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Capítulo catorce.

Adrianna cerró los ojos cuando la estilista se lo pidió, aplicando la sombra negra sobre sus párpados. Sentado en el otro banco, Bill se recriminaba tras no poder hacer correctamente la misma forma de la sombra en su ojo derecho. Adrianna sonrió, imaginando su rostro de frustración.

—Si tan sólo dejaras que alguien más te hiciera el maquillaje, no estarías todo estresado.

La pequeña risita que le siguió a aquellas palabras hizo que Bill riera.

Estaban realizando las pruebas visuales del escenario, así que debían de prepararse justo como lo harían para salir al escenario una vez la gira comenzara. Para ver que las luces hagan buen contraste con sus rostros, o no sean demasiado cegadoras. A eso se debía todo el personal que estaba de un lado a otro, las personas entraban y salían de su camerino. De la banda al único que le permitió entrar fue a Bill, nadie más tenía acceso, los chicos podían ser un verdadero huracán si se lo proponían, y no quería que arruinaran o peor, rompieran algo de allí dentro.

Mejor prevenir que lamentar.

Cuando la mujer terminó de aplicarle las sombras, se retiró del lugar, dejándolos solos por fin. Adrianna se aproximó a su amigo para arrebatarle la brocha y ella misma encargarse de hacerle bien el maquillaje.

—¿Puedo confesarte algo? —Bill alzó el mentón, para darle más comodidad a la hora de aplicar la sombra en su párpado derecho. Adrianna le tomó el mentón para que no se moviera.

—Siempre —le aseguró ella.

—Cada vez que me subo al escenario tengo miedo de que me quede sin voz.

Adrianna dejó de aplicarle el maquillaje y Bill abrió los ojos cuando se percató de que ella se había alejado un poco, más el calor de su cuerpo seguía estando frente a él. Seguía sintiéndola cerca. El rostro de la menor era adornado por una bonita sonrisa que logró calmar algunos miedos en el interior de Bill.

La rubia tomó el rostro de su amigo con ambas manos, un simple acto fraternal.

—Si tu no tienes voz, tampoco yo. Hemos estado juntos en esto desde que tengo ¿qué? ¿diez? Si tu voz se va, la mía se irá con la tuya, ¿de acuerdo? No tienes que preocuparte, estás bien ahora.

Las palabras de Adrianna lograron que Bill hiciera un pequeño puchero antes de que la menor dejara un beso en su frente. Sintiendo la calidez en su corazón.

Su pequeño momento fue interrumpido por un carraspeo proveniente de la puerta. Los dos se giraron para encontrarse a Tom afirmado en el marco de la puerta.

—Son los únicos que faltan, ¿por qué no se apuran y suben al maldito escenario de una vez? Algunos queremos terminar con esto rápido —la voz tajante de Tom hizo que Bill frunciera el ceño y se levantara.

—No es...

—No me importa, sólo apresúrense.

Adrianna le dio una mala mirada, y observó a Bill dejarse caer sobre el banco, un largo suspiro salió de sus labios.

—¿Por qué dejas que sea tan... agresivo contigo? —inquirió Adrianna, retomando el maquillaje. Esta vez con un poco más de prisa.

Bill se encogió de hombros.

—Porque no lo es.

—Acaba de serlo.

—Cómo con cada chico que ve demasiado cerca tuyo —Adrianna finalizó el maquillaje y se apartó de Bill, para dejarle espacio y así el pudiese mirarse al espejo.

—No sé de qué hablas.

Bill se levantó y juntos salieron del camerino para dirigirse al escenario. Allí estaban los demás chicos de la banda. Tom estaba hablando con el mánager, aunque el chico de trenzas solo asentía con la cabeza, sin prestarle mucha atención. Adrianna desvío su mirada cuando lo vio percatarse de su presencia.

De alguna forma se sintió incómoda con la mirada del chico sobre ella, porque estaba consciente de que por su cabeza se estaba pasando una errónea idea de lo que estaba ocurriendo en el camerino anteriormente. Pero ella no podía evitar mantenerse siempre cerca de Bill, lo veía como un hermano mayor, y no le era extraño que siempre estuvieran mostrando su cariño con toques físicos que no estaban malintencionados. Era la forma que ambos tenían de expresar los sentimientos por el otro. Amor fraternal, nada más que eso.

Cuando subieron al escenario, Adrianna no se sorprendió de no poder ver más allá que sólo la primera fila. En donde estaba todo el personal monitoreando la situación. Habían cámaras en frente, grabando cada momento y comprobando si las luces no eran un problema.

Se movieron por el escenario, realizando algunos de los movimientos acordados.

Cuando la hora de descanso llegó, Adrianna se apresuró a bajar las escaleras junto a Tom, fingió no verlo y cuando estuvieron abajo, habló.

—Para que sepas, nada estaba ocurriendo entre Bill y yo en los camerinos —aclaró, siguiendo su camino.

Tom la vio pasar a su lado, y decidió seguirla, caminando detrás de ella.

—No recuerdo haberte preguntado si estás follándote a mi hermano o no —espetó Tom. Adrianna se encogió de hombros mientras seguía caminando.

—Te lo comento para que no hayan malos entendidos, nada más.

El mayor aceleró el paso y se puso frente a la puerta del camerino, impidiéndole continuar. Adrianna alzó un poco el mentón para poder verlo a los ojos.

—Me insinúas indirectamente que estás libre, sola. ¿No es así?

Adrianna soltó una risa y le dio un empujón para apartarlo de la puerta.

—Ajá, no sabes lo desesperada que estoy. Podría morir si no me das tu atención —ironizó, con una falsa sonrisa.

—Bueno, si lo planteas así...—la rubia le golpeó la mano cuando este la puso sobre su cintura.

—Te quiero a metros de distancia, Kaulitz. Ahora, si me das el placer de no verte la cara, te lo agradecería.

Tom la dejó pasar. Observándola con esa mirada maliciosa que tenía por naturaleza. Ella le mostró el dedo antes de cerrarle la puerta del camerino en el rostro.

—¡Que buenos modales tienes, Adri!

rookiefilm ★ 2O23

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