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CAPÍTULO CATORCE
[JEFATURA]




































A la mañana siguiente Celia despertó gracias a las ganas inmensas que tenía de vomitar.

No despertó a Brian, tendrían un día muy ocupado como para que lo despertara por algo tan normal en el embarazo.

Decidió darse un baño, a pesar de que vivían en un almacén viejo y abandonado, tenían ciertos lujos que se daban o bien podría esconderse en la cabaña de los Argent.

Celia bajo las escaleras del lugar. Se sentía como cuando estaba en el Loft de Derek. Un espacio bastante grande donde se la pasaba la mayor parte del tiempo.

Pensaba seriamente en conseguir una Diana donde podría practicar con el arco, al menos hasta que pudiera salir de aquel lugar.

— ¿En serio rompiste esa cosa con una llave? — preguntó Dominic a las espaldas de Celia.

Una sonrisa apareció en los labios de la Argent.

— Bueno, aprendí de alguien para romper cosas — sonrió.

— Eres todo una Toretto — Dominic le sonrió.

Celia se sintió alagada, en más de una ocasión le ha dicho que es una Toretto, pero no se sentía como tal, hasta ahora.

— Brian me dio otro anoche — recordó mirando a Dominic. Era raro, se supone que ese tipo de situaciones se hablan con una amiga o una hermana mayor, pero Celia siempre recurría a un chico. —  Dijo que era para que hablara con mi amigo de nombre raro — río. — Pero también siento que fue por Eli.

Dominic se acercó a Celia, quedándose recargado en la mesa.

— ¿Crees que va demasiado rápido?

Celia asintió.

— Empezó como un ligue, algo sin importancia — se encogió de hombros. — Ahora estamos a un paso de convertirnos en una familia y...

— Sientes que la burbuja de amor va a explotar en cualquier momento.

Dom entendía el sentimiento.

Lo vivió con la hermana menor de la chica a a su lado.

Un amor tan repentino, tan cautivados. Que ha sucedido de alguna forma tan única, que el miedo de que sea irreal o un sueño los atormentaba.

— He experimentado eso.

—Allison.

Dom asintió. — El amor es un carrusel, Celia. Te aventuras sin saber en qué momento llegará el punto de bajar.

— ¿Y si quiero vivir en un cuento de hadas toda mi vida?

— Tenemos una vida de autos y motores — Dominic río al igual que Celia. Era verdad su vida estaba en un cuarto de milla. — Si tienes tantas inseguridades de qué depara el futuro, es mejor hablarlo con Brian.

Brian bajo las escaleras en ese momento se acercó a Dominic y Celia.

— ¿Llevas mucho despierta?

— Las nauseas matutinas — recordó Celia. — No es algo lindo que quieras ver.

— Estamos juntos en esto Celia, en las buenas y en las malas. Salud y enfermedad.

Dominic terminó de irse al ver a Mia, el momento del desayuno era importante y más para una mujer en espera de un bebé. Desde el día que se enteraron del embarazo de Celia se dedicaban a consentirla.

— No creo que te agrade tener que criar al bebé de alguien más — hablo Celia.

Todo se reducía en eso. Una duda que estaba en su mente carcomiendola con el pasar de los días.

Brian frunció el ceño, creía que esa conversación la tuvieron antes.

— Los tuyos, los míos y los nuestros, Celia.

— ¿Tienes hijos?

— No.

Ambos rieron.

— Solo trató de decir que en veinte años no voy a quejarme por que Allison o Chris. Será mi hijo sin importar la genética.

— ¡Vamos tortolitos es hora de desayunar! — gritó Roman al verlos.

Celia besó fugazmente a Brian, mientras este levantaba su dedo medio en dirección al moreno.












































Celia se fue con Tej, Brian le pidió que no subiera a uno de los autos por precaución. Principalmente para cuidar de ella y el bebé.

Aún así, Brian sabía que no podía dejar todo el tiempo a Celia fuera de un auto, de alguna forma terminaría subiendo a uno fuera con él o con Dom.

Celia se concentró al escuchar a Santos y Tego a través del radio.

— El número uno está en movimiento  — lo escuchó hablar por el radio seguido del sonido de un motor de auto.

