Capítulo ocho.
Adrianna se levantó bruscamente de la cama y dejó caer la manzana al suelo cuando leyó los comentarios que salieron justo debajo de la publicación de sus fotografías. Había estado revisando desde la mañana, esperando a que las publicaran para ella poder mirar lo que la gente pensaba. Y estaba más que furiosa por la humillación que estaba sintiendo en esos momentos. No era una buena mezcla, quizás ni siquiera posible. Adrianna podría jurar que sentía el humo salir por sus orejas. Cierto comentario llamó su atención, más específicamente de un pervertido chico de trenzas que, lamentablemente, era su compañero de banda.
Así que tomó su computadora y salió de su habitación dando un fuerte portazo. De camino se encontró a Gustav, al cual le dio una sonrisa antes de borrarla de su rostro y pararse frente a la puerta de la habitación de Tom. Tocó con fuerza, sus nudillos ardiendo de forma leve por el brusco contacto con la madera bien pulida. Cuando no obtuvo respuesta, golpeó con más fuerza. Estaba segura que Tom estaba allí dentro.
—¡Abre la puerta, Kaulitz!
Se había dispuesto volver a tocar, pero justo a tiempo este abrió y ella se adentró a su habitación pasando por su lado sin importarle que su hombro chocara con el del chico.
—Oye, no tienes que ser tan bruta. Si querías entrar a mi habitación solo me lo hubieses pedido.
Ella ignoró por completo su comentario y le mostró la pantalla del computador, donde estaba abierta la página de Instagram. Donde estaba su comentario a la vista. Él la miró confundido. Así que optó por leerle ella misma su comentario.
—¿"Me divertí. Especialmente con la bonita modelo"? ¿Perdiste la cabeza? Déjame y te le pego devuelta —exclamó dejando el computador sobre la cama de Tom, para luego aproximarse a él de forma amenazadora.
Tom retrocedió cuando la vio acercarse con brusquedad. No obstante una risa salió de sus labios entendiendo por qué estaba tan molesta. O bueno, en realidad no lo hacía, no comprendía su disgusto, le había hecho un cumplido, ¿Cómo es que estaba molesta por eso? ¿Cómo no lograba darse cuenta? La tomó de los hombros, causando que se relajara, pero al segundo se apartó.
—¿Qué hice ahora? No dije nada malo, solo la verdad —El tono pícaro que usó solo la molestó más.
—Sinceramente, comienzo a pensar que ni siquiera debes esforzarte por ser un idiota. ¡Lo eres de naturaleza! ¿Por qué comentarías eso? Eres tan consciente como yo que aquellas fotografías iban a provocar revuelo.
Tom frunció el ceño. Cualquier indicio de diversión desapareció de su rostro. Se acercó con cuidado a ella, sin querer espantarla.
—Adrianna, no entiendo de qué estás hablando. ¿Qué ocurre contigo? Vienes, me atacas, ¡ni siquiera me saludas!
Adrianna abrió los labios, indignada. Era definitivamente imposible tener alguna conversación seria con él. Era el gemelo malo, después de todo, ojalá pudiera dejar todo atrás y tener una buena comunicación con él de la misma forma en que podía comunicarse con Bill. No, de hecho, no le importaba, en absoluto. Tom era un egocéntrico y mujeriego sin remedio, no quería establecer vínculo alguno con una persona como él.
—Tus acciones te contradicen. Primero, me ayudas a desprenderme de ser llamada una de tus ligues, luego, vas y haces esos comentarios que Bill no haría. ¿Queremos que piensen que tenemos una buena relación? Deja de pensar con la cabeza equivocada, Tom.
El mayor sonrió de lado, aguantando las ganas de reír.
—¿Qué quieres que haga? —preguntó despreocupado, afirmándose en la puerta. Agachó un poco la cabeza para poder mirarla a los ojos. Adrianna pasó ambas manos por el rostro.
—Nada, Tom. Solo... mantengamos la distancia, como siempre.
Esperó a que Tom se moviera de la puerta para poder salir. Sin embargo continuó allí, y los ojos de Adrianna se pasaron por el cuerpo completo del chico de forma inconsciente. No podía ser la única que comenzaba a sentir el aire pesado, como si alguna clase de tensión hubiese comenzado a surgir, pero era imposible. Porque estaba solo ella y Tom en la habitación, y ella no se veía atraída a él de ninguna manera.
O eso quería pretender.
Tragó saliva, y con ganas de acabar con ello de una vez, se aproximó hasta Tom, si mantenía la mirada al frente, lo único que podía mirar era el pecho del chico. No era capaz, ni quería levantar la mirada. Así que desde allí habló en voz baja, pero firme.
—Muévete de la puerta —ordenó. Tom se quedó allí, jugando con ella, molestándola.
—De acuerdo.
No hizo nada, ni siquiera un músculo se movió de su cuerpo. O quizás uno que otro pero no precisamente estaba a la vista de ella.
—Tom —soltó con advertencia. Necesitaba salir de allí.
—¿Sí?
No podía soportarlo.
Lo tomó del brazo para darle un tirón y sólo así logró que se quitara de la puerta. Y cuando creyó que su tortura había finalizado, un flash la cegó por unos segundos.
No...
El hombre frente a ellos tenía una gran sonrisa, inmensa. Pasó su mirada de Tom a Adrianna, de Adrianna a Tom, del sonrojado rostro de Adrianna, a la sonrisa burlona en el rostro de Tom.
—No es... no es lo que parece —justificó de inmediato. Pero era inútil, la fotografía había sido tomada.
Había olvidado por completo que les habían autorizado la entrada. Ahora todo se volvería un mal entendido, en donde había una fotografía de ella saliendo de la habitación de Tom, sonrojada. En realidad, solo importaba que estaba saliendo de la habitación del chico cuya reputación era la de un mujeriego. Lo que indicaba que, si estaba saliendo de su habitación, sólo una cosa pudo haber pasado allí dentro.
Y no había ocurrido.
No había ocurrido nada en absoluto.
rookiefilm ★ 2O23
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