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CAPÍTULO OCHO
[EMBARAZADA]























— Ahora nos buscarán a los cuatro juntos. — Habló Dom tras salir del túnel. — Si antes no sabían de Celia, ahora la han visto y la buscarán. Debemos separarnos, llevaré a Celia conmigo para entregarla a su padre, ya la puse demasiado en peligro. Los Argent no enterrarán a un hijo más.

Celia agachó su cabeza al escuchar eso. No se había puesto a pensar en todo el peligro a su alrededor. Era su vida, la de su bebé.

Si llegaba a morir, Eli tendría a Derek, pero Chris perdería a otra hija.

— Tu y Mía vayan al sur, nosotros los desviaremos— señaló Dom.

— No — negó Mia.

— Los cazadores ya me vieron, Mia — Celia la miró. — Ellos ya saben que estoy aquí, irán detrás de mi, los estaré poniendo en peligro a los dos — miro a Brian. — Y no me perdonaría si alguno llega a salir herido por mi culpa.

— Dom tiene razón — dijo Brian con pesar. — A la siguiente no escaparemos. Así que tenemos que separarnos...

Mia miró la expresión de tristeza en el rostro de Brian.

— ¡Celia dilo!

— ¡Mía no!

— Celia...

Celia suspiró, sabía que Mia tenía razón, debí decirlo, debía decirles a ellos.

Había escuchado antes a su padre decir, que a veces dejemos ir al amor de nuestra vida, por otro amor o por otra vida. Y si, Brian O'Conner es el amor de su vida, quería ser egoísta y no dejarlo ir.

— Estoy embaraza — murmuró Celia ganándose las miradas de Dom y Brian.

Brian guardó silencio. Mía la miró, sabia que no era decisión suya, pero si Celia dejaba a ir al amor de su vida ahora se arrepentiría toda la vida.

— Perdí a mi hermana hace casi nada — suspiró. — Perdí a mi madre. A mi hijo, Eli. Este bebé es lo que me mantiene de pie ahora, no quiero perder a alguien más.

— ¿Es una broma? — preguntó Brian con un ligero brillo en sus ojos.

La emoción en la mirada de Brian rompió el corazón de Celia. Era hora de la verdad.

— No — negó. — Pero no es tuyo, Brian. Tengo aproximadamente tres meses, en ese tiempo yo aún estaba con Derek.

Brian asintió escuchándola, vio las lágrimas en las mejillas de Celia, limpiándolas con sus pulgares.

— No tengas duda que amaré a ese bebé como si fuera mío, si me permites quedarme a tu lado — Brian había formado un pequeño anillo de papel, Celia rio al verlo. — Así como te quiero a ti.

Ella asintió, O'Conner puso el anillo en la dedo de Celia. Brian capturó los labios de Celia en un beso.

El miedo de Celia se esfumó al ver la reacción de Brian, todos sus miedos del pasado se fueron. Aquella Celia que quedó embarazada por primera vez y vio la reacción de temor en los ojos de Derek.

Era momento de separar a Derek y Brian.

Brian no era Derek, y jamás lo sería.

— No voy a ir a ningún lado, ¿escuchaste?

Celia asintió. Mía se acercó a ellos para abrazar a Celia.

— Lo siento — se disculpo la Toretto. — Es solo que no debes dejar ir al amor de tu vida, puedes arrepentirte.

— Descuida — sonrió la Argent. — Iba a decirlo tarde o temprano.

— Dom — lo llamó Mía. — Promete que seguiremos juntos. Celia también es una Toretto.

— Lo prometo. — Dom se acercó a ellos con una sonrisa, tenía razón, Celia era una Toretto al final del día. Era su familia también. — La familia está aumentando.

Celia río al escucharlo, no pudo evitar contener las lágrimas. Tal vez su primer embarazo no fue el mejor del mundo, pero no se arrepentía de la llegada de Eli, lo amaba demasiado a pesar de la distancia.

Los Toretto y Brian estaban curando las heridas en ella, unas heridas que ellos no hicieron, pero como les agradecía tanto.

































Al anochecer, Dom entró en una casa abandonada dejando que Mia y Celia fueran las que entraran primero para descansar.

Mía se encontraba dormida en un sofá, siendo cobijada por una manta, mientras que Celia, Brian y Dom estaban afuera en el pequeño balcón.

Brian desvió su mirada para ver a Mia quien dormía en un sofá en la casa que se habían metido.

Dom y Brian tenían una cerveza en la mano, mientras que Celia bebía una Coca Cola. Nada de alcohol por el embarazo, era su única parte no favorita.

— Dom, Celia ¿Qué recuerdan de sus padres? — preguntó O'Conner cambiando el tema.

Dom miró a la Argent dejando que ella respondiera primero, pero ella negó dejando que él hablara primero. Toretto suspiro.

— Mi padre... — comenzó Dom. — Él hacía parrilladas los domingos después de la iglesia para la gente del barrio, sino ibas a la iglesia no había parrillada. Todo el día estaba en el taller trabajando y después cada noche en la mesa de la cocina con Mia ayudándola con su tarea. Y cuando ella se dormía él se quedaba allí un par de horas, estudiando el siguiente capítulo para ayudarla recuerdo todo sobre mi padre, todo.

Celia suspiró. — Mi madre no era la persona más amorosa del mundo. Nunca estuvo conmigo cuando era niña, jamás me ayudó con alguna tarea o estuvo en algún momento importante — los recuerdos dolían en su pecho. — Pero mi padre. Chris Argent es el mejor padre que pude tener. Chris estuvo allí cada noche antes de dormir para contarme un cuento. Estuvo allí en cada festival o recital. Cuando me raspe la rodilla con la bicicleta, fue él quien curo la sangre. Cuando aprendí a usar el arco, él me felicitó. Incluso cuando le conté de mi primer embarazo y pensé que lo había decepcionado. Allí estuvo.

Brian desvió su mirada al suelo recordando los momentos de su infancia. — Ese es el asunto, yo no recuerdo nada de mi padre — Brian hizo una pausa, Dom al escucharlo se detuvo de beber de su cerveza. — No lo recuerdo gritando, sonriendo tampoco, para ser honesto no puedo ni recordar cómo era, no tengo memoria, solo... no estuvo ahí.

— Tú no serás un padre así, Brian — afirmó Dom, Celia asintió.

— Tu no serás la clase de padre que tuviste, Brian — lo animo Celia.

Brian le sonrió. — ¿Alguna vez me contarás del chico que rompió tu corazón?

— Algún día.

Incluso Dom quería escuchar sobre aquel chico que se atrevió a arrancarle todo el brillo a Celia, no era tonto, desde el primer momento en que la vio supo que la Celia que estaba allí no era la misma chica que conoció en las carreras. Una idea cruzaba la cabeza de Brian, podría ser descabellada, pero no perdía nada con decirlo.

— Ya no quiero huir, Dom — dijo O'Conner. — Tenemos que salirnos, salir ahora, una vida mejor para el bebé.

Celia sonrió al escuchar cómo Brian aceptaba a su hijo sin llevar su sangre, no había duda que padre no es el que engendra, sino el que cría.

— Tienes razón — concordó Dom sacó la chip que había guardado en sus bolsillos. — Esto es lo qué hay que hacer — Dom se acercó a Brian mostrándole el chip que sacaron del auto. — Usaremos esto, un último trabajo, tomaremos todo el dinero de Reyes hasta el último centavo y desapareceremos... Para siempre.

— Nuevos pasaportes, nuevas vidas, no tendremos que seguir huyendo compraremos la libertad.

— Exacto.

— Se como conseguir pasaportes nuevos — ayudó Celia. — Los Argent tienen una casa de seguridad que podríamos usar por mientras paras escondernos.

— ¿Tu familia es alguna especie de mercenarios? — preguntó Dom con una sonrisa en el rostro, claramente bromeando.

— Oh, Dom. No quieras saber eso — río Celia.

— Cuidado, Brian, a esa familia vas a entrar — Dom guiño un ojo.

— No importa — respondió Brian. — He estado en organizaciones antes, una más no me molestaría.

Brian jalo a Celia tomándola de la cintura para abrazarla. Ella pasó sus brazos por el cuello del rubio.

— Ambos entienden que quieren enfrentar al hombre más poderoso en todo Rio — los señaló Celia. — Es una completa locura.

— Si, lo sé — dijo Dom regresando al tema anterior.

— Hace falta un equipo — aseguró O'Conner.

La chispa en los ojos de Brian hizo sonreír a Celia.

— Hagámoslo — animó Celia. — Estoy dentro.

Dom entró a la casa dejando a Celia y Brian solos. O'Conner nuevamente acercó a Celia.

Azul contra verde.

— ¿Crees que sea niño o niña? — preguntó Brian colocando su mano en el vientre de Celia.

La Argent rió ante esa pregunta.

— ¿Enserio me estás preguntando el sexo del bebé?

— Es normal que queramos saber — sonrió Brian. — Para tener una lista de nombres.

Los ojos de Celia quedaron encantados con los de Brian, tal vez con Derek no funcionó, pero fue por esta razón.

Por Brian.

En otra parte del mundo, el amor de su vida la estaba esperando y ahora lo tenía entre sus brazos, una persona que no le preocupaba si su hijo llevaba su sangre o no.

Uno que le acababa de dar un anillo de papel con la mejor promesa del mundo y esa felicidad, nadie podría arrebatársela. 

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