Celia iba marcando en una libreta cada una de las Casas de Reyes.

— Dos en movimiento — dijo Roman al teléfono.

Tacho otra casa.

— Tengo el mío — dijo Han.

Otra más a la lista.

Tej y Celia se escondieron en el techo evitando ser detectados por la gente de Reyes. Ambos traían consigo unos binoculares.

— ¿Entonces tú y Brian llevan saliendo por varios meses? — preguntó Tej mirándola de reojo.

— No— negó. Era la primera vez que iba a explicarle a alguien como conoció a Brian que no fueran los Toretto. — Nos conocimos aquí, en Río. Intenté lanzarle una flecha en la cabeza.

— Wow wow, detente allí, ¿una flecha? Eres una especie de Robin Hood ¿acaso?

Celia río al escucharlo, siempre era la misma pregunta. Robin Hood, Clint Barton en chica, Katniss Everdeen o la hermana perdida de Oliver Queen.

— Tenemos el cinco — aviso Celia al radio informando a los demás.

Otro a la lista.

Permanecieron en el techo mirando las calles en señal de la gente de Reyes, una camioneta negra con vidrios blindados apareció en los binoculares, la siguieron hasta saber en conde entraban, era una locura.

— Se que dijeron que iban a reunir todo en un solo lugar, pero no van a creer esto — dijo Tej al radio.

Celia chasqueó su lengua, se estaba poniendo complicado, pero no imposible.

Tuvo misiones peores.





























El equipo se reunió en el techo de un edificio cercano a donde estaba la Jefatura de policía.

Celia se cruzó de brazos leyendo el letrero "Policía Militar".

— Este trabajo acaba de complicarse — dijo Brian mirando el edificio.

Brian le entregó una bolsa de papas fritas a Celia, ella sonrió al oler la bolsa, sus antojos eran cada vez más notorios.

— Si lo movió a una jefatura de policía debe tener comprada a gente muy importante — habló Roman.

— Yo digo que nos vayamos por donde vinimos — dijo Santos.

— Si, esto no se puede hacer — lo secundo Leo.

— ¿No podemos? — preguntó Han. — Yo opinó que si.

Celia lo miró, le gustaba el entusiasmo que corría por las venas de Han.

— Han tiene razón — dijo Celia mordiendo una papa frita. — ¿Qué hacemos cuando vemos a la policía detrás de nosotros en un auto? Escapar, buscar una salida, un escondite. Siempre hay un plan B, rendirse no es una opción que esté en mi vocabulario, créeme me rendí una vez y eso reveló que mi ex me engañaba.

— Ya la escucharon, la caballería mansa — habló Dom mirando de reojo a Celia. — Las cosas siguen igual. Seguiremos con el plan.

— ¿Qué dijiste? — preguntó Roman. — Esto acaba de pasar de "Misión Imposible" a "Misión: Totalmente loca" Ya olvídenlo, no tengo miedo solo digo que entrar a ese edificio es una locura.

— Yo me encargo — hablo Brian siguiendo a Roman.

La Argent miró detrás suyo como su chico seguía a Roman vivió a morder una papa frita ofreciéndole una a Dominic.

— Es mal momento para decir que alguien de nosotros estuvo en la academia de policía y tiene un gafet que está en su mochila en el escondite. 

— ¿Fuiste agente de policía? — Celia se encogió de hombros.

— En algo los Argent debían de proteger sus trabajos y pedir licencias.

—Buen momento para contarnos tus secretos, Celia ¿Tienes algún otro escondido?

— Los Argent tenemos una casa de seguridad en Río a unas manzanas de aquí, si llegamos a necesitar equipo o algo podemos ir a tomar prestadas algunas cosas.

— Tu padre va a enojarse.

— Para Chris Argent ya soy una decepción, Dom, dime algo que no sepa ya. Su hija dorada murió y la hija que quedó solo es una pieza rota.
































NOTA DE AUTOR:

¿Qué tal? Espero les esté agradando el fic.

He estado notando cierta inactividad en la historia en los últimos capítulos, así que tome la decisión de una meta de votos y comentarios.

Comencemos con 60 votos y 15 comentarios, no cuentan los puntos o emojis.

Me despido hasta un nuevo capítulo <3

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