Capítulo siete.
—Adri, por favor. Sal de esa sala.
La insistencia de su mejor amigo no le movía ni un pelo.
—No.
Trató de mantenerse firme en su posición, evadiendo cualquier pensamiento que involucrara a Tom y las nuevas fotografías.
—Estoy enferma —mintió, tosiendo.
Bill al otro lado de la puerta se tomó el puente de la nariz. Estaba siendo una dramática. Sin embargo no podía hacer nada para obligarla a salir de esa sala, donde se supone, guardaban las cosas de limpieza. Ni siquiera eso le importó con tal de huir de la situación, en la que debía de salir de allí, dirigirse al establecimiento y posar a un lado de Tom, con quien no estaba en buenos términos, como era de costumbre.
—No estabas enferma hace un minuto. Vamos Adri, solo son fotografías —insistió Bill. Tratando de convencerla.
Adrianna no tardó ningún segundo en obtener una respuesta, desesperada.
—Es que me enfermé justo ahora, cuando me dijeron que debía de tomarme como tu lo dices, solo fotografías con tu hermano maligno. ¿Recuerdas lo que dijeron? Mano en la cadera, miradas coquetas, bla bla bla. No pienso hacerlo, no quiero darle el gusto. En cuanto salgan esas fotografías pensarán que estamos compartiendo algún ámbito sexual y... ¡ni siquiera sería cierto!
Jadeó y pegó la frente sobre la puerta. No quería verse relacionada nuevamente con Tom en las primeras planas, habían podido apaciguar las anteriores, al menos ya había quedado aclarado lo de la cachetada, sin embargo, sería más difícil despistarlos de una posible relación amorosa. Estarían detrás de ellos todo el tiempo, intentando obtener material que los comprometiera, y ya había tenido suficiente de Tom Kaulitz. Bill mientras tanto hacía su mayor esfuerzo por sacarla de allí.
—Nadie pensará que te acuestas con mi hermano, Adrianna —dijo como si fuera algo obvio, cuando lo obvio era que en realidad ella tenía razón, debido a que cualquier mujer que se relacionara con Tom, era considerada una de sus amantes.
—Oh, sí que lo harán. Él se encargará de eso. Su vocación es arruinarme la vida, y créeme, trabaja incluso sus días libres.
Bill no tuvo más opción que recurrir a la famosa y eficiente manipulación, ya que sus anteriores tácticas no habían dado resultado.
—Por favor... —suplicó, usando su tono de voz calmo, derritiendo el corazón de Adrianna.
—Mierda —susurró ella. —Lo haré, está bien, pero quiero que, si los rumores comienzan, admitas que estamos juntos, que tenemos planes a futuro; quiero dos perros y un caballo. ¿Estamos?
Bill rió antes de apartarse de la puerta cuando la escuchó quitarle el seguro. La vio salir con expresión horrorizada, así que se acercó para tomar el rostro de su amiga entre sus manos y dejar un beso en su frente, reconfortándola. Entendía que Tom no era un chico fácil, y que Adrianna tampoco tenía tanta paciencia.
Caminaron hasta el estacionamiento, allí estaba Tom parado junto a uno de los Audi, por quienes estaban allí, luego de haber aceptado tomarse las fotografías de promoción. Donde dejaría su dignidad, si es que continuaba teniendo, claro. De todas formas alzó el mentón para aproximarse a Tom. Parándose a un lado del chico, reluciendo la diferencia de altura. Sus manos sudaban, tampoco era ciega, claramente notaba lo atractivo que se veía a un lado del vehículo negro, con su vestimenta del mismo color, afirmado sobre el como si fuese suyo. Seguramente lo sería en algunos años, o meses, Tom era un chico ambicioso, siempre queriendo más de lo que podría tener. En pocas palabras, Tom se veía atractivo.
Un poco nada más. Otros chicos se veían mejor.
Ella, por otro lado, estaba vestida con unos vaqueros una o dos tallas más que la suya, junto a un top blanco. Su cabello suelto y un poco de brillo labial. No querían nada exagerado, querían mantener la estética rebelde que la banda ofrecía.
—Quiero a Bill sobre el otro Audi, tomaremos sus fotos individuales mientras comenzamos con Adrianna y Tom.
La menor continuó cruzada de brazos, no tenía pensando moverse de su ubicación, pero fue obligada sutilmente por uno de los fotógrafos. Tom negó con la cabeza divertido, y quizás demasiado ansioso por comenzar. Le fue imposible no admirar a la chica frente a él, cómo se concentraba en las palabras que decía el hombre a su lado. Su cabello rubio caía descuidadamente sobre su espalda, un poco más abajo de sus hombros. Cuando su mirada comenzaba a descender, tuvo que recomponerse al momento en que justo ella se giró a verlo, con el ceño fruncido y obvia molestia en su mirada.
—Hagamos esto rápido —declaró Adrianna con firmeza, al tiempo que prácticamente lo empujaba dentro del asiento de piloto y cerraba la puerta.
Caminó hasta quedar frente al vehículo y allí se afirmó sobre este con ambas manos, mirando fijamente los ojos de Tom. Este suspiró antes de poner sus manos sobre el volante, volviéndose severamente profesional.
El flash de la cámara iluminó el lugar, indicando que la fotografía había sido tomada, así que Adrianna acomodó su cabello y observó a Tom salir del auto. Ambos se quedaron mirando al fotógrafo. Y cuando este alzó su pulgar para confirmar la fotografía, continuaron a la siguiente. Esta vez solo necesitaban una de Adrianna. Tom tragó saliva al ver lo atractiva que se veía dentro de aquel vehículo, jugó con el piercing de su labio.
—Perfecto, la última de Tom y Adrianna, luego continuamos con los tres, y una con los gemelos únicamente.
Adrianna asintió y se puso a un lado del vehículo, esperando a que Tom se afirmara en este para luego ella ponerse frente a él. Tom dejó una de sus manos sobre el vientre de la menor, y ella aguantó las ganas de darle un buen golpe para que no le pusiera las manos encima. Detestaba tenerlo tan cerca, detestaba el calor de su cuerpo.
—Alza un poco el mentón, Adri.
Esta así lo hizo.
—Ahora pon tu mano izquierda sobre el cuello de Tom. Exacto.
Iba a vomitar.
—Tu otra mano sobre la de Tom en tu abdomen.
Vientre, quiso recalcar. El atrevido tenía su asquerosa mano sobre su pobre vientre.
Los segundos estaban siendo eternos, el calor la invadió, seguramente y era que el lugar no tenía calefacción, porque claro, era un estacionamiento, debían mantener los vehículos frescos. Tenían que cuidarlos.
Cuando la fotografía fue tomada, Adrianna se separó tan rápido de Tom como le fue posible. Sintiendo una oleada de mareos y náuseas.
—Creo que estoy enferma —anunció cuando Bill llegó a su lado.
Sintió la mirada de Tom sobre ella, por lo que levantó la mirada y lo encontró viéndola directa e indiscretamente. Ella le dio la espalda, para pararse frente a Bill.
—Quiero salir de aquí —expresó. Bill la tomó de los hombros para pegarla a su pecho. Tom desvió así la mirada.
rookiefilm ★ 2O23
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