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Capítulo veintiséis.

La gira por Europa estaba a dos shows de concluir.

Adrianna estaba nerviosa por viajar a América y mostrar la música de la banda en el exterior. Con un público diferente, con los otros artistas que aquel país ofrecía. Estados Unidos tenía a Adrianna inquieta, era donde más shows tenían, y donde permanecerían algunas semanas. Los ensayos se triplicarían, viajarían con constancia y, si todo salía bien, podrían de una vez finalizar el Tour en Suecia, como lo había modificado el mánager. Esa era una placentera noticia para los oídos de Adrianna.

Luego de concluir la gira, extendería su estadía y permanecería algunas semanas en Suecia, para disfrutar de su madre y hermano, a quienes no visitaba hace mucho tiempo, y extrañaba cada día.

Desde el lanzamiento del Álbum, las estadísticas sólo han mejorado. El Tour los beneficiaba de maravilla. Se mantenían como el álbum número uno en muchos países, sus oyentes habían aumentado sin duda alguna. Parte de aquellos nuevos oyentes eran de América, y habían conseguido algunos shows más aparte de los ya acordados. Esa era una de las razones de su prolongada estadía en el país.

Se encontraban ahora preparándose para el próximo concierto que sería en algunas horas. Adrianna estaba preparando las cosas que llevaría consigo para el vuelo a Estados Unidos, cuando la puerta de su habitación fue abierta luego de unos suaves toques que le indicaron la presencia de Bill. El chico le dio una sonrisa antes de rodear la cama y pararse a su lado para dejar un beso en su cien. Adrianna soltó una pequeña risa y continuó poniendo dentro de su maleta lo que no estaría usando próximamente.

—¿Cómo estás? —inquirió el mayor, sentándose sobre la cama.

Bill había sido al primero a quien había acudido luego de lo que había ocurrido con Tom, y todavía tenía ese mal sabor en su boca cada que recordaba lo acontecido.

No llevaba maquillaje, pues este sería aplicado antes del concierto. En algún punto lograba parecerse a Tom, a diferencia que Bill continuaba teniendo esos rasgos más suaves que lo diferenciaban de su hermano gemelo.

—Estoy bien, aunque un poco ansiosa. ¿Usaremos de nuevo esas cosas ajustadas que nos pusieron en el último concierto? Apenas y podía moverme.

Bill rió y negó con la cabeza.

—Fui a dar un vistazo y en realidad usaremos unos pantalones de cuero. Solo nosotros, ya sabes que vestir a Tom es imposible. El es fiel a su estilo. Y si Tom consigue huir de lo fashion, Gustav y Georg huyen con él.

Adrianna sonrió, y le dio un pequeño asentimiento de cabeza a su amigo, confirmando sus palabras, pues Tom nunca había accedido a cambiar su forma de vestir ni siquiera para situaciones importantes. El prefería su estilo vago, y nadie lo haría cambiar de opinión. Era un caso perdido, pero debía admitir que durante el último año había estado incluyendo algunas prendas más ajustadas, las cuales contrastaban su buena figura. Un pequeño cambio que atraía a más admiradoras.

Bill notó la mueca mal disimulada en el rostro de la rubia, y suspiró.

—¿Cómo están las cosas con mi hermano? —Quiso saber, sin darle muchas vueltas.

—Normales, supongo —contestó la rubia, intentando no lucir demasiado decepcionada con los hechos. 

Bill negó con la cabeza, soltando una pequeña risa. Adrianna se sentó a su lado.

—Normales no. Los he notado más... menos... no sé, ya no discuten. Al menos no como lo hacían antes.

Y aquello era cierto. Luego de lo que había ocurrido entre ellos, Adrianna se había cerrado por completo. Asustada de aquella necesidad de querer besarlo de nuevo. De lo agradable que le había parecido el pequeño momento que tuvieron. Entonces las pocas veces que habían interactuado habían sido únicamente profesionales. Y él tampoco hacía demasiado para cambiar aquello, por lo que Adrianna entendió que había sido un error, y así lo iban a mantener. 

No quería ilusionarse, porque no soportaría de nuevo el dolor de un corazón roto.

Adrianna se sentó sobre la cama, y permitió que su amigo tomara sus manos, para reconfortarla.

—Se besaron—le recordó él, y Adrianna suspiró. —¿No es esa una clara señal de que le gustas? Es mi hermano, y lo conozco. Así como te conozco a ti.

Sin poder evitarlo, los ojos de Adrianna se llenaron de lágrimas. Y estas corrieron por sus mejillas sin darse cuenta, sin tener el tiempo de poder detenerlas. Un nudo se formó en su garganta, el cual le impedía soltar las palabras. 

—Tengo miedo de confiar en él, de dejar que mis sentimientos me envuelvan y luego... Y que él...—se detuvo para tragar el nudo en su garganta. Bill se acercó para darle un abrazo.

Adrianna dejó salir entonces aquel dolor que había estado reprimiendo durante los años. Porque no se había permitido romperse luego de aquel día, se había prometido no derramar lágrima alguna por alguien que no lo mereciera. Pero toda la situación la había abrumado, y la seguridad que sentía en los brazos de Bill le daban ese apoyo que necesitaba. Esa sensación de que, si se rompía en mil pedazos, él estaría allí para recogerlos juntos, uno por uno.

Así que no le fue muy difícil soltaste a llorar en los brazos de Bill. Igual como había hecho tiempo atrás.

—Tengo mucho miedo, Bill. Porque amo tanto a Tom, que no me importa su mala reputación. No me importa la infinita lista de chicas que han estado con él. No puedo esperar que cambie si esa es la única versión qué conozco de él. Me enamoré de Tom incluso cuando rompió mi corazón en mil pedazos.

Bill dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas al escuchar su voz rota. Y no era fácil conseguir que se enfadara o algún tipo de tristeza en él, ya que siempre estaba con ese positivismo que ayudaba a los demás. Pero el vínculo que tenía con ella lo hacía, de alguna manera, sentir el dolor que Adrianna estaba experimentando. 

El teléfono de la rubia comenzó a sonar y ella se separó de Bill para poder tomarlo, rompiendo el momento. De alguna forma lo agradeció.

Era la notificación de un mensaje del mánager. El teléfono de Bill sonó también. Y ambos chicos se miraron luego de leer el mensaje, con los ojos de par a par, con la felicidad en el pecho.

—Estamos nominados en los MTV. ¡Estamos nominados en los MTV! —anunció Bill.

—¡Oh por Dios!

Bill soltó un grito de emoción y Adrianna comenzó a reír.

A veces pensaba que se había enamorado del hermano equivocado. Pero luego agradecía no haber arruinado algo tan lindo como la amistad que mantenía con Bill por algo tan estúpido e infravalorado como el amor.

rookiefilm ★ 2O23

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