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Capítulo 2

Anastasia

Hoy había despertado con una sensación extraña. El corazón me latía acelerado y sentía el estómago como si tuviera miles de mariposas volando dentro. Estoy muy ansiosa. Desayune como todos los días. Kate paso por mí y José se unió a nosotras en el camino.

Llegamos al instituto como siempre Leila, Lili y Susy estaban en la entrada hablando de lo que deben haber hecho el fin de semana. Lo más seguro que se acostaron con alguno de los chicos del equipo de soccer. Al pasar a su lado logre escuchar parte de su conversación.

-Lo han visto chicas, es guapo –

-Parece un modelo de revista –

-Parece un dios –

Las tres suspiraban por alguien en particular. Pasé de ellas siempre andaban de tras del choco sensación de turno, me dirigía a clase con los chicos tras de mí, nuestro salón de clases quedaba cerca de la oficina del director al llegar vi salir al chico por el que las tres arpías suspiraban. Mi corazón se aceleró cuando me miró y me sonrío. Mis piernas me fallaron y casi caí de no ser por los chicos que me atraparon.

-Steele, ten cuidado. Mira por dónde caminas -Me regañó Kate.

Mi vida cambió después de aquello, trataba de estar cerca de él en los descansos entre clases. Cuando lo veía ir con algunas de las chicas lo seguía en silencio. Soy masoquista escuchaba sus gemidos, las envidiaba ansiaba ser una de ellas. Sin embargo, soy realista nadie se fijará en la insípida Ana Steele. Me marchaba con lágrimas en los ojos de impotencia. Quería ser yo...quería ser yo quien estuviera con él.

Era masoquista cada vez que Cristian Grey iba a los sanitarios era para follarse a una de esas chicas y salía llorando.

-¡Por Dios, Ana! ¿Qué sucede? -Kate me abrazaba para consolarme. Negue.

-Yo sé lo que le pasa -Dijo José llegando al lado.

-Ana, ese chico es un problema. No te tortures –

-¿A qué te refieres José? Ese es el hermano de... no importa -Dijo al final Kate.

-Lo han expulsado de muchos institutos por pelearse con los compañeros. Se folla a las chicas en los sanitarios. Mira, Ana. Tú me gustas y yo no te haría eso -Lo mire como si se hubiese vuelto loco.

-Tu no me gustas José. Eres como mi hermano; yo jamás te vería de otra manera – Me levante de la banca y los dejé ahí.

No sé qué me pasaba con Cristian Grey, era un chico peligroso, pero es sexi -Ese día me la pasé caminando por el muelle, dejé que mi cabello jugara con el viento, vi salir y entrar los barcos en la bahía.

Regresé a casa y mi ira creció cuando escuché aquella conversación.

-Señor Steele. ¿Me permitiría ser el novio de Ana? Usted me conoce de la infancia. Solo necesito que me dé su permiso para pedírselo a ella. -Dijo José.

-Bueno, me siento alagado por que hayas puesto los ojos en mi Annie. Pero quiero que ella vaya a la universidad y no tenga distracciones y eso sería un novio. Una distracción -Hasta ahí llego mi aprecio por José.

-Ahórrate la petición, José. Creí que éramos amigos. Ahora me doy cuenta de que eres un farsante. Y la respuesta es no -Salí del despacho de mi padre hacia mi habitación.

Los días transcurrieron en una agonía, José se había vuelto una sombra inseparable, iba a todos lados conmigo, pese a mi negativa. Por fin un día pude descansar de su compañía, me encontraba leyendo un libro, de repente mi sueño se hacía realidad el chico de ojos grises que tanto había anhelado que reparara en mí me estaba hablando, sentado a mi lado. Se sorprendió saber que José no es nada mío. Que hace días quería acercarse, que la presencia de José lo mantenía lejos ya que pensaba que José era mi novio, ya que este me abrazaba, le expliqué ampliamente que es José para mi no quería que pensara que jugaría con él como la hacen las otras chicas y claro jamás le diría que lo he estado espiando.

