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Capítulo tres.

Los toques en la puerta lograron despertarla, y con un quejido indicó que la puerta estaba abierta, prontamente Bill apareció detrás de ella con el mismo aspecto adormecido que el de ella. Se tiró sobre la cama de la chica, logrando que esta protestara.

La entrevista se realizaría dentro de algunas horas y Bill sabía que si él no iba a despertarla, sería imposible que por voluntad propia dejara la cama. Así que, luego de haberse despertado él, se propuso caminar hasta la habitación de su mejor amiga. Con Adrianna habían logrado formar un fuerte vínculo desde el momento en que compartieron la primera mirada. Siendo ella más pequeña que él, dándole la necesidad de cuidar de ella como si fuera la hermana que nunca tuvo. Especialmente si de su hermano gemelo se trataba, ya que Tom siempre estaba cerca de ella para insinuar lo bonita que era y lo bien que se verían juntos. Él se prohibió dejar que profanara a su pequeña Adri.

—Odio la fama. ¿Por qué debo despertarme tan temprano? Debería ser un delito—se quejó la menor.

—¿Interrumpir el sueño?

—Exactamente —le dio la razón, sentándose sobre la cama para luego bostezar al tiempo que levantaba los brazos para estirarse.

Bill se levantó y dejó un beso en la frente de la menor antes de caminar hasta la puerta.

—Nos vemos luego, todavía tengo que despertar a los demás.

Adrianna solo asintió, esperando a que Bill abandonara la habitación para poder dirigirse al baño y comenzar oficialmente con su mañana. Tomó una rápida ducha antes de encaminarse al comedor, donde se encontró con sus demás compañeros de banda. Besó la mejilla de Gustav y Georg antes de acercarse al sofá en donde estaba sentado Bill, todavía con el rostro adormecido.

Sin pensarlo dos veces se sentó sobre las piernas de su amigo. Este la pegó a su pecho, dejando que volviera a cerrar los ojos, relajándose entre los brazos y la familiaridad que Bill le brindaba.

Abrió los ojos cuando escuchó la voz de Tom. Pronto la ira la invadió, recordando el pequeño altercado que tuvieron la noche anterior. No quería escuchar su voz, ni mucho menos percatarse de su presencia, pero era el precio que debía pagar al formar parte de Tokio Hotel. Fingió no haberlo visto y se removió en los brazos de Bill, buscando cierta protección en el chico.

Tom rápidamente puso su atención en ella. Tocó su mejilla, sintiendo el fantasma del golpe que le había dado, fue inevitable para él no sonreír al recordarlo.

Fingiendo normalidad se sentó a un lado de Bill, justo donde Adrianna estaba mirando.

La menor se acomodó para darle la espalda, sacándole una risa a los gemelos. Aquello no fue un impedimento para que Tom dejara una mal intencionada caricia en la cintura de la menor. Esta se removió en los brazos de Bill.

—Deja de toquetearme —protestó.

—Lo siento, no puedo resistirme.

Adrianna decidió ignorarlo, para volver a cerrar los ojos, tratando de conciliar el sueño que le fue arrebatado esa mañana. Pero no duró mucho cuando un grupo de personas llegaron al comedor, más específicamente mujeres. Todas bien peinadas y con el uniforme del hotel. Dejaron sobre la mesa diferentes platos de comida, llamando la atención de los presentes. Quienes no tardaron en aproximarse para buscar un lugar.

Adrianna se sentó a un lado de Bill, como de costumbre. Tom, tuvo el arrebato de sentarse a su lado, necesitando aquella adrenalina de no saber cómo actuaría ella a continuación.

Luego de agradecer por la comida comenzaron a servirse.

—Tom, dame la miel, por favor —le pidió amargamente al chico a su lado, quien no le permitía alcanzar el pequeño recipiente.

—No soy tu empleado. Levántate y búscala tú.

Adrianna le dio una mala mirada. Pero sin querer perder su orgullo, pasó su mano sobre el plato de Tom, impidiéndole poder comer. Este se tiró hacia atrás, dejándole espacio para que ella pudiera inclinar más su cuerpo y alcanzar la miel. Una sonrisa se formó en su rostro cuando vio que, para evitar caer sobre él, se afirmó de su rodilla.

