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CAPÍTULO CINCO
[HERIDAS QUE SANGRAN]




















Argent y O' Conner se encontraban en una de las habitaciones del segundo piso de la bodega dejando a los Toretto en la de abajo.

— ¿Dónde aprendiste tiro con arco? — cuestionó Brian observando una de las flechas del carcaj de Celia.

Celia esbozó una sonrisa tocando el collar en su cuello, era una flecha y un arco regalo de su tía Kate Argent cuando... bueno, cuando aún no se descubría que ella incendió la casa Hale, cuando aún la veía como una heroina, como aún era su amiga.

— Mi tía, Kate Argent — respondió Celia mirando el techo. — Ella quería que al menos una de nosotras supiera la verdad de la familia. El verdadero trabajo.

— ¿Qué es?

— Somos cazadores, Brian — respondió la de ojos verdes mirando los azules de Brian. — Mi hermana no lo supo hasta hace unos meses.

Brian notó el dolor en la voz de Celia al mencionar a su hermana menor.

— ¿Te llevas bien con tu hermana? — preguntó Brian.

Celia suspiró pensando en Allison. Su hermanita.

— Allison era todo para mi — confesó. — Murió hace poco a causa de un accidente. — recordó las palabras que su padre le pidió que dijeran en la comisaría. — Cuide de ella desde que nació, mis padres viajaban mucho y se concentraban en otras cosas, así que me propuse cuidar de Allison, intenté protegerla de todo, pero eso no evitó que aquella noche no pudiera salvarla.

La Argent bajo la mirada con pena y evitando que ewacubrieran las lágrimas que resbalaban de sus ojos.

Brian se acercó a ella abrazándola. Él no tuvo un hermano mayor o menor al que cuidar. Pero si veía el dolor en la chica enfrente suyo al hablar de su hermana. Le dolía. Siempre le dolería.

La chica sorbió su nariz con pena.

— Empape tu playera — señaló una mancha en el pecho de Brian.

Brian miró donde ella señalaba. — Se secará.

Argent le dio la espalda dejando que él se cambiara, Brian se sacó la playera dejándola para que se secara. Celia se giró mirándolo, un breve deja vu apareció en su cabeza al recordar la misma escena que tenía enfrente suyo, pero con Isaac y Allison.

Celia sonrió.

— He vivido esta situación en un ángulo diferente— río. — Fue Allison quien estaba en una habitación con un chico sin playera, mi padre y yo entramos por la puerta encontrándolos.

— Creo que es un alivio que tu padre no esté aquí — río.

— Pero está Dom.

Ambos rieron. Celia se acercó a Brian quedando a una corta distancia de él. Llevo las manos a su blusa para sacársela y quedar del mismo modo que él.

— Ahora estamos empate ¿no crees?

Los ojos de Brian vieron el cuerpo de Celia, no quería parecer atrevido, sino más bien su mirada fue a las heridas en sus brazos, cicatrices de garras algo que lo confundió, incluso cicatrices causadas por una flecha.

Pasó la yema de sus dedos por cada una de ella interesado en la historia detrás de ellas. Celia descubrió una cicatriz de herida de bala en Brian.

— Todos tenemos cicatrices de guerra, una historia que contar para después.

Los ojos azules de O'Conner conectaron con los verdes de Celia, una de sus manos acarició su mejilla y mientras ella lo tomaba del brazo. En un acto de impulso, Brian pegó sus labios a los de Celia.

Ella no lo alejó. Siguió el beso.

Tal vez aquella atracción que sintieron desde el tren no era una locura.

¿Qué importaba si borraban la tentación y el deseo de una vez por todas?

Celia se alejó al sentir que el aire le faltaba.

Claro que algo importaba. Dos cosas importaban en ella. Acaba de terminar una relación de casi cuatro años hace tres meses. Y dos, estaba embarazada de ese hombre otra vez.

— Celia...

— Será mejor que olvidemos esto — busco su blusa desesperadamente.

— Celia — Brian la tomó del brazo. — Celia, tú lo sentiste al igual que yo.

— Si lo hice, Brian — lo miró con pequeñas lágrimas en sus ojos verdes causadas por la frustración que sentía. — Pero también he visto cómo las personas que amo terminan muriendo por culpa de quien soy.

— Estoy aquí — tomó la mano de ella llevándola a su pecho donde estaba su corazón. Su latido era rápido.

Se alejó, dando dos pasos hacia atrás. — Termine hace tres meses con mi ex, esto es demasiado rápido...

Brian dio un paso hacia ella, la volvió a tomar de las mejillas. — Entonces hagámoslo con calma. Sin prisa y a nuestro ritmo. Sin ataduras, sin etiquetas, solo Celia Argent y Brian O'Conner ¿aceptas?

