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CAPÍTULO VEINTIUNO
[FAMILIA]
Mía y Celia habían salido de su escondite para ir hacia el mercado en búsqueda de las cosas que faltaban para la parrillada.
La Argent se había amarrado el cabello en una coleta alta ocultando sus ojos con unos lentes oscuros.
Mía le agradeció amablemente a una señora mientras le entregaba las bolsas. Celia miró unas fresas que se le habían antojado la noche anterior, el pobre Brian casi sale corriendo de la bodega para conseguirlas.
— Conseguiste tus fresas — dijo Mia al verla con la bolsa.
— Brian ya no tendrá que correr a buscarlas.
Ambas rieron, hasta que sintieron como alguien las tomaba de los brazos tratando de llevárselas a otro lugar.
— ¿Vince, qué estás haciendo? — preguntó Mia al verlo.
— Sino quitas tu mano de mi brazo en cinco segundos, te juro que romperé cada uno de tus huesos de formas que no creías posibles — amenazo Celia mirándolo de reojo.
Su humor había cambiado tan sólo le había puesto una mano encima. Su humor por las fresas se esfumó.
— Las están siguiendo — aviso Vince. — Vengan.
Celia miró detrás suyo, observando como varios de los hombres de Reyes y aquel que estaba en el tren bajaban de una camioneta ingresando al mercado.
Celia le entregó la bolsa con fresas a Vince para que la cargara por ella. Los tres llegaron al escondite donde Brian en cuanto vio al chico junto a Mia y Celia fue hacia ellos notando su molestia.
Celia dio un paso para acercarse a Brian intentando detenerlo, colocando sus manos en sus hombros.
— Tranquilo vaquero — lo detuvo Argent. — La gente de Reyes nos estaba esperando en el mercado, Vince nos salvó.
Brian miró a su chica, para ver a Mia quien asintió y luego miró a Vince quien cargaba la bolsa con fresas entre sus manos.
— ¿Tienes hambre? — preguntó Dom hacia Vince sin mirarle, sus ojos seguían mirando el motor del auto que reparaba junto a Han.
— Si, algo — responde Vince.
Dom lo miró. — Bien, por qué hay que dar las gracias.
Brian se acercó a Vince con Celia a su lado.
— Gracias, Vince — agradeció Brian estrechando su mano.
Celia le quitó las fresas a Vince para dárselas a Roman que estaba a unos pasos lejos de ellos.
— Eso es por chismoso, ayúdame a desinfectar fresas.
Roman rodó los ojos. — Solo ponle agua y jabón.
La chica lo miró. — Te estarás comiendo todos los gusanos — Celia hizo una mueca de asco que hizo reír a Tej.
El moreno que cargaba las fresas siguió a la chica para ayudarle a limpiarlas, Tej y Han se reían de Roman al verlo cargar las fresas y escuchar como se quejaba.
Celia se encontraba sentada en el regazo de Brian, quien la abrazaba, los dos ansiosos por la comida.
— Cuando seamos libres podríamos tener una reunión familiar con mi padre — hablo la chica acariciando el cabello de Brian.
Se escuchaba de fondo la pelea de Santos y Leo sobre la carne quemada. A ella sinceramente no le importaba si estaba en término de carbón, el olor de la carne le estaba despertando el apetito.
— Tú padre va a golpearme — aseguró Brian.
Una risa salió del pecho de la chica al escucharlo.
— ¿Eres hombre lobo? — cuestionó Celia, Brian negó. — Entonces no te matará, al menos te dará una charla sobre asuntos legales e ilegales, pero no va a perseguirte en medio del bosque con una ballesta por dejar a su hija embarazada.
Brian besó los labios de Celia fugazmente.
— Te dije que no dejaría que algo te pasara — murmuró O'Conner. — Nunca te pasará nada. No te volverás a sentir así, otra vez.
