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Capítulo seis.

El sudor ya comenzaba a cubrir su frente, el cansancio notándose sobre su cuerpo. Los ensayos habían comenzado y Adrianna no podía estar más feliz de ello. Estaba ansiosa por poder salir a cantar al escenario de nuevo, pero también tenía la inseguridad de que a los nuevos fans pudiese decepcionarlos.

¿Y si no cantaba tan bien? A lo mejor y estar bajo el escenario por tanto tiempo hizo que perdiera la seguridad.

¿Y si su forma de actuar en el escenario no era del agrado del público?

Conseguir la aprobación de miles de personas era una tarea complicada. Adrianna podía afirmarlo. El público Alemán era difícil. Y con la llegada del nuevo álbum los tendría más atentos que nunca, esperando lo nuevo, examinando con lujo de detalle su voz. Estaba segura de eso, siempre fue más atareado para ella, era del exterior, ellos querían a sus chicos, no a una extranjera que, como ellos especulaban, sólo se aprovechaba de la fama que gracias a los gemelos había conseguido.

Claro que aquello no era cierto. No estaba para nada cerca de ser sus intenciones. Cuando su madre la impulsó a la industria musical no era más que una niña con sueños, con deseos de ser alguien en la vida, de tomar su don y poder compartirlo con los demás. Bill reconoció su talento y la incluyó en la banda. 

Tampoco pondría sólo lo malo sobre la mesa, claro que no. Había logrado ganarse parte del público, demostrando no ser sólo una cara bonita. Se había esforzado por demostrar que era una buena persona, que si estaba parada allí en el escenario, era porque había trabajado por ello, y le apasionaba tanto como a ellos escuchar su música. Prefería concentrarse en ese pequeño porcentaje que la quería, y darle lo mejor a aquellos que la apoyaban. Pero de vez en cuando las inseguridades tomaban el control de sus pensamientos.

Adrianna caminó hasta el otro lado del escenario, mientras las pruebas de sonido continuaban. Las luces se movían de un lado a otro. Ella bajó el micrófono cuando vio al mánager hacerles señas con las manos. Pidió silencio, subiendo al escenario para agrupar a los chicos de la banda.

Adrianna se aproximó mientras tomaba un poco de agua.

—El sonido está perfecto, tenemos el movimiento preparado. El juego de luces está increíble —anunció enumerando con sus dedos. —Una vez el disco salga a la luz, empezaremos los ensayos con más intensidad. ¿Repasaron el repertorio?

—Comenzamos con Pain of love y acabamos con Humanoid —repasó Bill, Adrianna asintió con la cabeza, sosteniendo las palabras de su amigo.

—Tom, ¿Cómo vas con tu solo?

—Bien, por supuesto.

—Perfecto, quiero que practiquemos la transición de Moonson. En cinco volvemos.

Dicha esas palabras, bajó para establecer una conversación con las demás personas del equipo, lo siguiente a tomar revisión sería el vestuario.

Bill se sentó a un lado de Adrianna para dejarle otra botella de agua. Esta la tomó y le brindó una sonrisa a su amigo, antes de abrirla y beber de ella. Ambos tenían sus micrófonos en las manos.

—¿Cómo van tus clases de guitarra? ¿Tienes planeado contárselo a Tom? —Adrianna casi escupió el agua de su boca, y miró en dirección al recién nombrado, pero se alivió concentrado en las seis cuerdas de su guitarra.

—¿Qué? —inquirió nerviosa.

Sus mejillas se sonrojaron, había olvidado por completo el tema, y que Bill se lo hubiese comentado así nada más, sin cuidado alguno, la puso levemente nerviosa. No porque el tema incluía a Tom, claro que no.

—Bueno, cuando compusiste la canción...

Adrianna siempre se dejó llevar por sus sentimientos. Y lo que mejor le salía, era cantar y componer canciones. Una de las canciones que compuso únicamente ella fue Automatic. No estaba orgullosa, claro estaba, pero era su perspectiva, su modo de ver al chico que rompió su corazón en mil pedazos cuando era una niña. Estaba enojada, dolida, y era una chica orgullosa. Nada bueno podría salir de ello. No obstante, Automatic logró cautivar a Bill, y él mismo se la mostró a su mánager para que comenzaran a grabarla y así se volvió parte del álbum.

Canción en la que por cierto, Adrianna tenía un solo. Tocando la guitarra. El maldito instrumento en el que se destacaba Tom, entre los miles de talentos que el chico parecía tener, la guitarra era lo que mejor se le daba. Esa era la razón por la cual ella aceptó la propuesta del solo. Sin embargo, solo el mánager, Adrianna y Bill, eran quienes tenían conocimiento de aquel solo. No le importaba que fuese a decirle Tom, pues ella dejó atrás la idea de que aquella canción había sido escrita para él. 

Jamás admitiría que, en un verdadero arrebato de celos, ella se sentó sobre su cama a escribirle una canción al chico que juró no volver a querer.

Nunca admitiría que Automatic la había escrito ella para el maldito Tom kaulitz. Jamás.

—Considerando el hecho de que vivo con dos chicos que la practican desde que soy una niña, creo que voy bien. Al menos, mi solo lo puedo sobrellevar.

—Si te sirve de consuelo, estaremos juntos en ese momento —la alentó Bill, dándole una de esas sonrisas que siempre lograban darle seguridad.

Adrianna se lanzó sobre Bill para darle un gran abrazo. Derramando al suelo ambas botellas con agua, sin importarles que mojaran su ropa, comenzaron a reír.

—Sigo pensando que no hay mejor persona que Tom para enseñarte a tocar la guitarra.

—Una pregunta, ¿la estupidez de Tom es contagiosa? Porque creo que te pegó fuerte, amigo.

Bill soltó una risotada. Llamando la atención de los demás chicos. Tom frunció el ceño al verla tirada en el suelo junto a su hermano, pero prefirió concentrarse en su guitarra.

—¡Bueno, chicos! ¡A ensayar! —retomó el mánager.

rookiefilm ★ 2O23

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