Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37


31/10/2018
22:30 Pm

La felicidad es efímera, nunca podrá ser eterna para aquellos seres atormentados...

¿Tal vez?

Solo una frase podemos decir hoy "Truco o trato"


El Halloween es una tradición divertida para los niños y algunos adolescentes, ¿Qué mejor que caramelos gratis y fiestas de disfraces?

Oh hermoso Halloween, ¿Qué sorpresa le tienes a nuestros protagonistas? ¿Serás piadoso con estas pobres almas que siempre han estado ligadas al dolor?

Por favor aterrador Halloween, no compliques más las cosas, hazlos reír y disfrutar de la noche, que coman caramelos y luego a casa nuevamente con sus familias.

Lamentablemente esta celebración no será misericordiosa con ellos, las juveniles almas no podrán disfrutar de la noche, no llegarán a casa con la misma sonrisa...

En un baño se encontraba un pequeño de seis años vestido completamente de negro y con una capa del mismo color pintándose la cara de blanco, hoy era Halloween y decidió disfrazarse de vampiro.

-Mocoso ¿Estás listo?- Gritó un adolescente enojado a lo lejos.

-Katsuki, no aceleres a Kota- Le regañó la adolescente por lo cruel que era con el menor -Tómate tu tiempo Kota, nosotros te esperaremos-.

Kota sonrió ante lo dicho, disfrutaba escuchar los regaños de Mei hacia Katsuki, en su mente infantil se percataba que la única persona que lo domaba de esa forma era ella.

Era incómodo y frustrante para el pequeño, su tía salía con un hombre demasiado amable que tenía a un hijo con carácter explosivo, y lo peor a ambos adultos se les ocurrió que saliesen los dos a pedir caramelos.

Él quería ir con su tía, pero decidió aceptar porque sabía que ella deseaba asistir a la fiesta de la tía Tiger, además se lo debía por lo de la última niñera, pero decidió aprovecharse como gozo personal, le pidió al tío Masaru que Katsuki fuese disfrazado.

Y como buen adulto que desea hacer feliz al sobrino de su novia, dijo que sí, también quería que Katsuki y él se llevasen mejor, porque al final de cuentas si todo funciona de excelente forma, ese rubio de ojos carmesí tal vez se volvería su primo y vivirían bajo el mismo techo.

A veces los enemigos debían tener acuerdos de paz por una buena convivencia...

Una vez listo se colocó los dientes falsos, y salió del baño.

Cuando llegó al living observó con diversión al rubio, el cual tenía sobre su cabeza orejas de lobo falsas y una cola, además un collar rojo con puntas de metal negras de perro, luego miró a la pelirosada, la cual también poseía orejas, cola y un collar rosa.

Eran una pareja de ¿licántropos?, de seguro la idea fue de la muchacha.

-Me gustan tus orejas Mei- Dijo el niño a la joven.

Mei sonrió ante lo dicho, ella no comprendía el motivo del rechazo de parte de Katsuki hacia el tierno niño -Muchas gracias Kota, tú te ves aterrador-.

Katsuki solamente gruñó.

-Excelente Katsuki, te has metido en papel al pie de la letra- Dijo el niño burlesco.

El rubio frunció el ceño, iba a decir algo, pero Mei lo observó con seriedad, conocía a su novio y sabía que él no temería ser cruel con un niño.

-Vayámonos muchachos, antes de que se acaben los caramelos- Dijo Mei animada.

Kota agarró su calabaza que se encontraba en la mesa de centro y salió de la casa sin decir palabra alguna.

Iba a ser una larga y pesada noche para la adolescente.

Katsuki Bakugo caminaba molesto por las oscuras y concurridas calles de uno de los tantos barrios de la ciudad, estaba agotado de caminar y estar pendiente de un niño tan gruñón como él, lo único que calmaba su enojo era su novia, que amablemente se ofreció a acompañarlos, porque conociendo a Katsuki sabía que estallaría en plena calle y abandonaría al pequeño Kota a su suerte.

Porque ambos chicos se llevaban como el perro y el gato, simplemente no se soportaban.

Para Katsuki, conocer a esos peculiares amigos de la novia de su padre fue interesante, sin mencionar sus apodos, para el adolescente eran raros, pero sin duda buenas personas, ideales para su solitario padre.

Todo iba bien, Katsuki se sentía orgulloso, su padre tenía novia y nuevos amigos, y a él también le estaba yendo bien en clases, no tenía problemas con sus compañeros y estaba junto con Mei todo el tiempo.

¿Qué más podría pedir Katsuki? Al fin tiene lo que siempre quiso y más...

Oh Halloween, no traigas a los demonios esta noche, no envuelvas a estos jóvenes en la oscuridad eterna, no los hagas sufrir, solamente son unos niños.

