Capítulo 2 🗝️: Conversación
Rose Williams.
Hace unos minutos atrás Chase se fue ya que tenía que regresar a la base de la CIE, por unas pequeñas dificultades que se están presentando. Ahora peino a las niñas para acostarlas a dormir, porque es tarde y mañana deben ir al jardín de niños.
Durante estos cuatro años he tratado de que ambas tengan una infancia normal, en cuanto sus estudios que quemen cada una de las etapas que tiene un niño normal a su edad, por otro lado, la propuesta de Harvey continúa rodando por mi cabeza. Sin embargo, ya le mencioné una probable respuesta a dicho interrogatorio a Chase.
Hazel se acomoda en la cama quedando recostada, después Grace hace lo mismo cuando terminó de peinarla y acomodó el edredón para abrigarlas.
—Haz y Grace ¿Puedo hablar con ustedes? —les pregunto y me ubico a un costado de la cama quedando a pocos centímetros de distancia.
—Sí, mami. —me contesta Hazel y Grace asiente.
—¿Les gustaría que nos mudáramos a Nueva York?
Se miran entre ambas.
—Sí Mami. —responde Grace con una sonrisa.
—El tío Harvey y la tía Kavya viven allá. —explico mientras acerco mi mano a la mejilla de Hazel y la acarició. —Además conocerán a mis padres y mis dos hermanas.
—¿Cómo se llaman? —me pregunta Hazel.
—El nombre de mi papá es Gabriel, el de mi mamá es Payton, —contestó. —una de mis hermanas Selene y la otra Agnes.
—Mis padres serían sus abuelos y mis hermanas sus tías. —agregó.
—¿Tenemos más tíos o tías? —cuestiona, la mini Ian.
«Tienen tres tíos más, por parte de Ian.» Y por mí parte serían Declan y Liam, porque ya ellas conocen a Lea, Víctor y Brian, no los conocen en persona, pero de vez en cuando hablan con ellos por videoconferencia.
Las dos me observan a la espera de una respuesta.
—Si, tiene más cuando estemos en Nueva York los conocerán ¿De acuerdo? —digo y asienten, pero se quedan en silencio y eso significa que tienen algo.
Aunque Hazel no es que se sienta mal, he notado que a ella le gusta pensar y observar después aprende de ello, en cambio Grace si es un poquito más habladora.
—¿Tienen alguna otra pregunta?
Grace abraza a su hermana mayor la relación que tienen como hermanas, es muy bonita me recuerda cómo era la mía con Agnes y Selene, aunque Ian también tuvo una muy buena relación con sus dos hermanos.
—¿Cuándo conoceremos a nuestro papá? —la pregunta de Grace me toma desprevenida.
Algo que no me cabe la mayor duda es que Ian Evans sería el mejor padre que ellas llegasen a tener, pero necesito tiempo para llegar a hablar con él porque de la noche a la mañana, no puedo decir «Hey, estuve cuatro años escondida con nuestras hijas.»
Y él tiene una vida hecha.
—Pronto ¿Sí? —me sincero. —él las amara como nunca, además las protegerá y siempre estará presente, jugará con ustedes, puede que les llegue a contar increíbles historias.
Prestan atención a cada una de mis palabras, como si les estuviera mencionando algo que anhelaban escuchar.
—Aprenderán muchas cosas con él.
—¿Nos leerá cuentos antes de dormir? —me pregunta Grace algo emocionada.
—Claro hermosa, él lo hará. —contestó. —Y bueno mis hermosas arcoíris, ahora sí es hora de dormir.
Me levanto y les doy el beso de buenas noches, Hazel también abraza a su hermana como ella lo estaba haciendo.
—Descansen mis pequeñas.
—Gracias mami. —mencionan al mismo tiempo.
Y apagó cada una de las luces del cuarto, después dejó la puerta entreabierta y caminó hacia mi cuarto que queda cerca al de ella, paso por la entrada de este y Bella está acostada en mi recámara.
Antes de quedar recostada en mi cama, tomó algunos expedientes que hay encima de mi escritorio al igual la Mac blanca y los coloco encima de la cama, quedando a un costado de mi pequeña cuatro patas.
