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_. ˚◞ Capítulo 30 ༄ ~_

— ¿Cómo está? — Preguntó la Francesa, sentándose junto a sus compañeros de trabajo en una de las mesas de la cafetería.

— Todavía no quiere ver a nadie y apenas sale de la cama, pero esta volviendo a comer. — Respondió el español con cierta preocupación en su rostro — Poppy se encarga de él cuando yo no estoy... pero me preocupa alejarme tanto de él... en momentos así necesita apoyo...

— Necesita apoyo, pero también descansar — Respondió el alemán, dándole un sorbo a su café — De momento su trabajo y el de los demás se a repartido entre sus secretarios y algunos voluntarios... Dile que se puede tomar el tiempo que quiera pero -

— ¡Nada de Peros Alemania! — Justificó la Francesa — Usa ha hablado con ONU, le ha concebido de que le dé una baja indefinida por luto. Hasta que él no esté bien para trabajar que no vuelva al trabajo.

— Vosotros os incorporasteis como países nada más vuestros padres murieron — El alemán se giro a ver al español y a la francesa.

— Porque yo estaba luchando para volverme país y quitar a ese Reino del gobierno, ¿Que no te acuerdas? Revolución francesa, cabezas por las calles... — Justificó la rubia.

— Y yo tuve un año de regencia, aparte, odiaba a mi padre, claro iba a celebrar la muerte de ese capullo — Añadió el español sin mucha importancia, dándole un sorbo a su taza. — Las cosas en nuestros tiempos eran diferentes, Ali.

— No me llames así.

— Lo que digas... bueno, si la dama traga baguettes y el niño salchicha me disculpan, Venezuela y Ecuador se han vuelto a intercambiar papeles y ahora tengo una reunión con el Director ONU. — Comentó España, levantándose de la mesa y agarrando el café instantáneo que tenía.

— ¿Que se siente que la mitad de tu trabajo sea como reuniones en el colegio de tus hijos? — Preguntó la Francesa.

— Mucho más entretenido que analizar cómo afecta la economía de los países recién unidos a la Unión Europea a los demás y como ayudarles a quitarse esas deudas. — Respondió el pelirrojo, despidiéndose de nuevo de ambos y saliendo de la cafetería.

— ¿Seguro no quieres que vaya? Total, para lo que hago en este sitio ...

La voz del pelirrojo sonó en un tono de preocupación mientras esperaba una respuesta al otro lado de la pantalla. Tenía un pequeño momento libre que utilizó para subir a la azotea del edificio, el único lugar donde se podía fumar, y llamar a su pareja.

— Tranquilo... estoy bien... he salido un poco al jardín y he regado los rosales... — Comentó el británico al otro lado de la línea, posiblemente tumbado en la cama — Poppy me a hecho un té y algo de caldo... ¿Como van las cosas por ahí?

— Bien bien, no te preocupes por el trabajo, ONU a organizado todo para que descanses — Comentó, sacando de su bolsillo un paquete de cigarros y abriéndolo, poniendo uno entre sus labios.

Hubo un segundo de silencio en el que el español sacó también el mechero, dándole un par de chasquidos antes de encender el cigarro.

— ¿Que ha sido eso? — Preguntó el británico, cambiando su tono de voz.

— ¿Ah?

— A sido un chasquido, ¿fue un mechero? ¿Estás fumando? — Aquellas palabras alarmaron un poco al pelirrojo, quien tardo en contestar.

— Ammm... sí, pero... es solo el primero.

— Entonces va a hacer un segundo, y puede que un tercero...

— Tú también fumas. — Comentó el español, separando el cigarillo de sus labios.

— La última vez fue como hace un año, y apenas tomaba un cigarrillo cuando estaba con gente. Tú eres capaz de consumir un paquete entero en un día.

En este preciso momento el contrario podría haberle dicho que no era verdad, que él no fumaba tan a menudo o que tenía un comportamiento tóxico al respecto... Pero para que mentir, si UK tenía la razón.

— ... Sí, sí... ya lo apagó.

Y sin comentar mucho más estampó el cigarillo contra la parte superior de un contenedor antes de tirarlo a su interior.

— Listo. — Aquello último lo dijo de forma algo cortante. — ¿Algo más? ¿Quieres también que tire el paquete entero y el cigarillo?

No hubo respuesta.

