Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🎄Capítulo Único❄


24 de diciembre de 2023,
20:45 horas.

Noticia de Última Hora...

Este es el noticiero nocturno de Telemundo 47 New York, con las últimas noticias locales.

Interrumpimos la programación regular para informar de un voraz incendio que se originó en un apartamento de un edificio multifamiliar a las 21:40pm.

El cuerpo de bomberos se acercó al lugar después de una llamada al servicio de emergencia. Se dice que a esta hora el incendio ya ha arrasado con varios apartamentos, dejando a más de una decena de familias sin hogar.
Al parecer un corto circuito en la caja del siniestro, desató el desastre.

No sé reportan muertos, pero si varios heridos, en especial en el apartamento en dónde se originó. Un joven y su mascota, fueron rescatados por el capitán Jeon Jungkook, al que hoy una vez más, llaman héroe.

Las víctimas recibieron primeros auxilios en el lugar y fueron trasladados a la clínica más cercana. Están estables según informes médicos.

Seguimos con la programación regular y volveremos con más actuaciones en nuestro próximo noticiero a las 10:00 pm.

Buenas noches, y Feliz Navidad a todos nuestros televidentes.


24 de Diciembre de 2023.
Una hora antes del incendio.


Las bellas calles neoyorquinas cubiertas de nieve, eran iluminadas por las luces navideñas esparcidas por toda la ciudad. En cada árbol, en cada edificio, y sobre todo en las casas.

Los peluches gigantes, carteles con la célebre frase de "Merry Christmas" en las tiendas y cafeterías. Los pinos artificiales con enormes esferas brillantes, junto a los bellos nacimientos bien decorados en la base de estos.

En fin, todo rodeado de alegría, y magia navideña.

Con los brazos cubiertos de bolsas llenas de juguetes y de ropa, Jimin se las ingeniaba para tomar su mocca latte, sosteniendo el vaso con una mano, mientras en la otra mantenía su croassant.

Podía haberse sentado en una cafetería y comer con toda la calma; pero luego de culminar sus veinticuatro horas de turno, se tuvo que dirigir directamente al supermercado, y comprar todos los ingredientes para su cena en la noche. Además de pasar por algunas tiendas con el objetivo de conseguir todo lo que le había pedido su hermana, a "Papá Noel".

Posteriormente de terminar su aperitivo, se encaminó al garaje del mall en donde se encontraba su auto. Debía guardar las compras en el maletero de una vez, o sus brazos terminarían cayéndose.

La temperatura descendía drásticamente después de las seis de la tarde, trayendo consigo un viento gélido y seco. Sacó la llave de su abrigo grueso y afelpado, para abrir la puerta de este con el botón.

— De no ser porque tengo a Chae en casa, no celebraría nada...— reclamaba en voz baja mientras guardaba todo, cuidando que nada se rompiera.

Revisó que los papeles de regalos no se rasgaran ni un poco, mientras sacaba la lista de compras de su otro bolsillo.

— Ok. Tengo las muñecas, los peluches, los patines, sus libros de colorear, su mochila nueva de tinkerbell, y sus juguetes. Listo.

Marco cada apartado en el papel, y esta vez se dirigió a las bolsas de comida que había comprado minutos antes.

— Tengo el pavo, el arroz, las papas, especias, verduras. Harina, azúcar, levadura y la mermelada para el pay. Chocolate, tazas nuevas. Siento que algo me falta— quedó pensativo por unos segundos observando todas las bolsas, optando finalmente por no darle importancia. En caso de que algo le falte, puede regresar por ello más tarde.

Se subió al auto, para finalmente dirigirse a su último y cálido destino. Su apartamento.

A esta hora se supone que debía estar terminando la cena, pero aquí estaba. Maldecía una y mil veces a su jefe por ser un completo imbécil. Un excelente doctor, pero era un grano en el culo cuando se lo proponía.

De por sí su horario ya estaba ajustado. Sus padres por primera vez en año decidieron tomar vacaciones en un crucero, aprovechando las fiestas festivas, y su hermana de ocho años había quedado bajo su responsabilidad. Aunque no creía que sería tan difícil.

