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Capítulo 11 🗝️: Melodias unicas

Ian.

Trato de asimilar lo que sucedió hace algunas horas atrás, todavía no puedo creer lo que sucedió y no quiero, sobre pensar porque no es lo indicado después de todo. Ahora estoy en un lugar en dónde me ayuda a encontrar respuestas a cada una de mis preguntas, trago grueso y pasó una de mis manos por mi cabello, detalló el pent-house por completo.

Aquí fui feliz con ella, en cada lugar, en cada rincón tengo recuerdos con ella y pasan por mi mente constantemente reviviendo frente a mis ojos, no puedo creer que mi hermano menor tenga razón en muchas cosas, puede que él sea más maduro que yo y me haga entender una que otra cosa.

Antes este lugar se sentía como un hogar, sin importar que sea lujoso, podría llegar de trabajar y encontrar a dos pastores alemanes, recibiéndote con una alegría inigualable o encontrarla a ella, tratando de aprender una receta nueva o en su biblioteca, realizando sus trabajos universitarios.

Ya no hay nada de ello, ya todo esto se siente vacío, frío como si hubiese nadie. Y no pensaré un solo pie en la casa del bosque, aunque tenga derecho a serlo, pero no lo haré porque está ella. Mi celular vibra en uno de los bolsillos de mi pantalón, lo saco y revisó es una llamada entrante de mi hermano, arrugó las cejas porque es de madrugada en Londres, deslizó la opción para contestar, pego el celular en mi oreja.

—¿Qué quieres? —digo.

—Que mal humor tienes, hermano. —me dice Ryan. —Gael tenía razón, él me había advertido.

—No, no estoy de mal humor... —suspiro, respiro hondo y me dirijo hacia el balcón de la sala. —¿Necesitas algo?

—Eh sí... —me asegura y la línea se queda en silencio por unos cuantos minutos. —¿Cómo supiste que amaba a Rose? O ¿Que ella era la indicada?

Ahora me siento en otro dejá vu, cuando estaba saliendo con Emily me pedía consejos de como conquistarla, porque a veces mi hermano es algo inseguro en ese lado, he tratado de comprender sus comportamientos porque lo es, pero no he podido, debo haber algún momento por lo cual tenga esa inseguridad o si alguien se le habrá generado.

—¿Nueva enamorada? —lo molestó y escucho como se atraganta, entonces me río.

—No, no, no. -lo niega. —O algo así, es que hay una chica que ¡Por Dios! Le encanta sacarme de mis casillas y ha sido un martirio aquí en Londres, a veces quisiera... —suspiró dramáticamente. —Pero otras veces quiero que se quede siempre a mi lado, que jamás se fuera, tampoco que alguien la toque o le cause algún daño.

—Que enamorado estás.

—Bueno, bueno ese no es el punto. —cambia de tema. —responde mi pregunta.

Tocará ser honesto.

—Mi instinto...

—¿Cómo qué instinto?

—Déjame terminar. -le digo y bufa. —Aunque no fue fácil conquistarla, ella fue esa mujer que no había llegado a conocer, esa que amaba sin importar que tuviera imperfecciones, sin importar mi pasado, me apoyaba incondicionalmente, con ella todo se sentía liviano, amaba mis facetas, me defendía a capa y espada.

—Vaya...

—Y entonces con el tiempo me proyectaba con ella a futuro. —ríe por lo bajo y niego con la cabeza. —quería que fuera mi esposa, quería que fuera la madre de mis hijos y un hombre cuando empieza a proyectarse con alguien, es porque realmente esa mujer es muy valiosa en su vida. Luego comencé a notar esos comportamientos que tenía cuando estaba presente, se sonrojaba, se ría por todo, era ese ángel caído que iluminaba mis noches, ella me mostró que si podía haber un "Te amo", sincero ...

«Si que la amaba.» Porque ni siquiera he pensado o me he sentido de esa manera con Adele.

—¿Todavía la amas? —me pregunta de nuevo.

—No. —determinó.

—Bueno hermano. —escucho que en el fondo alguien lo llama. —Porque es la primera vez en mis veintisiete años conociéndote que te escucho hablar sobre una mujer de esa manera.

—Mantenme en contacto y luego me hablas de esa chica que te hace sacar de tus casillas. —Cito sus palabras y se ríe.

Terminó de hablar con él y luego me dirijo hacia la mansión, antes de marcharme recojo una que otra de mis pertenencias personales. He estado viviendo con mis padres durante unos días, mientras terminó, trato de comprar un apartamento porque no seguiré viviendo en el pent-house.