Bueno después de mirar a José como asesina en serie, dejo claro que Cristian será mi nuevo amigo y así comienzan mis momentos felices; para nuestra sorpresa Kate conoce a Elliot, conociéndola ya sé que se conocen íntimamente.

Cristian yo solo nos vemos entre clases desearía que me invitara a salir y así poder besarnos.

-Ana, ¿quieres ir conmigo el próximo domingo a comer un helado? -Mi corazón salta.

-Si, si quiero ir contigo -Le confirmo.

El domingo me levante temprano en la mañana, para realizar los deberes pendientes, cuando terminé llegue al despacho de mi padre y volví a escuchar a José hablando con mi papá.

-Sé que en el fondo le gusto a Ana, solo que ahora está deslumbrada por el nuevo chico de la escuela. Es un chico problemático, lo han corrido de muchos institutos y tiene sexo con chicas en los sanitario, luego las deja como si fueran la cosa más insignificante. La verdad que no quiero eso para su hija. Yo le daría su lugar a ella. Los escuché hablando, él la invitó al centro comercial hoy por la tarde – Hasta aquí llego nuestra amistad.

-Te agradezco que me dijeras de ese chico. Hablaré con ella Annie y claro que no la dejaré ir a ningún lado. De ahora en adelante te vuelves su sombra -No lo acepto.

-No, he sido una buena estudiante. Este tonto vino a decirte mentiras de Cristian, para que yo salga con él. Lo hemos hecho como amigos; a partir de hoy no somos nada. Cris ha sido un buen amigo. Me invitó a comer helado y voy a ir -Me doy la vuelta para ir por mis cosas.

Recojo mis cosas, sin embargo, cuando voy a salir no puedo salir. La puerta está con llave, la golpeo una y otra vez hasta cansarme. Ya es tarde Cristian debe haberse ido.

Es lunes por la mañana no deseo ir al instituto como voy a mirar a Cristian a la cara. Mi padre entra con cara de ogro, me mira a la cara y niega.

-Tiene que ir al instituto y seré yo quien te lleve -Niego con la cabeza.

-No me avergüences. Tengo diecisiete años. Nunca me has llevado al instituto; no empieces ahora -Le ruego.

-Vendré por ti, te llevaré, estes como estes. Tú decides -Mi corazón se estruja, al ver a mi padre enojado conmigo, nunca había sucedido, no obstante, mi ira va más dirigida a José por ir de chismoso. Creo que él mismo a cavado un agujero en nuestra amistad. Me arreglo sin ganas y mucho menos tengo ganas de comer, así que paso del desayuno.

En el auto voy junto a José, que me mira y trata de tomar mi mano, la cual retiro como si me diera asco.

-Ni se te ocurra volver a tocarme -Le digo y el me mira con dolor. Al llegar recibo una advertencia de mi padre de mantenerme alejada de Cristian y le pide a José que le avise si Cristian se acerca, yo mantenga la cabeza baja mientras mi padre habla con José. Mi padre se marcha, José trata de tocarme, lo increpo diciéndole que los amigos se cuidan, el idiota dice que lo está haciendo, manteniéndome alejada de Cristian y vuelve al tema de que le gusto. Me habla de las estúpidas esas que se han acostado con todo el equipo deportivo del instituto, la verdad que no me importa porque a la fecha Cristian ha sido honesto conmigo. Trata de tocarme, en ese momento llega Cristian y lo aparta de mí, tomándome entre sus brazos.

Cristian lo increpa dejándole una clara advertencia de no volverme a tocar y que cuidado de aflojar la lengua con mi padre, ya que lo conocerá realmente.

Sollozo en su hombro, disculpándome por dejarlo plantado, aleja a José y él me lleva a mi clase. Escuchó mi conversación con mi padre y la pregunta que llego después me toma por sorpresa.

—Lo sé. Ana, escuché todo lo que le dijiste a José. Lo de las chicas es cierto, no voy a mentirte. Ahora aquí te prometo que ya no habrá más chicas, serás solo tú. ¿Quieres ser mi novia? —Mi corazón se acelera, no esperaba esa pregunta.