-Katsuki, eres un anciano- Dijo el de cabellos castaños -Uno amargado que no sabe disfrutar el truco o trato-.

El rubio ceniza observó al niño, quería arrojarlo a la basura, pero tenía que recordar que era un mocoso de seis años, a los renacuajos no se les debe amenazar ¿Está mal hacer eso? ¿Cierto?

-¡No soy un maldito anciano!- Dijo furioso -Me duelen mis jodidas piernas y no comprendo la diversión de recibir caramelos de extraños ¿No es raro eso?-.

El niño lo observó fijamente, una parte de él deseaba golpearlo en la entrepierna, pero no malgastaría su tiempo en lastimar a ese idiota, Kota deseaba disfrutar la noche.

¿Por qué la felicidad no es duradera? ¿Por qué los monstruos están libres en la noche? ¿Por qué los adultos no se percatan del peligro que proviene de ese hombre?

Kota caminaba alrededor de varios adultos que acompañaban a sus hijos en esta típica celebración, todo eso lo deprimió, era su primer Halloween sin estar de la mano con sus padres.

Katsuki observó a Kota, estaba al tanto de la situación del pequeño, y su mirada lo delataba.

-Que dices si jugamos un videojuego de los que tanto te gustan cuando regresemos- Dijo intentando sonar amable.

Mei al escuchar a su novio sonrió orgullosa.

El pequeño sonrió y dijo -Te venceré-.

-Ya lo veremos enano- Dijo con una sonrisa en su rostro.

-Corrección muchachos- Dijo Mei con seriedad -Yo les venceré a los dos-.

Ambos se quejaron al unísono, ahora si deseaban ganar, principalmente Kota, ya que una niña no debía ganarle.

Los tres reían, hasta que Katsuki se percató en el lugar que se encontraban, lo cual como reflejo agarró la mano de Kota y de Mei, tenían que largarse lo más pronto posible.

Mei observó extrañada a Katsuki, usualmente no le daba la mano sin decirle primero, y mucho menos le daría la mano a Kota.

¿Qué demonios ocurría con su novio?

-Mei, estamos a una cuadra de la casa de él- Susurró el rubio asustado.

La pelirosada inmediatamente comprendió a que persona se refería, y suplicaba por todos los dioses existentes no toparse con ese monstruo, y mucho menos que caminaban con Kota, lo mejor era devolverse.

La noche de brujas comenzó, los monstruos son libres por hoy.

-Vayámonos a otro barrio, aquí son unos tacaños- Mintió Mei para no extrañar al pequeño.

Katsuki se alivió al saber que Mei comprendió, por lo tanto, se dieron la vuelta, y comenzaron a caminar de regreso, pero para su desgracia ellos ya estaban en la boca del lobo.

El adolescente frenó inmediatamente al ver esa verdosa mirada dueña de sus más aterradoras pesadillas.

Hisashi Midoriya nuevamente lo haría sufrir.

El rubio se asustó, no sabía qué hacer, debía proteger a Mei y a Kota, ese asqueroso hombre podía herirlos de la peor manera posible, pero por la mirada que le dio daba a entender de que los tres sufrirían.

Al pensar en los posibles escenarios Katsuki pensó en Kota, no quería que ese mocoso se transformase en un demonio como él, no quería que alguien tan inocente y sano tuviese que ver la maldad del ser humano a tan temprana edad, debía hacer algo, pero ¿Qué?

-Hola Kacchan- Dijo con falsa amabilidad, luego miró a Mei -Hace un tiempo me topé contigo, eres la amiga de Katsuki-.

Mei lo observó asustada, intentó buscar ayuda de alguien, pero no había nadie, ningún adulto y niño estaba presente.

-¿Quién es ese niño tan adorable?- Preguntó con una amplia sonrisa.

Al ver esa mirada Katsuki quiso vomitar, pero se recompuso al sentir la tiritona mano de Kota, el niño sabía que estaba en peligro.

-Katsuki, tengo miedo- Dijo Kota asustado al ver el rostro del adulto -Ese hombre ¿Quiere asaltarnos?-.

Al escuchar eso suspiró aliviado, el niño no sabía que era lo que en verdad deseaba ese monstruo, solo Mei y él sabían la realidad que les esperaba.

Él quería que ese niño continuase con su mente inocente aún, lentamente sacó de su bolsillo del pantalón su celular y se lo entregó a Kota.

Hisashi se acercó, sabía que darse la vuelta y correr era mala idea, jamás había que darle la espalda a alguien, así que se le ocurrió la brillante idea de correr hacia el adulto y empujarlo.

-Kota, Mei huyan- Dijo Katsuki aprisionando a Hisashi en el suelo.