Clases vacacionales de inglés, de piano, y de natación. Todo un reto para alguien que apenas y podía cuidar a su gato.

Se vió obligado a buscar ayuda de una niñera que cuidara de su hermana, hasta que el regresara de su trabajo. Sin contar que a veces lo llamaban de emergencias a cualquier hora de la madrugada, porque era el mejor internista del hospital.

Y hablando de niñera...

— Dios, ¿Cómo se me pudo olvidar?

Hace unos días la joven le pidió permiso para salir más temprano en la víspera de Navidad. Quería pasarla con su familia en el campo. Un viaje bastante largo.

Agarró su teléfono del bolsillo, tentando su suerte para no chocar. Manejar con una mano siendo que las carreteras eran prácticamente una pista de hielo, no era nada sencillo.

Al encender la pantalla, el contacto de su niñera se reflejó en ella.

— Marina, lo siento muchísimo— dice al tenerla en altavoz— mi jefe es un idiota, y tuve que quedarme horas extras. Ya estoy en camino.

No te preocupes Jim. Aún estoy a tiempo, el tren sale en una hora. Por suerte hice mis maletas ayer— una risa tímida se escuchó al otro lado de la línea— Aunque tengo a una pequeña ansiosa aquí a mi lado. Quiere hablar contigo.

Jimin sonrió, mientras mantenía la vista fija en la carretera.

Definitivamente ese no era su día, porque como si fuera suficiente, una capa de niebla cubría el camino.

¿Mimi...?

— Hola princesita, ya estoy en camino. Se que te prometí que llegaría temprano, pero...

Salvaste una vida Mimi, eso es más importante.

El mencionado sonrió nuevamente. Su niña no podía ser más inteligente y comprensiva. Aunque él le repetía cada día desde que nació, que la ama más que a nada, ella se aferra a la idea de que salvar vidas es lo primordial.

— Aún así lo lamento. No me gusta romper mis promesas.

No te preocupes. Mis galletas con chispas de chocolate lo van a recompensar.

Jimin palideció al escuchar sus palabras. Eso se le olvidaba. Lo más importante de su lista, se le fue por completo.

En otra vida va a reconsiderar la idea de estudiar medicina, sobre todo si vas a tener a un médico loco cómo jefe.

Perdió la vista en la carretera nuevamente, y se vió obligado a aumentar el nivel de sus luces delanteras, mientras esquivaba algunos autos a su alrededor.

— Tus galletas...

¿Te olvidaste de mis galletas Mimi?

El tono apagado de su hermana no hace más que decepcionarlo de sí mismo.

<<Sólo tenías un trabajo Jimin>>Lo juzgó su mente.

— No cariño, si las compré...— es el peor hermano mayor. No sólo se olvida de las galletas de su hermana, sino que también está mintiendo.

Estaba metido en doble problema. Debe comprar las benditas galletas, pero no puede regresar al supermercado. Está muy lejos y puede retrasar a Marina, quien también cuenta con él para no llegar tarde, y perder su tren.

Sumergido en sus pensamientos buscando opciones, no notó que un camión de bomberos se aproximaba a toda velocidad desde la otra avenida.

La voz de su hermana fue quien lo sacó de sus trance, y justo a tiempo, porque logró frenar en seco, evitando el choque.

Su corazón latía a mil por hora cuando se dió cuenta de lo que estuvo a punto de pasar. Su mente, quedó en blanco.

¿Qué diablos le sucedía?

Es cómo si algo no quisiera que llegué a su destino. Le han pasando muchas cosas en pocas horas.

Unos gritos al fondo de la llamada se comenzaron a escuchar, y su hermana, quien no había dejado de preguntarle si se encontraba bien, dejó de hablar repentinamente.

Jimin con el alma aún en sus manos, sostuvo el teléfono con fuerza.

— ¿Chae qué pasa?

No lo sé Mimi. Los vecinos gritan que hay fuego.

La alarma de incendios se activó, escuchandose de inmediato en la llamada.

— ¿Marina...?

Sigo aquí— responde su niñera con voz temblorosa.