Quedó sentada en la cama, sacó de uno de los gabinetes de la mesita de noche mis gafas de descanso y me las coloco, observó en mi móvil las horas que son aquí en Londres y recuerdo la diferencia de horarios entre Estados Unidos y Reino Unido, así que decido hacer una llamada importante.
Probablemente la vida volverá a dar un giro de 180° grados, regresaré a una vida que ya tenía hecha. De una u otra manera había noches dónde la recordaba, causándome cierta nostalgia, pero siempre estaban los bonitos momentos presente, entonces se alejaba aquello sentimiento y por Facetime llamó a Harvey Evans Anderson.
No tarda en contestar, a través de la llamada observó al máximo jerarca de la central y al mismo tiempo con la persona que comparto cierto parentesco desde que me convertí en novia de Ian.
—Hola niña. —me saluda y me sorprendo al notar que trae unas gafas puestas porque las poquitas veces cuando yo utilizaba las mías me molestaba, me río por ello.
—¿Desde cuándo el vicepresidente utiliza gafas? —lo molestó, aunque se ve aún más atractivo con ellas, eso no lo puedo negar y me fulmina con la mirada, algo que me esperaba.
—Creo que los años ya se están siendo presentes. —dice de una manera tranquila.
Ningún hombre Evans aparenta tener la edad que realmente tiene, no entiendo qué fórmula usan. Pero a Harvey le colocaba entre sus cuarenta años y en realidad tiene cincuenta y cinco.
—Y me causa cierta gracia como una mujer que tiene que hacer uso de las gafas de vez en cuando, molesta a otra persona que las comenzó a utilizar hace poco. —Ahora es él quién me molesta.
—Ya estamos a mano.
Al reconocer el color de las paredes que hay detrás de él, está en la Mansión Evans, pero lo más probable es que este solo o sino no hubiese contestado la llamada.
—Y... Señorita Williams ¿A qué se debe su llamada? —pregunta mientras se recuesta en el asiento.
—Ya tomé una decisión.
Mi comentario hace que automáticamente vuelva a tener su postura rígida, como hace unos minutos atrás.
—¿Y?
—Regresare a Nueva York. —digo y nunca había llegado a ver a Harvey sonreír, cómo lo está haciendo en este preciso instante. —Sólo necesito unos cuantos días, volaré el sábado y las niñas lo harán el lunes.
—¿Ellas porque no viajan contigo?
—Necesito arreglar varios pendientes en mi ciudad, antes de que ellas lleguen, dónde viviremos, su estudio, mi familia...
—Habrá cosas que podré ayudarte a solucionar, así como. —propone el vicepresidente—pueden estudiar con Melissa Anderson Nash, Asher Robinson Thomas y Nathan Myers Campbell.
Al escuchar cada uno de los apellidos nombrados, sé quiénes son sus padres y ahora habrá una ¿Segunda generación de agentes?
—¿Dónde están estudiando? —preguntó.
—En la academia de la Central de Investigaciones Especiales.
—Si no me equivoco ellos cuatro son contemporáneos con las niñas ¿No?
—Sí Grace y Hazel, estarían en el mismo salón de ellos.
—Entonces sí sería, una buena idea que llegasen a estudiar en la academia.
—En el tema de la casa, no hay necesidad alguna de que compres una. —cambia de tema. —¿Por qué no utilizas la que está a las afueras de la ciudad?
Me quedo en silencio.
—Ian y tú continúan siendo marido y mujer ante al mundo legal y el de la Central, —sigue usando el mismo tono de voz— Esa casa él ni siquiera la utiliza.
—No quiero utilizar algo que no me pertenece...
—Es tanto tuya como de él, sin embargo, esa casa es de las niñas desde que nacieron. —concluye.
Eso es cierto, me acuerdo de las cláusulas matrimoniales y cada bien, cada vehículo, dinero y demás, le pertenece a Hazel y Grace eso lo hicimos para evitar problemas como los que hay actualmente.
—Está bien, —desvío mi mirada por un instante. —gracias por la discreción, ya uno de tus hermanos conoce a las mellizas.
—¿Quién?
—Chase.
Rueda los ojos al escuchar el nombre.
—Lo suponía hoy me di cuenta de que estuvo en mi oficina que está en Londres e ingreso al sistema.
—Entonces señora Evans. —dice con una sonrisa pícara «Evans tenías que ser.». —Espero poder verla pronto.