-Sí, sí quiero ser tu novia -Le respondí. Cristian me levanta en sus brazos para besarme, se lo devuelvo con todo el anhelo que puedo expresar.

Los días transcurren tranquilos, Kate no se entera de nada, ella está inmersa en su relación con Elliot, ellos han trabajado mucho para mantener su relación en secreto, al menos mientras ella cumpla la mayoría de edad.

Un viernes después de clases, mi padre nos informa a mi madre y a mí que tenemos una cena con un posible nuevo socio en su casa. Mi padre ha estado tratando de alejarse de la sociedad del bufete del padre de Jack Hyde, no entiendo nada, de lo que dice, sin embargo, no deseo ir.

-Ana, ¿Ya estás lista? Es casi la hora de irnos -Mamá me grita desde las escaleras.

Miro el hermoso vestido que mi madre me compró, ella no está de acuerdo con papá de alejarme de Cristian, es más quiere conocerlo. Me visto sin ganas y me pongo un poco de maquillaje y salgo desganada.

Mi padre niega al verme con el vestido, la dice algo a mi madre, ella simplemente vuelve su vista a la ventana. No me gusta verlos se esa manera.

Al llegar a nuestro destino me sorprendo ver una casa diez veces más granda que la nuestra, ahora entiendo porque mi padre quiere asociarse con ese socio. Al llegar somos recibidos por un señor como de la edad de mi padre y su esposa, luego aparece una chica un poco más pequeña que yo.

-Carla, Annie. Ellos son Carrick, Grace y Mia Grey -Los presenta mi papá.

-Un gusto -Dicen los tres.

-Tu hija es muy hermosa, Raymond -Acota la señora Grace.

-Si, es mi orgullo, aunque es bien testaruda -Pongo los ojos en blanco.

-Aun faltan mis hijos varones -Dice el señor.

Un joven mucho mayor que yo llega presentándose.

-Elliot, Elliot Grey -Mi corazón se acelera al escuchar ese apellido. Esta es la familia de Cristian.

-Buenas tardes -Esa voz, es la que me derrite. Volteo poco a poco para encontrarme esos ojos grises que hacen acelerar mi corazón. Sin embargo, hoy es todo él. Ese traje formal, su cabello alborotado. Nuestras miradas se juntan y mi sexo se moja por su mirada que me recorre.

-Cristian el es Raymond Steele y su familia, Carla su esposa y Anastasia su hija -El señor Grey nos presenta sin saber que ya lo conozco.

Cristian se presenta con mis padres y al llegar a mi me besa la mano. Creo que las piernas no me sostendrán. La señora Grace nos mira y veo lágrimas en sus ojos. Nos ha descubierto y creo que mi padre también.

En la cena la madre de Cristian nos acomoda juntos, lo que aprovechamos para tocarnos mutuamente.

La conversación de adultos no cambia, ambos nos dedicamos miradas discretas. Hasta que son interrumpidas por mi padre, tratando de interrogar a mi novio. Cristian demuestra control de la situación, por suerte su padre apoya todo lo que Cristian comenta. Por mi parte no lo puedo amar más.

Al finalizar la cena, la señora Grace le sugiere a Cristian que me muestre el muelle y el embarcadero, claro está que mi padre ofrecería resistencia, hasta que mi madre revierte su autoridad.

Después de mirar el atardecer Cristian me lleva al embarcadero, me sorprendo porque hay una piscina bajo techo. Aprovecho la oportunidad y beso a Cristian, nos besamos con desespero. Las manos de Cristian recorren mi cuerpo, excitándome, cuando fui al sanitario aproveché para quitarme las bragas. Quiero entregarme a Cristian por completo.

Cristian se acomoda en mi entrada, yo estoy desesperada y no deseo esperar, pese a la advertencia de mi novio me dejo caer sobre su miembro duro, no debí hacerlo, me duele como el infierno. Cristian me consuela, cuando el dolor remite, comienzo a moverme; es la sensación más maravillosa de todas, no dejo de moverme hasta que los dos terminamos.

Le digo a Cristian cuanto lo amo y él a mí, me siento satisfecha de lo que hice, debemos repetirlo.

Nuestra mala suerte llega cuando Elliot nos advierte que mi papá esta al borde de estallar. Así que excitados y todo salimos después de unos minutos. Mientras vamos de camino, nos acomodamos nuestras ropas.

Cuando llegamos tomados de la mano, mi papá es como un león enjaulado, él mira nuestras manos entre lazadas. Mi chico le habla a mi padre muy en serio y le dice cuanto me ama, que somos novios y como hombre responsable quiere visitarme y salir conmigo. Miro a nuestras familias todos están sorprendidos, pero mi padre se niega, tengo ganas de llorar, es cuando recuerdo que faltan unos meses para que cumpla los dieciocho años y que no me puede impedir que Cristian sea mi novio. Debería de estar contento de la seriedad que Cristian le brinda a nuestra relación.

Después de la intervención de mi madre y el señor Grey mi padre no tiene otra alternativa que aceptar mi noviazgo con Cristian. Conversamos por una hora más, cuando mi padre deshice que es hora de irnos.

Durante el trayecto vamos muy callados, sin embargo, mi padre no pierde el momento para recriminarme.

- Cristian no me agrada, no es bueno para ti. Se valieron de la presencia de su familia para que no me negara -Me reprocha.

-Raymond, Anastasia no es una bebé que puedes seguirle diciendo que hacer. Hoy mañana o el otro año que va a la universidad podría enamorarse. Deja de escuchar a José que actúa como chico celoso porque nuestra hija lo rechazó. Estás alejando a tu hija -Mi madre dejo de hablar y mira por la ventana.

-Nunca me ha gustado José, lo veía como un hermano, ahora no lo quiero cerca de mí; porque sé que eso implicaría que te siguiera llenando la cabeza de humo y si sigues así me iré a la universidad y jamás volveré -Me hago de su lado para que deje de mirarme. Al llegar a casa me dirijo a mi habitación sin mirar a nadie, en la ducha me quito los restos de Cristian de entre mis piernas. El recuerdo de él dentro de mí me vuelve a excitar, dejo de pensar en ese momento y me voy a dormir.

Las siguientes semanas son una maravilla, Cristian dejo claro que está conmigo y ninguna de las zorras se volvió a acercar a él, José ha tratado de reparar mi amistad, pero la jodió, le dije que no era estúpida y que sabía que no perdía el tiempo en hablarle mal a mi padre de Cristian, por su parte Kate, sigue viéndose a escondidas con Elliot por su edad.

El día que Cristian cumplió los dieciocho años lo celebramos en privado, estuvimos solos toda la tarde, ese día hicimos el amor hasta cansarnos. Cristian me dejó en mi casa antes de que llegara papá. Mamá me reprochó por la tardanza, ya que mi padre había estado preguntando por mí.

Los exámenes finales llegaron y fui una de las mejores de mi grupo, estaba feliz porque Cristian y yo hacíamos planes para esa graduación, estos son los últimos días de clases, no obstante, últimamente me sentía muy cansada y mi estomago no estaba reteniendo nada, no quiero decirle nada a mis padres porque no quiero preocuparlos.

Voy en busca de mi helado favorito a la cocina, en el camino todo se me vuelve pesado, las cosas me dan vuelta, camino hacia la encimera, no logro llegar a tiempo todo se me pone oscuro y solo escucho el grito de mi madre.

-Esto no puede estar pasando, Carla. Se lo advertí a ese muchacho. No podía mantener sus manos fuera del cuerpo de mi Annie y tu fuiste cómplice de todo esto -Escucho a mi padre reprocharle a mamá. ¿De que hablaran?

-Nuestra hija no es una niña, en tres meses será mayor. Cristian ha demostrado ser un chico responsable. He hablado con Grace; se siente agradecida con nuestra hija porque ha cambiado a su hijo. Ellos aman a nuestra hija. Serán muy felices con esta noticias. Sé que los apoyaran de cualquier forma. Como no puedes ver que se aman, Ray -Mi padre gruñe.

-Ana dejará los estudios, lo sé. Eso no estaba en nuestros planes, Carla –

-Tus planes, Raymond. No los del destino, ni los míos. No podemos decidir por ella o en ese caso por ellos -Abro los ojos, nadie va a decidir que hacer con mi vida.

-¿Qué sucede? Sea lo que sea que este pasando es mi vida, papá. Tú no puedes decidir por mí. Amo a Cristian Grey y si la vida así lo quiere algún día me casaré con él te guste o no -Lo miro con los ojos llorosos.

-Me has decepcionado, Anastasia. Creí que tu relación con Cristian era un capricho. Esto ya es...no lo soporto -Mi padre sale de esta habitación, que ahora me doy cuenta de que es una habitación de hospital.

-¿Qué está pasando, mamá? ¿Por qué papá está tan enojado con Cristian y conmigo? -Ella suspira hondo.

-Debí hablarte de anticonceptivos. Sabía que tus hormonas estaban al límite. -debí imaginarlo -Ella solloza.

-¿Qué sucede mamá? -Ella me mira con una media sonrisa.

-Vas a ser madre hija. Estas embarazada y por eso tu padre está molesto -Pongo mis manos en mi vientre. Cristian estará feliz y sus padres también.

-Cristian no me abandonará, mamá. Tengo que llamarlo y decirle -Mi padre regresa.

-Ni lo sueñes, a partir de ahora su relación termina. No volverás a verlo -Trato de imponerme, sus últimas palabras me estremecen.

-Si lo contactas, olvídate de esa criatura -Me amenaza.

-No tememos derecho Raymond -Le dice mi madre y yo comienzo a llorar.

-Anastasia aún es menor de edad, puedo decidir por ella -Mi madre retrocede y me abraza.

-Si hace eso olvídate que soy tu esposa, Ray -Mi madre lo ve con lágrimas en los ojos.

-Entonces las dos harán lo que yo diga -Se marcha para no volver. La ginecóloga me mira llorar.

-¿Todo está bien? -Ella me acaricia la mano.

-Niego en silencio.

-Nadie puede decidir por ti, si lo quieres tener. Si necesitas ayuda estoy para ti -Asiento.

Mi padre regresa al día siguiente y sin recibir mi alta médica me saca del hospital para llevarme a casa donde todo está casi empacado. Lloro sin control me va a apartar de Cristian y no va a permitirme informarle de que será padre.

Mi padre me sube al auto en dirección al aeropuerto, ahí nos subimos en un avión privado sin informarnos nuestro destino. Después de horas trata de persuadirme con esas mierdas que es por mi bien no le escucho y me voy al fondo del avión. Ha destruido mi vida y la de mi hijo antes de nacer.

Cuando llegamos a nuestro destino un auto nos está esperando, mi padre nos informa que en unos días nuestros muebles llegaran por lo que alquilaremos un apartamento amueblado mientras compra una cas nueva. La verdad lo que diga no me importa en cuanto pueda me escapo y llamaré a Cristian para que venga por nosotros.

En el camino me duermo de tanto llorar, un estruendo me despierta, el auto da vueltas con nosotros dentro, hasta que el auto impacta con algo y vuelvo a caer en la inconciencia.

-¡BIP! ¡BIP! ¡BIP! ¡BIP! -Mi cabeza duele, ¿dónde estoy? ¿por qué todo está oscuro? Me quejo.

-Parece que ya estas despertando. Estábamos preocupados por ustedes -Una voz de mujer muy amable me habla. ¿Quién será?

Trato de abrir lo ojos, la luz me enceguece y me dañan los ojos.

-Ten calma todo debe ir despacio? -Esta vez lo intento de a poco.

-Hola, soy la doctora Greene, soy tu ginecóloga y estoy cuidando de ustedes dos -¿De qué está hablando?

-¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? -Trato de recordar mi nombre o algo que me diga que es este lugar y porque estoy aquí.

-Bueno, llevas unos cuantos meses aquí. Estabas en coma porque tuviste un accidente. Solo eso puedo decirte, el doctor Barttlet te dará más detalles de tu condición. Él es tu neurólogo -Frunzo el ceño, ¿por qué ella es una ginecóloga? y ¿Por qué no puede responder a mis preguntas?

-Iré por el doctor Barttlet -Ella sale de mi habitación. El dolor en mi cabeza es insoportable.

La puerta se abre y deja ver a un hombre mayor con la doctora Greene.

-Me alegra que despertaras, Anastasia. Nos tenías preocupados a todos -Lo miro sin comprender.

-¿De qué habla? ¿Quién es Anastasia? -Le pregunto.

-Lo esperaba, estás sufriendo de amnesia. Tu nombre es Anastasia Steele, llevas dos meses en este hospital. Estabas en coma hasta hoy. Lo lamento, tus padres no lo lograron -No sé como reaccionar. No recuerdo nada.

-Por cierto, estas embarazada. Hemos calculado que estás de unas dieciséis semanas, unos cuatro meses de embarazo. ¿Estás segura de no recordar nada? -Las revelaciones de la doctora me aturden.

-No, no recuerdo nada. Ni como me llamo -Le confirmo.

-Haremos otros exámenes. Anastasia, aún eres menor. Debemos enviarte a servicios sociales. ¿Quieres conservar al bebé? -No lo pienso por ningún segundo.

-Si lo conservaré, es lo único que me queda de mi vida anterior -La doctora son ríe aliviada.

-Anastasia, aún eres menor de edad, según tus registros cumplirás los dieciocho años en dos meses, cuando ingresaste al hospital dos señores que brindan apoyo a pacientes terminales te vieron, han estado pendientes de ti y están interesados en apoyarte –

-¿Por qué desean hacerlo? -Es extraño.

-Bueno ellos en sus mejores años tenían una casa hogar, ahora por su edad ya no. No tienen hijos y quieren ayudarte ahora que no tienes a tu familia. La verdad que tratamos de localizar si había algún familiar que pidiera hacerse cargo de ti, pero no encontramos nada -No sé como sentirme, mi mente esta bacía.

Después de unas horas los señores Trevelyan, me visitan ellos se presentan, Adele y Theodore son las personas de las que me hablo el doctor Bartlett.

-Sería un gusto tenerlos en casa, Anastasia. Hay días que nos sentimos muy solos -Manifiesta Adele.

-Será emocionantes tener a un pequeño en casa -Lo dice el señor Trevelyan y yo apenas puedo sonreír.

Cuando mi alta médica es anunciada, Theo y Adele llegan por mi a la que será mi nuevo hogar. Llegamos a una casa hermosa con jardín frontal y trasero. Ambos me guían a mi habitación.

-Esta será tu habitación y la que está a al otro lado de esta puerta será la del bebé -Les sonrío.

-Algún día les pagaré -Ambos me sonríen.

-No, mi niña. Lo hacemos con gusto. Nos gustan los niños. Nuestra hija se marchó lejos, viene muy poco a vernos. Ella es pediatra y pasa muy ocupada. La mayor parte del tiempo somos nosotros quienes vamos a visitarlos -Cuenta Adele.

Como la vida continua, trato de recordar que estudiaba o que pretendía estudiar, un día salimos de compras Adele y yo, cuando regresamos nos llevamos una sorpresa Theo se había caído tratando de poner un bombillo, por suerte no era muy alto. Por lo que decidí ser paramédico cuando saliera del embarazo. No había nada que me lo impidiera, si algo les pasaba a ellos mi vida se vendría abajo. Ahora son mi familia y tendré que cuidarlos.

Adele y Theo deseaban saber si tendía una niña o un niño, para mi me daba igual. Para complacerlos le pedía a la doctora Greene que me hiciera una ecografía, lo que no sabía que mis viejos habían apostado; Adele decía que es una niña y Theo un niños. Para sorpresa de todos Theo tenía razón, es un niño, fuerte y sano.

-Se llamará Theodore. Como tu -Le dije y a Theo se le aflojaron las lágrimas.