— Salgan del departamento. No bajen por el ascensor, seguramente las escaleras de emergencia estarán ocupadas, pero es lo más seguro. Ya estoy en camino.

No encuentro a tu gato—  la pobre joven se escuchaba agitada. Seguramente por andar corriendo por todo su departamento buscando a su pequeño escurridizo.

Jimin aceleró todo lo que pudo, mientras sostenía el celular en la otra mano. ¿Será que ese camión de bomberos, se dirigía a su edificio?

— No te preocupes, yo subiré a buscarlo. Tu saca a Chae por favor, estoy a unas cuadras.

Cosa que no es mentira. A pesar de casi estrellarse con algunos autos, y perder el control del volante por segundos, Jimin se encontraba cerca.

Una vez llegó a su destino, frenó de golpe dejando el auto a mitad de la calle, viendo como casi todos sus vecinos ya se encontraban abajo.

Algunos temblabam de frío por las bajas temperaturas, y otros observaban preocupados como el fuego iba consumiendo todo rápidamente.

El camión de bomberos ya se encontraba en el lugar, pero debido a la intensidad del incendio, y el tamaño gigantesco del condominio, se vieron obligados a pedir refuerzos.

Buscó a su hermana con desesperación, corriendo entre las personas. Ya deberían estar abajo.

Cuando estaba a punto de entrar en un terrible ataque de pánico por imaginarse lo peor, las localizó a ambas saliendo por la puerta de emergencia. Corrió tan rápido como sus pies se lo permitieron, hasta que llegó a su pequeña. La abrazó y se aferró a su cuerpo como si jamás quisiera soltarla. No soportaría perder a su princesita, la luz de sus ojos.

— ¿Estás bien mi vida?, ¿Te lastimaste?— preguntó con desespero, sin notar como el resto de sus vecinos pasaban a su lado tosiendo, y con la ropa cubierta de hollín.

— No Mimi, estoy bien— contestó la niña mientras sollozaba. Verse entre tantas personas que gritaban, y el humo hacerse más denso mientras bajaban, fue algo traumático para ella- Pero Mingguk, el se quedó. Por favor Mimi, no quiero que se muera.

Su gato. Debe haberse asustado. Seguramente se escondió en algún lugar oscuro del departamento.

Sostuvo las mejillas de su hermana mientras esta continuaba llorando y temblando. Limpió algunas de sus lágrimas, y le dió un tierno beso en la frente.

— No dejaré que le suceda nada a Mingguk. Te lo prometo. Ahora ve con Marina, debes estar lejos hasta que esto pase. ¿Ok?

La niña asiente con su cabecita, aferrándose a la mano de su niñera.

— Muchas gracias Marina. No sé cómo recompensarte.

— Era mi deber Jim. Además, es como si fuera mi hermanita también.

— Te lo agradezco. Ahora alejense de aquí, este humo es tóxico, y puede afectarles.

— Ten mucho cuidado Jim.

Una vez se aseguró de que su hermana y su niñera estuvieran a una distancia considerable, se dirigió a pasó rápido hacia el primer bombero que vió.

— ¿Disculpe...?

El chico lo miró rápidamente, mientras sus manos sostenía un walkie-takie.

— Mi gato, quedó atrapado en uno de los departamentos. Está en el quinto piso.

—¿ Está seguro...?— el joven castaño y de pómulos pronunciados, parecía preocupado y nervioso por otra cosa, pero aún así hacía lo posible por mantenerse senero frente a Jimin.

— Sí. Mi hermana y su niñera salieron hace unos minutos, pero el gato seguramente se asustó y se escondió. Por favor le ruego y lo salven.

El chico lo contempló por unos segundos sin saber que hacer. No obstante, la mirada suplicante de Jimin, lo hizo ceder de inmediato.

— Aquí el teniente Jung...— habló a través del aparato.

Una voz grave y agitada, se escuchó desde el otro lado.

Hable teniente.

— Uno de los residentes dice que su gato quedó atrapado en el quinto piso.

¿Qué departamento?

El bombero lo mira nuevamente, esperando su respuesta.

— El 5D...

— El 5D capitán...— repitió con firmeza.

