Capítulo 5
Me desperté por el sonido de alguien tocando mi puerta. Gruñí. Odio que me despierten. Sin siquiera avisar la puerta fue abierta, para luego dejarme ver a un Jimin en pantalones para dormir y nada que cubriera su torso. Estoy acostumbrado a verle así. Se metió a mi cama, me empujó para luego acomodarse él. Tiró de mi sábana para arroparse. Rodé los ojos. Bostezó y luego sonrió. No sé que demonios pasa por la cabeza de Park JiMin. Aveces me asusta. He llegado a pensar que está enamorado de mi, pero ese pensamiento se esfuma cuando habla de una chica que tiene pechos grandes, como le gustan.
Me puse de pie y me estiré. Miré a Jimin quien parecía un gusano en mi cama. Entré al baño, y comencé a cepillar mis dientes. Hoy iré a ver a Yang Mi, aunque sea desde lejos, quiero verla. Salí del baño y comencé a vestirme. Unos jeans negros, camisa blanca, chaqueta de cuero, zapatos a juego, peiné mi cabello hacía atrás, dejando mi frente al descubierto. Me coloqué mis gafas y listo. Me miré en el espejo, chequeando mi outfit una vez más.
— ¿Vas a salir? — preguntó Jimin, sentándose en la cama. Sé cuál es la pregunta real que quiere hacer.
— Si piensas que iré a ver a Yang Mi, sí. Tienes toda la razón. Iré a verla. — le aseguré.
— Iré contigo. — se puso de pie. Me negué pero el solo me miró de mala manera, no podré detenerle.
Y aunque traté de irme sin él, Michaelis me detuvo en la entrada hasta que Jimin estuvo con nosotros. No sabía que tenía tanta fuerza, no parece que pudiera detener a alguien que es al menos dos veces menor que él. Las apariencias sí que engañan. Solté un sonoro suspiro cuando nos encontrábamos dentro del auto.
Jimin si que puede ser irritante cuando así lo desea. Aunque es un buen amigo, y eso ni dudarlo, habrá hecho cosas no muy buenas en el pasado pero... ¿Quién ha sido bueno toda su vida? Todos tenemos maldad en nuestro interior. Quién diga lo contrario es simplemente ignorante y no ha vivido realmente. Es parte de nosotros, solo que unos tienen mucha más maldad que otros o simplemente algunos saben dominar la maldad que en ellos hay y quién se pinta de ser alguien demasiado bueno suelen ser los peores. Quien es bueno lo es sin decirlo, no tiene por que repetirlo ni a el ni a otros, como si estuviera tratando de convencer a todos.
El viaje fue agotador mentalmente. No paré de escuchar quejas o advertencias de parte de Jimin. Sigue insistiendo en que no la vea, pero debo hacerlo. Ha pasado tanto tiempo, ya no aguanto más. Solo quiero ver con mis propios ojos como se encuentra.
No pasó mucho hasta que llegamos al frente de su casa, debo admitir que me sorprendí estar frente a una casa pues Jimin me había dicho que vivía en un apartamento pero no le di mucha cabeza, solo me importa verla. Me bajé del auto y como una de esas novelas, donde el chico llega y justo ella sale de casa, así sucedió. Me pareció hasta algo cliché. Se encontraba tirando la basura. Una sudadera más grande que ella cubría su cuerpo y asumo que trae shorts. No ha cambiado nada. Su cabello esta un poco más corto, pero su rostro... Su bello rostro. Sigue siendo igual al día que la conocí, pero ahora la encuentro aún más hermosa. Iba a acercarme pero Jimin me jaló por el brazo y negó. Me zafé de mala gana y le miré mal.
Vi como entró nuevamente. Caminé hasta la puerta, mi mano temblaba, estoy nervioso. Como pude, toque el timbre. Unos largos segundos, los que parecieron ser eternos, pasaron antes de que Yang Mi abriera la puerta.
Cuando abrió, traía una gran sonrisa, la cual se esfumó al subir la mirada y encontrarse con mi rostro. Le abracé sin siquiera avisarle. Ella no me respondió el abrazo. Solo se quedó allí con los brazos a cada lado de su cuerpo. Su cuerpo estaba tenso. Me alejé de ella, aún con mis manos en sus hombros, pero al ver su expresión alejé mis manos. No parece muy feliz de verme. Me moví algo incómodo. Solo estábamos allí parados, mirándonos, sin decir una palabra.
Tomé valor y decidí hablar primero.
— Ha pasado mucho, ¿no es así? — reí nervioso. Rasqué mi nuca. Ella sonrió forzosamente.
— Si, ha pasado mucho. — ella se balanceaba sobre sus talones.
Y aquel incómodo silencio volvió a aparecer.
— Y... ¿Me dejarás pasar? — ella echó un vistazo dentro de la casa, no muy segura. Traté de mirar dentro pero no logré ver demasiado.
— Tae Hyung... No creo que... — fue interrumpida por la gruesa voz de un hombre.
— ¿Quién es, preciosa?
Detrás de ella se posó un hombre de no más de cinco años mayor que yo. Más alto. Cabello castaño, peinado hacia atrás. Apuesto que en la escuela le hacían bullying llamándolo "Dumbo" por sus considerablemente grandes orejas. Aunque eso no quita que es bastante guapo –no me interesan los hombres, pero no puedo negar los buenos visuales de este hombre–.
Él posó su mano en la cintura de Yang Mi.
Así que sí siguió con su vida y consiguió otro "amor".
— ¿Quién es él, Yang Mi? — susurró en el oído de Yang Mi; pero yo pude oírle.
— Soy su ex-novio, Kim Tae Hyung. — respondí por ella, él se irguió totalmente. — ¿Tu eres?
— Park ChanYeol, actual novio de Yang Mi. — la acercó más a su cuerpo. Bufé por eso.
Me giré para largarme de allí. Esperaba que hubiera seguido con su vida, pero no que tuviera un nuevo novio. Esperé todo menos esto. Sabía que ella quería olvidarse de mí, era lo obvio, ¿quién en su sano juicio estaría conmigo? Pero aún así, tenía algo de esperanza de ser amado como alguien normal.
Pero la realidad es, ¿quién es alguien normal? Todos estamos jodidos de alguna forma u otra.
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