Celia sonrió al escucharlo, Brian iba a unir nuevamente sus labios en un beso, pero vio como Roman se acercaba a ellos con un par de cervezas.
— Estamos a menos de veinticuatro horas de la celebración más grande de nuestras vidas — habló Roman mientras les extendía las cervezas.
Celia negó con su mano, en cambio Brian si tomó una dándole un trago.
— Necesitan otro trago, esto es serio — continuo Roman.
— No, gracias. Estoy bien — se negó Celia.
— Vamos Celia, solo un sorbo — dijo Roman. — Para celebrar.
— De verdad, no gracias, mejor vayamos por ositos de goma.
— No lo creo, no puede — dijo Brian con una sonrisa en su rostro.
Celia lo miró de reojo en un intento de preguntar si querían decirlo, pero ambos estaban felices en ese momento. Estaban por hacer algo que muy pocos se atreven y la verdad que deseaba contarles, se habían vuelto su familia.
— ¿De que hablas? — preguntó Roman confundido.
— No puede.
— ¿Cómo que no puede? ¿Qué tiene? ¿Estás tomando pastillas? — cuestionó Roman mirando a la chica quien soltó una risa.
Brian llevó una mano al vientre de Celia frotándolo, mientras que la chica llevaba la mano a su blusa causando que esta se le pegara al cuerpo y se notara una pequeña bolita.
— ¿Qué? ¿Es enserio? ¿Está? — Roman cuestionaba sin poder formular una pregunta en concreto, estaba feliz por ambos.
Tanto Brian como Celia rieron al escucharlo.
— ¿Es la razón de que lo dejarás ganar en los cuatrocientos metros ? — preguntó Roman hacia Dom.
El equipo se acercó hacia ellos, Gisele nuevamente felicitó a Celia al igual que Han quien le entregó una bolsa de ositos de goma. Kane también se acercó para felicitar a Celia, ambas dejaron de lado sus diferencias con mucho esfuerzo.
— Alto, alto, alto, entonces ¿golpeó ese trasero o solamente lo manoseo? — preguntó Tej.
Celia y Brian se miraron, ambos eran conscientes de quién era el padre del bebé, pero a ninguno le molestaba eso en el momento. Celia en cambio se preguntaba si sus amigos los apoyarían al saber que el bebé no era de Brian, pero prefirió guardar silencio.
— Está claro que seré el padrino ¿verdad? — preguntó Han acercándose a ambos.
Roman miró al chico.
— Claro que no hermano, seré yo — aseguró. — Alguien tiene que malcriar al chamaco.
Brian volvió a abrazar a Celia por la espalda dejando un beso en su mejilla. La felicidad estaba en sus ojos.
— ¡Un bebé! ¡Un bebé! — hablaba Roman emocionado.
Mía le entregó a Celia un vaso con agua de fresa que hicieron. Mientas que todos se acercaban al ver a Dom.
— Salud
— ¡Salud!
Formaron un círculo alrededor. Brian se quedó cerca de Argent al igual que Han.
— El dinero viene y va, sabemos eso, pero lo más importante en la vida siempre serán las personas en esta habitación, aquí y ahora. Salud mi familia.
Todos chocaron sus cervezas, Celia su vaso con agua. Estaban felices, con una sonrisa en sus rostros y aquella emoción latente en sus cuerpos.
Tal vez Celia tenía razón, en Beacon no estaba su manda y jamás tuvo una, tampoco el Clan Argent se podía considerar su grupo. En cambio, en esa bodega donde se mantenía escondida y rodeada de todos aquellos que antes eran desconocidos y en semanas se convirtieron en amigos, podría asegurar que encontró una manada. Que encontró a una familia.
NOTA DE AUTOR:
¿Qué tal?
YA LES DIJO DEL BEBÉ HAHAHAHAHAHA
Han sería un buen padrino, pero seamos sinceros, se lo pedirán a Dom jajaja
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Me despido hasta un nuevo capítulo <3
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