Nos encontramos sacando personas del séptimo piso. Haré lo posible por llegar rápido.

— Si capitán...

Dichas esas últimas palabras, la voz del otro lado se cortó. Jimin se sintió angustiado por no encontrar una solución. No sabe en dónde se originó el fuego, o si estaba cerca de su departamento.
Puede incluso morir ahogado por el humo.

El bombero lo miró como si le estuviera pidiendo disculpas. Pero, eso no salvaría a su mascota.

Le prometió a su hermana que Mingguk estaría a salvo, y no puede romper otra promesa.

Rápidamente se retiró el abrigo, y seguidamente de este, su bata blanca de doctor. La colocó en su nariz rápidamente, y salió corriendo a toda velocidad hasta adentrarse en el edificio, sin importarle los gritos del bombero.

— ¡Ciudadano!, ¡No puede entrar ahí!, ¡Espere!— aunque el joven hubiera querido ingresar, y detener al imprudente rubio, tenía órdenes claras de quedarse en dónde estaba.

— Capitán Jeon, el dueño del gato acaba de entrar al edificio.

Capitán Jeon al habla. Voy en camino.


🎄🔥❄

El condominio lastimosamente era un completo desastre, y mientras que las llamas arrasaban con celeridad, una capa de humo negro y denso cubría todo el pasillo, quitando la posibilidad de ver.

Al parecer el fuego se había generado por un corto circuito, y por ende todo el edificio había quedado sin luz. Sin contar que el piso parecía una inmensa piscina, gracias al agua que los detectores de humo habían liberado.

¿Qué tan grave tuvo que ser el fuego, como para que los mismos detectores no lograran apaciguarlo?

Jimin ni siquiera veía hacia dónde se dirigía. Sabía que se encontraba en el quinto piso, más no en que dirección quedaba su departamento.

No ayudaba tampoco el hecho de que por cada paso que daba, su tos aumentaba. El ardor de sus ojos era insoportable, dificultando su visión.

Prácticamente se había lanzado a una misión suicida. Sin vecinos que lo puedan ayudar, y con los bomberos dos pisos más arriba. Quizás si fue un poco imprudente, pero tampoco iba a permitir que su pobre mascota se asfixiara lentamente con el humo.

Con su poca visión, pudo ver como una luz brillante se asomaba a través de toda esa humareda tóxica, sin embargo cuando intentó avanzar hacia ella, sus piernas perdieron la poca fuerza que resguardaban, cayendo casi inconsciente en el suelo.

Sus vías respiratorias tampoco respondían del todo, causando que hiperventile de forma exagerada. Por desgracia en el proceso, terminó inhalando más humo; y no hace falta ser un gran médico como para saber que puedes morir con un ambiente tan tóxico como el de un incendio. Suficiente resistió subiendo los cinco pisos.

Podría culpar a la adrenalina, pero ahora estaba sufriendo las consecuencias de sus acciones.

La luz se acercaba cada vez más hacia él, y antes de que sus párpados se cerraran completamente, un cuerpo grande, cubierto por un uniforme de color amarillo y negro, se hizo visible entre ese vapor de color negro.

Siquiera pudo identificar si era joven o un señor mayor, pues traía una máscara de oxígeno que cubría toda su cara. Solo sintió cuando le colocaron el mismo aparato en su rostro sin siquiera preguntar nada, y lo cargaba al estilo princesa como si fuera una simple plumita.

Jimin no perdió el conocimiento, pero tampoco estaba del todo despierto. Su cuerpo sentía todo lo que pasaba, y su cerebro lo mantenía al tanto de todo.

Es por eso que cuando lo colocaron en el piso, y lo removieron un poco, pudo recuperar la conciencia. Estaba recibiendo oxígeno.

— ¿Se encuentra bien?

La voz masculina que se escuchaba como si tuviera alguna interferencia, se ganó toda su atención. Miro hacia al frente, y pudo notar como el bombero que lo había rescatado lo miraba fijamente, esperando cualquier movimiento de su parte.

Jimin algo confundido, y sin poder moverse mucho, tosió varias veces de forma brusca, botando parte de todo lo tóxico que había inhalado.