— Voy a colgar... en 10 minutos tengo reunión de la OTAN. — No escuchó nada al respecto — Descansa, te quiero.

Colgó la llamada y guardó su teléfono, miró el contenedor donde ahora se encontraba el cigarillo que apenas tenía una calada y media y tuvo que tirar, suspirando molesto. Encima que el precio del tabaco habia subido en su país...

El desayuno estaba siendo más silencioso que costumbre. Normalmente ambos intercambiaban cualquier cosa de la que hablar, o estaba de fondo la radio encendida. Pero esa mañana estaba todo en silencio, y Poppy tenía el día libre así que ni ella podía empezar una conversación.

— Oye, ¿Y el cenicero? — Preguntó el español, quién tenía ya el mechero y el paquete de tabaco en la mano. Solía recordar que sobre la mesa del comedor había un cenicero.

— Lo he tirado — Respondió el británico, llevándose una mirada de su pareja.

— ¿Por qué? — Cuestionó.

— Quiero que dejes de fumar.

Justo después de aquellas palabras ambos se miraron, pero el silencio había vuelto, no fue hasta que España entendió que el contrario buscaba algún tipo de reacción en él que volvió a hablar.

— ¿Que deje de fumar? — Preguntó el contrario, viendo a su pareja asentir — Llevas siglos sin que te importe que fume, ¿por qué ahora de golpe?

— Estando en la cama estos dias he visto muchas noticias que hablaban sobre la salud de las personas... Mi madre estaba tan débil porque de joven fumaba y bebía mucho, aunque lo dejó... — Hizo una pequeña pausa, dándole un sorbo a su té — Irlanda dijo que iba a controlar su nivel de alcohol después de lo de madre... y... bueno, yo no quiero perder a ti también.

— UK... — El contrario se acercó a él, agarrando su mano libre entre las suyas, teniendo el característico contraste entre ambas temperaturas — Cielo... entiendo lo que dices y que estes preocupado, pero venga... ¡Yo estoy bien!

— ¿Y cuando te desmayaste en la boda? — Preguntó el peliazul, levantando su vista — No lo estás. Y aunque lo estuvieras, ¿Que te dice que todo esto no te vaya a afectar mañana?

— No puedes decidir si dejo de fumar o no. — Escupió el contrario — Lo llevo haciendo desde que tengo... no sé... ¿12 años? ¿Tú crees que lo voy a poder dejar así como si nada?

— Inténtalo — Defendió el contrario — No digo que dejes de hacerlo justo hoy... pero... yendo poco a poco... quizás en unos meses...

UK bajo la vista, un gesto insignificante pero que casi nunca hacía.

El último medio mes se la pasó en su casa, solo él y sus pensamientos la mayor parte del tiempo. Claro que tenía miedo de perder a mas seres queridos, y ya no hablaba de colonias que querían independencia, si no que pudo ver cómo un país, aunque le afectaba mucho mes, podía morir en un largo tiempo por causas como enfermedades. Quizás era paranoia, o quizás preocupación propia, pero no quería arriesgarse.

— ... Lo intentaré... — Respondió el español tras unos minutos en silencio — Pero no prometo nada.

UK se inclinó hacia su esposo, envolviéndolo en sus brazos y apegandose a él, el simple hecho de que dijera esas palabras ya era suficiente... pero en ese momento España no sabía lo duro que iba a ser.

— Oye, España tienes los -

— Piérdete en otro puto lado, Italia.

El joven se quedó viendo a su familiar unos segundos, pestañeó dos veces y se giró a Portugal, quien estaba calmado a un lado del pelirrojo acostado sobre la mesa.

— A dejado de fumar — Explicó el mayor de los gemelos. — Y eso porque ahora tiene sueño... antes me ha dicho cosas que si no fuera mi hermano hubiera acabado llorando.

— Vaaleee — Respondió el Italiano, algo más puesto en sí. Luego se giro a ver al español. — Emmm... bueno, luego te pido los papeles cuando no me quieras matar.

Italia agarró una silla, sentado se a su lado.

— ¿Por qué de golpe esto de dejar de fumar? — Preguntó el italiano.

— Porque UK me a dicho que no quiere que me muero... y como soy gilipollas le he dicho que lo intentaría... Dios... que puto asco de vida...

— ¿Cuanto llevas?

— Una eternidad... han sido meses...