-¡Oh! Mi niña has hecho a este viejo el hombre más feliz -Lo abrazo con todo el amor del mundo. Pese a las terapias las visititas al psicólogo, terapias de regresión, mi memoria no quiere regresar.

Los siguientes meses comienzo a prepararme teóricamente para ser paramédico, llevó cursos de primeros auxilios, medicina entre otros o todos los que mi bebé me permite. He hecho amigos durante estos meses, algunos de ellos también serán paramédicos. Voy de regreso a casa y una contracción hace que me detenga en el camino. Trato de ser fuerte, sin embargo, es difícil a mitad del camino rompo fuete, esa es la señal que me indica que mi hijo nacerá hoy.

De camino al hospital llamo a Adele y a Theo, por último, a doctora Greene que me está esperando. El parta se vuelve complicado mi hijo es más grande de lo normal por lo que la doctora me practica una cesárea de emergencia, cuando vuelvo a despertar estoy en una habitación con mi bebé bien dormido.

-Es un niño muy hermoso, debe parecerse al padre, lo único que tiene de ti son tus hermosos ojos -Adele me entrega a mi bebé para que lo mire. Mi niño es el bebé más hermoso que he visto.

-Bienvenido, mi amor -Lo beso en la frente mientras que me mira atento.

֎֎֎֎

"Accidente en la quinta avenida. Unidades de paramédicos presentarse de inmediato. Accidente automovilístico. Herido de gravedad"

Preparo el equipo para la ambulancia mientras Rayan conduce apresuradamente. Llevo cinco años ejerciendo como paramédico en la ciudad de New York, dos meses después de que Teddy naciera comencé con mi entrenamiento, Theo y Adele me han apoyado. Después de cumplir la mayoría de edad ellos me propusieron quedarme, acepté con gusto. De todos modos, es la única familia que recuerdo. Teddy es un lindo niño de seis años recién cumplidos, muy maduro para su edad, hace caso a los que él llama "Abu" es decir abuelos y muy inteligente, por mi parte hace dos años decidí abandonar la terapias para recuperar mi memoria, si regresa bueno y si no también.

-Anastasia hemos llegado -Anuncia Rayan.

Estudiamos la escena, dos autos han chocado de frente. Reviso al ocupante del Audi R8 negro, mientras mis compañeros revisan al paciente del otro auto. El hombre se remueve quejándose, es un hombre corpulento y joven.

-Señor soy Anastasia, le voy a atender. Tiene que estar tranquilo ya lo vamos a sacar -El hombre se tranquiliza mientras lo inmovilizo y tomo sus constantes.

El hombre voltea su rostro, abre sus ojos grises, es muy guapo.

-Ana, Ana eres tú -Mi nombre es Anastasia no Ana. El shock lo tiene confundido.

-Rayan, rápido. Esta entrando en shock -Le grito a uno de mis compañeros. Los ocupantes del otro vehículo están estables por lo que serán llevados en otra ambulancia.

A este lo inmovilizamos para transportarlo a la ambulancia.

En la ambulancia el hombre está inquieto llama desesperadamente a alguien. A lo mejor es su esposa.

-Llamaremos a su esposa señor. Tranquilícese -Trato de tranquilizarlo, el hombre se suelta de una mano y me toma de la mía.

-Eres tu mi Ana, te, te he estado... -Hombre cae en la inconciencia. Al llegar al hospital es valorado y enviado a la sala de operaciones.

Al final de mi turno me cambio, al salir choco con alguien.

-Lo siento, estoy un poco distraída -Me disculpo.

-Anastasia, Anastasia eres tú, te creímos... -No lo dejo terminar mi hijo me espera.

-Lo siento señor, creo que se ha equivocado -Lo único que deseo es llegar a casa y ver a mi hijo.

Al llegar la noche me voy a descansar por los siguientes tres días. No lo logro, en mis sueños soy atacada con muchas imágenes que no reconozco, sin embargo, la que más me llama la atención es un par de ojos grises que me miran con reproche.

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