Tal vez ese era el momento en que ella se alejaba. En el que salía por esa puerta sin decir nada. La Celia de hace unas semanas lo haría, subiría a su auto sin mirar atrás, sin ver a quienes dejaba.

Pero en cambio en lugar de hacer lo racional, eligió su corazón.

Por fin lo eligió.

— Aceptó.

Brian volvió a juntar sus labios en un beso tierno y dulce, donde toda la adrenalina se juntaba, pero al mismo tiempo el cariño.

— Brian, no quiero ir tan rápido — murmuro Celia.

— Descuida — respondió Brian. Juntando sus frentes. — Puedo dormir en el suelo.

Ella rio al escucharlo, él la abrazó. Un abrazo que la hizo sentir como si todas las piezas de su corazón herido fueran unidas nuevamente.

Brian no era Derek.

Brian no sería como Derek. Y no esperaba que lo fuera.

Ella quería un amor que la consuma, quiere pasión y aventura. Y tal vez una pizca de peligro.
















































Celia despertó con su cabeza recargada en el pecho de Brian. Él depositó un beso en su cabello, había despertado hace quince minutos, pero al ver el semblante tan relajado de Celia prefirió no despertarla.

— ¿Cómo dormiste, Robin? — preguntó Brian.

Celia sonrió al escucharlo llamarla así, ahora tenía un nuevo apodo sin darse cuenta.

— Bien, chico flecha.

Brian se acercó a ella para dejar un beso en sus labios, las cosas entre ellos irían de forma lenta, con la idea de no poner una etiqueta a lo suyo como acordaron anoche, dejar que la conexión entre ambos fluyera hasta donde tuviera que hacerlo.

Ambos se separaron al escuchar ruido, se trataba de la voz de Vince y Dom peleando. O' Conner se levantó colocándose los pantalones y playera, en cambio Celia solo buscó su blusa y salió detrás de Brian.

— ¿Qué ocurre aquí afuera? — preguntó Mia saliendo de su habitación.

Celia y Brian bajaron las escaleras escuchando los gritos.

— ¿Qué diablos les sucede? Son apenas las nueve de la mañana — se quejó Celia.

— Nada.  — respondió Dominic mirando a Celia y a Brian, preguntaría por eso después.

— Por favor, Dom. Solo déjame tomar el chip, y yo se los llevaré, se lo darán a Reyes y todo quedará aclarado.

Argent se cruzó de brazos, todo era por ese chip.

— Vete de aquí. — Ordenó Dominic.

— ¿Qué?

— ¡Largo! — gritó Dom.

Vince lo miró molesto, miró a Mia, pero detuvo su vista en Brian. El rubio cubrió a Celia con su cuerpo.

— Jamás quieres escucharme — hablo Vince. — Ni cuando te dije que él era policía, ni ahora. Jamás confías en mi y mira donde estamos ahora. Mira nuestra familia. ¡No regresaré a casa jamás! ¡Tu hermana está condenada a esta vida! ¡Arrastramos a Celia a este mundo por egoísmo! — Vince señaló a Mia y a Celia. — ¿Dónde está Letty, Dom? ¿Dónde está Letty?

La mención de Letty, fue la gota que derramó el vaso en Celia. Argent empujó a Brian para acercarse a Vince a quien empujó con sus manos.

Sin lograr a moverlo.

— Nadie me trajo aquí por que me amenazaran, Vince — hablo Celia mirándolo. — Todos tomamos decisiones y al mía fue venir, Dom no me obligó, yo lo decidí. Elegí esta vida por que deseaba escapar de la que tenía antes, era esto o ser una cazadora. Y serlo me quito mucho, a mi tía, mi madre y mi hermana.

— ¿Allison murió? — preguntó Vince sorprendido.

— Letty también era mi familia, Vince. Todos tomamos decisiones, Letty hizo la suya, Mia lo hizo, Allison también y yo tomé esta — señaló a su alrededor. — También hiciste la tuya, así que no culpes a Dominic, ni a Brian, ¿Buscas un culpable? Mírate en un espejo y lo encontrarás.

Celia se marchó dándole la espalda a Vince, hablar de muerte nunca le asustó menos sobre la muerte de su hermana, aún le dolía eso no lo negaba. La herida que causó la muerte de Allison Argent es una herida que se abre con el tiempo en Celia.

Brian la siguió al verla subir las escaleras, la tomó del hombro. Argent no dijo nada, solo se aferró a Brian escondiendo su rostro en su pecho dejando que las lágrimas descendieran por su rostro. A O'Conner no le importó sentir empapada su playera, acarició la espalda de Celia para reconfortarla. 

Su dolor sería de él ahora, su pérdida también. Quería ser su refugio, su hogar.

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