— Apenas llevas 3 días. — Corrigió el portugués, viéndole de forma calmada.

— ¡¿3 días solo?! — La exaltación del contrario hizo que varios se girasen a verle antes de seguir con sus cosas. — Alguno de ustedes dos. Matadme.

Ambos mayores rieron por aquel comportamiento hasta que el pelirrojo se acomodó al notar que México se había unido a la conversación, se quedó mirando a su hijo unos segundos y tras algunas frases intercambiadas entre los demás intervino.

— ¿Por qué hueles a vainilla? — Preguntó el castellano, llevándose la mirada de uno de sus hijos mayores.

— Es mi colonia — Respondió.

— ¿Es nueva?

— La uso desde toda la vida — La confusión de su padre hizo reír al menor — ¿Ahora te diste cuenta, jefe?

— Es que hoy huele más que antes... ¿Seguro no es nueva?

— Debe de ser porque ahora tú no apestas a tabaco — Respondió el italiano entre algunas risas, los otros dos a escepcion de España también rieron, este solo acercó parte de su manga a su nariz y la olio rápidamente.

— Coño. Si este jersey nunca había olido así.. — Levantó su vista, viendo a los otros tres — ¡¿De qué os reís ustedes?! ¡Dios! ¡Sois imbéciles! ¡Me voy a por un café!

Tras aquella afirmación se levantó, saliendo de la sala en la que estaba. Tocó un poco su bolsillo en busca de aquel paquete tan preciado pero nada. Había dejado el tabaco en casa tras que UK le dijera que no debería llevarlo encima.

— . . . Snif.

Sin darle cuenta sollozo un poco antes de recuperar ese sentimiento de odio, se giró a ver la puerta de la azotea donde inconscientemente había caminado y, sin más, se giró, escaleras abajo, apenas puso un pie cuando Francia entro en su campo de visión.

— ¡Hey! ¿Ibas a la azotea?

Y así, sin darse cuenta, literalmente porque para él fue un pestañeó, estaba sentado al lado de Francia, dándole algunas caladas al cigarro de la rubia.

— UK me mata...

— Por 3 caladas no, y si lo hace... ¿Me puedo quedar yo con Cataluña y Navarra?

— Sigue soñando.

Francia soltó una pequeña risa mientras remarcaba uno de los tirabuzones de su pelo con su dedo.

— La verdad, te viene bien que dejes de fumar. Sobre todo por el bebé.

— Lo dices cómo si estuviera embarazado — Aquello hizo reír a la Francesa y posteriormente al español.

— No, pero imagínate que cargas al bebé oliendo a tabaco, o echas el humo cerca de él... eso le afecta, aunque sea una isla.

— Disculpa, se me olvidaba que tenías el premio a madre del año. — España rodó los ojos, viendo hacia el frente y devolviéndole el cigarro — Hace tanto que no cuido a un bebé... Ni si quiera sé si sabré sujetarlo... ¡¿Y si se me cae?! Bueno ... Cuba se me cayó una vez al suelo y tan mal no está...

— Seguro se te da bien... que tus hijos te odiarán a muerte y se independeizaran no tiene nada que ver, a ver, quizás esté niño también lo hace — Nada más Francia giró su vista hacia el español pudo ver su cara de miedo — ¡O-O no! ¡Venga! ¡Es una isla más! ¡Tus archipiélagos no piden independencia! ... ¿Verdad?

— Francia. Callate.

— Sí. Mejor...

UIS UIS... se vienen cositas.

Como ya avisé, apartir de la siguiente semana empiezo clases, y posiblemente siga actualizando porque a mí dormir me chupa un huevo, pero no prometo nada.

¿Espi dejará de fumar? ¿Se acerca el bebé? ¿quien será el padrino? ¿Nuestro querido UK hará su papel de padre alguna vez?

Pequeño dato: España tiene dotes de padre, es un poco caótico pero siempre logró mantener a los niños sanos y salvos. Aun así se siente como un fracaso por todos los temas de guerras e independencia.

Y a Francia eso de consolar a la gente no se le da muy bien.

Bueno, votad, comentar, seguidme, tengo historias que posiblemente os gusten <3

Una de ellas tiene pocas lecturas pero la tengo activa a la par que está, Bellissime cicatrici, y llegó al top 1 en rankings (nadie sabe cómo funciona los rankings).

Muack.

2053 palabras.

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