Mei observó a Katsuki y sonrió con tristeza -Kota, huye lejos de él y llama al papá de Katsuki, dile que estamos con Midoriya, también llama a la policía ¿Entiendes?-.

Ella simplemente no podía dejar solo a su novio, de alguna forma juntos huirían, solo debían tener fe y lograr escapar juntos.

El niño de cabellos castaños asintió asustado, y comenzó a correr ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué Katsuki se asustó y se lanzó sobre él? ¿Por qué los miraba de esa forma extraña? ¿En verdad era un ladrón?

Kota corría y corría, no sabía cuantos minutos habían pasado, pero el pobre aún no lograba encontrar a un adulto para pedirle ayuda.

Estaba solo con el celular en un barrio en el cual no conocía a nadie, pero tenía que calmarse, llorar no ayudaría a la situación en absoluto, tenía que llamar al tío Masaru, él resolvería todo.

Encendió el celular, no sabía leer ya que recién iba en Kinder y no le habían enseñado aún hacerlo, pero si sabía que al presionar el ícono de una persona naranja era para buscar los números de las personas, lo presionó y vio que tenía unos pocos números de contacto.

En favoritos tenía dos, con distintos nombres, y comprendió que uno de ellos debía ser de Mei porque tenía un corazón, así que el otro de seguro era el número de Masaru.

Lo presionó y suplicó que contestase pronto...

Los segundos pasaban y aún no contestaba, comenzaba a sentir más frío por la brisa de la noche.

"¿Katsuki? ¿Qué ocurre?"

Kota sonrió aliviado y con la voz tiritona comenzó a explicarle paso por paso lo sucedido.

-Tío tengo miedo, no hay nadie y no sé dónde estoy- Dijo el pequeño mirando a su alrededor en búsqueda de algún adulto responsable.

"Kota, no cortes y quédate quieto, con tu tía te iremos a buscar, también llamaré a la policía y traeremos devuelta a Katsuki y a Mei" Dijo Masaru con calma, estaba asustado, pero tenía que preocuparse por el niño.

-Niño, ¿Es cierto lo que has dicho?- Preguntó alguien a lo lejos, cosa que asustó al niño provocando que el teléfono celular cayese al duro asfalto y se quebrase.

-P-por favor, no me lastimes- Dijo el pequeño observando el suelo asustado.

Escuchó a la persona acercarse, tenía miedo y no quiso alzar la mirada.

-Niño, no te haré daño, te lo prometo- Dijo la persona.

Kota decidió levantar la mirada y se sorprendió al ver que era un adolescente, no era un adulto peligroso, pero se le hacía conocido.

-Mi nombre es Izuku- Dijo el adolescente de cabellos rebeldes.

El niño observó los ojos verdes esmeralda por unos segundos, ese muchacho se veía nervioso, pero decidió confiar -Mi nombre es Kota... y yo me perdí, y no sé qué hacer-.

-Kota ¿Cuál es el apellido de ese tal Katsuki?- Preguntó Izuku preocupado.

-Bakugo, él es hijo del novio de mi tía- Dijo intentando mantener la calma -Él con Mei me acompañaron a pedir caramelos, pero un hombre de cabellos castaños llamado Midoriya apareció y Katsuki se asustó y se lanzó sobre él-.

Izuku se extrañó ante lo dicho, Katsuki no tenía padre, pero en si dudaba que existiese tal vez otro Katsuki Bakugo en este barrio.

Pero el problema era ¿Por qué su padre estaba metido en esto? ¿Qué hizo ese monstruo?

-Vayamos a mi casa, llamaré a la policía desde allí, porque para ambos es peligroso estar solos de noche- Dijo Izuku ofreciendo su mano al pequeño -Confía en mi Kota, te prometo no lastimarte-.

-Está bien- Dijo dándole la mano.

Comenzaron a caminar en dirección a casa de Izuku, el cual le preguntaba sobre lo sucedido y que aspecto tenía el hombre.

Izuku deseaba que fuese una equivocación, pero por la descripción del sujeto, sin dudas era su padre.

La pregunta del millón es ¿Qué demonios quería ese monstruo de Katsuki?

Algo en Izuku le hacía tener sospechas, porque a pesar de haber sido un niño callado y llorón, se fijaba de esas miradas extrañas que su padre le daba a su amigo en ese entonces.

En la actualidad, ya con más raciocinio y entendimiento de lo mierda que puede ser el ser humano y lo dicho por Kota comprendió que esa joven y Katsuki corrían peligro.

Necesitaban un policía lo más pronto posible.

Por favor oscuro Halloween, no hagas esos dos adolescentes sufran... 

Continuará el 31 de Octubre

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro