Capítulo 25
Del fin a un nuevo comienzo.
Masaru Bakugo
El destino es extraño, divertido y a veces muy cruel, Masaru Bakugo hace poco charló con su hijo y se divirtió, por primera vez en más de catorce años dejó de sentirse sólo, una charla con Katsuki, y el dolor se esfumó, un intento de suicidio y logró conocer a Katsuki Bakugo, a su hijo, a un pobre adolescente que sufre y hace sufrir.
Camino por la concurrida ciudad, la charla con Katsuki me hizo sentir feliz, teníamos tantas cosas en común, en especial nuestro amor por el arte, es interesante, pero sentí al verlo una extraña conexión, es como si lo conociese de toda una vida...
Ya quiero que sea mañana...
Hospital
Llegué al hospital y me encontré con Sarah, ella observaba concentrada una ¿identificación de identidad?
Ignoré eso y seguí mi camino, pero ella se dio cuenta de mi presencia y sonrió -Doctor Bakugo, por casualidad usted tiene un hijo?
Observé el suelo recordando mi tormentoso pasado, ese horrorosos fragmentos de mi vida donde perdí toda esperanza de tener hijos, toda esperanza para poder tener alguien a quien proteger.
"Inko, ¿tu crees que algún día Mitsuki me ame?"
"Ella te ama a su modo"
"Mitsuki, esta será la casa de nosotros y nuestros futuros hijos"
"¿Quién mierda querría ser la madre de un hijo tuyo? ¡Imagínate! Ese niño sería patético"
"Mitsuki, tienes razón..."
"Correcto Masaru, por eso confórmate de estar solamente conmigo"
"Señorita Sosaki, ¿Un hombre tan patético como yo merece tener hijos?"
"Señor Bakugo, usted no es patético"
"¿No lo soy?"
"Claro que no, usted es un buen hombre que no ha encontrado a esa persona especial"
-Yo no tengo hijos y tampoco sobrinos- Dije cortante y luego la observé -¿Por qué pregunta?
"Señorita Sosaki, duele no tener a nadie"
"¿Por qué dice eso?"
"Yo no tengo familia alguna, y mucho menos amigos"
"¿Me podría decir el por qué?"
"Aún no estoy preparado"
"Está bien"
Sarah me entregó la identificación y dijo de forma inocente -Es de un adolescente que vino en la tarde a ver al paciente Midoriya... se parece un poco a usted-.
Antes de ver la imagen leí el segundo apellido, y algo en mi me provocó escalofríos, "Bakugo Fujioka Katsuki"
"Mitsuki, quería preguntarte algo"
"Dilo cariño, no muerdo"
"¿Te gustaría algún día dejar de ser Fujioka Mitsuki, para convertirte en Bakugo Mitsuki?"
"Masaru me encantan tus bromas, pero esta no es para nada graciosa"
"¿Broma? Mitsuki, ¿qué hay de malo con querer casarte conmigo?"
"Simple, ¿quién diablos querría tener un apellido como el tuyo? confórmate con ser mi pareja..."
"Señorita Sosaki, detesto mi apellido..."
"¿Por qué lo detesta señor Bakugo?"
"Porque es horrible"
"¿Quiere decirme el por qué detesta?"
"Lo siento, pero aún no estoy preparado para decirle"
Era imposible, ¿Por qué el apellido de Mitsuki y el mio están en esa identificación? ¿Veo la imagen? ¿Por qué temo verla? ¿Es por el nombre del muchacho? ¿Y si es él? ¿Por qué me viene el rostro de ese adolescente?, creo que lo mejor es ver la imagen de una vez por todas.
Sentí un nudo en la garganta, solo quería llorar como un bebé, debía marcharme, no quería que viesen mi lado débil, me marché rápidamente con la identificación de Katsuki y me encerré en el baño privado y al fin comencé a llorar...
"Yo soy quien destruye la vida de las personas a mi alrededor, yo soy él que se burla y golpea a los débiles"
"Morir es lo mejor, lo mejor para todos"
"Son geniales, ¿te gusta dibujar bosques?"
"Masaru, gracias por salvarme"
"Lo volvería hacer..."
"Señor cuatro ojos, usted me deberá llevar a la comisaría, puesto que mi vieja no tiene teléfono celular, además no tengo padre"
"No tengo padre"
"Masaru, gracias por salvarme"
Tengo un hijo, un hijo producto de Mitsuki y de mi persona, un chico burlesco, uno que refleja en su mirada temor y soledad, un momento él se odia, hace unas horas se intentó de lanzar a las vías del tren.
Mi hijo desea morir...
Es gracioso, pero por primera vez odio a Mitsuki, esa mujer no me dio la oportunidad de conocer a Katsuki, de ver sus primeras pisadas, su primera navidad, su primer cumpleaños, su primer día de clases, me quitaste su niñez.
Por tu culpa me perdí sus primeras palabras...
¿Katsuki me odiará al enterarse que soy su padre? ¿Algún día me dirá papá?
Mitsuki, juro que te encontraré y si es que descubro que tu eres la culpable de que mi hijo actúe de esa manera, conocerás mi peor lado...
Porque si tengo que quitarte la custodia, lo haré sin importar que llores, no permitiré que lo destroces como lo hiciste conmigo.
-Katsuki, espérame- susurré a la nada con la esperanza de que tal vez me escuchase donde quiera que esté, pero debo estar tranquilo mañana lo voy a ver y lo conoceré mejor, aunque creo que lo mejor es ser primero su amigo y luego decirle quién soy en verdad, no quiero que él colapse con esa información de forma tan repentina.
Bueno, creo que es hora de trabajar...
-Señor Bakugo, tiene que ir hacer las revisiones del nuevo paciente- Dijo Sarah sin preguntar lo sucedido anteriormente.
Nadie pregunta sobre mi vida, es lo mejor, no deseo involucrarme con nadie...
Sarah me observó extrañada y dijo con una leve sonrisa -Señor Bakugo, tiene una linda sonrisa-.
Quedé anonadado, ¿sonrisa? ¿desde hace cuánto que no he sonreído? ¿por qué sonrío? Cierto, sonrío porque Katsuki es mi hijo.
La ignoré y me fui a ver a mi nuevo paciente, antes de entrar en la habitación solté un suspiro, según sus papeles se llamaba Midoriya Izuku, otro adolescente más en este cruel mundo que se intenta suicidar.
Me fue inevitable pensar en Katsuki, un adolescente, básicamente un niño deseando morir.
¿Qué ocurre en su vida diaria para convertirse en una masa de dolor autodestructiva? Aunque mi pregunta constante es ¿qué ocurre en la vida personal de esos niños y adolescentes que adoran hacer sufrir a los más débiles? ¿Son así por qué quieren o ellos sufren y estallan dando como consecuencia el maltratar a otros?
Midoriya Izuku ¿qué es lo que te han hecho para querer matarte y lanzarte por una ventana?
Ingresé a la habitación y observé a ese pequeño enyesado, se veía tan frágil con esos rasmillones que resaltaban en su tez blanca, y sus pecas y cabellos esponjosos lo hacían ver como alguien inocente.
Parecía una figura de porcelana trizada.
Me acerqué y dije de forma pacífica -Mucho gusto Izuku, soy el doctor Bakugo Masaru y voy a atenderte hasta que se sane tu brazo y pierna al cien por ciento-.
Él adolescente me observó un poco asustado a la hora de presentarme, -Tranquilo, yo solo estaré para ayudarte a sanar, no te lastimaré-.
Midoriya tragó nervioso -Si lo sé, solo me sorprendió su apellido-, dijo lo último con un leve susurro.
-¿Apellido?- Pregunté extrañado, cosa que provocó que se tensase la mandíbula de Izuku, -No importa, ¿Doctor estoy muy mal?-.
Lo observé con extrañeza, pero preferí ignorarlo no iba a exigirle a que me dijese sus problemas -Bastante bien para haberte lanzado por una ventana, por lo que vi en tu radiografía de la pierna, solo tienes una pequeña fractura en tu pierna, tendrás que usar yeso por unas semanas, aunque todo depende si te sobre esfuerzas-
23:00 pm
Hogar dulce hogar, de vuelta a la soledad y angustia que carcome mi alma, el trabajo fue agotador como siempre.
Odio no estar en el trabajo, desearía que fuese eterno, pero de a poco todo va a cambiar, en un futuro, espero no tan lejano, Katsuki sabrá quien soy y me dirá tal vez padre o papá.