— ¿Acaso está loco?, pudo haber muerto.

Más que un regaño, la voz del bombero sonaba preocupada.

— ¿Dónde está mi gato?— pregunto Jimin con voz temblorosa y entrecortada. Apenas y podía hablar.

— En mis diez año de carrera, es la primera vez que veo esto. Estuvo a punto de morir, y solo pregunta por su gato— reclamaba en voz baja el capitán de la unidad 3 de Nueva York, mientras le colocaba todo el equipo de seguridad a Jimin.

A estas alturas el joven médico ya se encontraba más despierto. Miró a su alrededor, notando que se encontraban en su apartamento.

No había mucho humo como en el pasillo, pero debían salir rápido de allí.

¿Cómo lo harían?, Jimin no tenía ni idea.

— Aquí está el pequeño ratoncito.

El rubio miró hacia arriba rápidamente, encontrándose con  su pequeña mascota de color blanco y ojos azules, en manos del joven.

Ahora que podía ver mejor y el mareo había desaparecido, pudo notar que era un chico joven, aunque no se le veían del todo las facciones.

— Tenemos que salir de aquí. ¿Cuál es tu nombre?

— Jimin. Park Jimin— afirmó mientras se colocaba de pie con ayuda de la pared, y el brazo sobrante del joven rescatista.

— Muy bien Jimin. Tendremos que saltar de la ventana.

El mencionado abrió sus ojos de par en par. Se esperaba todo, menos esa opción, y menos si era de ese porcentaje de la población, con fobia a las alturas.

— ¿Sal-tar?— tartamudeaba mientras su rostro se volvía pálido. Por suerte tenía la máscara, de lo contrario hubiera sido muy evidente su miedo.

— Sí. Es la única opción que tenemos...— hablaba el capitán mientras colocaba un arnés de seguridad, rodeando la cintura de Jimin, quien en esos momentos, ya se encontraba con su mascota en sus brazos— el incendio se originó en el sexto piso, no hay forma de que regresemos por los pasillo.

Colocó una pesada cuerda en sus hombros, que al parecer tenía varios metros de largo, y lo llevó hacia la ventana de la sala.

— Tranquilo, ya les dije que coloquen un colchón de seguridad. Si caemos, no vamos a morir.

— ¿Morir?— repitió nuevamente, viendo como el chico lanzaba la cuerda por la ventana, quedando una punta amarrada en algún lugar de su sala.

Jimin miró a su gatito, y seguidamente hacia abajo del edificio. Una brisa gélida movió su cabello, recordándole que se encontraban a una altura considerable.

— No puedo hacerlo. No puedo saltar.

— No tengas miedo Jimin. Yo te sostendré, y no te dejaré caer.

— Aún así no puedo, lo siento— negaba fuertemente con la cabeza, entrando en un ataque de pánico.

— Escucha...— vió como el bombero se sacaba la máscara de oxígeno junto a su casco, y lo que vió después de eso, fue el causante de que su miedo se disipara completamente.

Un rostro joven y muy apuesto se hizo visible, y a pesar de que se encontraba cubierto de sudor y manchas negras, aquello no fue capaz de quitarle lo atractivo.

Poseía los ojos más hermosos y llamativos que vió alguna vez; eran tan negros, que estaba seguro que cuando estos miraban las estrellas, cada una de ellas se reflejaban e iluminaban en ellos.

Facciones masculinas, labios rojizos y finos, junto a unos pómulos pronunciados.

Sin darse cuenta, su vista se perdió entre su cabello castaño y ondulado, que se movía suavemente gracias a la brisa fresca de la noche.

Quedó totalmente flechado.

— ¿Escuchaste lo que dije...?

<<Ni un poco>>pensó.

— Perdón, estoy muy asustado...

En parte era cierto. Pero era mejor que decirle, que se había perdido en la profunda, pero hermosa oscuridad de sus ojos.

— Soy el capitán Jeon Jungkook de la unidad tres en New York. Esto lo he hecho muchísimas veces...

