dentro de unas cuantas horas.

Me realizaré los análisis de sangre a veces las pruebas no son cien por ciento seguras, el karma existe y soy una de las personas que puede confirmarlo. Hace algunos días me molestaba como Rose le estaba ocultando a Ian sus hijas, es increíble que esté teniendo el mismo pensamiento de hacer lo que ella hizo con él. El resultado de la prueba de ADN se encuentra en mi oficina, Alex me la entregó antes de que estuviéramos en el baño para poder hacerme la prueba.

Espero que sea positivo, debe serlo lo sospeche aún más después que estuve unos cuantos minutos en la ACIE ayudándole a la maestra con los niños, en algunos momentos estaba con Hazel y Grace. Hazel es la mayor y muy poco me dirigía la palabra, era muy extraño porque ella se dice que es amable y educada con las personas, pero conmigo no lo era. La única que me hablaba en ocasiones era Grace, esa niña se parece mucho a Rose, es noble, solidaria, te hace muchas preguntas porque quiere aprender, siempre tiene ciertas actitudes optimistas y su alegría es inigualable.

Con mi identificación de la CIE desbloqueo la puerta de mi oficina, ingreso observó por encima de mi hombro si mi mejor amigo, me sigue el paso y sí. Me hace falta que llegue Katherine, en mi vida solo tengo dos amistades verdaderas, esas que han estado en las buenas y en las malas, Katherine y Alex, son los únicos, no tengo a nadie más, mi familia se encuentra en Washington y acepto que no tengo una muy buena relación con ellos, preferí alejarme de ellos, no quería que se estuvieran entrometiendose en mis asuntos.

Abro el sobre de los resultados, sacó la hoja en dónde se encuentra el análisis escrito. Lo leo minuciosamente sin que me falte algún detalle, mi corazón se emociona al ver una palabra muy importante que atino a mi intuición.

Positivo.

Son sus ¡Hijas! Hazel y Grace son sus hijas, ¡Por el amor de Dios! Él debe saberlo.

—Alex son sus hijas.—digo emocionada.

—¡¿En serio?!—me pregunta sin poder creerlo.

Asiento y necesito ver a Ian, me urge verlo, salgo corriendo de mi oficina, él debe saberlo, si o si es algo que tiene derecho a saberlo. Con esto hay una probabilidad de que la noticia de que estoy embarazada de él, no lo tomé tan mal, he visto como trata a Andrew, Mathew y Mellissa desde ahí sabía que él jamás sería un mal padre.

Ian

No puedo olvidar todo lo que anoche Rose me mencionó sobre las niñas, puede que en el momento me sentí emocionado por todo lo que ellas han hecho. Pero está mañana mientras me dirigía hacia la base, una parte de mí se sentía mal, apagada, cómo si fuese un vacío que nadie podrá llenar. Trate de saber el porque me sentía de esa manera, hay una explicación perfecta para ello. Después que ayudé a la crianza de mis hermanos, me prometí a mi mismo que si llegaba a tener hijos jamás permitiría que ellos vivieran lo que yo viví.

Pero fue un gran error haber pactado aquella promesa, si Hazel y Grace son mis "hijas". Me perdí los momentos tan importantes cuando eran bebés, sus primeras palabras, sus primeros pasos, levantarse en horas de la madrugada para cambiar el pañal, saber preparar alguna papilla para ellas, haber armado sus cunas y preparar sus habitaciones. Mierda... si lo pienso claro que duele, duele horriblemente.

Trato de comprender las por las cuales Rose las alejo de mi, pero no entiendo necesito que ella me lo explique, debe ser una razón muy justificada para que pueda perdonarla, porque me perdí tres años de mis hijas, por culpa de ella, puede que le tenga aprecio a quién sigue siendo mi esposa, pero esos años no podrás revivirlos como si nada porque ahora ellas están creciendo lo único que me queda es su infancia y lo que siga después de ella.

Camino hacia mi oficina, hoy traje a Max para que compartiera un poco con la guardia canina hay varios pastores alemanes, entonces no estará solo luego traeré a Bella, con el pequeño Klaus todavía no lo haré está algo pequeño y puede que lleguen a jugar bruscamente con el. Porque sería como el pequeño de la manada, además un nuevo integrante no se lo tomarían del todo bien. La guardia canina la llevará mañana hacia la ACIE para enseñársela a los niños.

—Bueno, bueno al parecer regresó el jefe gruñón. —me molesta Victor a mis espaldas.

—Deberías dejar de llamarme de esa manera. —refuto mientras camino.

Ahora mi mejor amigo me sigue el paso, caminando a mi lado derecho.

—Pensé que la llegada de Rose, te había sentado de maravilla. —dice alegre.— porque no estabas tan gruñón, cómo siempre.

—Por cierto dejaron de solicitar tu presencia en Londres. —agrega. —para tu hermano, puede que la situación entre Samantha Blythe y Ryan mermaron sus discusiones.

—Porque están saliendo. —determinó.

—¿En serio?—pregunta sorprendido. —En definitiva los hombres de tu familia e incluyendote son extraños, no los comprendo pero ante los ojos femeninos están buenísimos.

—¿Por qué lo dices?

—Porque por ejemplo mencionaste que no ibas a regresar con Rose al momento que llegó y ahora estás confundido. —explica pícaramente. —Semejante mujer te confundió, sin contar que tiene a la mayoría de la base detrás de ella, pero no hablan con ella porque saben que es tu esposa.

—Claro que es mi esposa.

—Gael, Gael quién iba a creer que el que aparenta tener cara de inocente es todo lo opuesto. —habla de mi hermano menor.— se metió con Selene siendo mayor que él por unos cuantos años y no continúo saliendo con ella, porque no sería capaz de sobrellevar una relación a distancias y ahora. ¡Ryan! Decía a los cuatro vientos que odiaba a Samantha y la señorita Blythe lo tiene en la palma de su mano.