Por otro lado, dentro de unos meses, debo viajar a varios países a rectificar como se encuentra la línea de hoteles que fundaron mis padres. Suelo hacerlo cada dos años, es un viaje que dura alrededor de dos semanas para poder quedarme con antelación en cada uno de los hoteles y supervisarlos, sin mencionar que también me preocupo por los empleados, no siempre lo importante es lo material, ellos son personas.

Ya estoy a unos cuantos minutos de la mansión, ingrese a uno de los barrios más costosos de Nueva York. Me cercioro de que las dos camionetas de mis escoltas me están siguiendo el paso. Paso uno que otro semáforo, luego las enormes casas de personas importantes aparecen en mi campo de visión. Y como era de esperarse llegó al frente de la gigantesca entrada donde se encuentra el escudo de armas de mi primer apellido Evans.

Las rejas se abren y empiezo a moverme en el sendero que conlleva a la entrada de la mansión como tal, está mansión es bastante grande, tiene un sendero verdoso incontable, aunque la de Londres la supera mil veces lo más probable es porque nuestra familia es numerosa, puede que mis abuelos la hayan adquirido por aquel motivo.

Aparco mi auto cerca de los otros vehículos de mis familiares, me bajo de él y ahora hay algo que empieza a rodar en mi cabeza, pero me niego a indagar más a fondo. Porque tengo una pequeña corazonada que el motivo porque me dijo Rose, es mentira estuvo más de un año conviviendo con ella y no creo que esa haya sido la razón indicada. Muevo mi cabeza en negación para alejar el pensamiento porque como lo hablamos solo tenemos que fingir nuestra relación por una temporada ya después cada quién tomará su camino.

Y lo más probable es que sea la mejor decisión después de todo.

Me siento raro cuando ingresó a la casa y no está el frecuente silencio que suele haber, al contrario, hay risas y conversaciones sin mencionar, la canción favorita de mi abuela resuena por distintos lugares de la mansión, camino hacia el comedor. Cuando llegó una sonrisa se dibuja en mi rostro, mis abuelos están aquí en Nueva York y por primera vez no están discutiendo con mis padres, Jacob menciona un chiste y Gael se ríe a carcajadas, todos están en la mesa bebiendo vino.

Jacob se levanta del asiento para acercarse a la mesa donde se encuentran los distintos equipos reproductores de música, entre ellos un tocadiscos. Aumenta el volumen de la canción y estira su mano para que Beatrice se levanté de la silla, al instante que ella se acerca a él, empieza a bailar al ritmo de la canción Unchained Melody de Elvis Presley.

Oh, My love, My Darling, I've hungered for your touch, A long lonely time. Time goes by so slowly and time can do so much. Are you still mine? I need your love, I need your love.

La letra de la canción es hermosa para ser honesto, mis padres repiten la misma acción de mis abuelos. En mi familia hay diferentes relaciones, cada una única a su manera, con sus defectos y claramente no son perfectas. Pero algo si me han enseñado es que debes escoger a esa persona con la que envejecemos, porque al fin y al cabo se tendrán el uno al otro sin importar las circunstancias.

Gael se acerca a mí y cruza sus brazos, mientras su sonrisa genuina se relaja, luego suspira.

—Espero en algún momento, encontrar a una mujer, en dónde pueda llegar a bailar esta canción con esa tranquilidad. —dice señalando a mis abuelos y padres. — además se sienta una devoción mutua.

—Al parecer naciste en el tiempo equivocado. —lo molesto y se ríe.

—A veces pienso lo mismo. —me apoya Gael. —Hoy en día es más importante el físico que los sentimientos o la personalidad, te buscan por interés. Y debes cumplir con las famosas etiquetas de la sociedad o si no, no eres el correcto, Ian creo que debí haber nacido en los años veinte.

Que pensamiento tan realista y tiene razón, siempre será mi viejito en el cuerpo de un chico de veintiuno.

—¿Ya tan rápido te rompieron el corazón? —le pregunto, porque debí tener sentido al haber mencionado un comentario tan profundo.

—Probablemente. —me contesta y deja de sonreír. —quizás la conozcas, aunque tomé la mejor decisión por ambos porque no quería una relación a distancia, lo único que anheló es que ella sea feliz y encuentre un hombre que la sepa valorar.

Nos dirigimos hacia el piano que se encuentra debajo de las escaleras que conllevan, a la segunda planta. Es de color negro se lo compre a mi hermano menor, pero mis padres no permitieron que estuviera en su habitación, entonces lo tienen en este lugar, sin embargo, muy pocas ocasiones lo he observado utilizándolo, está intachable, Gael se sienta en la pequeña silla que hay detrás de él, empieza a tararear el ritmo de la canción que continúa sonando por el tocadiscos.