El capitán Jeon le retiró la máscara lentamente, y le colocó su casco. En sus años de entrenamiento, le enseñaron que la vida de la víctima, había que protegerla a toda costa, aunque eso implicara, arriesgar la suya.

Una vez con el casco puesto, sus ojos cayeron en el rostro del rubio.

Lo que ambos sintieron cuando se miraron fijamente, sin ninguna barrera o máscara como obstáculo, era un sentimiento difícil de explicar. Sus corazones golpeaban sus pechos como si quisieran escapar, mientras que la sensación de cosquilleo se sentía rara en el estómago de cada uno.

Sus manos se aferraban con fuerza, queriendo brindar una protección más allá de la profesional.

<<Que ojos tan preciosos>>pensó Jimin, olvidándose completamente que se encontraba en el quinto piso de un edificio en llamas.

<<Que mirada tan cautivadora>>por su parte Jungkook, quedó completamente atrapado con las facciones tan delicadas y hermosas de contrario. Nunca había visto un rostro tan hermoso como el de Jimin.

Y lo que ambos se preguntaban sin obtener respuesta en el momento era: ¿Sería eso lo que llaman, amor a primera vista?

— Capitán Jeon, está todo listo.

La voz que se escuchó a través del walkie-talkie sujeto al pecho de Jungkook, fue lo único que logró sacarlos de su pequeña burbuja.

Con el corazón aún en las manos, y el estómago de ambos siendo controlado por sus emociones, se acercaron lentamente, quedando a pocos centímetros.

— Se espera que hayan explosiones...— habló Jungkook en un tono bajo, sin apartar la mirada del hermoso rubio...— necesitamos saltar ahora. Necesito que confíes en mí, Jimin.

El rubio cautivado y atrapado por el momento, siquiera era capaz de pensar claramente. Por parte aquello le avergonzaba como médico, pues sus años de experiencias lo prepararon para reaccionar rápido ante cualquier situación.

— ¿Cómo se llama el gato?

— Mingguk.

Jungkook sonrió, dejando a Jimin mucho más embobado. Casualmente era el apodo cariñoso que le había puesto su madre desde niño.

— Necesito que te aferres bien a Mingguk. Yo me encargaré de ambos. Tampoco mires hacia abajo en ningún momento, y por último, sujetate con todas tus fuerzas. ¿Entendiste precioso?

Jimin quedó perplejo nuevamente, si es que se podía más. Seguramente su rostro había quedado como el de un idiota.

— ¿Me acabas de llamar precioso...?

— Escuchaste muy bien.

— Eres muy descarado...— afirmó mientras hacía lo posible por no reír.

— ¿En serio...?— cuestionó Jungkook, quien ya se encontraba asegurando por tercera vez el arnés de Jimin— En la unidad siempre me destacan que soy muy tímido.

El doctor sonrió sin poder evitarlo mientras agachaba la cabeza; acto, que enternecio al capitán.

— Creo que no te conocen lo suficiente.

— Yo creó que tienes razón.

Y mencionando las últimas palabras, sostuvo a Jimin de la cintura, lo aferró a su cuerpo como un imán, y finalmente se lanzó por la ventana.

Jimin cerró sus ojos con fuerza sin siquiera darse tiempo de gritar. Con un brazo sostuvo a su pequeña mascota, mientras que la otra sujetaba con fuerza el hombro de Jungkook.

Inesperadamente una explosión grande se escuchó en el sexto piso del edificio, y aunque Jimin y Jungkook ya se encontraban en el segundo, la cuerda se removió bruscamente, provocando que se soltara.

Todo pasó en cámara lenta después de aquello. Jimin y Jungkook se miraron por segundos, antes de que el capitán cubriera al rubio con su cuerpo, mientras caían al vacío...

24 de Diciembre de 2024.
Actualidad.

Los accidentes en esta época del año por desgracia, aumentan drásticamente. El hielo y la nieve en las calles y avenidas, provocan muchas caídas y choques.

Los hospitales eran un caos, sobre todo en las salas de emergencias.

En estos momentos, Jimin se encontraba corriendo por el enorme pasillo de emergencias, junto a dos enfermeras, y un paramédico.

— ¿Signos vitales?— cuestionó el rubio.

