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Capítulo veintisiete.

—¡Muchas gracias a todos por venir! —gritó Adrianna, despidiendo al público.

El vuelo a Estados Unidos era en algunas horas y estaban demasiado retrasados. Luego de ser nominados a uno de los premios importantes del país, tuvieron que adelantar el vuelo. Aquellos días que iban a tener para descansar estaban en el olvido. 

Cuando las luces del escenario bajaron, los cuatro jóvenes salieron rápidamente de allí para dirigirse cada uno a su camerino, donde podrían cambiarse ropa para luego ser recogidos y llevados al hotel. 

Adrianna se soltó la coleta y se sentó sobre el banco frente al espejo. Todavía tenía la respiración un poco agitada por la actividad de la presentación, así que cerró los ojos y suspiró. Aún eran audibles los gritos del público, la adrenalina seguía en el ambiente. Entonces miró la púa sobre el tocador, y tragó saliva cuando sus pensamientos se vieron interrumpidos por un chico de trenzas que últimamente la tenía con un malestar en el pecho.

He inconscientemente se llevó la mano a los labios, recordando el beso, la forma en que Tom la había tomado para atraerla a él. 

¿Qué era lo que aquel chico estaba haciendo? 

No sabía cómo serían las cosas en Estados Unidos, pero podía presumir que las conversaciones con Jeremy ya se habían tornado más severas, ya no estaba ese nerviosismo del primer mensaje. Quizás había un poco de confianza, así consiguió saber como fue que había obtenido su número; el mánager se lo había enviado luego de las declaraciones del chico en sus entrevistas, con la excusa de que le podía venir muy bien a la banda una amistad entre ellos. 

Todo se trataba de impulsar a la banda a la cima. Adrianna no había estado de acuerdo, pero ya se había establecido una pequeña cercanía con el chico, así que no era un problema para ella ahora. No cuando se pasaba sonriendo todo el periodo de tiempo que hablaba con él.

—Adelante —dijo cuando escuchó unos toques en la puerta. 

Bill apareció con una gran sonrisa detrás de la puerta.

—Te traje agua, en mi camerino no habían y supuse que en el tuyo tampoco. ¿Por qué sigues con la misma ropa?

Adrianna se levantó para recibir la botella de agua.

—Estaba por cambiarme.

—¿Viste la cantidad de personas que estaban afuera? —cuestionó el chico, Adrianna dio por entendido que tendría que vestirse en otro momento.

—Aún no se siente real, ¿verdad?

Bill se sentó en el sofá, y Adrianna no tardó en imitar su acción. De inmediato el chico pasó su brazo por los hombros de la chica.

Antes de que pudieran seguir con aquella charla, la puerta se abrió de golpe.

—¡¿Qué están haciendo! Ya tenemos que irnos —exclamó el mánager, y los jóvenes se pusieron de pie rápidamente.

Riendo salieron detrás del hombre.

Las largas horas de viaje habían concluido. Oficialmente se encontraban bajando del avión, habían llegado a Estados Unidos. Una gran cantidad de personas estaban esperándolos a tan solo metros del avión. El mánager les dio la autorización para acercarse a los fans y firmar autógrafos. Luego tendrían que seguir el protocolo y dirigirse al vehículo para ser transportados al nuevo hotel donde se hospedarían.

Adrianna dejó un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—¿Cómo estás? —le preguntó a una chica que le pedía una fotografía.

Detrás de ella venían Tom y Georg, ambos conversaban descuidadamente mientras pasaban firmando los autógrafos. La mirada de Tom se posó sobre la rubia que seguía sonriendo para las cámaras.

Durante el viaje no se habían dicho palabra alguna. Y ella se había sentado junto a Gustav. Por las risas qué había escuchado él, parecían haberse divertido mucho. Aquello lo hizo rodar los ojos más de una vez en esas largas horas de vuelo. Optó luego por ponerse los audífonos y ensordecer aquella risa que le gustaba, pero que en esos momentos estaba siendo una tortura. No entendía porque Gustav lo traicionaba de esa manera. Se preguntó durante el viaje si quizás él también tenía un interés amoroso en la rubia.

Luego Bill le dio un codazo y le pidió que dejara el drama. Pero él tomó aquello como una señal para desahogarse con su hermano.

—No lo entiendo —volvió a quejarse. Y Georg rodó los ojos. Sí, también le había comentado su situación a él.

—No hay nada que entender.

Tom saludaba distraídamente a la multitud, dejando firmas al azar. Desviando la mirada de vez en cuando.

—No sé, hermano. Creí que Gustav era mi amigo —exageró resoplando. Georg mordió su labio inferior y despidió a las fans con un gesto de manos. Tom hizo lo mismo y caminó junto a su amigo hacia el vehículo.

Más adelante iba Adrianna. Iba colgada del brazo de Bill y Gustav.

—Se besaron, ¿no es obvio que ocurre algo?—obvió Georg. Y Tom chasqueó la lengua. —Igual, de quien deberías temer es Jeremy. Digo, es guapo. Y fue Peter Pan.

Tom soltó una carcajada.

—Sí, no le tengo miedo a ese muñeco de cine. Escúchame, ¿vamos a compararnos? Porque le gano en todos los aspectos posibles.

Georg solo se encogió de hombros. Y cuando no obtuvo respuesta, se giró a su amigo.

—¿Cierto? No es competencia —inquirió luego de que su amigo no le hubiera dado la razón, preocupado.

—Sí, lo que digas. ¿Por qué no te le declaras y ya? —sugirió. Y Tom pareció casi indignado por eso.

—¡La besé!

Georg puso una mueca.

—Sí, pero tu besas a todas las chicas...

—Ey, no es cierto —refutó.

Antes de subirse a la furgoneta tomó a Bill del brazo para impedirle tomar el puesto a un lado de Adrianna. La rubia suspiró y se acomodó en su asiento.

Una sonrisa se formó en los labios de Tom al ver que ella rodaba los ojos e intentaba estar lo menos pegada a él posible.

rookiefilm ★ 2O23

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