Cierra sus ojos, respira hondo y comienza a tocar cada una de las teclas del instrumento, la piel se me eriza al ver que alcanza cada una de las notas musicales de la canción. A mis dos hermanos los admiro de una manera genuina, si para ellos soy su ejemplo para seguir, ellos no sabrán que les tengo una estima.

—No quiero cantarla todavía. —me dice mientras sigue tocando. —Hasta que alcance la entonación correspondiente, seré algo exigente conmigo para ello.

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Antes de irme a dormir y revisar el estado de cómo está marchando todo en las empresas familiares de mi supuesta esposa, conversé por cierto tiempo con mis abuelos paternos. En dónde una de las tantas preguntas que me realizaron, es cuando los visitaría en Londres y como hace algunos días atrás le mencioné a Gael que lo haría pronto, para darle una solución pronta a esa enemistad que tiene mi hermano.

Me muevo de un lado hacia el otro en la cama tratando de reconciliar el sueño, pero no tengo nada de sueño, es como si se hubiese esfumado, no sé si es porque estoy algo pensativo de varias cosas que han llegado a pasar durante este tiempo, ya no es solamente Rose, también otras circunstancias en dónde trato de encontrar la respuesta, si algunas decisiones que llegue a tomar fueron las correctas porque estoy comenzado a dudar sobre ello, algo que nunca hago.

Acomodó las almohadas para sentirme cómodo, pero no puedo luego me deshago de la camiseta que tengo puesta dejando expuesto mi torció y espalda, alguien abre la puerta de mi habitación alcanzó a distinguir una sombra femenina, por las risitas tímidas me doy cuenta de que es Adele.

Me levanto de una sola, enciendo la luz de la lámpara para no despertar a mis familiares, trae su maquillaje corrido y una botella de vino en la mano, en la otra sus tacones. Desde aquí huelo el olor a alcohol, mañana ella no puede llegar en estado de ebriedad a la central, porque la pueden suspender por meses, ya que es una falta al reglamento.

—Cariño, Cariño ¿Me amas? —me coquetea.

Le quitó la botella y la dejó encima de mi escritorio, así como acomodó sus zapatos en el suelo.

—¿Por qué estabas bebiendo? —le pregunto tranquilo, para no hacerla sentir incómoda.

—Amor, amor. —vuelve a hablarme y suelta risitas, trata de ser seductora conmigo, pero le detengo la mano que no ha parado de hacer caricias sobre mi pecho.

—Linda estás ebria. —dejó en claro.

—¡Solo quiero tener relaciones con mi novio! —me grita.

La llevo al baño que hay en mi cuarto, dónde después poco a poco le quitó el atuendo que trae puesto. La siento en el inodoro, tiembla por el frío que está haciendo, enciendo la tina para que salga agua tibia, espero que esté llena, luego la introduzco a la tina, ella suelta quejidos por la temperatura del agua y hago lo que solo llegué a hacer con una mujer, alejo el pensamiento al recordar de quién se trata.

Primero le enjabono cada parte de su cuerpo, ella se dice, pero se sonroja en algunos momentos al ver cómo la trato, técnicamente no está en sus cinco sentidos. Después me deshago de la espuma que hay en su cuerpo, cuando finalizó la enrollo en una toalla para que se vaya secando a ella la dejó sentada en la cama, mientras busco en mi armario algo de mi ropa que pueda llegar a servirle.

Optó por una de mis sudaderas que puede usarla como una batola, me acerco a ella.

—Lo siento... —me dice arrepentida.

Y no deja que la viste lo hace ella misma por su propia cuenta, vuelvo a buscar en alguno de las cajoneras de mi armario para colocar otra cobija en la cama porque la toque un momento y continúa fría, el agua tibia no hizo que su cuerpo volviera a coger la temperatura correspondiente. Ella deja su cabello húmedo suelto y como era de saberse mi sudadera le queda algo larga, llegando encima de sus rodillas.

Ingresa a la cama, cubriéndose con las sábanas que ya tiene la misma, sobre ella le colocó la cobija que había encontrado, rodeó la cama para acomodarme en el otro lado, solo me cubro con las sábanas.

—¿Puedo abrazarte? —me pregunta tímida y asiento.

La abrazo, ella es la primera en quedarse dormida y gracias a ello, su temperatura vuelve a la normalidad, le acarició el cabello con pequeñas caricias, recuesto mi cabeza a un costado de la suya, respiro hondo y permito que el cansancio tome el control en mi cuerpo, haciendo que ingrese en sueño profundo.

Continuará

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