— Se encontraban en el rango a la mitad del camino, pero aumentaron hace unos minutos. Su presión arterial es de 140/90. Temperatura corporal de 36.5

>>Su pulso es débil, y la respiración irregular.

— ¿Que le pasó?

— Accidente de tránsito.

— Muchas gracias. Yo me encargo del resto.

Jimin rápidamente agarró su pequeña linterna, alzó ambos párpados mientras alumbraba el interior de los ojos con rapidez.

— Enfermera Chae, signos vitales.

— Siguen inestables, doctor Park.

— Necesito a un neurocirujano.  ¡AHORA!

— ¡Doctor Park!

Jimin se colocó el estetoscopio en su cuello nuevamente, mientras observaba en dirección a su llamado.

— ¿Qué pasa?

— Lo necesitan en quemados. Un bombero acaba de llegar con quemaduras de segundo grado.

— ¿Y el doctor Kim?

— Está ocupado con otro paciente.

— Maldición.

— Ya estoy aquí Dr Park.

Jimin respiró aliviado al ver al neurocirujano atendiendo a su paciente.

— Paciente de 45 años, presenta confusión y cambio en la lucidez mental. Además, tiene presión arterial alta y un latido cardíaco irregular. Presenta un accidente cerebrovascular. Necesito una tomografía computarizada del cerebro para determinar si hay algún sangrado, y una resonancia magnética para determinar la ubicación del accidente cerebrovascular.

— Muy bien. Yo me encargo.

Despues de dar su informe, Jimin corrió a toda velocidad hacia el otro lado de la sala de emergencias.

Al llegar, la enfermera abrió las cortinas rápidamente, y la imagen que vió, lo hizo detenerse abruptamente.

— Jungkook...

— ¿Lo conoce Dr. Park?

No le diría, conocerlo.

Había pasado exactamente un año desde la última y única vez que lo vió.

Después de que ambos cayeran en el colchón de rescate, Jimin perdió el conocimiento al momento. Fue llevado a la clínica más cercana, y cuando preguntó por el bombero que lo rescató, nadie sabía sobre él, más que su nombre y apellido.

Intentó buscarlo después de su salida del hospital, en la unidad tres, tal y como le dijo; pero al parecer el bombero fue trasladado a otra unidad. No se le ocurría otra explicación.

— ¿Signos vitales?

— Estables. Perdió la conciencia al llegar aquí. Sus quemaduras son de segundo grado, desde su espalda, hasta la mitad de su brazo derecho.

— ¿Qué le dieron para el dolor?— Cuestionó Jimin mientras revisaba los signos vitales de su salvador, de ojos encantadores.

El destino era una cosa tremenda.

🎄🔥❄



Pasada una hora, Jimin aún se encontraba curando las heridas del Capitán Jeon.

<<¿Qué le habrá pasado para que terminara de este modo?>>Se cuestionaba mentalmente, mientras pasaba las gasas suavemente por las ampollas, cuidando que no se reventaran.

El brazo fue lo más rápido en curar, y ya se encontraba vendando. Las heridas de este no eran de gravedad o preocupantes, pero en la espalda, la situación era distinta.

Si bien no era una quemadura de tercer grado, las de segundo, lograban afectar considerablemente la piel, e incluso el músculo.

Con sus guantes puestos, y los lentes en la punta de su nariz, las gotas de sudor descendían lentamente desde su sien, hasta culminar en su cuello.

¿Estaba nervioso?

— ¿Qué diablos te pasa Jimin? Eres doctor.— mencionó en voz baja, para que la enfermera no lo escuchase.— Pinzas por favor...

Un querido de dolor lo hizo detener todos sus movimientos. Jungkook en estos momentos se encontraba acostado de un lado, dándole la espalda a Jimin.

— Colocarle 10 mg de morfina para el dolor. —dijo en susurro, con tal de no despertarlo. Al parecer se había quedado dormido de nuevo.

Después de terminar con la curación de su espalda, y dejarle el resto a la enfermera, se fue nuevamente, para seguir ayudando a los pacientes que, seguían llegando.

