Capítulo veintitrés.
—¡Adrianna, por aquí!
—¡Bill!
Tras el pequeño inconveniente con Tom minutos atrás en su camerino, Adrianna no podía evitar darle ciertas miradas al chico, miradas que eran correspondidas. Cada vez que ella se giraba a mirarlo, Tom ya tenía su vista sobre ella. Una pequeña sonrisa se formaba cada vez que sus ojos azules se posaban sobre los cafés de él. Y cada vez que lo hacían no podía evitar apartar la mirada, avergonzada por haber sido encontrada.
Estaban en una pequeña sala donde podrían compartir con algunos de sus fans, aquellos que tenían en sus manos el famoso pase VIP. Algunos periodistas esperaban detrás de la puerta, siendo ellos privados de entrar junto a los fans. Era un lugar únicamente para ellos.
La rubia pasó firmando algunos autógrafos junto a Bill, luego se apartaron para esperar a sus demás compañeros.
Mentiría si dijera que no se veía distraída por lo bien que le quedaba esa blusa de cuadros a Tom. Maldijo bajo cuando lo vio acercarse a ella para ponerse a su lado en la fotografía que le tomarían a la banda completa. Bill se puso al otro lado de su hermano, para que ella estuviera junto a Gustav.
El flash la cegó por unos segundos.
—¿Cómo están? ¿Qué les pareció el show? —cuestionó el mánager, sosteniendo en sus manos unos papeles. —Bueno, aquí tengo algunas de sus preguntas dirigidas a los chicos de la banda.
Rápidamente llegaron unos hombres con unas sillas para que pudiesen sentarse. Adrianna le dio las gracias al hombre y tomó asiento, poniendo sus manos sobre su regazo. Tuvo que darle un pequeño codazo a Tom cuando vio la forma en que estaba sentado. Este se encogió de hombros y se acomodó en la silla.
—La primera es para Georg —comenzó el mánager. —¿Es difícil para ti estar de gira, teniendo a tu novia lejos?
Un "Aww" se escuchó entre los fans. Adrianna se giró para ver a su amigo. Este tenía una sonrisa en su rostro.
—Bueno, un poco, sí. Estamos siempre manteniéndonos en contacto así que no es mucho el período de tiempo donde no la veo.
—Me pide los números de teléfono de las otras chicas, para entretenerse un poco —mintió Tom, y las risas se hicieron presentes.
—No es cierto —aclaró Georg. —Soy un hombre fiel.
—Un hombre aburrido —corrigió Tom, con total descuido.
Adrianna negó con la cabeza.
—Esta es para la princesa de Tokio Hotel, ¿Cómo te preparaste para tu solo?
—¡Estuvo increíble! —se escuchó entre los fans y Adrianna sonrió, sintiendo una calidez en su corazón.
—Tuve un buen profesor, y practiqué mucho. No voy a mentir diciendo que fue algo de un día para otro. Soy un poco perfeccionista así que, como deben deducir, fue con mucha práctica. Estaba adentrándome a algo nuevo —contestó con una sonrisa.
—¿Fue Tom quién te enseñó? —inquirió una de las chicas de la multitud.
Adrianna soltó una risa nerviosa, al tiempo que Tom se cruzaba de brazos para mirarla. Una gran sonrisa burlona se formó en su rostro. Estaba disfrutando el momento, como era acorralada por las fans. Entonces negó con la cabeza. Tom le quitó la palabra de la boca.
—Ella iba todas las noches a mi habitación para pedirme que le enseñara, ¿Cómo iba a negarme?
Adrianna rodó los ojos.
—Tuve ayuda de un profesional —aseguró ella. Tom frunció el ceño.
—Soy un profesional, ¿has visto como toco la guitarra? —Comenzó a mover sus dedos. —Soy muy bueno con mis dedos.
—¿Seguimos hablando de guitarras? —inquirió Gustav, y un ola de risotadas se escucharon en la sala.
—Okay, compórtense. Esta es para Tom, y dice; Siempre eres visto con chicas rubias, ¿son ellas tu tipo ideal?
Tom sonrió de lado, y suspiró antes de acomodarse en su silla. Adrianna no tenía un buen presentimiento de aquella sonrisa.
—Desde muy temprana edad me vi atraído por las mujeres rubias. La primera vez que vi una, con sus cabellos de oro y esos ojos azules dije; Mierda. Pero amo a las mujeres en general, así que... Pero si eres rubia, ya tienes mi corazón por una noche, ¿Qué puedo decir?
Una pregunta salió de entre las chicas.
—¿Fue Adrianna aquella chica que te hizo querer estar con mujeres rubias?
Adrianna sostuvo su respiración por unos segundos, sorprendida por la deducción de la chica que hizo aquella pregunta. Pero sabía que no era ella, Tom había visto millones de chicas rubias a lo largo de su vida, él buscaba chicas rubias por cada ciudad que recorría. Podría incluso haber sido esa modelo que oyó mencionar en algún lugar.
Tom no era tan estúpido como para mentir diciendo que sería ella. Estaba en la misma página que ella: frente a las cámaras, eran buenos amigos que no rompían las reglas de la amistad.
Tom no era...
—Lo fue, sí. Más bien, lo es.
Adrianna sintió cada músculo de su cuerpo tensarse. Bill sonrió y le dio un apretón en la rodilla a su amiga, notando lo tensa que se encontraba.
Sin embargo, Tom no estaba molestándola, no estaba mintiendo con aquella respuesta. En absoluto.
rookiefilm ★ 2O23
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