Capítulo veintiuno.
—Hubo un cambio de planes —anunció el mánager, todos los chicos de la banda lo miraron desconcertados.
Adrianna le pidió con amabilidad a la mujer que estaba poniéndole el brillo labial que se detuviera, y avanzó unos pasos hasta el hombre que los miraba con nerviosismo.
—¿Qué? —inquirió Tom, arreglando su atuendo.
—Comenzamos con Automatic, luego seguimos con Pain of love y ya prosiguen con el repertorio que teníamos acordado.
Adrianna tragó saliva, y rápidamente le dio una mirada a Bill. El chico solo le brindó una sonrisa, y cuando estaban a punto de protestar, fueron llamados para que se prepararan. Estaban a minutos de salir. Adrianna se aproximó al mánager, sin percatarse, con la mirada de Tom sobre ella. Sabía que algo ocurría con la chica rubia, la había notado nerviosa, mucho más de lo usual. He intentó sacarle información a Bill, pero su gemelo se negó ha soltar palabra alguna. Estaba un poco molesto con él tras lo sucedido la tarde anterior.
—¿Está todo listo? —inquirió la menor, jugando con sus manos. El hombre asintió y le dio una sonrisa de labios apretados.
—Estarás genial, solo ve y hace lo que mejor sabes.
Ella sonrió y se alejó para caminar hasta sus compañeros.
—Cinco minutos —anunció el mánager.
—Escuchen, lo haremos bien ¿de acuerdo? —alentó Bill, tomando a Tom de los hombros, su gemelo asintió. —Nadie se quedara sin voz, ni... —Adrianna lo interrumpió.
—Lo haremos bien, Bill. Lo harás bien —reconfortó ella.
—¡Ya, chicos!
Las luces del escenario bajaron, el corazón de Adrianna latió más rápido, y se volteó al sentir que alguien la tomaba de la mano. Le fue imposible no reconocer la voz de Tom.
—No sé que traes entre manos, o que planeas hacer aquí y, si es algo para impresionar al muñequito ese... —se detuvo, Adrianna lo escuchó suspirar. —Lo vas a hacer malditamente genial, Adri.
Entonces las luces se encendieron y Adrianna pudo observar a Tom alejarse. El grito de la multitud la hizo salir del pequeño trance.
No había hablado con Tom luego de lo sucedido en la cafetería. Porque sinceramente no tenía idea de que decir, no había podido dejar de pensar en las dos palabras que le había dicho. Incluso había pensado que aquel apodo había sido olvidado, que era una cosa que quizás utilizaba con otras chicas. Pero habían sido palabras tan íntimas para ella, personales, el efecto que causaban en ella era imposible que pudiera sentirlo alguna otra persona. Porque era su apodo, era como él la había llamado a ella hace tiempo atrás. No podía usarlas con otras chicas, estaba segura, ahora más que nunca, que él solo usaba ese apodo con ella.
Eso fue lo que la dejó pensando en Tom el resto de tarde. Consiguió sacarle a Jeremy de la cabeza en segundos.
Era lo que Tom quería. Y lo había logrado.
—¿Están listos? —gritó Bill a la multitud. Sacándola de sus pensamientos.
Rápidamente formó una sonrisa en su rostro y comenzó a cantar junto a Bill. Los dos caminaban por el escenario, disfrutando la sensación de adrenalina. De vez en cuando realizaban algún movimiento en sincronización, logrando que el público estallara en gritos, sacándoles una sonrisa a ambos vocalistas. Su mirada azulada de vez en cuando chocaba con la marrón de Tom. Entonces solo para molestarlo, caminó hasta él con una sonrisa burlona.
—It's automatic, systematic, so traumatic —entonó—, you're automatic.
Era una canción para él, después de todo.
Tom mordió su labio inferior y levantó la mirada. La rubia lo vio acercarse, pero entonces ella se dio la media vuelta, sintiendo la pesada mirada de Tom sobre ella.
—There's no real love in you —cantó Bill, y Adrianna lo siguió. Se pusieron frente a frente y Bill acarició la mejilla de la chica, como estaba acordado. Fue un toque suave e intimido al mismo tiempo. La multitud gritó, Adrianna sonrió.
Se separaron, ella dirigiéndose a Gustav, y Bill a Tom.
Cada vez quedaba menos, Adrianna comenzaba a sentir los nervios.
—Each step you make, each breath you take —empezó Bill, volviendo a un lado de Adrianna.
—Your heart, your soul, remote-controlled.
—This life is so sick, you're automatic to me.
Había llegado el momento. Le dio una mirada a Tom, el chico estaba concentrado en su guitarra. Habían alargado aquel corte, para que Adrianna tuviera el tiempo de acomodarse. Así que la rubia se apresuró a tomar el cinturón de la guitarra para pasarlo sobre su hombro. Aseguró los cables de la guitarra y esperó a que Tom finalizara para comenzar ella.
Bill se arrodilló frente a Adrianna, con una gran sonrisa. Acompañándola como le había prometido, y el tenerlo cerca le dio más seguridad.
—There's no real love in you —Le dio la entrada Bill, y la púa entre sus dedos comenzó a raspar las seis cuerdas de la guitarra.
Tom se giró bruscamente, se suponía que entre ese corte no debían de tocar ni él ni Georg, pero grande fue su sorpresa al ver a Adrianna con una guitarra blanca. Su guitarra blanca. Una sonrisa se formó en su rostro al verla tan concentrada, habían mechones de su cabello rubio que cubrían un poco su rostro, quizás ella misma se los había dejado para evitar ser vista totalmente por el público.
Pero él lo estaba viendo, él la veía y un sentimiento de orgullo se centró en su pecho. Un desconocido sentimiento que únicamente se presentaba cuando se trataba de Bill. Pero Adrianna podría ser demasiado fácil de amar en ocasiones, y él había caído por ella. Admitirlo era extraño, aterrador, casi.
Ella dejó de tocar y de inmediato comenzó Georg, siendo seguido por él.
—There's no real love in you, why do i keep loving you?
Tom debía tocar el mismo solo que ella, por lo que antes de que pudiera llegar el instante, trotó hasta Adrianna, necesitando su cercanía, quería que todos los presentes los observaran juntos.
—Acompáñame —le pidió, y aprovechó la instancia para remover los mechones de cabello de su rostro.
Adrianna se iba a negar, pero Tom ladeó la cabeza e hizo un pequeño puchero que solo fue visto por ella. ¿Cómo iba a negarse a eso?
Entonces rodó los ojos y comenzó a tocar al tiempo que Tom lo hacía. A diferencia de que el chico mientras tocaba, la miraba a ella, como sus dedos se movían con cierta delicadeza, y él tenía una forma más bruta, aquello lo hizo sonreír de lado.
La canción terminó, pero no su momento, no ahora que Tom estaba abrumado por todo lo que pasaba por su cabeza.
—¡Bienvenidos a la Humanoid City Tour! —gritó Bill.
Adrianna levantó la mirada, creyendo que se encontraría con la sonrisa burlona de Tom. Y en efecto, estaba sonriendo, pero aquella era una sonrisa sincera, había un brillo en sus ojos que la hizo sonrojar. El chico no pensó en apartar la mirada de ella, así que Adrianna fue quien rompió el contacto visual.
Algo había cambiado entonces. Algo se había formado sin que ninguno se diera cuenta.
rookifilm ★ 2O23
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