Sería mi sueño hecho real, mi hijo y yo pasearíamos y le daría todo lo que no pude darle...
Solo un poco, cuando nos hagamos amigos te lo diré e iré a tu casa a hablarle a Mitsuki.
Dios, te suplico que no me arrebates esta última oportunidad para poder ser feliz, porque dudo lograr seguir viviendo en esta horrorosa oscuridad llamada: mi vida.
Ya me lo imagino, ambos yendo a un lago a pescar o a la playa, o simplemente comer un helado, me gustaría haberle comprado juguetes y enseñándole a andar en bicicleta.
¿Cómo sensación habrá sentido Mitsuki al escuchar la primera palabra de él?
Te envidio Mitsuki, solamente tu pudiste entregarle cariño, solo tu lo arropaste en las noches y le contabas cuentos.
Solo tu le diste cariño y protección cuando era pequeño...
Te odio, me arrebataste lo que siempre quise, tener a mi hijo en mis brazos.
Pero ahora que lo conocí no me queda otra que recuperar el tiempo perdido.
O dejo de llamarme Bakugo Masaru.
Bakugo Katsuki
Abrazar a Mei es una sensación única, sus abrazos siempre me relajan, me ayudan a olvidar toda la mierda que vivo a diario, la aceptación y el cariño de ella es algo incomparable, con cada abrazo que me da, me provoca algo extraño en mi cuerpo, no sé por qué, pero me agrada esa sensación.
Aunque temo admitirlo, pero ese frágil ángel está condenada a estar conmigo, porque no existe una rehabilitación de lo que siento por ella...
Mei, te has vuelto mi droga, y estoy completamente adicto a tus abrazos.
-Si tus padres preguntan, me caí por la escalera de mi casa...- Dije con seriedad, nadie debía descubrir mi vida diaria, es un secreto de ahora dos personas.
Mei me observó fijamente y asintió resignada -No lo diré, pero prométeme que nos veremos todos los días...- frunció el ceño -No quiero que estés devuelta en esa casa con esa mujer-.
Mi querido ángel, se que me quieres lejos de mi casa, pero me es imposible, ya estoy atado en ese mundo, no deseo huir, quiero enfrentar las cosas.
¿Por qué no puedo ser como cualquier otro adolescente? ¿Por qué no puedo divertirme y esperar un hola y un abrazo de mi madre cuando llego a casa después de clases? ¿Qué se siente que te amen de forma fraternal?
-Mei, el hombre que me salvó es alguien muy amable- Sonreí al recordar a Masaru -¿Podría decir que es mi héroe?- dije lo último para mi mismo.
Mi amiga me dio una cálida sonrisa y dijo -Me gustaría conocerlo para darle las gracias-.
-Lo veré mañana, me invitó a comer...- no alcancé a terminar debido a que golpearon la puerta.
Eran los padres de Mei, llevaban como siempre una sonrisa puesta en el rostro, pero siempre veo en la mirada de la señora Hatsume tristeza, de seguro por la condición de Mei.
No debe ser fácil ver como su hija se hiere a si misma solo por querer ser bonita, Mei es bonita solamente ve en los estúpidos espejos algo que no es, como desearía eliminarlos, alejarlos a todos y a cada uno de ella.
-¡Katsuki! ¡¿Qué te ocurrió?!- Exclamó la mujer preocupada, el padre de Mei corrió hacia mi y me observó el rostro y la muñeca -Katsuki, ¿Estás bien?-.
Quería llorar, en especial al sentir el abrazo de la señora Hatsume, se me formó un nudo en la garganta, yo podía decirle en esos segundos a ellos "mi mamá me golpea", pero preferí decir de forma calmada y sin importancia -Me caí de la escalera-.
Los señores Hatsume me observaron fijamente, se notaba que no me creyeron, pero lo dejaron pasar.
Pésimo error, ¿Por qué los adultos ignoran lo obvio? ¿Por qué no intervienen cuando sospechan que ese adolescente miente? ¿No desean entrometerse en cosas que no les incumben? ¿No ven que esas miradas gritan pidiendo ayuda?
Si supieran cuantas almas son llevadas por el viento por simplemente dejar pasar las cosas... si no se interviene puede que un alma sea arrastrada por la fuerza hacia la oscuridad.
