capítulo 20
La casa estaba vacía. Jimin había salido y las sirvientas tenían el día libre, milagrosamente. El único ser viviente era yo, pero pronto dejaría de serlo si sigo como estoy. Estaba aburrido, sin nada que hacer. Encendí la radio, conecté mi móvil en el auxiliar y puse música a un nivel bastante alto. No tenía más que hacer, así que haría mi propio concierto en la casa. Tenía calor así que me quité la camisa y pantalones, quedándome solo en ropa interior. A pesar de que el invierno estaba cerca, la calefacción en la casa de Jimin era tan buena que aveces me daba calor.
Fui a la cocina, cada paso que daba hacía algún movimiento con mis caderas, manos o pies, siguiendo el ritmo de la música. Abrí el frigorífico tomé la gran botella de coca-cola, le quite la tapa y tomé de ella, sin molestarme en coger un vaso. Agarré una bolsa de patatas fritas y caminé a la sala nuevamente, donde la música se escuchaba más alta. Desconecté un segundo el móvil para ordenar una pizza y volví a conectarlo para cantar unas dos canciones más y apagué la música para ver alguna película.
Esa tarde era un total asco. La pizza había llegado así que tenía la caja abierta justo a mi lado sobre el sofá. Había patatas fritas en el piso, un poco de gaseosa en el suelo, incluso unas latas de cerveza que de casualidad encontré en el frigorífico que Jimin mantiene en su habitación. Mi cuerpo estaba lleno de migajas de las patatas fritas y mi cabello estaba en una improvisada coleta. Soy un total desastre pero mis ánimos de recoger o siquiera arreglarme estaban arrastrándose en el suelo así que no me molesté en hacer nada. Estaba de flojo y me encantaba estar así.
Solté un bostezo. Escuché el timbre sonar y como todo un gordo flojo que soy, me levanté con pereza. Mis ojos estaban entrecerrados debido a lo cansado que había comenzado a sentirme después de haber comido demasiada pizza y beber demasiada gaseosa. Abrí la puerta principal, rascando la pequeña panza que se me había formado hoy debido a todo lo que he comido. Mis ojos bajaron a la altura de la chica enfrente de mi. Ella me escaneó. Sus mejillas se tornaron de un tono rosa y desvió la mirada rápidamente.
— Creo que he llegado en un mal momento. — dijo Yang Mi, mirando el suelo.
Miré hacía mis pies. Recordando que estaba en ropa interior. Iba a disculparme pero lo pensé bien y me pareció estúpido hacerlo. No entiendo por que se sonroja al verme así, si ya anteriormente lo ha visto todo. Negué con la cabeza y puse los ojos en blanco.
— Pasa. — me hice a un lado para dejarla pasar. Ella, aún sin hacer contacto visual, entró. Mirando toda la casa menos a mi.
— ¿No piensas ponerte ropa? —preguntó. Yo bufé.
— No. No pienso hacerlo. — afirmé, encogiéndome de hombros. — No seas ridícula, ya me has visto como llegué al mundo.
— Si, pero ahora estoy comprometida. Es diferente. — soltó de la nada, algo irritada.
Eso me cayó como un balde de agua fría. Me quedé tenso en el lugar. Abrí mis labios para hablar, pero volví a cerrarlos. No sabía que decir o pensar. Ella se giró. Por fin, mirándome. Se acercó a paso lento hacia mi. Yo di un paso hacia atrás, alejándome. Sentí un nudo formarse en mi garganta. Reí nervioso. Miré el suelo y comencé a jugar con mis manos. Negué una vez con mi cabeza y le señalé con mi dedo índice, pero tan pronto le apunté con mi dedo, dejé caer la mano.
Todo lo que sentía por ella, todo lo que había enterrado muy profundo, con solo unas palabras todo salió una vez más. Mi amor por ella, cuanto la necesito. Todo...
Me giré dándole la espalda. Las lágrimas habían comenzado a bajar. No me dio tiempo a limpiarlas pues ella me hizo girar sobre mis talones, enfrentándola cara a cara. Cerré los ojos fuertemente.
— Pensé... Pensé que ya no te amaba. — admití — Pensé... que no eras nada para mí. Cuando por fin creo que te he superado, apareces en mi puerta y dices esas cosas... Yang Mi, por que...
— Tae Hyung... — ella colocó su fría mano sobre mi mejilla, con sus ojos cristalizados.
— ¿Puedo...? ¿Puedo abrazarte? Por una última vez, por favor. — pedí.
Ella rodeó sus brazos con lentitud por mi cuello. Yo por otro lado, rodeé su cintura con mis brazos. La acerqué a mi, escondí mi rostro en el hueco de su cuello. Aspiré el delicioso olor que de ella emanaba, olor que me llevó de vuelta, una vez más, al pasado. Al pasado donde ella y yo, éramos uno, y nos amábamos mutuamente.
No quería soltarle, por supuesto que no quería. Pero ella se alejó, dejándome con ganas de volver abrazarla y no soltarle nunca.
Ella secó unas cuantas lágrimas de su rostro y yo sequé las mías. Debo verme peor que hace un rato. Solté un suspiro y ella me miró. Una sonrisa ladeada apareció en mi rostro. No puedo creer que este comprometida. En algún momento en el trayecto de mi vida, llegue a pensar que sería conmigo con quien se comprometería, pero aquí estamos, diciéndome que se ha comprometido con otro.
— ¿Te apetece comer algo?
— ¿Qué me puedes ofrecer?
— Ramen... — Ambos estallamos en risa.
— Tu y tus ramen. — negó divertida.
— Sabes que ir a comer ramen en una tienda de conveniencia, a las tres de la mañana fue una de las mejores citas que has tenido en tu vida. — bromeé.
— No he tenido ninguna cita que le iguale, debo admitirlo. —dijo, haciéndome sonreír demasiado. Mordí mi labio y ella colocó un mechón de su cabello tras su oreja.
El ambiente se tornó algo incómodo, así que me di un golpe mental por haber mencionado algo sobre nuestra relación.
— Eh... Bueno, me alegra que apesar de todo... No hayamos terminado en malos términos.
— Estoy de acuerdo. — sonrió.
Y así culminó mi tarde. Comiendo ramen con la chica que pensé había superado, pero que sigo amando con todo mi corazón.
Nota de autora:
Si pensaban que el TaeMi había terminado, se equivocaroooon. Ggg, habrá mucho drama con TaeMi y TaeRi. O eso planeo(?). Ya verán, ya verán.
Ay, realmente espero que les este gustando esta segunda temporada. :(
- Ale out
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