—Así que entramos en confianza, ¿eh?

La rubia se giró para darle una mala mirada, pero fue una mala idea al olvidar lo cerca que estaba Tom de ella, por lo que sus rostros no estuvieron a muchos centímetros de distancia. Ella rápidamente se alejó, derramando un poco de miel sobre el mantel de la mesa.

—Idiota.

En ese momento llegó el manager de la banda con un aparato en sus manos, Bill y Adrianna se dieron una mirada. Presentían de que se trataría todo a continuación.

—Skarsgård y Kaulitz. Siempre ustedes dos. ¿Me pueden explicar por qué salen en la primera plana? Les leo textual: Los integrantes de la reconocida banda Tokio Hotel, fueron encontrados la pasada noche en un caliente altercado, en el que se ve a la Princesa de Tokio Hotel golpear a su compañero de banda, Tom Kaulitz.

Adrianna tragó saliva y bajó la mirada, no tenía nada que protestar, nada a su favor para desmentir aquellas palabras. Se sintió avergonzada, mucho le había costado ganarse el cariño del público, y ahora estaba segura que con aquello sólo empeoraría la situación.

—Estamos a horas de la entrevista. Y les aseguro que esto —indicó apuntando la tableta en su mano—, será el tema principal. Adrianna, el público es difícil, hasta el momento lo llevas de maravilla, pero golpear a Tom va a remover todo tu esfuerzo, se irá por la borda. ¡A la mierda!

—Me llamó degenerado sexual. —Se adelantó a justificar Tom, alzando las manos. Adrianna apretó los puños.

—Yo...

—Quiero que en la entrevista quede aclarado todo esto, ¿me escucharon? Son compañeros, joder, ¿no podrían hacer un esfuerzo?

Tom suspiró y fingió inocencia.

—Tienes toda la razón. Ella cometió un error, debemos... —Adrianna se giró de forma violenta hacia él.

—¿Estás escuchando lo que dices? Tú me provocaste, de otro modo, no me hubiera dado el tiempo de gastar mis energías para golpearte. Fue culpa de ambos —reconoció, alterada.

El manager se tomó el puente de la nariz. Eran un caso perdido. Nadie en la banda conocía el motivo por el cual Adrianna no conseguía congeniar con Tom. Anteriormente lo habían hecho, ella siempre estaba detrás de él, revoloteando en donde sea que se encontraba Tom, sonriendo inmensamente. Habían cambiado mucho su relación desde entonces.

—En la fotografía sales claramente tú golpeándome a mí. La víctima soy yo.

—¡Eso no es cierto! —Exclamó levantándose de la silla. Tom pasó sus ojos lentamente por todo el cuerpo de la menor, hasta llegar a su rostro. Luego soltó un suspiró y se encogió de hombros.

—No lo digo yo, lo dice la evidencia —aseguró cruzándose de brazos.

—Arreglen esto —ordenó el manager, dictando la última palabra y saliendo del lugar.

Adrianna suspiró. Desistiendo a toda intención de seguir maltratando a Tom de la misma manera en que él lo hacía con ella. No era justo que la culpara únicamente a ella cuando ambos fueron quienes comenzaron la discusión.

Se giró nuevamente a él, logrando que levantara la mirada y la viera a los ojos. Lo apuntó con el dedo mientras se volvía a sentar en la silla.

—No quiero que te aproveches de la situación, ¿oíste? En cuanto acabe esa entrevista se acaba la tregua.

Adrianna extendió su mano hacia él, como quienes cerraban un trato. Tom tomó la mano de la chica y besó el torso de esta. Gustav fue quien interrumpió el silencio incómodo.

—¿No han pensado en acostarse? Quiero decir, hay tensión ¿saben? Es solo una opinión.

—Gustav... —suplicó Bill.

Adrianna suspiró y rodeó la silla para encaminarse a su habitación, nuevamente, con la mirada de Tom sobre ella.

rookiefilm ★ 2O23

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