¿Cuántos adultos y maestros dejaron pasar los moretones de un niño? ¿Cuántos prefirieron creer en la típica mentira de "me caí de la escalera"? ¿Cuántos se dejan engañar por las máscaras que utilizan las víctimas?
Katsuki Bakugo es el ejemplo del mundo de adultos ignorando lo obvio.
¿Algún día las personas dejarán de ser ciegas? La respuesta es imposible responderla, esa forma de no querer ver, va incluido en el paquete de ser un ser humano, pero no significa que todos sean así, no significa que uno sea así, tal vez con una sola persona no cambie el mundo, pero ésta si puede cambiar el mundo de una sola persona, porque un espíritu fuerte de corazón y alma, puede abrirle los ojos a los débiles.
Katsuki encontró al suyo, un ser que está quebrado, pero si están juntos pegarán cada fragmento hasta dejar el suelo limpio como fue hace mucho... pero ¿cómo unir las piezas de alguien que fue destrozado hace mucho? ¿Cómo encontrar esos pequeños trozos? La respuesta es simple, con paciencia y cariño.
Mei y yo fuimos a la habitación de ésta para conversar bien de lo sucedido, y para que le explicase sobre quien era Masaru, ella quería conocerlo para decirle muchas gracias por rescatarme.
-Lo iré a ver mañana, me invitó a comer...- No alcancé de nuevo a terminar debido a la interrupción del señor Hatsume que entró sin previo aviso, ese hombre nunca avisa a la hora de entrar al dormitorio de Mei, mi amiga siempre se queja, pero él dice que es su casa, por lo tanto, sus reglas.
La comida como siempre fue deliciosa, el padre de Mei era un excelente cocinero, y la señora Hatsume horneaba deliciosas tartaletas.
Si amas la comida, estás en el lugar correcto para vivir...
Charlábamos de cosas triviales, me preguntaban como me estaba yendo en clases y bueno yo les dije bien, después de todo soy el mejor en la clase con respecto a las calificaciones y deportes.
Aunque en lo único en que pensaba era en la charla que tuve con Masaru, y mañana voy a volver a verlo... ¿por qué estoy tan entusiasmado?
Pasaron las horas y de nuevo debo volver a mi realidad, a ese mundo donde ya no soy el villano, sino una víctima más del montón... Karma
Unas horas después de la cena me marché de vuelta a casa, Mei quería que no fuese, pero no me iba a quedar a dormir en su casa, ya no temo llegar a casa, me resigné hace mucho, lo que llegue a pasar, pasará.
Tener miedo no me ayudará en nada.
05/04/2018
Estaba sentado en una banca frente a la heladería esperando a Masaru aburrido, estaba ya media hora atrasado ¿Y si él no viene?
¿Me entusiasmé por nada? Correcto Katsuki, no olvides que los adultos son seres mentirosos y crueles.
Yo no soy nadie para decir quién es cruel y quién no lo es.
-Lo siento Katsuki, tuve que hacer unos papeleos- Dijo una voz conocida sacándome de mis pensamientos.
Lo observé, era Masaru, el cual por lo que apreciaba, estaba bastante agitado.
Al parecer por su ropa desordenada se notaba que había corrido.
-Tsk, no hay problema alguno- Dije intentando no sonreír al ver lo preocupado que se veía.
Suspiró y me sonrió de una forma extraña, se veía muy feliz de verme -Katsuki, vayamos pronto que muero de hambre-.
-Está bien- Dije levantándome de la banca.
Comenzamos a charlar de temas triviales durante todo el trayecto, y gracias a eso comprendí muchas cosas de él, sus metas y sueños a futuro.
No se como, pero de tanto charlar ya estábamos sentados en el restaurante esperando la comida.
Pasa el tiempo volando hablando con Masaru.
-Así que no tienes esposa, eso si que no me lo esperaba- Dije extrañado, pensé que alguien como él ya estaría atado con alguna encantadora mujer o una que simplemente quiere el dinero de éste... seamos sinceros, él es de ese tipo de personas fácil de embaucar.
Masaru me observó divertido ante el comentario y dijo -No he encontrado a la correcta que acepte a alguien tan aburrido como yo-.
¿Aburrido? Si él es aburrido entonces ¿por qué me divierto?
-Creo que las mujeres con que te rodeas tienen un concepto de diversión estúpido...- Dije de forma sincera.