Pasaron cinco horas, para que el capitán Jeon despertará de una larga siesta.

Abrió sus ojos lentamente, pues sentía que sus párpados cargaban un kilo de plomo. Miró a su alrededor, notando que se encontraba en un hospital.

Ahora recordaba todo.

Por salvar a un pequeño cachorro, cubrió su pequeño cuerpo con el suyo, de una explosión potente. Parte del techo de madera incendiado en donde se encontraba, le cayó en el brazo.

— Me alegra que despertara capitán Jeon.

Salió de su ensoñación, cuando una dulce y conocida voz capturó su atención.

No hizo falta que la escuchara tres veces, la reconocería en donde fuera. Jamás la olvidaría.

A su lado se encontraba el hermoso rubio del que se enamoró a primera vista hace un año, casualmente en Navidad también.

Jamás pasó por su mente que fuera un doctor. Verlo con la bata blanca, un estetoscopio rodeando su cuello, y una tabla llena de papeles en sus manos, lo enamoró mucho más.

Seguía tan hermoso como la primera vez que lo vió. Los rayos del Sol que se colaban por la ventana de su habitación, iluminaban su piel de tal forma, que parecía un precioso Ángel.

— Me presento. Soy el doctor Park Jimin, y estaré a cargo de su cuidado, Capitán Jeon— dijo el joven médico, mientras estiraba su mano, manteniendo una sonrisa eufórica.

— Así que doctor...— respondió Jungkook correspondiendo el saludo, así como también la sonrisa su bello doctor.

— Capitán Jeon, sufrió quemaduras de segundo grado en la espalda y la mitad de su brazo. Solo el 3% de su cuerpo está quemado. Mientras esté en el hospital, yo personalmente le haré las curaciones, y cuando reciba el alta, debe venir todos los días para su tratamiento. Actualmente estará con 10mg de morfina cada cuatro horas para disminuir su dolor, pero la dosificación ira disminuyendo con el paso de los días, según su avance. No se le ha infectado las heridas, y sus ampollas siguen intactas. Signos vitales, totalmente estables. ¿Tiene alguna, duda capitán?— cuestionó el rubio manteniendo la misma sonrisa, mientras apartaba la vista de los papeles.

— Sí, me quedó una duda.

— Adelante.

— ¿Alguna vez alguien le dijo lo hermoso que es?

Jimin soltó una carcajada...— Fíjese que sí. Un bombero muy descarado que me salvó la vida, le dió por coquetearme en el quinto piso de un edificio en llamas.

— ¿En serio?— necesito hablar con ese joven. Quiero consejos.

El rubio río tímidamente esta vez.

— Un gusto verte de nuevo, capitán Jeon.

— Lo mismo digo, doctor Park.

Esta vez sonrieron al mismo tiempo, como un par de tontos.

— Que rara manera de reencontrarnos después de un año.

— Así como también la manera de conocernos. Espero y esta vez no desaparezca, doctor Park.

— Lo mismo para usted, capitán Jeon.

Dos almas gemelas unidas por el destino, o más bien por un incendio que se originó en el quinto piso de un edificio.

¿Quién lo iba a pensar?

Un amor fogoso e intenso que surgió, en un "Rescate de Navidad".








Fin.

Resurgí de los muertos nuevamente. Creo que a este paso me volveré inmortal😔una disculpa.

Experiencia:

Cuando era niña amaba la Navidad, pero ahora de adulta, sinceramente me da igual(Cosas de la vida). Se me ha dificultado demasiado escribir esta historia, porque además de que es un temática que nunca escribí, no supe muy bien como transmitir el espíritu navideño.

Es una historia romántica y cliché. Tampoco es lo mío😂😂😂pero espero les guste solecitos.

Quiero agradecer nuevamente a mi mejor amiga JKJMSHIP. Ella es doctora, me ayudó con el tema médico. Aunque bueno, ella siempre está dispuesta a ayudarme en todos los temas.

Espero cumplir con sus expectativas. Si veo un error, o mala redacción, más adelante lo corrijo.

Feliz Navidad, y próspero año nuevo❤🎄🥰

Las amo❤❤









Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro