Todo arderá (1-6)
Título: Todo arderá
Autor: Marionhe
Género: Misterio
Club_de_lectura
Párrafos muy extensos
El escritor y crítico literario, William Zinsser, dijo una vez: «Mantén tus párrafos cortos. La escritura es visual; los párrafos cortos dan aire a tu escritura y hacen que parezca más atractiva».
Una forma de hacer que el texto sea más dinámico y fluido es alternar entre oraciones cortas y largas, simples y compuestas, activas y pasivas, directas e indirectas, etc. Esto evitará que el texto sea monótono o repetitivo, y le dará más ritmo y énfasis a la narración. Trata de no utilizar la misma fórmula para cada párrafo.
De vez en cuando, intenta variar la longitud y la estructura de las oraciones, lo cual ayudará con la claridad y la fluidez narrativa.
No escribas párrafos sumamente largos, menos uno tras otro.
Continuidad en los diálogos
Se requiere mejorar la estructura y continuidad de estos.
Utilizar minúsculas y la puntuación adecuada para los verbos discendi, y mayúsculas y la puntuación adecuada para los verbos de acción.
1. Si no hay aclaración.
—¿Qué puso?
2. Si hay aclaración y comienza con un verbo discendi.
A. No continúa.
—¿Puedo saber que tiene tan interesado? —preguntó Ahmok con una curiosidad que se reflejaba en esos ojos dorados.
B. Continúa.
—Si no me equivoco, Izel a estas alturas tendrá veintiocho años —musitó. Cuando el Soul elevó el hocico y lo observó, Gael prosiguió—: ¿Crees que se haya convertido en la Guardiana?
—¡Dante! ¡Cuidado! —Su rostro moreno se hallaba pálido, su voz temblaba y un sudor frío perlaba su frente—. ¡Ustedes no son los únicos que vendrán! ¡Apártense!
3. Si hay aclaración y no comienza con un verbo discendi (acción).
4. Cuando el mismo personaje habla, no se separa el diálogo con otra raya, sino que debe de ponerse comillas españolas.
Ejemplo:
—Mis sinceras disculpas. —El hombre de piel morena ejerció una reverencia en su dirección—. Mi nombre es Gael Aisa, él es el Guardián de los Híbridos: Dante Abad. —Señaló al hombre de piel morena y el que envainó una espada transparente. Después, apuntó al que estaba impregnado de heridas y poseía ojos rojos—: Y él es Azael, el Guardián Supremo de los Demonios. Les informo que estamos en Stratený Les, las tierras desterradas de Gaia.
»Ahora, quisiera saber, ¿qué tanto conocen?
Otro ejemplo:
—Joven Pouri, lamento que el Guardián Dante haya actuado bajo sus impulsos y no utilizando la sabiduría de Gaia. Para nosotros, él es un líder. Pero sé que con ustedes la situación es distinta —dijo Gael en un tono apenado. Miró con reprimenda a Dante, quien palideció al instante. Regresó su atención al hombre de cabellos níveos—. Verá, los Afym son criaturas capaces de absorber energía, o en su caso, Ha.
»Quiero suponer que es una clase de magia, poder o habilidad. Por lo que puedo notar, no cargan ninguna clase de armas. El terreno en las montañas y bosques durante la luna es traicionero. Sería imprudente aventurarse sin una protección adecuada.
»Les invito a que nos acompañen para resguardarse. Sin embargo, si consideran que no hay necesidad de refugiarse y prefieren seguir por su cuenta, lo entenderé.
Cambio de tiempo verbal
La premisa es clara: no se deben mezclar tiempos verbales, y mucho menos en la misma frase. Es decir, que si la comienzas en pasado ha de terminar en pasado, y no en presente o en pretérito perfecto.
En consecuencia, coherencia. Y eso es, sencillamente, tener en cuenta el tiempo en el que contarás la novela. Si has escogido el presente o el pasado, las acciones deberán de consignarse en dicho tiempo.
De todas formas, puede pasar que te guste combinar pasado y presente en tu novela. Si es así, has de tener mucho cuidado a la hora de pasar de un tiempo a otro para no confundir o perder al lector en el relato de la historia.
El uso de fechas o de referencias temporales antes de comenzar el relato del pasado suele ser una buena manera de distinguir periodos y, de esta manera, diferenciarlos a ojos del lector.
En el ejemplo se nota que lo marcado con rojo está en presente cuando la historia es narrada en pasado. Ten cuidado con esto.
Abuso del adjetivo posesivo
Es común el uso de los posesivos incorrectos en cualquier novela, pero abunda mucho más en la primera persona. ¿Cuáles son los posesivos incorrectos? Los que se usan con partes del cuerpo: mi mano, mi cara, mi pierna, mis ojos, su brazo, su mano, su cabeza... Se considera que esas partes ya pertenecen a la persona y basta con usar un artículo, no redundar en el posesivo.
Como en todo, hay excepciones. Sin en la narración no queda claro de quién es la parte del cuerpo que se menciona, usar el posesivo puede ser una forma de aclararlo. Ejemplos:
Me eché crema en mi cara = Me eché crema en la cara
Mi corazón latía a mil por hora = El corazón me latía a mil por hora
Agarré su mano = Le agarré la mano / Lo agarré de la mano
Este bombardeo de posesivos no ocurre solo con partes del cuerpo, sino también con objetos. Casi nunca es necesario porque por el contexto se entiende que pertenecen al personaje. En caso contrario, habría que aclararlo.
La diferencia está en el tipo de artículo que uses. Los hay definidos, que aluden a algo que ya se conoce y se puede identificar (el y la) o indefinidos, que aluden a lo contrario (un y una), con sus formas en plural, claro.
Te dejo un ejemplo para que veas la diferencia entre usar el artículo y el posesivo:
Agarré mi mochila y me puse mi abrigo. Salí tarde de mi casa y me subí a mi moto.
Agarré la mochila y me puse el abrigo. Salí tarde de casa y me subí a la moto.
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