Éste al haberle dicho eso me sonrió y dijo -Katsuki, eres alguien muy amable...-
Yo, ¿amable? es imposible, él no me conoce, cuando me vea un día normal en la escuela, cuando vea las miradas de mis compañeros, no me digas amable, no merezco esa palabra, porque si vieses el estado de Izuku me rechazarías.
Me verías como si fuese un demonio, una basura que hay que eliminar o encerrar en algún lugar.
-No soy amable, Masaru- Dije mirando a la garzona que trajo la comida.
-Si te refieres por lo que haz hecho, eso no quita que eres amable conmigo al menos- Me sonrió y continuó -¿Por qué no demuestras a los otros que puedes ser amable? Pide perdón e intenta arreglar las cosas-.
Sonreí ante lo dicho, lo que dice suena tan sencillo, pero si llevas años haciéndole la vida imposible a la gente no lo es para nada -Masaru, digamos que pido disculpas ¿qué haré después?- dije nervioso, necesitaba que me dijese que debo hacer, porque solo no sé como actuar.
Diez años actuando de esa manera no es tan fácil cambiar de la noche a la mañana.
-Me gustaría perdón, que todos me insultasen y golpeasen...- Dije mientras le untaba salsa picante a la carne, solté un suspiro -Luego comenzar de cero en otra escuela, tal vez en la que asiste Mei y poder defenderla de todos esos imbéciles- dije sonriendo pensando en ese sueño imposible.
Él me observó y sonrió -¿Esa chica es tu novia?-.
Me sonrojé ante lo dicho y dije rápidamente -¡No! ¡Ella es una amiga!-.
Pero la persona más especial en mi vida, la única que puede soportar este carácter de mil diablos que tengo.
El mayor soltó una pequeña risa -Lo siento, pensé que lo era por como sonríes al decir su nombre- dijo con esa sonrisa pacífica que siempre lleva puesta.
Derepente veo que saca de su bolsillo una tarjeta -Encontré esto en el hospital- dijo dándomela en mis manos.
No puedo creerlo, mi jodida identificación la tenía él... eso significa que puede que haya conocido a Izuku.
Si lo ve y le habla descubrirá lo capaz que soy de hacer...
Me odiará, me verá mal, no, no, no...
Desaparecerá, pero yo me lo busqué, me lo merezco, merezco el odio de todos a mi alrededor.
-Muchas gracias, ¿dónde la encontraste?- Dije nervioso, por favor, no en la habitación de Izuku.
-Una enfermera la encontró en una habitación en que descansa uno de mis pacientes.
Por favor que no sepa el nombre de Izuku...
-Me dijeron que lo fuiste a visitar, ¿es tu amigo?- Dijo sin más.
Mierda, no quiero mentirle, pero no quiero decir que es mi culpa...
¿Qué hago? No quiero que se marche.
-Es un compañero de clases- Dije de forma simple y sin mentir.
Me observó extrañado ante lo cortante que fui, ¿estará sospechando?
Observé fijamente a Masaru, y supliqué en mi interior que por favor no hiciese más preguntas.
Masaru me analizó y decidió no continuar esa conversación, fue como si él supiese que ocultaba algo, alguna cosa mala.
Éste suspiró y cambió la conversación a algo de que no quería escuchar -Entonces Katsuki, ¿A qué se dedica tu madre?-
Abrí los ojos nervioso, la palabra "madre" no es mi favorita, pero logré decir con un intento de normalidad -Trabaja de cajera en una pastelería al otro lado de la ciudad-.
Éste me sonrió y dijo -Interesante, ¿Cómo se llama?-.
Genial, ahora tenía que decirle el nombre de esa mujer que tanto odio.
-Mitsuki Fujioka, pero prefiere que le digan por su nombre- Dije con el ceño fruncido fijando mi vista en mi bebida.
Lo miré a los ojos y se veía extrañado, de seguro por mi tono de voz, pero ese nombre me provoca demasiadas sensaciones negativas.
-Me dijiste que no tienes padre ¿qué le ocurrió?- Preguntó Masaru intrigado.
-Se enfermó y falleció- Dije con tristeza, pero luego recordé la falta de fotografías y como mi madre se ponía rígida cuando preguntaba por él -Aunque a veces pienso que la abandonó ese hombre y se fue con alguien mejor- dije con una sonrisa falsa.
