Capítulo cuatro.
Adrianna tomó con fuerza la mano de Bill, tratando de calmar sus nervios. Mientras esperaban a que les dieran la orden de poder pasar al estudio. Su cabello rubio estaba recogido en una coleta, con algunos mechones sueltos para darle su aspecto rebelde.
Levantó la mirada cuando el mánager se aproximó a ellos.
—Recuerden, por favor. Especialmente Tom y Adrianna; son una familia, ¿de acuerdo? Se llevan de maravilla, no hagan estupideces.
Adrianna miró de reojo a Tom, el chico se veía igual de nervioso que ellos, a pesar de querer mostrarse tranquilo. Solo porque sintió lástima, le dio un pequeño golpe con el codo para, de alguna forma, hacerle entender que estaba bien. Tom la miró de inmediato, asintiendo con la cabeza.
Bill le había rogado que por favor intentara hacer las paces con su hermano aunque sea por esa tarde, ya que los comentarios no tardaron en llegar. Los artículos ya los habían puesto en primera plana en todos lados, tachándolos como el escándalo de la semana. Adrianna no estaba para nada contenta con ello, y no tenía más opciones que hacer a un lado su dignidad para fingir cercanía con Tom, aún si le pareciera el ser humano más arrogante del universo.
No tenía más opciones.
—Al aire, que entren los chicos. —Escucharon a través de la radio que sostenía su mánager. Luego les dio un pequeño empujón a Bill y Adriana para que entraran primero. Y sin soltar la mano de su amigo, la menor saludó a los presentes. En mayoría, parte del público eran sus fans.
—¡Démosles la bienvenida a Tokio Hotel!
El entrevistador se levantó al tiempo que el público lo hizo, aplaudiendo y haciendo bulla. Adrianna esperó a que Bill se sentara antes de ella poder hacerlo. Esperaba que Gustav se sentara a su lado, pero Tom se adelantó y con una sonrisa se ubicó a un lado de la menor, pasando el brazo sobre los hombros de ella, descuidadamente. Esta se tensó de inmediato, pero la mirada de amenaza que les dio su manager la obligó a controlarse.
—¿Cómo se encuentran, muchachos, a poco tiempo de presentar su nuevo álbum?
Bill sonrió y puso ambas manos sobre su regazo.
—Estamos muy emocionados por lanzarlo ya, ansiosos porque escuchen lo nuevo.
Adrianna se removió, intentado quitar los brazos de Tom de sus hombros. Este al notarlo sólo la pegó más a él.
—Tengo entendido que extendieron su público por el mundo. ¿A eso se debe la versión en inglés que realizarán?
—Queremos que más personas tengan el placer de escuchar lo que hacemos, así es. ¿Por qué no? —contestó con simplicidad Tom. Adrianna mantuvo su mirada al frente.
Se mantuvo un tanto al margen de las respuestas, distraída por la forma en que Tom acariciaba su hombro derecho. Y a pesar de ser caricias que, a vista de terceros parecían sin intención alguna, ella sabía que el único propósito de aquella "demostración de cariño" no era más que una forma de burlarse de su situación. En la que debía guardarse las ganas de morderle la mano. No querían darle más motivos a los periodistas para que comenzarán a gesticular sobre una posible enemistad entre ambos.
Adrianna podría contenerse, fingir que su cercanía era como la de un amigo más. Jamás sería como años atrás, cuando las demostraciones de cariño eran genuinas y obvias ante el ojo público. Cuando ella sonreía por la cosa más estúpida que salía de la boca de Tom. O cuando se quedaba la mayor parte de las entrevistas admirando la belleza que portaba.
Había sido una tonta niña enamorada. Una más en la lista de Tom Kaulitz.
—Entonces, Adrianna, Tom. Ustedes han estado en tendencia estas últimas horas, ¿Qué nos dicen de ello? ¿Qué ocurrió en aquel bar?
Tom quitó su brazo sobre los hombros de Adrianna para reincorporarse en el asiento. Agitó su mano, restándole importancia a la situación. La rubia se giró a verlo, con precaución, cualquier cosa podría salir de la boca de Tom, y ella no estaba dispuesta a dejar que aquel chico siga arruinando las cosas. Se mantuvo atenta a sus comentarios.
—¿A qué te refieres con exactitud? Pasaron muchas cosas dentro del bar —Adrianna soltó una risa nerviosa. Mientras que Tom la veía con una sonrisa cargada de picardía.
—Seguro y se refiere a la cachetada —se apresuró a decir ella. Queriendo desligarse de cualquier mal entendido. La forma en que Tom la estaba mirando dejaba mucho que desear. Y ellos estaban allí para alejar cualquier rumor de enemistad, más no plantear una posible relación.
De sólo pensar que la gente tuviera aquellas ideas erróneas por culpa del inepto a su lado, la hizo apretar los puños con disimulo. Se mordió la lengua para no decir nada.
—Algunos de sus fanáticos lo interpretaron como una escena de celos. ¿Es eso cierto?
Bill bufó, bajando la cabeza.
—No... —murmuró.
Adrianna abrió los ojos como platos y se giró al entrevistador, con la ira desprendiendo por los poros. Abrió la boca indignada e incluso pudo sentir el calor en sus mejillas, no de vergüenza, sino de rabia.
Se había mantenido tranquila, había empujado a lo más oscuro de su ser los comentarios que tenía en contra de Tom. Pero sin duda alguna no dejaría que la tuvieran como la chica celosa que no soportaba la idea de que Tom estuviera con alguien más. Como la chica que quería ser la única en su vida, más él no estaba dispuesto a permitírselo. No, definitivamente no iba a dejarse humillar de esa manera. Por lo que ignoró los movimientos de manos que el manager le hacía, suplicando que por favor no dijera nada sobre aquello.
Y si pensó, aunque fuese por un segundo mantener la calma, la risa burlona de Tom resonó en sus oídos. Como un detonante. No obstante, cuando estaba a punto de hablar, este mismo la interrumpió.
—En realidad, suelo ser un poco molesto con ella. Me lo merecía.
Gustav, Georg, Bill y Adrianna se giraron a verlo con total sorpresa. Anonadados por la respuesta de Tom.
—Se lo merecía, sí —sostuvo ella. Mirando con el ceño fruncido a Tom. Éste se mantuvo tranquilo en su posición.
—Bien, díganme entonces, ¿Qué tienen planeado para el siguiente disco? Si es que pueden adelantar un poco, claro.
rookiefilm ★ 2O23
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