Y finaliza la llamada, mi noche es algo larga como una de las socias mayoritarias del buffet es estar pendiente de cada uno de los casos que quedan a manos de los residentes, en dónde debo vigilar que los procesos sean los correctos, no hay influencia de una posible corrupción o como lo llamo yo una mano negra detrás de todo.
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Termino de preparar las loncheras para las niñas, mientras ellas desayunan. Mi noche fue algo extensa y encontré problemas, por lo cual debo solucionar o saber qué es lo que está sucediendo. Tomo las dos pequeñas mochilas dónde se encuentra lo que los prepare para que lleven al jardín.
La niñera de ellas todavía no es su hora de llegada, ambas se bajan de los asientos del comedor dejo por un instante en el mesón las mochilas y me acerco a Hazel para acomodar su trenza la fragancia de bebé, huele delicioso.
Además, sus uniformes son de uno de los mejores jardines de niños aquí en Londres, aunque tengo cierto patrimonio, pero no he utilizado ningún centavo, el apartamento, el auto. Los estudios de ellas, todo lo he conseguido con mi actual empleo, al igual que la ropa para Haz y Grace.
—Ahora por favor, se pueden cepillar. —les digo.
—Sí, mami.
Salen corriendo hacia el baño mientras camino hacia mi cuarto por mis tacones negros, me acerco al armario y luego me los coloco. Paso cerca de un espejo que hay en el corto pasillo, reviso mi maquillaje y todo está en orden, el cabello rojizo y con uno que otro mechón negro, combinan.
Los lentes de contacto los tengo, solo me los quito antes de acostarme a dormir y al levantarme, pero extraño mis ojos verdosos. Al ver a una de mis hijas observó los míos, ya que se fuesen heredados y ese color es perteneciente de las Jones.
—Ya estamos listas mami. —menciona Hazel a mis espaldas.
—De acuerdo cariño.
Las tres caminamos hacia el comedor y tomo, las dos pequeñas mochilas además mi bolso cada uno de mis objetos personales ya se encuentran dentro de él, buscó las llaves y después me despido de mi pequeña cuatro patas.
—Pronto volveremos ¿Bueno linda? —le digo y me coloca una de sus patas sobre mi mano.
Creo que ella de vez en cuando extraña a Max, ambos se hacían compañía mutuamente. Eso me recuerda que debo ir a la veterinaria a recoger a un pastor alemán que les regalaré a las niñas. Abro la puerta del apartamento Hazel y Grace, salen primero después la cierro a mis espaldas. Caminamos hacia el ascensor.
—¿Preparadas para su última semana de clases aquí? —les pregunto mientras ingresamos al elevador.
—Si. —me responden al mismo tiempo.
Cuando llegamos al estacionamiento del edificio, buscó el Mercedes Benz de color negro mientras ellas caminan a mi lado. Lo desbloqueo y escucho el sonido del vehículo, así que lo halló y primero abro los asientos traseros dónde se encuentran las dos sillas para niños y ubico a las niñas en ellas colocándoles los cinturones de seguridad.
En un costado dejo las mochilas pequeñas, luego cierro la puerta y mi bolso queda en el asiento de copiloto. Comienzo a manejar el vehículo mientras busco la salida del estacionamiento. Al llegar a él, empiezo a entrarme a las calles de Londres, revisó por los espejos retrovisores, si nos están siguiendo la camioneta de los escoltas privados que me llegó a asignar Harvey.
Y sí, recuerdo que está mañana cuando me desperté hablé con Chase y quería pasar una tarde con las niñas mientras yo tenía que hacer, cada una de mis diligencias entre esas sacar la nacionalidad norteamericana de las niñas porque tienen derecho a ello, tanto por parte de Ian como la mía.
—Haz, Grace. —digo mientras conduzco.
—¿Sí? —me responde Hazel.
—El tío Chase las recogerá cuando salgan ¿De acuerdo?
—¿El señor de ojos azules de ayer? —habla Grace.
—Si cariño.
—Grace es nuestro tío, —interviene su hermana. —Él tiene el mismo color de ojos que los míos.
He notado que Hazel tiene su parte favorita de su cuerpo, poco a poco a ambas les he enseñado amarse tal y como son. Sin embargo, mi mini troglodita le encanta que sus ojos sean de color azul, cuando puedo lo menciona con orgullo.
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Ian Evans.
Ayer mi día fue muy divertido, primero salí a comer helado con mi sobrino, aunque después lo lleve al Central Park, además ayer llegó Gael desde Los Ángeles, luego Lea y Víctor nos invitaron a comer a su casa, no había problema en cuanto a ello.
Tanto Gael como Adele nos acompañaron, fue muy bueno ahora estoy terminando de autorizar uno que otro de los movimientos que ha habido en las acciones de las empresas de mi familia, me encuentro en la base de la central.
Pero decido darme un descanso así que me dirijo hacia la cafetería, tomo mi móvil que está sobre la mesa y después salgo de mi oficina. Llegó dónde se encuentra el ascensor, las compuertas se abren y una pequeña de cuatro años, se encuentra ahí también tiene el mismo uniforme que tenía ayer Asher.
—Hola Primo Ian. —me saluda la niña de ojos oscuros.
—Hola Mel. —le contestó.
Y presionó uno de los botones para estar en el primer piso, entonces las compuertas del elevador se cierran.
—¿Cómo estás? —preguntó.
Volví a tener una buena relación con Richard, además continuamos siendo parientes a pesar de todo y ahora Megan y él tienen una hija, físicamente se parece mucho a Megan, el cabello oscuro, el color de los ojos, no puedo negar que es bonita.
En cuanto a personalidad no tiene ningún parecido a alguno de los dos, probablemente con el pasar del tiempo nos daremos cuenta de quien habrá heredado el temperamento.
—Muy bien Ian. —contesta mientras juega con sus manos. —¿Cuándo podré visitarte en tu casa?
—Cuando tú quieras sabes que eres bienvenida. —digo y observo la pantalla para saber en qué piso estamos.
—Gracias primo, ¿Max está aquí? —vuelve a hablar.
—Sí, él está aquí.
—Hablaré con mamá para visitarlo.
El pastor alemán se lleva muy bien con cada uno de los niños, cada vez que él se encuentra aquí en la Central lo visitan para jugar con él y no se molesta por ello.
Llegamos a la primera planta y ambos salimos del ascensor.
—¿Te ayudó a buscar a tu madre? —pregunto y camina a mi lado derecho.
—No, gracias, Ian la encontraré yo misma.
—Entonces nos debemos despedir. —digo y dejamos de caminar. —Fue un placer verte Mel.
—Gracias primo, hasta luego. —dice.
Y después toma otro camino, ella es una niña con un pensamiento de adulto, es muy educada. Continúo caminando hasta llegar a la cafetería donde está un poquito llena, probablemente es porque es la hora del desayuno.
El celular que está en uno de mis bolsillos del uniforme vibra y lo reviso, es un mensaje de Harvey donde dentro de unas horas habrá una reunión con el comité de la CIE y debo estar presente. No contestó la notificación, ahora lo único que deseo es una taza de chocolate.
—Buenos días joven Evans. —Cuando me acerco a la baranda, me saluda Marlene una de las encargadas de la cafetería.
—Buenos días, Marlene. —contestó amablemente.
—¿Qué puedo ofrecerle el día de hoy?
—¿Hay chocolate caliente?
—Si señor, ¿Con malvaviscos?
—Sí señora.
Me sonríe y ya me conoce tan bien, en cuanto a gustos de comida, no tarda nada en entregarme la tasa dónde en el líquido color café rebotan los malvaviscos blancos.
—Que tenga un buen día mayor. —es lo último que me dice antes de regresar a la cocina.
Camino hacia donde está el ventanal de la cafetería que conlleva a una zona verde, dónde hay mesas, sillas para sentarse a comer hay, así que lo hago y paso por varias mesas donde uno que otro agente me saludo, devuelvo el saludo y cuando estoy frente al ventanal lo deslizó para poder llegar al sitio.
Y me ubico en una de las sillas de madera blanca que hay, el día está soleado, pero estoy debajo un árbol donde hace que tenga cierta sombra.
Nota de escritora: HOLAAAA, regrese con las actualizaciones ya que salí a vacaciones trataré los Lunes actualizar aquí o puede que sea dos veces por semana las actualizaciones, mientras los miércoles o jueves en Mi amor esporádico 🦋, gracias por la paciencia y por el apoyo que continúo recibiendo por parte de ustedes, los adorooo ✨✨✨
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