Masaru me observó con tristeza ante mis palabras, un desconocido le afectaron unas pocas palabras...
No puedo creer que un desconocido haya hecho más por mi, que las personas que conozco desde hace años, aunque es más sencillo hablar con un extraño sobre tus problemas que la gente de tu alrededor.
Lo observé unos segundos y le pregunté extrañado -Y Masaru, ¿Por qué preguntas por mi madre?-
Él me sonrió de forma natural, sin pizca alguna de falsedad, no puedo creer que sonrisas así existan. -¿Para conocerte? Ya sabes cosas de mi, quiero conocerte mejor- Respondió de forma simple.
Abrí los ojos extrañado ante lo dicho y dije -¿Conocerme mejor? ¿Por qué? ¿Qué ganas con eso?-
Me miró fijamente y con una cálida sonrisa me dijo -Un amigo...-
Extrañado ante la respuesta, le dije con seriedad-¿Amigo? ¿Por qué quieres a un adolescente suicida como amigo?-
Se acomodó los lentes y dijo con una sonrisa -No lo sé, tal vez en ti estoy viendo al hermano pequeño que nunca tuve-.
Esa fue la respuesta más rara que me han dado en mi jodida vida, pero me hizo feliz ¿un hermano? sería genial tener ha alguien aparte de Mei, por lo que dije -¿Hermano menor? Eres raro Masaru, pero si es lo que quieres...-
El hombre del peculiar bigote me sonrió, se veía muy feliz por lo que le dije, -Katsuki, ¿Quieres ir a comer un helado? yo invito- Dijo mientras terminaba de beberse su bebida.
Le sonreí, creo que más de lo que había hecho en años, este hombre me agrada, por lo que mi respuesta fue -Creo que este es el inicio de una esplendida hermandad Masaru-.
Terminamos de comer y salimos para ir a comprar el helado, hasta que lo vi a él...
¿Por qué no puedo se feliz por un segundo?
-Masaru, tengo que hacer una tarea y si no llego mi madre me va ha regañar- Dije nervioso, huir, desaparecer, Mei...
Necesito a mi ángel.
-Está bien, pero mañana a la misma hora y trae unos dibujos tuyos- Me dijo extrañado al observarme nervioso.
-Los llevaré y quiero comer un enorme helado, nos vemos hermano- Dije dándome la vuelta para luego correr hacia la casa de Mei.
Tengo miedo, por favor alguien salvenme de mi pasado, salvenme de mi mismo.
Mi preciado ángel, ayúdame, elimina este miedo que tengo, cuídame y abrázame, haz que olvide esa mirada, sus palabras y su toque, te lo suplico.
Masaru Bakugo
Fue extraño ¿Por qué Katsuki huyó? estoy seguro que no fue por tarea, entonces ¿De qué se espantaría? no lo sé, pero mañana le sacaré algo de información, por ahora me conformaré con ser una especie de hermano mayor, hasta que llegue el punto decisivo para decirle a ese muchacho que es mi hijo.
Como espero que llegue ese día, ahora que lo pienso, estamos a cinco de abril...
En quince días Katsuki estará de cumpleaños, es el primer cumpleaños en que podré felicitarle, ¿Qué le regalo? debo sacarle más información.
Es el primer regalo que le voy a dar...
Seguía caminando y alguien chocó conmigo, inmediatamente atiné a disculparme, hasta que lo vi, a ese bastardo de cabellos castaños y esponjoso, mejillas pecosas y ojos verdosos, noté como me sonrió, se veía divertido al verme.
-Tanto tiempo sin vernos Masaru- Dijo con su ronca voz, nunca podré olvidar el sonido ese, es imposible olvidar a la persona que te hizo la vida imposible.
-Hola Hisashi- Dije cortante, al fin tengo alguien a quien cuidar y ser feliz, y aparece este desgraciado.
Me observó divertido y dijo con una extraña sonrisa.-Lo conociste ¿cierto?-
¿Qué diablos?
La felicidad en el mundo no siempre dura, al menos no para estas dos almas, que por culpa de un solo hombre se hicieron añicos, dos almas inocentes que se torcieron, una se convirtió en una masa de odio y otra en una débil que fácilmente se puede deshacer.
¿Existen los héroes?
Continuará...
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