Argumento: El matrimonio de Oh Jin Hee y Oh Chan Chan Wook tuvo un final catastrófico. Han pasado más de siete años desde que se vieron por última vez, y ahora volverán a coincidir en la sala de urgencias de un hospital. Los dos enfrentarán a diario la fina línea entre la vida y la muerte, y quizás en el proceso terminen recordando por qué se enamoraron en algún momento.

¿Qué me pareció?: Puedo decir sin dudarlo que esta es una historia con la que es muy fácil sentirse identificado, incluso si no has estado casado o casada. Se retrata el matrimonio con mucho realismo y exactitud; nos enseñan que en la mayoría de casos no se necesitan de "trágicos accidentes" ni "villanos despiadados" para terminar una relación. Es difícil de por si encontrar un balance entre nuestras aspiraciones personales y la vida en común con la otra persona. Muchas veces la intensidad de los sentimientos nos lleva a sacrificar nuestros sueños o ambiciones y, aunque en un inicio eso no importe, a la larga termina provocando un inconsciente rencor hacia la otra persona. Al final, las dos partes de la relación terminarán culpándose por todas esas ambiciones que no cumplieron.

Aquí lo importante es que desde un inicio estuve totalmente dentro de la historia. Sentí con cada poro de mi piel las emociones de los personajes. Comprendí sus dudas, vacilaciones y metidas de pata. No eran perfectos ni mucho menos, pero sí humanos. La protagonista femenina, por ejemplo, es quizás el prototipo de personaje que por lo general no tolero: la chica insegura y tímida que no puede defenderse por si misma. Sin embargo, en este caso sí que pude conectar con sus emociones; principalmente porque sabía de donde surgían sus inseguridades y entendía por qué le costaba tanto dar un paso al frente. Fue muy gratificante como poco a poco su personaje fue ganando en confianza y, aunque seguía siendo difícil para ella, tomó el valor para decir lo que le pensaba. Mi única insignificante queja es que, al menos yo, me quedé esperando que pusiera en su lugar a la madre del protagonista masculino, sobre la que hablaré más adelante. En contraste, Oh Chan Wook era un personaje un tanto más ligero y divertido, pero perfectamente desarrollado.

El drama es muy explícito a la hora de mostrar el funcionamiento de una sala de urgencia. Este era un tema sobre el que no conocía absolutamente nada, así que fue muy interesante aprender sobre determinadas enfermedades, e incluso algunos procedimientos médicos. Hubieron momentos que en lo personal me pusieron la piel de gallina. Es increíble las cosas que tienen que afrontar casi a diario los trabajadores de este sector. Mis respetos para ellos. No todo el mundo tiene la entereza para mantenerse firme cuando se tiene la vida de otra persona en la palma de tu mano.

Lo curioso es que, a pesar de que una buena parte de la trama transcurre en salones de operación, con gente media muerta apareciendo cada dos por tres, me reí muchísimo con el drama. Había un ambiente informal y hasta accidentado entre el grupo de médicos que hizo las escenas graciosas incluso más divertidas. No queda duda de que había una estupenda química entre todos. En ese sentido está otra de las grandes virtudes del drama: los asombrosos personajes secundarios. Es decir, todos, o casi todos, me resultaron magnéticos y atrapantes. Sentí que cada uno de ellos tenía su propio color y le aportaba algo a la trama. Por supuesto, toda regla tiene su excepción, y en este caso fue la madre del protagonista masculino. Esa mujer  era una bruja con gato, escoba y verruga incluidos. Que desgracia de individua. Era mala, pero mala con ganas, porque hay que tener el corazón de piedra para decirle esas barbaridades a la pobre protagonista femenina, que de no matar, no mataba ni una triste mosca. A pesar de todo sentí lástima por ella en algunos puntos.

La gran decepción en la historia es el trasfondo machista impregnado a la trama. Hubo momentos en los que no estuvo tan presente y pude disfrutar de la historia, pero en otros fue honestamente insoportable. Se hacían comentarios sobre la mujer o el matrimonio que me despertaron una mezcla de asco y enfado. Un momento que recuerdo con claridad fue una "broma", énfasis en las comillas, que hizo uno de los internos del hospital. En rasgos generales, lo que dijo fue algo así: los hombres que tienen una vida sexual activa son increíbles, son como una llave maestra que puede abrir todas las cerraduras. Las mujeres que tienen una vida sexual activa son putas sin amor propio, son como una cerradura defectuosa que cualquier llave puede abrir. Tuve que respirar para contener las arcadas. Lo triste es que, hasta ese momento, su personaje había sido uno de mis favoritos.

Conclusión: Se trata de un drama interesante por el realismo con que se desarrolla. Está lleno de elementos por los que merece la pena darle una oportunidad: personajes desarrollados, buena química entre los actores, una apasionante trama médica. A pesar de todo, tampoco considero que se trate de una obra maestra.

Nota Final: 8/10.

(Que lindo)