Argumento: A pesar de su apariencia juvenil, Lee Seul Bi lleva siglos trabajando como angel. Sin embargo, un día pierde sus poderes al intentar salvar la vida de un chico, transformándose en un ser humano. Ese chico resulta ser Shin Woo Hyun, quien vive con su abuela tras ser abandonado por sus padres. Lee Seul Bi tendrá que adaptarse a la vida como ser humano, mientras intenta comprender los sentimientos que Woo Hyun despierta en ella.

Hwang Seong Yeol es el mejor amigo de Woo Hyun, pero no puede evitar quedar prendado desde que ve a Seul Bi por primera vez. Los secretos y rivalidad amorosa pondrán a prueba su bondad y valor como persona.

¿Qué me pareció?: Y después de mucho tiempo estamos de vuelta con otro drama de romance escolar. Si mal no recuerdo, desde The Heirs no había vuelto a ver ninguno, aunque no me arrepiento de haberme dado una oportunidad a este.

En un comienzo la trama está impregnada de esa ligereza y ternura característica de algunas producciones juveniles que las vuelven intensas y adictivas. Se mantiene un perfecto balance entre lo cliché y lo innovador, provocando que el drama se sienta familiar pero a la vez interesante. No sé si me entendáis.

Los personajes principales son absolutamente adorables. Shin Woo Hyun le aporta muchísimos momentos divertidos a la historia; es un chico bondadoso y carismático que te sorprenderá una y otra vez. Me parece imposible que alguien pueda no ser sentirse identificado o hermanado con él. Por otro lado, Lee Seul Bi se ganó un pedazo de mi corazón, es de esos personajes que dan la impresión de tener luz propia. Te reirás más de una vez con sus ocurrencias, metidas de pata y respuestas impensables. Si algo me gustó de ella es que nunca fui capaz de predecir que haría a continuación; no era la protagonista prototípica que hemos visto hasta el cansancio en doramas.

Su historia de amor fue un disparo directo al corazón. La cosa más tierna, romántica y pastelosa que vas a ver en tu vida. Era imposible no suspirar junto a ellos o sonreír cuanto estaban felices. Los dos transmitían una intensidad, pureza y desnudez que traspasaba la pantalla. Esa escena final en la que se reencontraron fue arrolladora, aún se me humedecen los ojos al recordarla. Francamente, al ver este dorama me dio ganas de vivir algo semejante, de experimentar esa conexión con otro ser humano.

No obstante, a medida que nos adentramos en la historia ocurre algo curioso y desafortunado: la que parecía estaba destinada a ser una comedia ligera, divertida y adictiva, se transforma de un momento a otro en un melodrama lleno de exageraciones e incoherencias. No sé que punto comienza exactamente, puede que desde el fallecimiento de la abuela del protagonista, pero la trama pierde por completo el magnetismo y la uniformidad.

Algunos personajes cambian de actitud de la noche a la mañana sin justificaciones plausibles; comenzamos con las situaciones forzadas y carentes de lógica destinadas a aumentar el dramatismo; los clichés y desenlaces predecibles por doquier. El espectador, o al menos yo, se queda descolocado ante el abrupto cambio de atmósfera que no le hace ningún favor a la historia en su conjunto. No sé que les pasó por la cabeza a los guionistas en ese momento.

La intro del drama era muy bonita, y completaba a la perfección la atmósfera de toda la producción. También la banda sonora era increíble, de las más buenas que he escuchado. Y mira que por lo general a mí todos los OST me parecen la misma canción vuelta a grabar.

Conclusión: La historia hubiera funcionado muchísimo mejor si hubiera seguido la tónica de los primeros episodios, pero tristemente internaron llevarla al camino de los melodramas lacrimógenos. Fracasaron estrepitosamente al hacerlo. Aún así vale la pena ver el drama sólo por los persona principales y su preciosa historia de amor.

Nota Final: 6/10.