—En definitiva no los entiendo, ni hablar de tus tíos y tu padre. —termina.

Y me río por sus palabras.

—Bueno te dejo porque debo recoger a mi hijo y antes de hacerlo debo hacer unas cosas. —se despide.

Me detengo cuando estoy al frente de mi oficina, lo desbloqueo pasando mi identificación en el sensor. La puerta se abre inmediatamente me quito el blazer que tengo dejándome en camiseta manga larga blanca, acomodó mis mangas para que queden en mis codos. Tomo uno de los controles para que se abran las cortinas de mi oficina, siempre me agradara la vista que me brinda al estar en uno de los pisos más altos de la torre.

Llega a una notificación en mi móvil, abro mis ojos al ver la cifra tan grande de dinero que acaba de ser transferida a una cuenta bancaria de una empresa, cada movimiento que haga Rose me llegará, al igual que si yo llego a hacer uno, le llegará a ella.

Busco su número en mis contactos, marco y pego el móvil en mi oreja.

—Hola Hottie. —me contesta.

—Hola señora Evans. —digo.— por casualidad puedo saber que hiciste con 100.000 ¿Dólares?

—Me compré un auto. —lo dice con normalidad.

—¿Otro más?—vuelvo a preguntar.— Tenemos más de diez autos en la casa y ¿No son suficientes?

—Todos los utilizo pero no son de dos asientos...

—El Jeep tiene cinco asientos. —la interrumpo.

—Necesitaba uno que sea cómodo para transportarme con las niñas. —me explica. —Y el que me gustó era un poquito costoso.

Colocó un momento la llamada en altavoz ingreso a la aplicación del banco y duplicó el valor, le transfiero a su cuenta 200.000 dólares, para regresar lo que invirtió en el.

—¿Cuál compraste?

—Un Audi Q8 modelo actual.

Con razón es costoso.

—¿Te lo entregan hoy mismo?

—No, no dentro de tres días porque escogí un color personalizado.

Muerdo mi labio para contener la risa, está señorita gracias a mí aprendió a tener gustos costosos, porque antes no los tenía, pasó de amar la marca Mazda a preferir los Audi, sobre todo y se acostumbró a esa vida que formé junto a ella.

—De acuerdo iré contigo a reclamarlo a la concesionaria.

—Está bien. —me contesta. —Hablamos después señor Evans.

Finaliza la llamada, me acomodo en uno de los muebles de oficina con el iPad en la mano debo revisar cómo están las cuentas de mis empresas, a veces me gusta supervisar ello. No tengo el tiempo necesario para estar todos los días presentes, pero una vez por semana las visitó cada uno, puede que no esté presente pero quiero que sepan que estoy al tanto de todo lo que sucede.

Alguien toca a mi puerta.

—Adelante. —mencionó en voz alta.

No levantó la vista de el iPad pero llega a mi nariz el olor de una colonia femenina, eso capta mi atención y es Adele. Bloqueo por un instante la tablet, con mi mano señaló el mueble para invitarla que se siente en uno de ellos, nuestra relación se acabó pero quedamos en buenos términos o eso es lo que espero y que no vaya a hacer una de esas ex novias que se vuelven un poquito posesivas después de una ruptura.

—¿Cómo estás? —pregunto amablemente.

—Todo en orden. —me asegura. —¿Y tú cómo te encuentras?

—Todo en orden también.

En una de sus manos trae un sobre y por sus gestos la noto un poquito nerviosa.

—Me alegra saberlo. —agacha la cabeza mirando el sobre. —Ian puede que lo que hice esté mal, lo admito pero esto lo hice por ti.

Me entrega el sobre y lo recibo mirándolo extrañado al ver que es del laboratorio.

—En ese momento me deje llevar por mis sentimientos, es un grave error, puede que Rose me odie de por vida. —argumenta.— pero debías saberlo Ian.

—¿Adele qué hiciste?—preguntó algo molesto.

Abro el sobre al no escuchar respuesta proveniente de ella, pero de repente el pulso se me acelera, mi corazón se quiere salir del pecho cuando estoy leyendo todo el análisis. Es una prueba de ADN, entre las niñas y yo, continúo leyendo quiero ser optimista, me levanto del asiento cuando llegó a la parte más importante.

Prueba de ADN: Positiva.

La felicidad que estoy sintiendo en este momento es indescriptible, necesito verlas, debo verlas. Con razón la primera vez que las conocí tenía ese instinto, un instinto paternal, uno que de una u otra manera me gritaba que debía estar con mis hijas. Luego hablaré con Adele y debe agradecer que Rose no lo sabe, porque se los alcances que puede llegar mi esposa, salgo de mi oficina corriendo con la prueba de ADN en mi mano, llego al ascensor las compuertas se abren presionó el botón del estacionamiento.

Me entra el desesperó para que descienda rápido y como anhelaba, no tarda en llegar a la primera planta, mi anillo de seguridad se encuentra en ella busco las llaves de mi vehículo dentro de los bolsillos de mi pantalón y no están las dejé en el blazer, me acerco a Mike quién me mira preocupado.

—¿Señor Evans sucedió algo?-me pregunta.

—Necesito las llaves del vehículo ahora. —demando.—Se quedaron arriba las llaves del mío, pero me urge el auto ahora.

Me entrega las llaves del auto rápidamente.

—¿Para dónde irá, señor Evans?—vuelve a cuestionar.

—Iré a la ACIE. —le respondo ingresando al asiento de piloto de la camioneta. —A ver a mis hijas.

Continuará...