Argumento: Una serie de coincidencias provocan que un rico heredero y una torpe aspirante a nutricionista coincidan en un complejo hotelero. Ambos comparten una noche de copas tras la cual tiene una aventura. A la mañana siguiente la chica, avergonzada, huye dejando como única pista el relleno de su sujetador.

Tres años después ella finalmente ha logrado graduarse como nutricionista, y su primer trabajo resulta ser en la empresa dirigida por el chico. Tanto ella como él tendrán que ocultar su pasado del resto de empleados, mientras tratan con la innegable atracción física que sigue habiendo entre los dos y sus respectivos traumas.

¿Qué me pareció?: Nadie puede quitarme la sensación de que a este drama le hizo falta un algo más. En general fue divertido y desenfadado, con muchos momentos que verdaderamente me hicieron reír a carcajadas, pero la absoluta falta de originalidad me molestó de sobremanera. No odio los clichés, de hecho los adoro siempre y cuando estén bien empleados, pero en este caso fue simplemente demasiado: la típica protagonista femenina torpe e inexperta; el rol masculino de rico heredero autosuficiente; el amigo de la infancia comprensivo y dedicado; la famosa que está dispuesta a lo que sea para no perder, y la lista podría seguir durante un buen rato. Hubiera apreciado que la trama fuese un poco más distintiva, o que al menos se incluyera algún detalle que la hiciera más fresca. Pero no, aquí uno podía adivinar con bastante antelación lo que ocurría.

La pareja protagónica estuvo bien. Ambos brillaron en muchos momentos, pero en otros me dió la impresión de que les faltaba un poco más de profundidad. Sus respectivos pasados e historias no terminaron de convencerme, eran banas y poco convincentes. La historia del protagonista masculino con su madre en específico me dejó bastante confusa, porque no logré hallarle el sentido y tampoco la desarollaron más allá de cuatro o cinco escenas. Tampoco considero que se le diera el enfoque correcto a la complicada relación entre la protagonista femenina y su madre. Me molestó que la forma en que ella la trataba y la hacía sentirse culpables por disfrutar de la vida de la forma en que le apeteciese. No le daré demasiada importancia porque ya sabemos que la sociedad coreana no es precisamente open mind. Eso por no referirnos a que habían detalles que ni siquiera seguían la lógica: ¿De dónde diantres se creó la confusión con el hermano de Yoo Mi? El niño tenía tres años, por tanto era matemáticamente imposible que fuera hijo de Cha Ji Wonk. La aventura de él y Yoo Mi fue tres años atrás en la línea temporal del drama, por tanto su hijo ficticio debería tener dos años y tres meses. Los tres años menos los nueve del embarazo.

Si tuviese que señalar algo en específico creo que mi mayor problema con My Secret Romance sería la protagonista femenina. Lo intenté con todas mis fuerzas, les juro que lo hice, pero no la soporto. Se me hizo un personaje desesperante y sin la menor chispa; la mayor parte del tiempo lo único que hacía era enredar la historia por sus respuestas confusas y actitudes contradictorias. No me sentí identificada o atrapada en un ningún momento por sus sentimientos o manera de actuar y siendo franca la única reacción que me provocó fue exasperación.

En contraparte, uno de los aspectos que más me gustó de My Secret Romance fueron los personajes secundarios. Aquí sí encontramos algunos bastante peculiares, como el secretario de Cha Jin Wook y los compañeros de trabajo de Yoo Mi. Me dieron muchísimos momentos divertidos. Esa escena el penúltimo capítulo en el karaoke me hizo llorar de la risa. No sé si lo he dicho antes, pero las escenas de karaoke en dramas son unas de mis favoritas. Podría hasta hacer un ranking.

Conclusión: A pesar de todo es un drama aceptable. Lo podrás ver, sonreír unas cuantas veces y pasar el rato, aunque la  absoluta falta de originalidad echa por tierra lo que podía haber sido una maravillosa comedia romántica.

Nota Final: 6/10.